Editorial
En el país se ha llegado a tal grado de intolerancia y de exclusión que para reafirmar los derechos fundamentales del hombre pareciera no quedar más recurso que poner en juego la propia existencia. Nunca podremos olvidar el ejemplo llevado, lamentablemente, hasta sus últimas consecuencias por Franklin Brito. Esperemos que no se repita la actitud vergonzosa e ignominiosa del gobierno con estos jóvenes que sólo pretenden que en nuestro país se le dé el debido respeto a los derechos humanos.
Si como afirma el sector oficial aquí hay un total respeto de los derechos humanos entonces ¿por qué no se permite que venga al país la comisión de derechos humanos de la OEA y el Secretario General? ¿Será que hay mucho que ocultar? ¿Por qué en nuestra América Latina, ahora, sólo Cuba y Venezuela no permiten las visitas de la Comisión?
Los jóvenes están dando un ejemplo que los mayores, tal vez, no han sabido expresar adecuadamente. ¿Cómo es posible que se inhabilite políticamente a los opositores mediante un acto administrativo del Contralor sin que haya un debido proceso judicial? ¿Por qué se permite que se viole impunemente la inmunidad parlamentaria de diputados electos? ¿Por qué están condenados a treinta años los comisarios del 11 de abril y están sueltos los pistoleros de Puente Llaguno? ¿Por qué esta detenido Alejandro Peña Esclusa por presunta posesión de C4 en la habitación de su hija? Podríamos seguir formulando preguntas que no harían otra cosa que poner en evidencia la ausencia total de un estado de derecho en el país.
El debido proceso, la presunción de inocencia del inculpado y el derecho a ser juzgado en libertad, son expresiones liberales que a los diversos regimenes totalitarios les repugnan. Si no ¿qué fueron los juicios de Moscú, o el führerprinzip en la Alemania nazi, para no hablar de los juicios sumarios en Cuba?
Los jóvenes huelguistas no quieren que en Venezuela se imponga un régimen totalitario, por eso reclaman la libertad de los presos políticos , el respeto al debido proceso y la verdadera separación de los poderes. No es descalificándolos con epítetos mal sonantes y acusándolos de “momios”, peones del imperio y otras vilezas como se frenará el espíritu libertario de una nueva generación globalizada que quiere ser tratada como ciudadanos y se niegan a convertirse en súbditos de un neo-totalitarismo pseudo democrático.
Emilio Figueredo
Analítica
No hay comentarios:
Publicar un comentario