viernes, 25 de marzo de 2011

ABRAHAM GÓMEZ - TRANSFORMACIÓN UNIVERSITARIA

Episteme: modelo racional de una época. Lógica
 civilizacional que gobierna los sistemas de representación.
Aparato cognitivo que suministra los dispositivos intersubjetivos
para las estrategias de saber mediante las cuales habla el poder”.
RIGOBERTO LANZ: Las palabras no son neutras, p. 9

Las excusas que se quieran anteponer sobran. Quienes somos hechuras y sentimos serios compromisos con la academia nos encontramos en una interesante al tiempo que inescurrible ocasión para abrir un fértil debate. Obligados estamos por la superación de la Universidad a diseñar y promover una y muchas confrontaciones con carácter plural, donde afloren distintas voces y miradas. Que además abra horizontes tal intercambio de disímiles posiciones para desplegar, con renovados pensamientos, el futuro de la universidad.

Seamos autocríticos y aceptemos que las universidades se han vuelto endogámicas: los tímidos intentos para crecer y reproducirse sólo han tenido más o menos cierta aceptación hacia adentro.

Resulta que cada vez que se desanudan los  intentos para abrir los ojos, para percatarnos del atolladero en que se encuentra la universidad, a alguien se le ocurre que hay que nombrar una comisión de reforma universitaria. Pensamos que por el camino de la reforma no vamos para ninguna parte. Porque la re-forma lleva implícita la intención de analizar únicamente las formas, los aspectos, los bordes, los esquemas, las apariencias. Y de lo que se trata, con contundencia, es llegar a la raíz de del asunto, trastocar y desmontar las lógicas.

Desanudar las racionalidades con las cuales de han tejido y deconstruido (Derrida, dixit) los discursos y los pensamientos en  y desde las universidades. La insistente invitación en estos tiempos de cambios viene dada para Transformar la universidad. Toda ella. Transformar: penetrar sin escrúpulos mucho más allá de las formas. Asumimos a plena conciencia que  esos eventos que llevan implícitos signos de mutaciones se asientan en los conocimientos que generamos cuyos pisos nutrientes responden a su específica matriz epistémica. Trasfondo existencial desde donde captamos las realidades. Mundo de vida que nos llena.

Ese sustrato que nos alimenta  nuestro casi invariable modo de ser, hacer, conocer, convivir, dentro y fuera de la universidad. Esas matrices epistémicas en cualquiera de sus latitudes culturales y civilizatorias rigen para todos en todas partes: en la  praxis política, en cuanto a lo ético-estético. No hay escapatoria posible: la matriz epistémica nos impronta e inunda nuestra óntica. Ella es prelógica (sin necesidad de pensarla mucho) y  preconceptual (sin entrar en dilatadas definiciones).

La matriz epistémica la hacemos nuestra como una fuente que impone, rige y condiciona el modo de producir conocimientos y de tramar los significados de las cosas. Cómo pensar en una nueva ley de universidades  sin que esté antecedido de las apodícticas discusiones de orden epistemológico. En algunos proyectos presentados percibimos atisbos de paradigma transdiciplinario.

Luce interesante de entrada. Basta conocer si los proponentes saben de qué están hablando. Si están concientes que la trasdiciplinariedad se conecta indisolublemente con los esenciales componentes de  La complejidad: motivación dialógica-dialéctica, manejos recursivos, disposición hologramática,  visión emergente, auto-eco-organización y con definiciones de la realidad con borrosidades.

La trasdiciplinariedad, en sus diferentes manifestaciones práxicas, debe partir sin evasivas de un serio cuestionamiento a los paradigmas precedentes. Aquí como que se complica el  asunto por cuanto implica poner en entredicho las lógicas de dominación de los signos ideológicos que hasta ahora han sido fundantes de los saberes.

Una nueva ley de universidad con esos arrestos trasdicisciplinarios se hace subversiva. Con una nueva “ley de universidades transdisciplinaria” las cosas no serán tan domesticables menos cosificadas. Comporta poner en  tensión a las racionalidades que han anidado  las categorías que sirvieron de base al corpus teorético. Nos alegramos por el debate.

Dr. Abraham Gómez R.

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