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El Comandante presidente con toda su brutal discrecionalidad, ausencia de ética laica, e irrespeto por el sector militar de la sociedad, decretó el día 26 de octubre en forma pública comunicacional y notoria un aumento del 50% para los militares, aumento del cual no se conocen exactamente sus características por cuanto en el salario del personal militar no se reflejó en el mes de octubre. Lo que sí refleja el anuncio presidencial es la carencia de Jefes militares que responsablemente orientasen al out sider político, como un aumento en el campo militar debe hacerse en forma escalonada, aumento que además es necesario como consecuencia de la galopante inflación y de la carencia de apoyo de seguridad social que anteriormente se le garantizaba al sector militar de la sociedad venezolana.
El discrecional, grotesco e intencionado anuncio presidencial habla igualmente de una cúpula militar claudicante que de espalda a su responsabilidad como comandantes, fueron incapaces de persuadir al político interesado en dividir y conflictuar al militar en la sociedad venezolana, al anunciar de manera general y parcializada un aumento sin tomar en consideración los otros sectores de la sociedad. Inequívocamente que este político out sider, militarista, le dio una intencionalidad simbológica a su acción como comandante en Jefe de la Fuerza Armada para que el resto de la sociedad venezolana, interpretara cualquier significado hasta “la compra de las voluntades del componente armando” frente a la precaria y en declive situación de popularidad del chavismo en la sociedad venezolana.
El aumento igualmente ha servido para que a lo interno de la institución armada se avive el rechazo hacia el Presidente comunistoide apoyado por el soft power cubano, que resulta intolerable e inaceptable a un sector cierto del componente armado el cual se niega a entregarse al proceso de penetración e ideologización que el Presidente de la república ha implantado en convivencia y complicidad con aquellos tenientes y capitanes golpistas del 92, que han venido acompañándole y aceptando las violaciones continuas de la Constitución vigente venezolana y en especial el irrespeto y desprecio de los contenidos de sus artículos 328, 329 y 330.
El aumento salarial decretado de manera pública e inconveniente por parte del Presidente, a los pocos días ya lo compromete frente a la historia, pero además, ha permitido que a lo interno del sector militar en lo que se conoce como su entorno interno militar, hayan aparecido corrientes críticas y rechazo hacia esta perversa manipulación con la cual se quiere comprometer la dignidad del elemento de armas, debido a la falta de decencia de un político anacrónico y primitivo que piensa que de esta forma puede divorciar como miembro de la sociedad venezolana, al elemento armado del país.
2. EL ERRÁTICO AUMENTO DEL SALARIO
El anuncio de aumento salarial al militar es errático, injusto e inexacto, por cuanto no se requiere mayor estudio para comprender que es falso e injusto el que se pueda aumentar igual a un sargento que a un teniente, un mayor o un general, y que resulta un craso error por una razón elemental de justicia, al no haberse hecho una evaluación salarial para crear una “escala de aumento salarial básicamente justa”. Es inexacto igualmente pero además un desatino por cuanto si los jefes militares conocían de la pulsión de demanda interna salarial, debieron construir un estudio apropiado y conveniente como jefes militares para llegar a la mencionada recomendación al poder político.
Ha faltado en consecuencia la consciencia, honestidad y decencia por parte del poder político y de los jefes militares en la propuesta de un aumento salarial, porque la decencia impone que se le otorgase a cada miembro de la Fuerza Armada lo que le corresponde, con recato y sobre todo con dignidad, por cuanto la dignidad, se ha ofendido y ello constituye una afrenta a los valores corporativos del elemento militar venezolano, además una amenaza a los intereses comparativos de la organización. Causas por las cuales junto con la corrupción política y el estancamiento político que hoy se aprecia en el entorno militar venezolano constituyen, razones para la posible “manifestación del elemento armado”, como bien lo explica Peter Karsten en su famoso estudio sobre América Latina.
Ha sido errático el aumento salarial porque la forma, modo y monto anunciado ha impactado a la opinión pública, la cual ha solicitado y demandado al presidente de la República que no privilegie al elemento militar venezolano, cuando en realidad el elemento militar venezolano muestra salarios deficitarios y grandes limitaciones económicas y de seguridad social que ha ido perdiendo al limitarse sus posibilidades de recreación, soportes alimentarios y quizá lo mas importante, el apoyo para el mantenimiento de su salud ante la precariedad y la inoperatividad del servicio de sanidad militar.
Inexacto igualmente ha sido el aumento salarial porque se ha querido mostrar ante la opinión pública una decisión que privilegia supuestamente al hombre de uniforme, sin tomar en cuenta que no se le está otorgando una prebenda, sino que por el contrario un nefasto y primitivo control de la economía por parte del estado ha desatado tal grado de inflación, que el salario del elemento militar resulta insuficiente para su subsistencia. Evidentemente que todo este desorden e improvisación demuestra la carencia de jefes militares preocupados por el bienestar y la seguridad social de los hombres bajo su mando, pero muestra además, la claudicación y adulancia de estos jefes militares ante un poder político que asustado como esta por el hecho electoral, pretende seguir dividiendo y creando diferencias artificiosas en el cuerpo social venezolano aprovechándose hasta de la dolorosa situación salarial del hombre de uniforme.
3. Jefes Militares y el Aumento Salarial
El elemento militar venezolano en su proceso de desestructuración y penetración implementado por el presidente Chávez y el Sotf Power (Machillanda) cubano, representa lo que se conoce como una “institución cautiva” (Vara, Fuentes, Agüero), es decir, una institución sujeta a la percepción en sus aspectos positivos y negativos por parte de la sociedad y en especial de la opinión pública, como una organización que se entiende llena de privilegios.
La institución militar en la Venezuela actual deviene de un estamento militar profesional que derrotó política y militarmente al castro comunismo cubano y fue calificada por Luige Valsalisi como la única institución en América Latina que derrotó en el siglo XX al fidelocomunismo instrumentado por Gorbachov y ha devenido en una organización armada cuasi pretoriana al servicio del régimen que se caracteriza por la carencia de jefes militares.
Jefes militares se tuvieron que forjar durante los 40 y más años de democracia inacabada en una institución militar que se fundamentaba en la disciplina obediencia y subordinación, pero además, era fundamental el conocimiento de la polemología, (Bouthoul) el empleo de la estrategia (Hart) y con especial ahínco la presencia de la ética militar (Cortina). Si bien es cierto esta organización no era perfecta, demostró la existencia de reales jefes militares haciendo posible la derrota de la guerrilla castro comunista invasora y la reacción estratégica exitosa ante la pretensión de Colombia con el CALDAS en el espacio marítimo donde Venezuela es intransigente.
Un jefe militar es entonces aquél que tiene autoritas, es decir, aquel que se separa del quehacer político, el militar que renuncia a ser parte del gobierno y entiende definitivamente que debe cumplir la doctrina militar y con ello ser responsable ante la sociedad y antes que nada hacia sus subalternos y comandados. Los Jefes militares saben que como parte de la institución cautiva no pueden permitir que el gobierno o poder político cual sea, cree situaciones de percepción o sospecha sobre la organización como un todo, tal como ha ocurrido desde cuando el presidente realizó el anuncio de manera comunicacional e imprudente con el consenso de quien se dice ser ministro de la defensa –que es también candidato a la gobernación de Nueva Esparta, por lo tanto político– el General Mata Figueroa.
4. Simbología del Aumento Militar
El aumento salarial ha impactado inequívocamente en el imaginario social del venezolano (Taylor) porque crea una imagen de militar privilegiado, una historia sobre su bienestar económico y una leyenda sobre un militar económicamente poderoso y esto no es verdad. Debería quedarle claro a los venezolanos todos, que la irresponsable conducta de los jefes militares y el intencionado anuncio del presidente, vista como una macro decisión cuanto ha hecho es generar un sentimiento de trasfondo, es decir de una comprensión desarticulada de la real situación económica del elemento militar venezolano.
El anuncio potencia un imaginario de carácter unidireccional en el cual la opinión de la mayoría pareciese que repudia que se normalice la situación salarial al militar por la grave inflación, y no se termina de comprender la intencionalidad que enmascara el político presidente acorralado que ha hecho que inclusive se titule “con el aumento le callan la boca a los militares”, es decir, que los militares han sido comprados de manera grotesca y vulgar con un aumento salarial. Es posible que algunos venezolanos incautos pudiesen aproximarse en esta dirección y creer que la intencionalidad del presidente cumpliese este objetivo sobre el componente militar, pero estoy convencido que aunque haya logrado inicialmente impactar la sociedad, poco a poco irá transformándose esta percepción en el ciudadano convenciéndose que el presidente con esa acción cuanto intenta es crear mayores divisiones, conflictos y diferenciación entre los venezolanos.
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El aumento salarial como elemento simbológico que afecta al imaginario del venezolano dibuja una concepción de fondo que no es otra que la de comunicarle a los venezolanos que el militar se puede comprar con dinero y que todos los militares aceptan el ejercicio errático del actual presidente de república lo cual no es verdad.
Lo real, lo cierto, lo institucionalmente comprobable es que a lo interno del componente militar no obstante las maniobras del presidente comandante y de una cúpula militar insolvente existe una pléyade de miembros de esa organización que todavía consiguen un aliento en los antiguos jefes militares cargados de dignidad y representantes del momento político militar profesional. Esa pléyade de militares de muchos prudentes y responsables comandantes que hoy existen a lo interno de la organización sienten profundo rechazo por la pretensión política ideológica de convertir a Venezuela en otra Cuba en América latina, con todas las consecuencias que ello encierra, en donde por lo tanto y inseguro en aumento salarial NO cumplirá la pretensión simbológica perversa que direcciono el presidente de la republica y que acepto de manera sumisa la cúpula militar claudicante.
5. Aumento militar y rechazo militar
El presidente de la república y la cúpula militar se han vuelto a equivocar al tratar de poner en juego al componente armado en el complejo proceso político electoral que abraza hoy a la sociedad venezolana y su equivocación se debe a que desconocen el entorno interno militar, pero más grave aun, porque desconocen o niegan “las nuevas vías” que persigue la sociedad postmoderna (Morín) hacia la vía para lograr la reconstrucción del sistema político venezolano que no es otro mas que la reconstrucción de la democracia como una consecuencia del gen democrático nacional (Roiz).
En esa vía, que no es otra mas que la reforma política, es inminente a la reforma de la educación del venezolano como una reforma vital, una reforma ética, que dará resultados en lo económico y en lo social a futuro, solo y solo, cuando el ciudadano como supuesto unificador del sistema, y entre ellos el ciudadano soldado, el militar; se conviertan en la GRAN MAYORÍA (SBA) para reconstruir la democracia. Por lo tanto el soldado venezolano que es parte de la sociedad, que es pueblo puro pueblo, que siente y/o padece cómo la familia venezolana rechaza el modo y contenido del chavismo autoritario militarista con mayor fuerza y el errático anuncio presidencial que propugna el presidente Chávez y que apoya una cúpula militar insolvente que claudicó y tendrá que responder ante la historia por esa claudicación.
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El rechazo del militar no es otra cosa más que la muestra de la conciencia de un grupo de venezolanos que comprende el grave deterioro que vive la república, el conflicto permanente en que nos mantiene el gobierno, la grotesca corrupción de la burocracia y la inmoral y anti histórica entrega de los bienes de la república y de los espacios de la república a otros estados que nada tienen que ver con la historia de la sociedad y el futuro de los venezolanos. El rechazo militar crece al cerciorarse del grave problema humano que hoy afecta a los venezolanos en sus relaciones entre los individuos, grupos y el mismo pueblo que vive con necesidades monstruosas y observa y verifica a un gobierno que con sus acciones de desgobierno lo que hace es producir un conflicto permanente e increscendo, en la ecuación política militar.
¡El rechazo presidente, generales y almirantes! no es contra el chavismo ni contra el equivocado socialismo del siglo XXI, es contra la incapacidad, el cinismo, la burla y la corrupción que muestran en esta mal intencionada acción del aumento salarial en defensa de su proyecto. Proyecto que no tiene nada de revolucionario, que no se inspira jamás en la sabiduría de Bolívar, de sus héroes y de los prohombres de patria, sino en una concepción errática en donde el conflicto (Laclau) es el modo permanente y la forma sistemática para descomponer la vida diaria del venezolano.
El rechazo militar del ciudadano-soldado al modo y forma del anuncio del aumento salarial no es otra cosa mas que el rechazo de una sociedad civil en donde el militar como grupo muy pequeño pero representativo, quiere dejar patentado que la iniciativa de la reconstrucción de la democracia también le pertenece y que a partir de allí surgirán lazos y desarrollos convergentes para lograr “la vía” que permitirá que se acerquen a otras vías, con otras iniciativas, con gran sentido de responsabilidad ciudadana para construir la vía definitiva de una democracia fundamentada en la constitución, en la libertad, en la igualdad y el la armonía de toda la nación venezolana.
El rechazo finalmente del militar confirmará que el 50% del aumento salarial errático, injusto y mal intencionado no podrá jamás comprar la dignidad del militar venezolano, pero sí va a servir de reforzamiento para que con otros grupos, en otras vías ciertamente constitucionales se pueda restaurar la democracia y con ello a la dignidad militar. El 50% fracasó como todas las acciones perversas que se han emprendido a lo interno del componente armado, componente que sigue estando carente de jefes militares, pero no obstante a ello existe un volumen crítico y cierto de militares dignos y decentes.
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