jueves, 21 de junio de 2012

CARTA DE FABRICIO OJEDA HIJO A SU PADRE, 46 AÑOS DESPUÉS


FABRICIO OJEDA DÍAZ  A SU PADRE

46 años, papá... ¿Sirvió de algo tu sacrificio? Cuando veo a los boliburgueses engordar y llenar sus arcas a punta de engaños; a los Dio$dados, a los Barretos, a los Maestres, Bernales, Ramírez, Morales, Didalcos, Izarras, a los narcogeneralotes amasando asquerosas fortunas; a la "familia real" dándose la gran vida, manipulando esperanzas y derrochando el tesoro público; al capo embustero sosteniendo dictadores, chulos y asesinos internacionales; a los nuevos "próceres" y sus sayones insultando y agrediendo periodistas, mientras el pueblo llano pela bola y tiene que arrastrarse ante el poder para vivir de migajas y mentiras, creo, sinceramente y con mucho dolor, que no valió la pena que dieras tu vida por una desgastada utopía. Descansa en paz, viejo. Ya te asesinaron una vez los esbirros del pasado. Ojalá que ahora no osen jorungar tus huesos quienes suelen manosear la memoria de los hombres buenos para justificar su eternización en el mando...

MERY SANANES A FABRICIO HIJO

Esto fue escrito hace 46 años. La noticia de la muerte-asesinato de Fabricio aún duele hasta en la respiración. Así lo vimos un día levantarse de su curul parlamentario para irse a las montañas, con la misma ilusión de tantos jóvenes que se quedaron en el camino, soñando y batallando contra un enemigo que tenía muchísimas caras.

La carta de Fabricio hijo, fue como abrir una espita en la cual el tiempo se va para darnos esa terrible conciencia de que no se llegó a parte alguna, que estamos anclados en la misma historia perversa. Y que sin embargo, nos negaremos siempre a ser meros enterradores.

Te saludo, Fabricio, con la convicción hoy, de que los fusiles no son la respuesta. Que hay que construir con la capacidad de entrega que tenía tu padre. Que hay que avanzar hacia una concientización y organización del colectivo que le permita entender las raíces más profunda y trágica de esta historia, aprehender la esencia de lo que hoy se vive en este expaís, convertido ahora en Venecuba, y actuar con la fuerza de la razón, que no de las armas, hacia la conformación de esa historia por la cual Fabricio y tantos otros sacrificaron su vida.




Un día te levantas
la prensa amaneció antes que tú
trayendo la noticia

sabes quiénes fueron
los que dijeron que se entregó
sabes quiénes fueron
los que lo capturaron
sabes quiénes fueron
los delatores

la muerte sobrevino de noche
a media mañana de un día gris
te enteraste
lloras porque no has estado nunca
en la montaña

sabes quiénes fueron
los que golpearon
sabes quiénes fueron
los que lo colgaron
sabes quiénes lo encerraron
el tiempo de morir

viste el ataúd golpear el suelo
viste los hombres pegados detrás
viste la carta que le dirigieron a los familiares

había una diferencia entre camarada
y compañero
ahora sabes lo que tienes
que hacer

miembros del partido
miembros de todas las policías del mundo
estad alertas
un fusil sigue siendo el nombre de Fabricio
un testimonio más duro que su muerte
sobreviene

la muerte de un hombre sentencia la vida
de muchos hombres

digamos de una vez por todas
quiénes están con esta guerra

junio 1966*

*Mery Sananes, Tiempo de guerra. Caracas, Ediciones Desorden, 2da ed. 1974, pp. 23-24.

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