viernes, 30 de julio de 2010

ABM - UROSA, URIBE Y USA SE LA COMIERON

Nadie sabe quien le dijo a Mauricio que ahora sí el imperio tomó la decisión de sacudirle el guarapo.

Uno se pregunta si pudo ser Adela o Juana la Cubana que son del G2, quien vino con el chisme.

El asunto es que él ya lo supo y dice que no puede ir al barrio de los acostados cuando se está graduando de Bolívar II.

Necesita que su revolución avance hasta que no quede en pie ni asomo de país.

Y sobre esta materia todo está dicho: sólo los bolivarianos estamos autorizados por la historia para destruir a Venezuela.

Y si ustedes, yanquis insolentes, ponen un dedo sobre este territorio venecubano, a través de los lacayos colombianos, tengan la seguridad que les quito hasta la última gota de petróleo.

Nada les estoy haciendo yo para que vengan a amenazarnos con pisotear mi revolución y de paso llevarse en los cachos a este soldado que sólo es un punto en el huracán de la historia.

En once años hemos cumplido religiosamente con nuestra cuota de crudo y recién les di buena parte de la franja del Orinoco por la misma vía de las empresas mixtas.

Y ni siquiera he insinuado que voy a expropiar ninguna empresa yanqui. Eso sería lo último que me pasaría por la mente.

Por eso me gustó mucho lo que dijo la casi compatriota Virginia Staab del Departamento de Estado USA, en respuesta a mis discursos del 24 y 25 de julio: Mauricio, que es el nombre que me dan por allá, puedes estar tranquilo.

Nosotros recibimos sin falta 1.4 millones de barriles de petróleo cada día.

Y mientras te portes así, no habrá denuncia colombiana sobre presencia de guerrilleros FARC O ELN en tu territorio que nos lleve a tomar la decisión de invadirte militarmente.

Nuestra invasión es económica y tú como marxista-leninista lo sabes perfectamente. Por esto, tus fuerzas armadas no deben estar en alerta alguna.

Mauricio, concluyo diciéndote que para nosotros está claro que sin nuestro mercado no podrías mantenerte como gobernante.

No olvides que tu poder no tiene nada que ver con el constituyente sino con la tarifa.

Y si no tienes petrodólares no te puedes mover y tendrás que poner a comer piedras a la gente.

Tu revolución depende de nosotros. ¿Entiendes Mauricio? Síguete portando bien y no te pongas a inventar. Recuerda a Noriega o al difunto Hussein.

Y no olvides que los Castro te tienen montado en la olla de VENECUBA.

Ellos son los únicos que se benefician. Toman cada vez más espacio en Venezuela para lograr los recursos que mantengan su fracasada experiencia.

Y fíjate que nosotros hemos permitido que sobreviva ese espejo del comunismo: una sociedad desintegrada que vive en la miseria y sin esperanzas donde sólo las élites son felices.

Ahora compatriotas, yo quisiera que viéramos este mensaje imperialista con sumo cuidado. Ellos admiten que por ahora sólo me advierten pero que mañana pueden descabezarme.

Y eso si que no me está gustando. Por eso hablaré con Fidel y Raúl para que me tiren el dato de lo que hicieron para convivir medio siglo con el imperio y tan campantes.

Y en todo esto tenemos que estar claros en que los yanqui se la comieron.

Desde la Honduras de Zelaya nos están metiendo medio chuzo. Y Uribe ha cumplido en forma impecable la misión que le encomendaron.


Y también debo reconocer con dolor aquí en mi corazón que Urosa Sabino y el Episcopado también se la comieron.

Ratificó el Cardenal, en la Asamblea Nacional, que este es un régimen que está impulsando un Estado marxista, totalitario e inconstitucional.

Yo no sé que le pasó a los compatriotas Cilia y Carlos Escarrá, que la vez pasada me secundaron en el puño de insultos que le lanzamos a Urosa y ahora se comportaron cual palomitas mensajeras.

Yo había decidido dedicarle un chinchín de por vida al Cardenal por troglodita, contrarrevolucionario, fascista y mentiroso.

Y resulta que quien quedó mal parado fui yo. Él se presenta ahora como el demócrata no partidista, sin llamado politiquero para el 26S y a mí se ne ve como el comunista totalitario dispuesto a destruir lo que sea para mantenerme en el poder.

Y este redactor pregunta: ¿quién puede negar que Mauricio y su combo también se la comen cuando destruyen, cada día más este ex país, con el apoyo de las oposiciones electoralistas y convalidadoras del fraude-trampa planteado y que tendrá otra edición el 26S-10?

¿Llegará el día en que el colectivo sea el agente fundamental cuyo destino esté al margen del comerse y en la línea de implantar una nueva historia? abm333@gmail.com

El Universal, 30 de julio del 2010.
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jueves, 29 de julio de 2010

MERY SANANES - NO ACEPTAMOS EL PENSAMIENTO ÚNICO, Y MENOS AÚN LA IMPOSICIÓN DEL NUESTRO



EL DEBATE LARES JAIMES

El 24 de junio del 2010 recibimos una carta de Rómulo Lares en la cual hacía una serie de observaciones en relación a los materiales que vienen siendo publicados en la RIC. Específicamente señalaba la inclusión de artículos de Edgar Jaimes, antiguo colaborador de esta página, devenido en candidato a la Asamblea Nacional por la lista de MOVPRO, en el estado Trujillo.

En esa ocasión consideramos importante no intervenir, sino por el contrario, esperar que este comentario y crítica pudiera impulsar, estimular y convocar a una cantidad mayor de personas al debate. En nuestra opinión no se trataba de debatir si el profesor Jaimes era o no candidato para el 26S-10 sino de utilizar este elemento para un gran debate sobre la pertinencia o no de la cuestión electoral, en este expaís llamado Venecuba.

LA CONFRONTACIÓN: INSTRUMENTO DE CREACIÓN

Nuestra posición al respecto ha sido muy clara y la hemos sostenido a través de un conjunto de materiales que aparecen publicados en esta misma RIC. Sin embargo, si de algo estamos convencidos es de que, en este momento de profunda confusión, lo único que puede acercarnos a una verdadera comprensión de lo que ocurre es precisamente la confrontación seria, rigurosa, creadora de los diversos puntos de vista.

ESCUCHAR AL OTRO

Sin embargo, el debate se centró exclusivamente en un contrapunteo de correspondencias entre Rómulo Lares y Edgar Jaimes, todoas publicadas en la RIC, que ha llevado esta cuestión a lo que consideramos es lo improcedente: la mutua acusación, la amenaza de llevar las denuncias a otros ámbitos, y finalmente la renuncia de Rómulo Lares a la RIC.

Creemos que estos resultados indican a las claras nuestras deficiencias y carencias y nuestra imposibilidad de escuchar al otro, en el más libre ejercicio de la libertad de pensamiento. Y esto es, para nosotros, lo más grave.

Cuando recibimos el documento inicial de Lares habíamos escrito el siguiente texto, que no publicamos en su momento, esperando que fuese la participación de otros lectores y miembros de la RIC, quienes terciaran en el asunto, otorgándole profundidad al debate. Lo retomamos hoy.

UN RECLAMO JUSTO QUE NO PUEDE CONTRAVENIR
LA APERTURA

El siguiente documento nos llega de manos de Rómulo Lares, uno de los grandes impulsores de esta página. Hace un reclamo que consideramos justo. Sin embargo, debemos observar, no a nuestro descargo, sino como elemento para el debate, que si algo aspira caracterizar esta página, es la apertura hacia todos los puntos de vista. Y que aquellos materiales que nos son directamente enviados, son bienvenidos para ser difundidos, aún cuando difieran de las posiciones que nosotros como individuos mantenemos, sostenemos y defendemos.

Esto quiere decir que, dentro de la visión que rige esta página, a los materiales que no suscriban nuestra posición, hay que hacerles críticas, con comentarios, con la difusión de materiales que puedan colocar al otro a revisar sus posiciones o al menos establecer sobre qué bases se sostienen las suyas.

EL PENSAMIENTO CONTRARIO DEBE ENRIQUECER
NUESTROS PUNTOS DE VISTA O CORREGIRLO

Es sólo este ejercicio dialéctico de aceptar el pensamiento del otro como un instrumento para profundizar y consolidar un punto de vista, o incluso corregirlo, cuando sea necesario, es la única plataforma de la que podemos disponer para que el colectivo, el lector pueda a su vez asumir su propia posición y avanzar en el camino que juzgue pertinente o necesario.

No creemos en el pensamiento único, menos aún si se trata del nuestro. Es la confrontación seria la que moldea la veracidad y proyección de un pensamiento. Es allí en el contrapunteo que se rige por el mutuo respeto pero la contundencia de los argumentos, el territorio en el cual se construye un pensamiento que pueda servir de guía, como quería Bloch, al mejor vivir del hombre.

INVITAR A PENSAR Y DEBATIR

En ese sentido, el objetivo del trabajo que realizamos ha sido y es invitar a pensar, reflexionar, revisar nuestros propios conceptos, enfrentándolos a la realidad que califican y denominan, para poder salir de esta gigantesca confusión que preside la acción del colectivo al día de hoy.

Este espacio debe servir para ese dialogo-debate, para esa confrontación de ideas que no de calificativos, que permita abrir paso a una nueva visión pero sobre todo a una conciencia que permita arribar a una práctica, un hacer que se distancie de lo que hemos denominado los dos polos de destrucción que actualmente atenazan a este expaís.

Desde ese punto de vista es más que bienvenida y aceptada la crítica que hace Rómulo Lares. Pero el trabajo no puede limitarse a negar la entrada de materiales sino a discutirlos y exigir de quienes los escriben una verdadera sustanciación con la realidad y con los argumentos en contrario que se le puedan hacer.

ASPIRAMOS UN DEBATE QUE INCORPORE
NO QUE EXCLUYA

En esa dirección aspiramos que esta carta de Rómulo Lares abra un nuevo período en la RIC y que sean muchos más los mensajes, los documentos, los materiales que puedan ingresar a este espacio, para que el debate tome la rigurosidad, el nivel de conciencia individual y colectiva, y la proyección que se requiere hoy y aquí.

HACEMOS UN LLAMADO A LARES Y A JAIMES
PARA RECONSIDERAR SUS POSICIONES

Estas apreciaciones las mantenemos y sostenemos hoy. Y hacemos un llamado, en primer lugar a Rómulo Lares y a Edgar Jaimes, a deponer la confrontación inútil y personal, y redirigir el debate a un verdadero nivel de creación, imaginación y capacidad para hacer de los argumentos, instrumentos para la comprensión, herramientas para la búsqueda, utensilios para la investigación que pueda redimirse en acción transformadora, necesaria y vigente.

LA RIC: CENTRO PARA EL DEBATE CREADOR
DE TODAS LAS OPINIONES

Y reiteramos que este espacio, desde sus inicios, ha pretendido y pretende ser, un centro para el debate de todas las ideas y opiniones, abierto a todas las tendencias y perspectivas, en la seguridad de que será nuestro propio esfuerzo y capacidad para confrontar las posiciones contrarias, lo que puede validar nuestros trabajo y darle proyección colectiva.

Esperamos que, en este caso, ambas partes puedan regresar al diálogo-confrontación, deponiendo los calificativos y las acusaciones, por el análisis creador y de proyección porvenerista. E invitamos a muchos otros a intervenir como proveedores de una línea de opinión, dispuesta a la crítica y la contraposición, que pueda devenir en puntos de acuerdo, en clarficaciones necesarias, y sobre todo, más allá de nuestras propias opniones, en perspectivas para el colectivo.

CONVOCAR PUNTOS DE ENCUENTRO
INCORPORAR NO DESISTIR

No admitimos el pensamiento único en ningún sentido. Mucho menos en la imposición del nuestro. Aquí se trata de convocar a puntos de encuentro, no de ponerle límites a los espacios. Agrandar la casa no achicarla. Incorporar no desistir, en libertad, respeto y permanente consideración por la idea ajena o contraria, a la cual le damos la bienvenida para que acicatee nuestra propia capacidad para la creación indispensable.

Caracas, 29 de julio del 2010.
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FERNANDO MIRES - LA LENTA MUERTE DEL CASTRISMO



1.

Miremos hacia la Cuba de hoy: un Fidel canceroso y senil. Un Raúl que se sujeta en las sotanas de curas católicos para no caer definitivamente en el abismo. Una Habana maloliente, destartalada y maltratada, pero sobre todo, emputecida y violada. Cientos de presos salidos de cárceles infernales, negociados a cambio de un puñado de dólares que permitan respirar algunos minutos más a los esbirros del régimen. Prisioneros en mortales huelgas de hambre. Mártires de la democracia. Blogueros valientes, inclaudicables. Mujeres vestidas de blanco. En fin, todo eso, y muchos más, son los símbolos precisos de la lenta muerte de un sistema social injusto, de una dictadura implacable, de un error histórico cuyas magnitudes son muy superiores al tamaño de la hermosa Isla.

La dictadura del los Castro agoniza, y el problema para Raúl y sus secuaces es como saltar hacia el otro lado del abismo, o lo que es parecido: como realizar una transición económica desde el comunismo salvaje hacia el capitalismo social de mercado, salto mortal que llevará más temprano que tarde a otro salto aún más mortal: el salto que va desde una sangrienta dictadura militar hacia una democracia moderna.

Ambos saltos son muy superiores a las fuerzas de Raúl y los generales que lo siguen. De ahí que en estos momentos de triste agonía, Raúl y los suyos contemplan el otro lado del abismo, hacen como que van a saltar y luego dan un paso atrás, aterrados. Quizás Chávez, el adalid del socialismo del siglo XXl -remedo venezolano de ese remedo cubano que no era más que un remedo soviético- pueda mantenerlos intubados un tiempo más. Quizás para Raúl y los suyos el problema no es sobrevivir sino simplemente retardar el momento de la muerte final.

Cuba no muere, pero en Cuba más de algo está muriendo. Y, por lo mismo, naciendo. Tal vez algún día Pablo Milanés hará un canto a lo que está naciendo. Pero por el momento nadie sabe lo que es. En cualquier caso, después de haber leído el magnífico libro escrito por Jaime Benson tengo la impresión de que ese “algo” que muere (y que nace) es más que el fin de uno de los últimos regímenes exponentes del “socialismo real”.

2.

Por supuesto, en Cuba muere uno de los últimos exponentes del socialismo real. Y lo peor, muere antes de haber nacido, y si seguimos con atención los capítulos “económicos” (sobre todo los dos primeros del texto) del libro de Jaime Benson, tendríamos que decir que, además, muere antes aún de haber sido concebido. En ese punto el destino de Cuba no se diferencia demasiado del que corrieron los regímenes satélites de la URSS después de la caída del imperio soviético. Todos perecieron en medio de un socialismo imaginado por las correspondientes dictaduras como fase inferior del comunismo, periodo de supuesta transición hacia la sociedad perfecta, fase que constituye uno de los objetos preferidos del análisis de Benson.

No está de más recordar que todas esas economías del pasado reciente llamadas socialistas obedecían las líneas de un plan llamado de transición; por lo general, de una doble transición, a saber: la transición del capitalismo al socialismo y la transición del socialismo al comunismo. Parodiando a Trotsky quien postuló la tesis de la revolución permanente, podríamos decir que las dictaduras comunistas se orientaron de acuerdo a la tesis estalinista de la “transición permanente”.

El mismo término “socialismo real” quería significar que ese socialismo que imperaba en esas naciones era el “hasta ahora” posible, parte de una transición que alguna vez iba a terminar en el socialismo sin transición: el comunismo total, el fin de la historia, el más allá de todo más acá.

La ideología del socialismo como transición permanente cumplía, a su vez, el objetivo de justificar a las más diferentes perversiones políticas de nuestro tiempo.

De todas esas perversiones quizás la más perversa era y es la perversión dictatorial pues hasta ahora nadie ha sabido de un proceso de construcción del socialismo que haya sido realizado en términos democráticos.

1.

Miremos hacia la Cuba de hoy: un Fidel canceroso y senil. Un Raúl que se sujeta en las sotanas de curas católicos para no caer definitivamente en el abismo. Una Habana maloliente, destartalada y maltratada, pero sobre todo, emputecida y violada. Cientos de presos salidos de cárceles infernales, negociados a cambio de un puñado de dólares que permitan respirar algunos minutos más a los esbirros del régimen. Prisioneros en mortales huelgas de hambre. Mártires de la democracia. Blogueros valientes, inclaudicables. Mujeres vestidas de blanco. En fin, todo eso, y muchos más, son los símbolos precisos de la lenta muerte de un sistema social injusto, de una dictadura implacable, de un error histórico cuyas magnitudes son muy superiores al tamaño de la hermosa Isla.

La dictadura del los Castro agoniza, y el problema para Raúl y sus secuaces es como saltar hacia el otro lado del abismo, o lo que es parecido: como realizar una transición económica desde el comunismo salvaje hacia el capitalismo social de mercado, salto mortal que llevará más temprano que tarde a otro salto aún más mortal: el salto que va desde una sangrienta dictadura militar hacia una democracia moderna.

Ambos saltos son muy superiores a las fuerzas de Raúl y los generales que lo siguen. De ahí que en estos momentos de triste agonía, Raúl y los suyos contemplan el otro lado del abismo, hacen como que van a saltar y luego dan un paso atrás, aterrados. Quizás Chávez, el adalid del socialismo del siglo XXl -remedo venezolano de ese remedo cubano que no era más que un remedo soviético- pueda mantenerlos intubados un tiempo más. Quizás para Raúl y los suyos el problema no es sobrevivir sino simplemente retardar el momento de la muerte final.

Cuba no muere, pero en Cuba más de algo está muriendo. Y, por lo mismo, naciendo. Tal vez algún día Pablo Milanés hará un canto a lo que está naciendo. Pero por el momento nadie sabe lo que es. En cualquier caso, después de haber leído el magnífico libro escrito por Jaime Benson tengo la impresión de que ese “algo” que muere (y que nace) es más que el fin de uno de los últimos regímenes exponentes del “socialismo real”.

2.

Por supuesto, en Cuba muere uno de los últimos exponentes del socialismo real. Y lo peor, muere antes de haber nacido, y si seguimos con atención los capítulos “económicos” (sobre todo los dos primeros del texto) del libro de Jaime Benson, tendríamos que decir que, además, muere antes aún de haber sido concebido. En ese punto el destino de Cuba no se diferencia demasiado del que corrieron los regímenes satélites de la URSS después de la caída del imperio soviético. Todos perecieron en medio de un socialismo imaginado por las correspondientes dictaduras como fase inferior del comunismo, periodo de supuesta transición hacia la sociedad perfecta, fase que constituye uno de los objetos preferidos del análisis de Benson.

No está de más recordar que todas esas economías del pasado reciente llamadas socialistas obedecían las líneas de un plan llamado de transición; por lo general, de una doble transición, a saber: la transición del capitalismo al socialismo y la transición del socialismo al comunismo. Parodiando a Trotsky quien postuló la tesis de la revolución permanente, podríamos decir que las dictaduras comunistas se orientaron de acuerdo a la tesis estalinista de la “transición permanente”.

El mismo término “socialismo real” quería significar que ese socialismo que imperaba en esas naciones era el “hasta ahora” posible, parte de una transición que alguna vez iba a terminar en el socialismo sin transición: el comunismo total, el fin de la historia, el más allá de todo más acá.

La ideología del socialismo como transición permanente cumplía, a su vez, el objetivo de justificar a las más diferentes perversiones políticas de nuestro tiempo.

De todas esas perversiones quizás la más perversa era y es la perversión dictatorial pues hasta ahora nadie ha sabido de un proceso de construcción del socialismo que haya sido realizado en términos democráticos.

La dictadura socialista -y ese es el punto que diferencia a las ideologías comunistas de las ideologías socialistas democráticas- no significa sólo una ruptura con la democracia sino que es, o nos ha sido vendida, como “una necesidad histórica” ; una etapa que hay quemar para acceder a la siguiente. Una necesidad, es decir, un medio del que se sirve la historia en ese camino que culminará, de acuerdo a la ideología marxista, en la realización del comunismo: “fase superior del socialismo”

Efectivamente, el marxismo es la única ideología de nuestro tiempo que justifica e incluso exalta a la dictadura como el mejor sistema de dominación política posible. Esa, y no otra, es la razón por la cual tantos dictadores han sido atraídos por la ideología marxista aún sin haberse dado el trabajo de leer a Marx (como confesó una vez Castro y como confesó recientemente el “neo-marxista” Chávez). Es decir, mientras los dictadores no socialistas, desde Trujillo a Pinochet, los dictadores socialistas no solamente no niegan la existencia de sus dictaduras sino, además, las enaltecen como partes de una fase “científicamente” programada, destinada a realizar la (infinita) transición que se extiende desde el capitalismo al comunismo. En ese punto Karl Marx tiene más de alguna culpabilidad.

En el Manifiesto Comunista, así como en sus breves trabajos destinados a comentar los luctuosos acontecimientos que dieron lugar a la Comuna de París, Marx, llevado por su innegable ímpetu literario, utilizó, y más bien como metáfora, el concepto de dictadura pero no para referirse a un régimen político determinado sino a una estructura socioeconómica dividida en clases sociales: la dictadura de la clase capitalista sobre la clase proletaria. Luego -según Marx- la revolución socialista (o comunista) debería invertir los términos y en lugar de la dictadura de la burguesía, establecer la dictadura de la clase obrera: “la dictadura del proletariado”. El audaz Lenin, a su vez, desvió el sentido literario del concepto de Marx y otorgó al concepto de “dictadura” un significado supuestamente “científico” escribiendo incluso una apología a “la dictadura del proletariado” en ese panfleto que encandiló la mente de Chávez titulado “El Estado y La Revolución”. El mismo Lenin -sin duda uno de los más eximios manipuladores ideológicos de la modernidad- se las arregló después para concebir una “dictadura del proletariado” sin proletariado, esto es, una dictadura del Partido del Proletariado. El “gran aporte” del castrismo al marxismo- leninismo fue, a su vez, concebir una dictadura militar en nombre del partido, en nombre del pueblo, en nombre de todo: “la dictadura del militariado” que eso fueron y son las diversas dictaduras tercermundistas que ha asumido el socialismo como ideología de transición perpetua, siniestra familia a la que pertenecen Gamal Abdel Nasser en Egipto, Muammar al-Gaddafi en Libia, Sadam Husein en Irak, Baschar Assad en Siria, Robert Mugabe en Zimbawe, Fidel Castro en Cuba y tantos otros dictadores “socialistas” de la modernidad tardía.

Los ilustres personajes nombrados tienen, además de la ideología socialista, algo muy en común. Todos han sido dictadores en naciones inmersas en esa creación politológica europea llamada Tercer Mundo.

3.

De acuerdo a las casi siempre arbitrarias denominaciones geopolíticas de la Guerra Fría, el primer mundo estaba formado por las economías capitalistas altamente desarrolladas, el segundo por el mundo comunista y el tercero por todo aquello que sobraba, sobre todo en África y en América Latina. El Tercer Mundo era, en efecto, el mundo destinado a ser repartido entre los otros dos mundos.

En algunas naciones de ese “resto del mundo” que era el tercero, tuvieron lugar revoluciones anticoloniales de liberación nacional que, al recibir apoyo soviético, entraron como clientes a formar parte del imperio dirigido desde Moscú. De ahí que el mundo comunista se dividía en tres esferas: 1. la del núcleo imperial formado por Rusia y las naciones anexadas durante el periodo Lenin- Stalin 2. Las llamadas “democracias populares” en la Europa del Este, y 3. Los “socialismos tercermundistas”.

La Cuba castrista gozaba de un doble status. Por una parte era una “democracia popular” con todos los derechos y deberes que esa denominación implicaba, y por otra, era un “socialismo del Tercer Mundo” al estilo sirio o iraquí. De acuerdo a ese segundo status, Fidel Castro intentó continuamente perfilarse como un líder del Tercer Mundo, primero en contra de la URSS (periodo guevarista) y cuando eso ya no fue posible, al servicio de la URSS. Es en ese marco donde deben entenderse las aparentemente absurdas intervenciones de las tropas cubanas en países africanos, las intervenciones ideológicas en el Chile de la Unidad Popular, y la ocupación de puestos claves (económicos y militares) en la Venezuela de Chávez. El castrismo ha sido y es radicalmente intervencionista.

Ahora bien, después del derrumbe del “segundo mundo”, el comunista, el concepto de Tercer Mundo ha perdido toda relevancia ideológica. Hoy sirve sólo como metáfora para designar a las naciones pobres de la tierra, que son muchas. Sin embargo, después de la caída de la URSS y del fin de las “democracias populares” continuaron existiendo como islotes separados de contextos políticos y territoriales, diversos “socialismos” del Tercer Mundo. El más importante de todos, China, ya no pertenece ni al Tercer Mundo ni mucho menos al socialismo. Por el contrario, es una de las principales potencias capitalistas de la tierra y, como muchos economistas opinan, la verdadera locomotora del mercado mundial. Otras naciones “socio-tercermundistas” como Vietnam, han pasado a formar parte del ágil y agresivo capitalismo sudasiático, incorporando además en sus gobiernos formas avanzadas propias a las democracias occidentales. De ahí que del antiguo socialismo del Tercer Mundo queda muy poco. La nación más relevante, no por su economía sino por sus arsenales atómicos, es Corea del Norte. En el mundo árabe perviven todavía algunos reductos socio-tercermundistas (Libia, Siria, Sudán) pero no son más que despojos de lo que alguna vez fue el ambicioso proyecto “nasserista” destinado a desarrollar un socialismo árabe, militar y laico bajo el amparo del imperio soviético.

Las pocas dictaduras socio-tercermundistas que todavía subsisten son muy similares entre sí. En todas gobierna el Ejército bajo el mando de algún cruel y anciano caudillo. En todas prima el más aterrador atraso económico y cultural, y en todas aumentan las cárceles donde van a parar no sólo quienes piensan distinto al régimen, sino los que simplemente piensan. Se trata, está de más decirlo, de dictaduras agónicas, y tarde o temprano, como ya está ocurriendo en la Cuba castrista, desaparecerán de la faz de la tierra, o como ya ocurre en el caso árabe, serán tragadas por otros proyectos históricos como por ejemplo, el islamista. Mas, como acontece en el caso castrista, la muerte de esas dictaduras socialistas suele ser lenta, muy lenta.

Esas dictaduras –y en este punto tiene razón Jaime Benson- son el verdadero rostro del “socialismo del siglo XXl”. Es que no hay más; definitivamente no hay más.

El proyecto chavista visto desde esa perspectiva no es otra cosa que el último intento castrista para sobrevivir en América Latina. Pero la lenta muerte del castrismo arrastra consigo al chavismo. Sin un proyecto como el castrista, que ya casi no existe, el gobierno militar de Chávez – siempre que la ciudadanía venezolana lo permita- sólo podría sobrevivir bajo la forma de una dictadura militar clásica, una más de las tantas que conoce América Latina. Sin embargo, esa forma de gobierno también se encuentra en extinción. La Cuba castrista, que ya no es parte de un proyecto socialista imperial como ocurrió durante la existencia de la URSS, que ya no es parte tampoco del “socialismo del Tercer Mundo”, ha revelado al fin, en el momento de su lenta muerte, su verdadero rostro: el de una vulgar dictadura latinoamericana, caudillesca, populista y militar.

No Marx ni Lenin, ni siquiera Stalin viven en Castro. Tampoco Martí ni Guiteras. Pero sí Machado y Trujillo, Somoza y Batista, han regresado desde ultratumba para morir nuevamente, cubiertos esta vez bajo ese piadoso manto ideológico que eso, y no más, es la ideología del socialismo del siglo XXl.

Pero tampoco hay ningún motivo para regocijarse. Cuando derrocado Batista los guerrilleros de la Sierra Maestra entraron en la Habana, traían consigo la promesa de un mundo mejor. Fue por eso que no sólo en Cuba sino que en muchas naciones del mundo, recibimos a la joven revolución con los brazos abiertos. Cuando Cuba fue anexada por la URSS a iniciativas del propio Fidel, muchos supimos que ese mundo mejor estaba muy lejos de ser representado por los hermanos Castro. Mantuvimos todavía una que otra esperanza en que, en algún momento -pese al caso Huber Matos, al caso Cienfuegos, o al caso Padilla- “la revolución” regresaría a ese momento democrático y popular que le dio origen. Pero la revolución siguió adelante, hasta que terminó, como todas las revoluciones, devorándose a sí misma.

4.

Mi ruptura personal con la Cuba de los Castro la realicé después del golpe de Estado de Pinochet en Chile. Desde ese momento prometí posicionarme en contra de todo gobierno que mantuviese cárceles repletas de presos políticos, que obligara a miles a abandonar su patria y vivir en el exilio, que en vez de políticos, gobernaran militares. Cuba era una de esas naciones. Decidí entonces romper con la Cuba castrista y comencé a escribir en 1975 un libro que diera testimonio de esa ruptura. El libro fue publicado recién en 1978, en Medellín, Colombia. El título de ese libro es: “La revolución no es una isla”. Algunos de mis amigos habían realizado esa ruptura algo antes que yo. Otros la realizaron después. Otros, mucho después. Algunos no la realizaron jamás. Estos últimos son para mí un enigma.

5.

El libro de Jaime Benson tiene la particularidad de hacer revivir, paso por paso, los diversos momentos y estadios atravesados por la Cuba castrista. Para decirlo en clave semiótica, se trata de un libro de-constructivo. Las discusiones ideológicas en las que participaron teóricos como Mandel y Bettelheim, los objetivos nunca alcanzados, el terror estatal, la utopía de la revolución continental, la locura del Hombre Nuevo, las zafras milagrosas, los interminables discursos de Fidel, la lógica de la lucha armada, en fin, pasaje tras pasaje nos son presentados diversos momentos ya olvidados de un proceso que nunca fue lineal..

De-construcción dificilísima. Jaime Benson ha resistido, por ejemplo, la tentación de analizar todo eso que sucedió desde la perspectiva presente-pasado, que es lo que hacen muchos. Por cierto, como el autor de una novela policial, Benson conoce el final trágico de esa historia, pero la va narrando como si no lo supiera, es decir, desde una rigurosa perspectiva pasado- presente que es y debe ser la del buen historiador. En ese sentido se trata de un libro no ideológico. El autor no quiere fundamentar ninguna gran verdad ni mucho menos una visión del futuro. Benson deja que los hechos hablen por sí solos; y los hechos, hablan. Esa es quizás una de las razones que me impulsa a preguntar nuevamente acerca del enigma ya mencionado.

¿Cómo puede ser posible que todavía existan personas de las cuáles yo pienso que son suficientemente sensibles e inteligentes o por lo menos, normales, y que sin embargo siguen prestando su apoyo a “eso” que hoy es el castrismo? Entre esas personas hay algunas que han sufrido bajo dictaduras militares, que han perdido deudos y amigos, que han vivido el exilio, que han sido incluso torturados y a pesar de todo eso no sienten o no son capaces de expresar un mínimo de solidaridad con las víctimas, las miles de víctimas del militarismo castrista ¿Cómo puede ser posible que existan esos seres que nunca han sido muy fieles en sus vidas privadas pero que con respecto a la Cuba castrista mantienen una fidelidad a toda prueba, dignas del más apasionado de los amores? ¿Cuáles son los mecanismos que llevan a esos individuos a tratar de traidores y renegados a todos aquellos que viendo el rostro horroroso de la realidad se niegan a decir que ese rostro es bello? Creo que ya ha llegado el momento de intentar algunas respuestas. Para comenzar, debo afirmar que no creo en el poder hipnótico-erótico de Fidel Castro. Deben existir otras razones.

Una, la que se me viene primero a la mente, es la razón ideológica. Para explicar mejor dicha suposición es preciso entender que las ideologías no sólo son sistemas de ideas petrificadas, sino, además, verdaderos programas de pensamiento. Hay quienes al adscribir a una ideología introducen en sus mentes un sistema de programación que los obliga a pensar en términos exclusivamente inter-ideológicos, de tal modo que cualquier intento para llevar una discusión más allá del programa ideológico internalizado, está condenado al fracaso. Esas personas pueden estar muy vivas en otras esferas de la vida cotidiana; en la literatura, en el arte, por ejemplo. Pero si tú intentas discutir políticamente con ellas, activas de inmediato la programación ideológica. Esa es la razón que me ha llevado a pensar que las ideologías en muchos casos son patológicas, del mismo modo como muchas patologías son ideológicas.

Ahora, uno de los elementos centrales de la programación ideológica castrista dice más o menos así: independientemente a los errores cometidos en Cuba, hay que tener en cuenta que Cuba es socialista, y por lo tanto, Cuba se encuentra situada en una fase superior al capitalismo.

Está de más decir que dicho recurso ideológico reposa en una creencia basada en una suerte de naturalismo historicista (materialismo histórico de acuerdo al léxico marxista) heredado de la doctrina positivista y que la ideología marxista hizo suya. De acuerdo a dicho naturalismo, muy presente en diversos institutos de sociología latinoamericanos, la historia sigue una línea que la impulsa a avanzar hacia adelante, produciendo formaciones sociales cada vez más evolucionadas. Por lo tanto, que en Cuba se pueden cometer todas las atrocidades imaginables está justificado de antemano pues la naturaleza socialista de Cuba es superior a la de cualquier país capitalista.

Es evidente que para mantener un programa de pensamiento como el descrito, se requiere de una firme creencia en la idea de la progresividad histórica. Sin esa creencia, la ideología, efectivamente, no funciona. No hay, en verdad, ideología sin creencias. Pero las creencias son, a su vez, bases del pensamiento religioso. Esa constatación me lleva, por lo tanto, a un segundo intento de explicación. La formularé como tesis: se trata de la ausencia, o baja presencia de religiosidad que, en América Latina, aunque parezca lo contrario, es evidente. Esa ausencia de verdadera religiosidad (espiritualidad) es la que, a su vez, permite la entrada triunfal de las ideologías. De acuerdo con Hanna Arendt, las ideologías no son religiones, pero pueden substituir perfectamente a las religiones.

Hay que precisar que bajo el término religiosidad no entiendo nada parecido a eclesialidad, ni tampoco a determinadas adscripciones formales o rituales a diversas confesiones y religiones. Religiosidad significa antes que nada establecer una relación de comunicación con una instancia que si bien pertenece a este mundo no sólo es de este mundo, instancia que es antes que nada espiritual, y por lo mismo, adquiere, para los creyentes, la categoría de divina. En cierto modo, y la tesis no es mía sino de Peter Sloterdijk (“Zorn und Zeit”), el ser humano al ser pensante (metafísico) es portador de un potencial trascendente. Sin embargo, y sigo también aquí a Sloterdijk, ese potencial puede ser invertido en un objeto adecuado, que en una religión es Dios, pero también puede, y de hecho es lo que ocurre más frecuentemente, en la divinización de un objeto no religioso que suele ser otra persona, un cantante entre los más jóvenes, o un deportista, y en la política, una ideología reencarnada en la presencia de un líder al cual le son conferidas propiedades sobrehumanas. En ese caso estamos frente al síndrome de la idolatrización que en la vida política, sobra decirlo, suele ser muy frecuente. También es frecuente que, frente a la incapacidad de encontrar a Dios hay quienes optan por depositar ese amor destinado a Él, en cualquier pobre diablo. Si mal no recordamos, hasta Hitler fue divinizado por un pueblo enloquecido.

No obstante, más allá de cualquier intento racional de explicación, hay algo que parece cada vez, aún para las personas más ideologizadas, imposible de ser negado. El castrismo está llegando lentamente a su hora final. Con ello quiero insinuar que de a poco nos aproximamos al momento en que después del derrumbe definitivo, cuando sean reveladas todas las verdades que ha ocultado el régimen, muchos de los que todavía hoy defienden ese “socialismo” tomarán su cabeza con ambas manos y preguntarán: ¿“Cómo pude haber apoyado a “esto?” Así pasó después de la caída del nazismo. Así pasó después del derrumbe del comunismo.

No, no estoy juzgando a Fidel Castro ni a los suyos. Al fin y al cabo nadie es nadie para juzgar a nadie. Por el contrario, soy de los que piensan que hubo una vez en Cuba un joven idealista, lleno de ideas y arrojo, capaz de morir pero también de matar por una utopía. Como él hubo varios en la isla, y los hay y los habrá en muchas otras partes. Ese joven, así como quienes lo siguieron, imaginaron en su ardiente fantasía que no sólo había que derribar una tiranía sino, además, cambiar el mundo. Por lo tanto el problema no sólo está en la mente de esos jóvenes sino también en quienes creyeron en ellos. El problema es que para cambiar al mundo había que hacer, desde el comienzo, una división tajante entre quienes cambian el mundo y quienes debían ser cambiados. Y, como suele ocurrir, hubo muchos que no querían ser cambiados de acuerdo a quienes querían cambiarlos. Esos jóvenes decidieron entonces cambiarlos por la fuerza, para terminar así convirtiendo a todo un pueblo en un objeto de cambio. De este modo la isla que iba a cambiar el mundo fue convertida en una mazmorra que al serlo, terminó cambiando a quienes querían cambiar el mundo. Fue así que los Castro y muchos otros se convirtieron de liberadores en carceleros. Y esa cárcel siguió creciendo, y creció hasta tal punto, que hasta los propios carceleros llegarían una vez a ser prisioneros. Porque en el fondo Raúl Castro lo sabe: él es un prisionero, uno de los tantos que pululan en esa cárcel que es Cuba. Un prisionero que, por si fuera poco, no puede huir. Porque además de un prisionero, él, Raúl, es su propio carcelero.

Fidel Castro, en cambio, no lo sabe; o no quiere saberlo. He escuchado con atención sus últimos mensajes. Nos habla de guerras atómicas, de colapsos ecológicos, del fin del mundo: en fin de aterradoras visiones apocalípticas.

No es necesario ser un eximio psicoanalista para entender que las visiones apocalípticas son reproducciones de ese colapso personal cuya posibilidad porta cada uno: la muerte. Fidel Castro ha descubierto tal vez que él también es un ser mortal, un simple mortal entre tantos. Sabe, pero no quiere saber, que todo aquello que fundó sobre la sangre derramada está muriendo y que el socialismo cubano no es más que la ruina de lo que nunca fue. En gran medida Fidel, el Patriarca, ha buscado refugio en el triste otoño de su senilidad. De esa senilidad que lo protege de sí mismo, o de esas verdades de las que no quiere saber ni escuchar porque esas verdades no son otra cosa que sus miedos. Sus propios, terribles e infinitos miedos.

NOTA DEL AUTOR: Este artículo ha sido escrito como prólogo al libro “Castrismo y Socialismo”- “Crítica a los fundamentos del socialismo siglo XXl” escrito por Jaime Benson, Profesor Catedrático en el Departamento de Economía en el recinto de Río Piedras, Universidad de Puerto Rico. Como si fueran tocados por una vara mágica para que aparezcan justo en el momento preciso, hay libros que traen consigo el extraño signo de la oportunidad. Es el caso de éste libro y cuyo subtítulo es “Los fundamentos del socialismo del siglo XXl”. De acuerdo al autor, el llamado socialismo del siglo XXl no significa ningún aporte teórico; no trae consigo nada nuevo; no es más que la prolongación del castrismo del siglo XX hacia el siglo XXl. De ahí que no deja de ser muy interesante mencionar que el libro al que hago referencia y que me honro en prologar ha sido terminado justo cuando está finalizando una historia que atravesó y marcó todo el universo latinoamericano: la tortuosa historia de la revolución cubana.
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miércoles, 28 de julio de 2010

OTTO GEBAUER - CARTA A LA CAPITÁN ANNIOLE INFANTE; JUEZA DEL TRIBUNAL MILITAR DE EJECUCIÓN DE CARACAS



Yo, Otto Adolf Gebauer Morales, portador de la CI No 6.631.989 actualmente recluido en el Centro Nacional de Procesados Militares de Ramo Verde, Los Teques, Edo. Miranda. Sentenciado en un juicio POLÍTICO, a cumplir una pena de 12 años,6 mese, 22 días y 12 horas por los delitos de "Privación Ilegítima de la Libertad -en el grado de complicidad- e Insubordinación" en contra del Teniente Coronel Hugo Rafael Chávez Frías, los días 11, 12 y 13 de Abril de 2002.

Me dirijo a usted en la oportunidad de solicitar que CESEN EN MI CONTRA LAS VIOLACIONES A MIS GARANTÍAS CONSTITUCIONALES y se me OTORGUE LA FORMULA ALTERNATIVA DEL CUMPLIMIENTO DE LA PENA "RÉGIMEN ABIERTO" contemplado en el Art 500 del Código Orgánico Procesal Penal (COPP) que textualmente dice:

"... El destino al régimen abierto podrá ser acordado por el tribunal de ejecución, cuando el penado o penada haya cumplido, por lo menos, un tercio de la pena impuesta..."

Ciudadana Jueza, también es preciso recordar que nuestra Carta. Magna en su Art 272 referente al caso en cuestión, consagra

"... En general, se preferirá en ellos el régimen abierto y el carácter de colonias agrícolas penitenciarias. En todo caso, las fórmulas de cumplimiento de penas no privativas de la libertad se aplicaran con preferencia a las medidas de naturaleza reclusoria..."

Como se desprende de nuestra legislación, la reclusión será la ultima instancia en la cual se mantendrá al reo cuando le nazca una de las fórmulas alternativas del cumplimiento de la pena. Cabe destacar, que en mi caso fui sentenciado en un Juicio militar de NATURALEZA POLÍTICA por DOS (02) DELITOS en los cuales en la fase "Oral y Publica" nunca se demostró mi responsabilidad penal y sin embargo, los jueces militares cumpliendo una orden de sus superiores, no solo me sentenciaron por "Complicidad en el delito de Privación Ilegítima de la Libertad" sino que la pena aplicada -en mi caso- era la correspondiente al delito de "Desaparición Forzada" contemplada en el Art 180-A del Código Penal Venezolano y no a la de Privativa de Libertad. Posterior a mi sentencia, en Abril de 2006 fue condenado el Coronel del Ejercito, Luis Beltrán Vaamonde Rojas, por esa misma instancia militar como "Autor, culpable y Responsable" de los mismo delitos -donde "YO" era el cómplice- a cumplir una pena de 3 años y 2 meses. Sentencia esta que ya se cumplió y el referido coronel está gozando de libertad plena desde el mes de marzo de 2009.

Para mayor asombro y es aquí donde se evidencia una muestra fehaciente de lo que significa una vulgar retaliación de carácter político, al "SUPUESTO CÓMPLICE" se le condena a una pena 4 veces mayor a la establecida al "AUTOR, CULPABLE Y RESPONSABLE" Y en 5 años, 07 meses y 15 días que llevo privado de la libertad, NINGUNA INSTANCIA QUE ADMINISTRA JUSTICIA EN NOMBRE DE LA REPÚBLICA -DIGASE TRIBUNALES, CORTE MARCIAL O TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA- HA SUBSANADO SEMEJANTE ABERRACIÓN JURÍDICA Y LA CUAL NO TIENE OTRO FIN, QUE TENER A UNA PERSONA INOCENTE PRIVADA DE LA LIBERTAD PARA TAPAR LA RESPONSABILIDADES DE UNOS Y LAS COBARDÍAS DE OTROS.

Ciudadana Jueza, desde el 10 de septiembre de 2008 me corresponde el "Régimen Abierto" Formula esta que no contempla la Libertad Plena, pero me permite estar junto a mi núcleo familiar. En reiteradas oportunidades he conversado con usted, y luego de vencer un sin numero de obstáculos y la imposición de extremas limitaciones por intereses que por ahora son oscuros, el 13 de marzo de 2009 se me otorgo dicha formula. Pero, el 28 de mayo de ese mismo año, es decir, luego de 2 meses y 15 días, usted, a solicitud del Fiscal Militar Segundo Capitán Jesús Arnoldo Rosales Castro, procedió -en menos de 4 horas al pedido de la vindicta publica militar y sin haberse efectuado la investigación correspondiente- a revocarme la Formula Alternativa del Cumplimiento de la Pena "Régimen Abierto"

Dicha premura en calificar mi comportamiento como de supuesto transgresor de sus disposiciones, trajo como resultado que el 11 de Junio de 2009 la Corte Marcial dejara sin efecto el auto dictado por ese tribunal a su cargo, pero, ordenaba mantener la privativa de la libertad, hasta tanto el Ministerio de Relaciones Interiores y de Justicia (MRIJ) me practicara el "Examen Psico-social" exigido por nuestra legislación para ser beneficiado y que anteriormente me había practicado el Hospital Militar por mandato suyo. Lo que no se ordenó investigar, ni establecer alguna responsabilidad -por parte de ese mandato de la Corte Marcial- fue a la "GOLPIZA" que me propinaron los funcionarios del la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) cuando ese 28 de mayo en horas nocturnas me notificaban que "SU ORDEN ERA PRIVARME DE LA LIBERTAD" y por solicitar a las autoridades del Centro de Tratamiento Comunitario "Dr. Francisco Canestri de LA PLANTA" una Constitución Nacional y un Abogado, porque no existía en dicha detención la presencia de un Fiscal Militar que garantizara mis derechos, fui golpeado y pateado por una decena de miembros de esa Policía Política.

Desde que se ordenó la nueva realización del Psico-social en Junio de 2009, a esta cárcel han venido en infinidad de oportunidades el personal del MRIJ y según sus funcionarios "No han recibido de usted, la orden para efectuarme la mencionada evaluación" muestra de ello, fue el pasado jueves 20 de mayo y miércoles 02 de junio del año en curso, cuando sendas comisiones del referido Despacho vinieron a este centro a practicar la prueba y cuando fui a verificar si estaba incluido, estos me notificaron "que desconocían la existencia de alguna solicitud para efectuarme dicho examen" Agrava esta situación el hecho, que usted el viernes 7 d mayo de 2010, me garantizó que enviaría nuevamente un oficio para informar de mi situación al MRIJ y que con la urgencia del caso, me efectuara la prueba correspondiente.

Ciudadana Jueza, tengo una hija que en la actualidad cuenta con 8 años de edad y quien desde que tenia 7 meses de nacida no ha tenido el derecho de tener a su padre al lado por razones meramente políticas. Nuestro país está inmerso en una profunda crisis de gobernabilidad, gracias a los intereses mezquinos y criminales de factores, que estoy seguro deberán rendir cuentas al Sistema de Justicia Internacional. Pero, mientras eso ocurre la miseria, la delincuencia, el alto costo de la vida y los atropellos de un aparato represivo, generan un caos sin precedente ¡POR LO QUE LA PRESENCIA EN MI NUCLEO FAMILIAR ES DE PRIMORDIAL NECESIDAD!

POR TODO LO ANTES EXPUESTO, LE SOLICITO TOME MEDIDAS EN MI CASO, CON EL FIN DE QUE SE ME RESTITUYAN MIS GARANTÍAS CONSTITUCIONALES, CONCEDIENDO EN FORMA INMEDIATA LA FORMULA ALTERNATIVA DEL CUMPLIMIENTO DE LA PENA QUE CORRESPONDE POR LEY O MI LIBERTAD PLENA. YA QUÉ USTED, SABE MEJOR QUE NADIE QUE SOY INOCENTE!

"JUSTICIA, LIBERTAD y DEMOCRACIA"


OTTO GEBAUER
PRESO POLÍTICO
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GUSTAVO PAZOS - PENDEJADAS

Como ya estoy viejo, nadie me para bolas. Eso es normal en Venezuela. Hace más de 40 años un amigo que tenía unos 70 años, llamado Vicente Arellano Moreno, me dijo mientras libábamos unas cervezas en un bar de la esquina del Chorro, “Cuando uno llega a viejo ni los hijos lo quieren”. En esa oportunidad contaba con 21 años y no le paré bolas a esas palabras, porque era un carajito. Hoy veo que es verdad. Pero la vida hay que vivirla, solo o acompañado".

Ahora mato mi tiempo entre Internet y la lectura, que es uno de los pocos placeres que nos quedan, es quizás el único que perdura en el tiempo a pesar de que tus capacidades estén deterioradas. Ustedes dirán, ya éste está decrépito y va a empezar a hablar pendejadas. El que quiera leer estas palabritas que lo haga y el que no quiera también y le doy las GRACIAS.

Estuve leyendo dos libros mucho más viejos que yo, uno titulado El Capitán Tricofero, de Pedro María Morantes, conocido bajo el seudónimo de Pío Gil, y el otro llamado Memorias de un venezolano de la decadencia, de José Rafael Pocaterra. El primero enemigo acérrimo de Cipriano Castro y el otro de Juan Vicente Gómez, quienes gobernaron entre los dos, treinta y cinco años. Eran compadres, así como Chacumbele y Baduel o viceversa, como ustedes quieran.

En el de Pío Gil (1904) encontré un párrafo que decía: “El mérito en Venezuela no vale nada, De nada sirve quemarse las pestañas estudiando medicina, matemática o cualquier otra ciencia, lo importante es saber adular”.

En el de Pocaterra encontré: “el pecado de Venezuela con Castro y Gómez, excluyendo escasas actitudes individuales, es un pecado colectivo, general, habitual. La tramoya de la farsa castrista sacó al tablao la peor clase de pícaros…. Las cosas fueron perdiendo su contorno… las palabras se barnizaron…. entre tufos de rebaño, el pueblo navegó hacia lo desconocido, comenzó a embrutecerse y a considerar normal lo anormal”. El pueblo, agregaba Pocaterra: “se olvidaba de su condición. Hacía chistes, burlábase de su propia miseria con ese triste cinismo de los que vienen a menos sin energías vigilantes, ni protestas ni remordimientos”. Pocaterra hablaba con desprecio por quienes preguntaban por el “que se me da a mí”, de la misma manera que hoy despreciamos a quienes solo piensan en el “cuanto hay pá eso”.

Desde que Pocaterra describió nuestra tragedia bajo Castro y Gómez han pasado cien años, y casi nada ha cambiado en el país. Las actitudes dignas siguen siendo eminentemente individuales, Estos ciudadanos representan un grupo de venezolanos dignos, valientes, dispuestos a todo para conservar su decencia. ¿Cuántos son? No lo sabemos, pero no creo quelleguen a constituir el 10 por ciento de la población, es decir, menos de tres millones de venezolanos. Un contingente respetable pero insuficiente para darle un vuelco radical a la situación de desesperanza en la cual se encuentra el país, sobre todo porque no actúan de manera concertada.

Del otro lado de la talanquera se encuentran los venezolanos que han decidido apoyar activamente al dictador, unos, la gran mayoría, por interés material, para aprovechar su oportunidad de ”comer completo” de los bienes nacionales, mientras que otros lo hacen porque anidan un profundo resentimiento, ya sea por su fracaso político, profesional o social o por haberse sentido excluidos en el pasado. Todos los conocemos: Rangel, Cabello, Chacón, Maduro, Flores, Vivas, Nobrega, Merentes, Aristóbulo, nombres que pasarán a nuestra historia como cómplices y aprovechadores de una dictadura del siglo XIX en pleno siglo XXI.

Este grupo está viviendo su momento de poder, venganza y total impunidad. Tiene acceso a lujos que les parecían inconcebibles años atrás. Lo que podría haber sido un sueño en el plano de la justicia social, ese de un ex-chofer de autobús cenando en el Tour D’Argent o de un ex-cantinero militar (Chacumbele) viajando en un Airbus privado, apenas constituyen hoy indicaciones del nivel de ineptitud y corrupción existente en el régimen. Este grupo de cómplices activos de la dictadura pudiera representar otro 10 por cientode la población, casi tres millones de venezolanos que tienen acceso a las arcas nacionales y se han repartido muchos miles de millones de dólares.

Hay un tercer grupo de venezolanos que dicen ser servidores del estado o de la nación, o profesionales u hombres y mujeres de negocios que dicen ser políticamente asépticos pero quienes tienen agendas eminentemente personales. Este es un grupo pequeño pero muy influyente. Están bien con todos los gobiernos, democráticos o dictatoriales, sirven para permanecer en la riqueza y en primera fila de importancia social. No creo que lleguen a los 200.000. Son los Chaderton, Alvarez, Gustavo Márquez o Toro Hardy. Los banqueros, los contratistas, los empresarios, el alto mando militar, los “ïntelectuales” del dictador.

Este grupo es quizás el más culpable de todos porque tienen la educación y los recursos necesarios para no tener que venderse, pero lo hacen porque quieren más dinero, más poder, “prestigio” social, una vida más muelle. Pocaterra hablaba de esta calaña de gente como “contemplativos”. Estaban en su “torre de marfil” hasta que llegaba la hora de la piñata y, en ese momento, se lanzaban entre el estiércol como camellos. Son el uno o el dos por ciento de la población, pero chupan la sangre de la nación como millones de sanguijuelas.

Y luego tenemos el grueso de la población, el 88 por ciento restante, dividida a su vez, entre (1), quienes no comulgan con la dictadura, (2), quienes piensan que están agarrando los mangos bajitos mientras esto dure y (3), quienes dicen que nos les gustan ni los unos ni los otros sino todo lo contrario.

El primer grupo representa a la oposición. Este grupo se opone pero no va a sacrificar su situación personal por oponerse. Puede votar en contra y marchar pero no va a poner la carne en el asador. Siempre podrá esperar a ver que pasa, siempre pensará que, mientras no le toque a él, la cosa no está tan mala. Este grupo representa un tercio del grueso de la población e incluye mucha clase media, una parte de los pobres y una parte de los ricos.

El segundo grupo está con Chávez porque les ha dado cariño, los ha exaltado mientras insultaba al grupo de arriba. Se sienten tomados en cuenta y les gusta la comida barata o gratis, la asistencia médica en los barrios y graduarse de bachilleres y de universidad en poco tiempo y sin mayores exigencias. Bastante de este sentimiento es genuino y no es reprochable.

Sin embargo, sus miembros no se dan cuenta de que su sentimiento de bienestar es obtenido a expensas del desprecio del dictador por los demás miembros de la sociedad venezolana. Y ya se empiezan a dar cuenta de que recibir un pescado diario no es tan bueno como si lo enseñaran a pescar. Este grupo representa otro 33 por ciento de la población.

Luego tenemos a la otra tercera parte de la población, esa que dice que no quiere volver al pasado pero que tampoco les gusta el presente. El problema con ese grupo es que no van más allá de rechazar lo existente o lo que ha existido, pero no proponen hacer algo nuevo. ¿Y entonces? ¿Cómo puede tan nutrido grupo ser válido sin presentar una alternativa? La Venezuela de hoy exige una definición. A la hora de la verdad todo ser humano debe asumir su responsabilidad.

Frente a las dictaduras nuestro pueblo parece estar siempre disperso, debilitado. Los ciudadanos pasivos no cuentan contra la dictadura. La libertad parece importarles poco como concepto colectivo. Les interesa más el concepto de libertad individual, su libertad. La entienden como un privilegio de cada quien, pero no como una cualidad que debe ser de toda la sociedad. Siempre parecen encontrar una buena razón para minimizar la tragedia que representa la pérdida de libertad del vecino. No se dan cuenta de que no hay diferencia entre los vecinos y ellos mismos. La historia muestra que mañana vendrán por ellos.

Pocaterra no se hubiese sorprendido de estas actitudes. Hubiera visto como los hombres de uniforme se encuentran hoy mayormente corrompidos. No hay excusa posible para que esos venezolanos acepten pasivamente la humillación a la cual son sometidos por un paracaidista inculto. Los civiles asisten pasivamente a la sistemática destrucción del país.

Debemos saludar a quienes no aceptan este estado de cosas, a quienes luchan por salir de esta pesadilla. Sobre estos venezolanos de excepción también habló Pocaterra: “remueven rocas, cegan pantanos, de su trabajo solo quedará el agotamiento final, para morir sin cruz de palo marcando el sitio….

Es más dulce echar siestas, con manos cuidadas y espíritu acicalado, firmar papeles sin importancia, embriagarse…. Y agregaba…. “quedamos [estos venezolanos dignos] para pasear una tristeza orgullosa de hidalgos pobres en las ciudades del viejo mundo, traduciendo de otras lenguas para vivir….”. Mientras tanto, viven de lo mejor en Venezuela “los cocodrilos con charreteras” (los “boliburgueses”).


Ha pasado un siglo y todo permanece igual. Encontraremos algún día el camino de la grandeza? Recuerden que permanecer indiferentes o neutrales ante una situación tan difícil como la que vivimos es más que una cobardía, es UNA TRAICIÓN, a nuestros hijos, nietos, padres, etc.
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viernes, 23 de julio de 2010

ABM - ¡VI MIS PROPIOS HUESOS Y LLORÉ!


La gran noticia, por no decir la única, que tenemos hoy en nuestra gran Venezuela tiene que ver con una exhumación que nos pone ante un caso único en el mundo.

Nadie pudo ver su esqueleto como lo acabo de ver yo. Aún no salgo de mi asombro. Me conmovió como nada lo hizo nunca.

Fue algo exultante que me hizo llorar y llorar, como si anduviéramos él y yo entre los cielos, disfrutando de todas las magias que nos traen la palería, el babalao, la santería y el resto de los credos que mueven nuestros astros.

Los contrarrevolucionarios andan diciendo por ahí que le meto de frente a la cursilería, que estoy enfermo, que soy un sicótico y que debo ir directo para al manicomio. Pero eso a mi no me importa. Lo mío es identificarme y rendirle culto al Padre Eterno.

En ese momento cuando me situé frente a él, además de verme a mí mismo, me di cuenta de que era un niño, lleno de dulzura, gracioso y adorable.

Y lo único que me provocaba era cargarlo, abrazarlo, sisearlo y cantarle arrurrú mi niño.

Y en medio de todo se siente la alegría de quien ha hecho una obra suprema. Es algo en que yo tenía mucho tiempo pensando pero no me había atrevido.

Alguna gente me decía: no lo hagas, no toques esos restos. Te van a acusar de profanador. Dirán que violaste el descanso del muerto de mayor estatura de toda nuestra historia.

Sin embargo, llegó el día en que lo hice y no me arrepiento. Lo celebro.

Sus ojos parece que miraran en profundidad y su boca que pronunciara la palabra libertad.

Sus manos ya hacían pensar que llegarían a empuñar la espada redentora, justiciera, libertaria y revolucionaria.

De allí salió Carabobo y saldrá la superrevolución bolivariana, zamorana y robinsoniana.

Por eso no hay ni habrá en el mundo quien nos pueda igualar. ¡Nacimos para libertadores!

De modo que yo no soy un simple heredero sino el continuador de su obra.

El grito es indispensable: ¡Bolívar y yo vivimos y somos el mismo Libertador y estaremos aquí para siempre, ya no impulsando la independencia de cinco países sino impulsando el socialismo del siglo XXI!

Por esto es tan importante la palabra y petición de Andrés Eloy Blanco que en 1947 pedía que se sacara al Padre de la Patria del sarcófago de plomo y se pusiera a descansar en una urna de cristal y de oro de Guayana.

Que atrás quede la urna impropia y en estado de abolladura y flexibilidad donde habían estado los huesos sagrados de El Libertdor

Y menos mal que hemos tomado a tiempo la decisión, porque se corría el riesgo que el cráneo y el esqueleto se hubieran pulverizado. Ahora, gracias a Dios, tenemos los huesos heroicos conservados para siempre.

Y en nada de esto hay profanación sino glorificación Y de generación en generación se venerará al Padre y al Hijo de la Patria.

Todo el que lo desee podrá acudir al esqueleto y disfrutar del niño que tuvimos el acierto de restablecer, al igual que Guzmán Blanco y López Contreras, para que regresara y se metiera de nuevo en el alma de los venezolanos.

Y para garantizar la vida eterna ya estamos en el camino de establecer la verdad definitiva sobre las causas de la muerte, aunque de antemano sabemos que a él nadie lo puede ni podrá envenenar o fusilar

No olvidemos además que en él opera, como en mí, el efecto Lázaro, se levanta, camina y seguirá caminando por los siglos de los siglos en todas las dimensiones de los despertares.

Yo estoy muy contento con el discurso de los camaradas del partido. Carlos Escarra es muy claro cuando dice que si somos bolivarianos, asegurar la vida por siempre de los huesos de Bolívar es el tema más importante de la actualidad nacional.

Y el mismo Héctor Navarro ha dicho que la exhumación tiene más trascendencia que la olla podrida de los alimentos descompuestos (UN, 20/07, p.18).

Claro, a los escuálidos no les importa Bolívar. Lo de ellos es la obsesión de acusar nuestra revolución como un pudreval. Y esto no lo vamos a permitir.

No aceptaremos, además, que quede establecida esa posición en nuestra memoria ni en el registro histórico de esta revolución.

Porque la guachafita y el desmadre histórico-historiográfico no tienen nada que buscar en nuestro proceso.

Para este redactor queda claro que aquí hoy el oficio de historiador lo ejerce la ‘revolución’ y, en particular, quien ha sido capaz de llevar su acción golpista hasta los propios huesos de Simón Bolívar.

El Universal, 23 de julio del 2010.
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