La pregunta sobre la supuesta reivindicación del ex presidente Carlos Andrés Pérez se nos ha planteado en varias entrevistas recientes, a propósito del debate que comienza a generar nuestra más reciente publicación: Yo sigo acusando, habla CAP , el Defenestrado.
A mucha gente le molesta que se le conceda a CAP la condición, moral y posibilidad de acusar a alguien. El acusado y condenado, ya estigmatizado y arrinconado debe guardar silencio. Morir callado.
El ex mandatario por mucho tiempo ha estado de bajo perfil por su estado de salud. Pero el presente régimen lo señala como un gran y permanente conspirador contra ‘la revolución’.
Y es que este proceso desde sus inicios quiere ser la antítesis de la democracia puntofijista y específicamente del gobierno de CAP II, al que califican como populista, corrupto, neoliberal, proimperialista y contrarrevolucionario.
Pero aun aceptando esos calificativos, habría que preguntar si esa realidad ha sido superada. Hoy, junto a las inmensas lluvias está la vulnerabilidad social que da espacio a la muerte.
Las exiguas condiciones de las mayorías le abren la puerta a la tragedia que compromete y castiga a la pobreza. Y es tal el nivel de la miseria que ya no escampa.
Y en medio de este drama, la corrupción se une a la ineficiencia, la implosión, la salvaje polarización, el autoritarismo ligado a la influencia totalitaria y neofascista.
Mientras, la militarización deviene en sujeto fundamental de la ‘revolución’ y el narcotráfico alumbra todos sus caminos. Allí ha actuado, entre otros feligreses, el sumo sacerdote Walid Makled.
La confusión es cada vez más intensa y profunda. Se olvida que el desastre del tiempo Punto Fijo llevó al colectivo a admitir que Pérez Jiménez fue un buen gobernante.
Y el fracaso de este régimen lleva a muchos a creer que CAP II fue un esfuerzo por modernizar el aparato productivo y forjar una economía para la competencia.
Hoy CAP se nos presenta como el demócrata que acusa al golpista-presidente (GP) y sus ‘notables golpistas’ de 1992 como los culpables de esta situación.
J. V. Rangel y Escovar Salom son los héroes de la muerte política de CAP , quien creyó en la democracia que lo liquidó para abrirle las puertas a estos gendarmes de este desastre criminal. Sancho, estamos obligados a reivindicar al colectivo y no las miserias de los todo poderosos! abm333@gmail.com
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