jueves, 27 de octubre de 2011

JESÚS URDANETA HERNÁNDEZ - LA FUERZA DE LA VERDAD Y DE LA RAZÓN



Desde hace mucho tiempo las cosas en este País, son lo contrario al deber ser.  Ser honesto es ser idiota; ser leal es no entender de oportunidades; ser responsable es no saber vivir y así, pare de contar. Dentro de este mundo al revés en el que vivimos, en días pasados fuimos testigos de una nueva (pero por supuesto no última) situación en la que se evidencia lo descrito: el gobierno ha decidió multar a Globovisión,  por haber trasmitido e informado a los venezolanos, lo que ocurría en las cárceles del Rodeo I y II.

En efecto, informar de manera veraz e incluso gracias a ello, evitar una mayor masacre a la ocurrida,  lejos de generar elogios y reconocimiento profesional, conlleva a una sanción que ni siquiera es meramente pecuniaria sino vital. Así, el régimen castiga a Globovisión mientras las cárceles siguen en estado de putrefacción, la nueva Ministra sólo insulta y profiere improperios incluso a sus trabajadores y nuevos levantamientos y tomas de rehenes ocurren en las mismas.

 Y es que esa ha sido desde siempre la política de este gobierno. Si nos roban es porque somos descuidados; si nos matan es porque nosotros generamos la situación o peor aún, todo es irreal y producto sólo de nuestra imaginación, porque a pesar de los casi 18.000 muertos del año pasado, la inseguridad no existe sino es sólo una sensación que nos generan los medios de comunicación.

Ahora bien, esa política de alterar la realidad, y de sancionar a quien no se presta para el juego, no es casual y obedece a dos razones fundamentales. La primera,  la manipulación de la verdad, para evitar dejar al descubierto su propia incompetencia e ineptitud y; la segunda para generar miedo en la población, sin importar la condición socio económica que se tenga.

Para nadie es un secreto que el miedo es la principal arma de los regímenes totalitarios y por ende, la más usada en nuestro país. Y nos guste o no, debemos reconocer que lamentablemente han logrado en gran medida sus objetivos: mucha gente tiene miedo.  Resulta evidente la autocensura que viene operando en distintos medios de comunicación social.

Ante presiones inmorales ceden y alejan de los micrófonos  o de las tintas a periodistas  que mantienen una  posición cuestionadora u oposicionista  ante el Régimen; otros se niegan a pasar propagandas incómodas e incluso a  reflejar en sus noticias la realidad tal cual la vivimos los venezolanos. Por su parte,  muchas personas prefieren tener un bajo o invisible perfil para pasar desapercibidos y así evitar cualquier tipo de retaliación.

En este país al revés, debemos enderezar las cosas. Llamar a cada una por su nombre y entender que la única manera que tenemos de lograr rescatar  nuestras vidas es no dejarnos manipular ni extorsionar por el poderoso, que este caso es el Estado. Un estado en el que lejos de buscar el bienestar y el desarrollo de su población, busca la sumisión y el control de ésta a través del terror, para así perpetuarse en el poder. La concentración del poder por el poder mismo y no como herramienta de servicio social o colectivo, es una constante que se repite descrita de manera magistral por Maquiavelo.

Ha llegado el momento de que abandonemos el miedo. Cada uno dentro de su pequeña o gran parcela de acción, debe entender que la posibilidad del cambio radica en nosotros mismos. No debemos esperar que otro haga lo que nos corresponde. Cada quien debe asumir la responsabilidad de sus actos para así, de manera gradual  pero constante convertirnos nuevamente en una sociedad libre donde cada uno es importante y donde la fuerza del individuo como ser único y especial es superior al del estado abstracto y carente de significación en sí  mismo, porque sin la suma de sus individualidades no es nada.

Quisiera terminar con una reflexión hecha por el gran dramaturgo noruego Henrik  Ibsen, quien en su obra “Un enemigo del pueblo”  señala: “Todavía queda por ver si la maldad  y la cobardía son lo bastante poderosas para sellar los labios de un hombre libre y honrado”. Estoy convencido que eso no es así y que no permitiremos que sellen nuestros labios…


Jesús Urdaneta Hernández
C.I.  4.391.814
Twitter @jesusurdanetah

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