miércoles, 28 de enero de 2015

LA BANCARROTA DE MADURO



LA BANCARROTA DE MADURO
Humberto García Larralde

A Nicolás Maduro le parece mejor insistir en una “guerra económica” que agarrar el toro por los cachos para solucionar la actual tragedia venezolana. Es lo que se desprende de las “medidas” (¿?) anunciadas, que no van a ningún lado, y de la insultadera a factores de oposición con que descarga su impotencia. Pero no se atreve a tocar ese engendro de expoliación montado por Chávez bajo el nombre del “Socialismo del Siglo XXI”. En lo que sí tiene razón -en su discurso del viernes 23-, es en señalar a la “oligarquía parasitaria” como responsable de estos males. Pero, contrario a sus temores, ésta no estaría planificando ningún golpe de Estado, pues desde hace años está muy bien enchufada en el aparato estatal, gracias al comandante eterno. Así que a continuar echándole la culpa al imperio y al capitalismo por el desastre…

Maduro aspira a que la devaluación del híbrido SICAD I/II llene los cofres del Estado para poder continuar con sus prácticas populistas. De ahí su discurso demagógico del miércoles 21, ofreciendo ampliar la cobertura de distintas misiones y su mención de un pírrico aumento de un 15% en el sueldo básico, muy inferior a la inflación. Al informar que seguirá importando alimentos y medicamentos a Bs 6,30/$, anuncia la intención de continuar controlando precios a niveles artificialmente bajos, con más corruptelas y mayor desabastecimiento como secuela. Pero si PdVSA tendrá que reservar unos $10 millardos para cubrir tales importaciones, quedará poco para vender a la nueva tasa SICAD I/II. ¿A cuánto deberá llegar esta devaluación para cumplir con los fines fiscalistas de Maduro? ¿A cuánto se disparará la inflación?

El gravísimo problema económico que enfrenta Venezuela no obedece a insuficiencias fiscales sino a la destrucción del aparato productivo durante los últimos 16 años. La economía hoy es mucho más vulnerable a la suerte del mercado petrolero internacional que antes. El crudo a $40 el barril no alcanzará para financiar todas las importaciones de insumos, maquinaria y bienes de consumo, pero tampoco hay como sustituirlas con producción doméstica. El desabastecimiento y la inflación fueron insoportables con el barril a $100, ¿qué nos espera este año cuando su precio esté por la mitad?

Las exportaciones petroleras en 2013 sumaron $87,1 millardos y en 2014 unos $75 millardos. Este año pueden ser menos de $45 millardos. Pero tampoco es esta la suma que va a ingresar al país. PdVSA debe pagar primero lo del préstamo chino. Este pago, en 2013, fue por $9,7 millardos. Adicionalmente, el Ejecutivo debe apartar otros $11 millardos para pagar deuda externa, si no quiere declararse en default, por lo que quedarán unos $25 millardos o menos para pagar importaciones. En 2012 las compras externas (bienes y servicios) alcanzaron los $75,3 millardos y en 2013, $70,6 millardos. Con la contracción del año pasado, habrían cerrado por debajo de los $60 millardos. Adicionalmente, está la deuda comercial pendiente con proveedores externos, así como los juicios de empresas foráneas exigiendo indemnización a PdVSA y a otras instancias del Estado por contratos violados y/o nacionalizaciones apresuradas. ¿Con qué culo se sienta la cucaracha?

Ante tales expectativas, la opción de financiamiento externo es prácticamente nulo. Ningún organismo internacional, banco o país, arriesgará $20 millardos o más –que es lo requiere Venezuela para cubrir su déficit externo- sin exigir el desmantelamiento del sistema de controles y regulaciones que han destruida a la economía, y sin un compromiso creíble por equilibrar y sanear las cuentas macroeconómicas. El rating crediticio de Venezuela ha sido degradado a honduras nunca antes vistas, anticipando un posible default por simple incapacidad de pago. Las reservas internacionales, por su parte, están en apenas $20,8 millardos y sólo un 14% de éstas son líquidas (el grueso está en oro o en Derechos Especiales de Giro). Al encomendarse a Dios, Maduro confiesa que no tiene idea donde está parado. Le recomiendo leer a Laureano Márquez: Dios ya proveyó pero no entiende cómo fue capaz (el gobierno) de dilapidar tanta dicha.

El Presidente regresó de su larga y costosa gira mundial con las manos vacías. Ni los chinos ni Qatar le  van a financiar el enorme hueco en las cuentas externas, ni Arabia Saudita va a sacrificar cuotas de mercado, regalándoselas a los gringos y a otros nuevos productores, para apuntalar los precios del crudo. Queda como recurso que China refinancie sus acreencias con Venezuela, que se remate CITGO y que se venda la factura petrolera, con fuertes descuentos, adeudada por los países integrantes de PetroCaribe. Asimismo, debe suspenderse el desaguadero representado por el blandísimo financiamiento otorgado a estos países. Pero en el mejor de los casos, todo esto sólo cubriría la mitad de la brecha, desnudando, además, la desesperación del Ejecutivo.

Pero para Maduro y los suyos, no es lo económico lo que les quita el sueño. Piensan que con no levantar los controles ni sincerar la economía, y echarle la culpa al capitalismo por la escasez de los bienes, se contendrá la fuerte caída en su apoyo político. Las colas, además, sirven para doblegar a la gente en borregos sumisos dispuestos a aguantar horas para comprar algunos bienes baratos, “gracias a las bondades del socialismo”. Les tiene sin cuidado que estos controles han generado la inflación más alta del mundo, que han procreado una economía corrupta en la que la reventa de productos o dólares adquiridos a precios irrisorios rinde mucho más que la actividad productiva. Tampoco parece importarles el ausentismo laboral que provocan las colas, ni la escasez de insumos para producir por no contar con las divisas para pagar a los proveedores. Ante la caída en la productividad y los sueldos reales, venden la ilusión de un abastecimiento a precios que no cubren los costos. El FMI pronostica que la economía venezolana caerá un 7% este año.

La respuesta del fascismo gobernante es prepararse para la guerra contra los venezolanos que protestan ante el deterioro de su bienestar y luchan por su libertad. La “guerra económica” -una imbecilidad que solo puede ocurrírseles a ellos-, es la escusa. Así aspiran canalizar el descontento social hacia los supermercados y abastos privados, a la “burguesía apátrida” que atenta contra “el pueblo”. Deben perseguir y encarcelar a gerentes de empresas distribuidoras de alimentos. En este montaje, Maduro tiene el tupé de proyectarse como víctima, cual nuevo Allende, de una conspiración de “ultraderecha” (¡!) cuando, en realidad, encabeza una oligarquía mafiosa de militares, burócratas y boliburgueses, consustanciada con la economía corrupta que ha fructificado bajo la prédica socialista. Rectificar la conducción de lo económico impediría que siguieran esquilmando al país.    

Contrario a su discurso, Maduro transmite una imagen de hombre ignorante, cruel y mezquino, que no sabe dónde está parado pero no le importa, pues cree que basta y sobra con imitar a Chávez y repetir las consignas huecas acuñadas por sus mentores cubanos. Su talante fascista lo impela a reprimir brutalmente a estudiantes, a criminalizar la protesta y a no liberar los presos políticos. Cree que con censurar a los medios, meter preso a tuiteros e intimidar a periodistas, la gente no se va a enterar. Su cinismo y sus mentiras han debilitado tanto el liderazgo que hubiera podido tener entre los suyos que ya no inspira a nadie. Y la torpeza con los ex presidentes latinoamericanos, de negarle la posibilidad de visitar a Leopoldo López, así como las ofensas a sus personas, pone de manifiesto que el Socialismo del Siglo XXI es la Venezuela bárbara de caudillos y montoneras.

Más allá del agravamiento de nuestras penurias, los venezolanos nos enfrentamos a la perspectiva de una creciente anomia por la descomposición del régimen, si no se ataja a tiempo este desbarajuste. Por ello es tan importante el surgimiento de un liderazgo firme de las filas democráticas, que sea capaz de insuflar esperanzas y aunar voluntades, tanto de chavistas decepcionados como de no chavistas, con un mensaje claro sobre la imperiosidad de los cambios necesarios para devolvernos nuestro futuro. Sin reformas, aunque sea dolorosas, no habrá financiamiento externo y, a menos que Dios le haga caso a Maduro elevando el precio del petróleo a pesar de la sobreoferta y la caída de la demanda, nos espera el caos.

Humberto García Larralde
economista, profesor de la UCV


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domingo, 25 de enero de 2015

SIN DIGNIDAD SERIA IMPOSIBLE DEBATIR, Y EN VENECUBA NO EXISTE



SIN DIGNIDAD SERIA IMPOSIBLE DEBATIR,
Y EN VENECUBA NO EXISTE
Rómulo Lares Sánchez

La MUD existe. Este es un hecho público, notorio y comunicacional, así como la responsabilidad directa e intelectual de todos sus miembros en la tragedia de magnitud de holocausto del siglo XXI, definida como tal a partir del balance de los crímenes contra la humanidad y de lesa patria por los que deben responder quienes adoptaron la participación y promoción de un engaño, una traición total a los valores fundamentales de la nacionalidad venezolana y de la denominada humanidad en la cultura occidental judeo-cristiana, negociando la ocupación extranjera, tomando de manera arbitraria y vil la vía del reconocimiento de un régimen, el colaboracionismo que destruyó Venezuela usurpando la representación y administración de un nuevo Estado: VENECUBA.

Delincuentes pervertidos de tal calaña nunca podrían ser reconocidos ni legitimados como interlocutores válidos para negociar el restablecimiento de la República de Venezuela, en razón de su incapacidad innata y manifiesta para debatir y adicionalmente, por su condición de traidores, colaboracionistas y actores principales en la pantomima de “Estado”, sin embargo, esto sería lo que harían quienes los promueven, como el caso reciente del Profesor Agustín Blanco Muñoz, Coordinador de la Cátedra Pio Tamayo, cuando “responde” al sucesor del ex presidente del baseball profesional venezolano en una tónica celebratoria. Ver: http://historiactual.blogspot.com/2015/01/respuesta-chuo-torrealba.html
Pero adicionalmente, tal respuesta confundiría a Don Antero, a Sancho y al colectivo que busca en estos personajes tradicionales explicaciones a los sinsentidos que habrían caracterizado la denominada historia de la política nacional, aunque a partir de 1999 no podríamos hablar sino del crimen organizado transnacional.

Pero, ¿acaso el problema es del socialismo, o del modelo económico productivo?

Repetimos: no se puede académicamente ni de forma práctica asimilar y promover el crimen organizado como ideología política nacional o de Estado. Esto no es académico ni mucho menos serio cuando se dispone de toda la evidencia que lo confirma.

El problema no es generado por un régimen policial-militar-civil que mantendría un estado todopoderoso alejado del derecho, sino por la evidencia de las consecuencias del colaboracionismo en la usurpación de las instituciones que determina un estado terrorista asociado violador sistemático de la larga lista de los Derechos Humanos, promotor directo de otros estados forajidos, de la subversión y de la industria del narcotráfico a escala planetaria que promueve de manera directa su legitimación, responsable del asesinato de más de 250 mil personas a partir de 1999, 46 mil durante los años 2013 y 2014, mostrando una impunidad superior al 95%.

Las evidencias del engaño, del  fraude institucional que transformó Venezuela en otro estado que la Cátedra Pío Tamayo bautizo acertadamente VENECUBA, habría determinado que un eminente cardenal venezolano a cargo de la Secretaria del Estado Vaticano, difunto, Rosalio Castillo Lara, al retornar a su patria jubilado, hubiese calificado esta opereta como “pantomima”.

La estrategia central de la “pantomima” estaría en el Poder Electoral, para generar y sostener argumentos tales como la ilusión de la “compra de mayorías”, la que sostenida como tesis determinaría al final la legitimación del voto, cuando la realidad demostrada e incontrovertible seria: que el voto no refleja siquiera aproximadamente la voluntad de los sufragantes, “comprada” o auténtica.

Y es que la data publica de Venezuela, de la nacionalidad, social, laboral, del sistema de salud, de la identificación, de los registros y notarias, financiera, gremial, sindical, de la producción, del consumo, del comercio nacional e internacional, etc. ha sido sistemáticamente modificada para construir sobre ella las “pantomimas” institucionales de VENECUBA, como la referida del Sistema Electoral voto-CNE, sus registros de electores y de organizaciones políticas así como los resultados de las diversas consultas electorales, a partir de las cuales resultaría ingenuo, para no calificar de estúpida la ignorancia manifiesta con la que se expresan las más diversas opiniones “autorizadas” diseñadas y planificadas por el régimen, que serian las únicas recogidas y difundidas por los medios de comunicación e instituciones.

Entre las estrategias estaría la eternamente comprobada efectividad de la “polarización”, que los burócratas importados por la Habana también administran exitosamente ayudados por la ignorancia de nuestros académicos y la perversidad de nuestra inteligencia. La polarización fabricada por los medios y las instituciones nacionales sólo pretendería esconder la existencia de minorías que conforman una muy amplia mayoría democrática subyacente, asfixiada por el terror y enterrada por la censura y la autocensura generalizadas y distinta por completo de las “oposiciones” y del “oficialismo”.

Ese terror sembrado por las estadísticas referidas cuya responsabilidad es principalmente del Estado, se extiende a la exclusividad cuando es terrorista como en el caso de VENECUBA, pero pretende disimularse con la magnificación de las consecuencias de las tensiones sociales y la marginalidad, ambas administradas a su vez por el propio régimen.

El diseño de la institución electoral ha permitido a partir de 1999, como ha sido ampliamente demostrado una y otra vez, que las “oposiciones” puedan ganar elecciones al “régimen” porque representan ambas el régimen, porque son el régimen, como las dos caras de la misma moneda y según su conveniencia.

Bien lejos estarían las vejaciones que aceptamos dócilmente los venecubanos; entre ellas la referidas colas para “beneficiarse” de los diversos programas “sociales”, al compararlas con la tragedia de rango de Holocausto del siglo XXI en desarrollo a partir de 1999.

Una emigración jamás conocida, disfrazando a la población desplazada que, entre 2005 y 2013, exhibiría alrededor de 1 millón de profesionales universitarios, 50% con maestrías y doctorados. Aparte de las escandalosas condiciones de los “negocios” de corporaciones multinacionales y del Estado, que no pueden sino denominarse saqueos, cuyas naciones de origen ignoran la tragedia referida pero sin embargo, promueven la inmigración expedita a sus territorios de estos calificados profesionales.

Esta sería la historia actual: el holocausto en tierras de América en el siglo XXI que tiene por anfitriona a las del Libertador Bolívar.

Ese colectivo-pueblo no puede sino estar cada vez más confundido. En adición a la política del terror que ha sido instalada en el alma de los venecubanos, pretenderían los intelectuales ofrecer luces que más bien enceguecen, neutralizan y anulan la capacidad de organización colectiva, así como cualquier reacción.

La vía para establecer el Estado de Derecho y restablecer Venezuela exige seriedad porque es indispensable primero, adoptar la dignidad. El desprecio por los traidores colaboracionistas. El desconocimiento de todas las instituciones usurpadas, tanto por el régimen como por sus “oposiciones”. Si no ignorándolas, comprendiendo y explicando su naturaleza; tratándolas como tales.

Sólo después sería posible atraer la atención del colectivo y a su vez la de la comunidad internacional. La primera sumergida en la política del terror referida y distraída en la solución de los problemas cotidianos inventados por el régimen, mientras que la segunda, preocupada por su futuro, luce capaz tan sólo de mirarse sus propios ombligos.

Baste la observación de la reacción colectiva francesa luego de las recientes acciones terroristas en Paris, que habrían permitido a los medios pasar de manera automática a la posición de protagonistas, presentándolas como novedad frente a las circunstancias locales y globales en ebullición más o menos “olvidadas”. Mientras que esos mismos medios que en Paris cerraron sus puertas al público toda la semana como medida de protesta-solidaridad, callan sistemáticamente las atrocidades en desarrollo en otros continentes, como el referido escándalo del holocausto en marcha en VENECUBA.


Paris, 17ENERO2015











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viernes, 23 de enero de 2015

DESAHOGO Y REFLEXIONES POR LA MUERTE DEL FISCAL NISMAN


Pensamientos en un momento de impotencia e indignación en la historia argentina

Rafael Eduardo Micheletti / Tribuna de Periodistas (Argentina)
Rafael_Micheletti_1La Argentina atraviesa un momento muy doloroso y difícil. La muerte del fiscal Nisman, sea cual sea su causa, es la consagración plena y oprobiosa del triunfo patético de la peor cara de la impunidad. El cuerpo de Nisman yace sin vida, y los muchos interesados en su muerte descansan más tranquilos.
El gobierno argentino es el principal responsable, porque debió apoyar y proteger a Nisman. No importa si fue un asesinato, un suicidio inducido o un suicidio a secas. El gobierno es responsable. Y, al mismo tiempo, es el principal sospechoso, ya que era quien lo atacaba públicamente y quien más se puede llegar a beneficiar con su muerte. En este contexto, el kirchnerismo, con Cristina Fernández a la cabeza, actuó, como de costumbre cuando las cosas se ponen turbias, con frialdad, oscuridad, lentitud y soberbia. En definitiva, como no actuaría ningún dirigente o partido verdaderamente democrático.
El canciller Timerman, uno de los acusados por Nisman, bajó al poco tiempo del macabro hallazgo en el aeropuerto de Nueva York, simulando una conversación telefónica e intentando eludir torpemente a la periodista de Todo Noticias que se encontraba allí, que con tono cada vez más exasperado le preguntaba acerca del suceso. El inoportuno Secretario de Seguridad Sergio Berni llegó rápida e inexplicablemente a la escena del crimen, pisoteando impunemente el charco de sangre que bañaba la sombra de su propio gobierno, como si el principal sospechoso de una muerte pudiera estar en condiciones de vigilar la recolección de pruebas. El bloque legislativo del Frente Para la Victoria, asimismo, tomó la decisión de no acudir a la reunión en la que el fiscal iba a presentar sus pruebas, a donde según Conti planeaban “ir con los tapones de punta”. Era lo mínimo que había que hacer, aunque sea como un insuficiente y vacío homenaje. Y todo el oficialismo se apuró a aseverar que se trataba de un suicidio cuando las investigaciones estaban en curso.
Cristina Fernández calló inexplicablemente durante todo el día, y recién se expidió a última hora con una larga y rebuscada carta en la que, lejos de limitarse a ayudar a esclarecer la situación o demostrar su consternación, se puso a la defensiva. Nuevamente, ella se ve a sí misma como la gran protagonista. Nadie ni nada, ni siquiera la muerte del fiscal que la investigaba, puede quitarle ese lugar. “En lo personal me retrotrae a épocas pasadas…”. “Me veo todavía, después de tanto tiempo, prestando declaración ante el oficial instructor de la Policía…”. Y recurrió al viejo artilugio del kirchnerismo que consiste en presentar como pruebas irrefutables de su inocencia elementos totalmente compatibles con las acusaciones en su contra. Por ejemplo, cita una y otra vez que se trata del gobierno que más hizo por la causaAMIA, cuando Nisman decía exactamente lo mismo, y agregaba que ocurrió un cambio radical durante el gobierno de Fernández cuando ésta intentó pactar la impunidad de los terroristas para concretar un viraje geopolítico hacia Irán.
Peor aún, la presidenta deja irreverentemente caer sospechas sobre el fiscal fallecido, convirtiendo a la víctima en victimario. Y vuelve a presentar como pruebas de inocencia elementos absolutamente compatibles con las acusaciones.“¿Cómo pueden decir que el fiscal volvió porque temía que la Procuradora lo removiera de su cargo si el propio Nisman admitió (…) que la Dra. Gils Carbó lo llamó para ofrecerle más protección y si necesitaba más custodia?”Claro que la procuradora debía ofrecerle protección. No podía no hacerlo. Sería demasiado alevoso. Pero es la misma procuradora que destituyó a Campagnoli por investigar el lavado de dinero del entorno presidencial y a la cual laJusticia le frenó 18 nombramientos de fiscales irregulares. Una vez que el gobierno destituyó a Stiuso, hombre de confianza de Nisman en la ex SIDE por mediación de Néstor, era el paso siguiente natural desembarazarse del fiscal.
En medio de tanta confusión, de tantas mentiras y sospechas, los argentinos estamos desamparados y desconsolados. Nuevamente la impunidad que nos exprime y agobia se nos ríe en la cara, y con más fuerza que nunca. En un momento así, no hemos hecho otra cosa más que lo único que podíamos hacer: desahogarnos. En las redes sociales empezaron a circular comentarios de todo tipo: insultos, broncas, convocatorias a manifestaciones, preguntas sin respuesta.
El gobierno, acostumbrado a seguir sus caprichos, a manejarse autoritariamente, a no consensuar ni consultar sus acciones, a llevarse todo por delante, chocó contra un muro llamado Nisman. Ese choque produjo una explosión, que se llevó la vida del fiscal pero que también, en alguna medida, tiene que haber herido al gobierno, a pesar de la renovada esperanza de impunidad para su máxima dirigente.
El Estado mafioso dentro del Estado no está en la actualidad en proceso de extinción en la Argentina, sino claramente en una fase de marcada expansión. No es la primera vez que ocurre algo así ni será probablemente la última. Basta recordar que al fiscal Eduardo Taiano, quien debía apelar el sobreseimiento de Néstor Kirchner en la causa por enriquecimiento ilícito, le secuestraron al hijo, al cual soltaron una vez que su padre dejó vencer el plazo para la apelación. Por su parte, el fuerte crecimiento del volumen y la presencia del narcotráfico en nuestro país en la última década es otro recurso a la mano de los mafiosos para llenarse los bolsillos e infiltrar el Estado. Es decir, el panorama no pinta bien más allá de la espesa nube de angustia levantada por la triste e irrevocable caída de Nisman.
El kirchnerismo es, y esto se ve de manera cada vez más patente, una complicada combinación de corrupción, mafia, autoritarismo y fanatismo. No hay mucho para agregar. Solamente Dios sabe hasta cuándo durará esta pesadilla social y en qué momento y con qué velocidad y determinación empezará a ser contrarrestada por las pequeñas acciones cotidianas, coordinadas y desinteresadas de los buenos ciudadanos, que siempre son mayoría.
No va a ser sencillo reponernos de esto. Pero existe una sola luz en medio de tanta penumbra. En las peores circunstancias de las sociedades humanas, siguen existiendo personas capaces de jugarse por lo que creen, y de apostar por la verdad y la libertad. No es mucho. No nos va a ser fácil seguir ese ejemplo con la sola herramienta de la frágil memoria de Nisman y de otros como él. Pero no es poco. De nosotros depende.

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jueves, 1 de enero de 2015

AL CAMARADA FLACO PRADA... DO QUIERA QUE SE ENCUENTRE

 
 
Maracay, 02 de enero de 2015


Hoy es tu aniversario. Te imagino luciendo el smoking con que te fugaste del San Carlos, brindado con Chicha Andina. Esa que solías preparar. Y rodeado de los siempre y recordados compañeros.

Chimiro alegre, cantando un golpe tocuyano, junto a Ramoncito París y el Cosaco, acompañados en el cuatro que toca el Taparo Linares y recordándonos (Chimiro) con su poema, que…”somos la vida y la alegría en tremenda lucha con la tristeza y la muerte”

Fabricio, manifestándote solemnemente que la toma (que no pudiste realizar) de la casa donde se firmó el Decreto de Guerra a Muerte aún vigente, será ejecutada en la misma fecha y a la misma hora en que fue firmado el decreto, por un comando de las gloriosas F.A.L.N., dando así continuación a la Guerra del Pueblo.

Kleber, con su cara de yo no fui, rememorando cuando allanaron la sede de Ruptura en Caracas y, por no estar presente, al regresar de la Cafetería preguntó a los policías lo que acontecía y estos contestaron con sorna que era un allanamiento y que si no se marchaba, también iría preso.

El viejo Millán, preparando café para todos y contando cómo salió a la manera de Kleber, en flamante patrulla, con custodia policial, del centro de la ciudad, en plena manifestación, donde era buscado por agitador, y en medio de las bombas lacrimógenas, solicitó al oficial de policía ser sacado del sitio por ser viejo y enfermo.

Al viejo Martín Marval, sonriente, llevando bajo el brazo, los veinte topochos por los cuales fue puesto preso por los sucesos del 27/Nov/92

Al viejo Márquez (la bruja) cantando su himno a la clase obrera venezolana y repitiendo constantemente:

“Campesino, soldado y obrero,
Con machete, martillo y fusil,
Asestemos el golpe certero
A quien de hambre nos hace morir”

A la bien amada Gorda Priscila, regañando a los cabecitas de repollo, porque querían tocar el tambor a destiempo y Guaribe, por estar ya borracho, no les decía nada. La Gorda repetía que si se hubiese muerto casi en el atentado, se habría llenado de granadas y se hubiese hecho inmolar en el Congreso Nacional, finalmente se comería su heladito de fresa con un Così complacido…

Al camarita Buitriago, con un brazo vendado, para justificarse ante los campesinos el no poder tocar el arpa, como lo había prometido anteriormente, siendo que no sabía tocar.

Al tenientico, con su gorra puesta, buscando aún el morral perdido por Magoya.

Al negro Choropo, que llegó corriendo, cansado, sudado y sin camisa, portando la guitarra que guardaban los hijos de Iván Pérez, para que la tocara el Gordo Páez, que quería cantar la canción de Alí:

Los que mueren por la vida,
No pueden llamarse muertos,
Y a partir de este momento,
Es prohibido llorarles.

Que se callen los redobles
En todos los campanarios,
Vamos cumpa, carajo!
Que para amanecer,
No hacen falta gallinas,
Sino cantar de gallos

Salud comandante. Un abrazo fraternal a todos los compañeros caídos…
 
Enrique Urquiola
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