FABRICIO OJEDA DÍAZ A SU PADRE
46 años,
papá... ¿Sirvió de algo tu sacrificio? Cuando veo a los boliburgueses engordar
y llenar sus arcas a punta de engaños; a los Dio$dados, a los Barretos, a los
Maestres, Bernales, Ramírez, Morales, Didalcos, Izarras, a los narcogeneralotes
amasando asquerosas fortunas; a la "familia real" dándose la gran
vida, manipulando esperanzas y derrochando el
tesoro público; al capo embustero sosteniendo dictadores, chulos y asesinos
internacionales; a los nuevos "próceres" y sus sayones insultando y
agrediendo periodistas, mientras el pueblo llano pela bola y tiene que
arrastrarse ante el poder para vivir de migajas y mentiras, creo, sinceramente
y con mucho dolor, que no valió la pena que dieras tu vida por una desgastada
utopía. Descansa en paz, viejo. Ya te asesinaron una vez los esbirros del
pasado. Ojalá que ahora no osen jorungar tus huesos quienes suelen manosear la
memoria de los hombres buenos para justificar su eternización en el mando...
MERY SANANES A FABRICIO HIJO
Esto fue
escrito hace 46 años. La noticia de la muerte-asesinato de Fabricio aún duele
hasta en la respiración. Así lo vimos un día levantarse de su curul
parlamentario para irse a las montañas, con la misma ilusión de tantos jóvenes
que se quedaron en el camino, soñando y batallando
contra un enemigo que tenía muchísimas caras.
La
carta de Fabricio hijo, fue como abrir una espita en la cual el tiempo se va
para darnos esa terrible conciencia de que no se llegó a parte alguna, que
estamos anclados en la misma historia perversa. Y que sin embargo, nos
negaremos siempre a ser meros enterradores.
Te
saludo, Fabricio, con la convicción hoy, de que los fusiles no son la respuesta.
Que hay que construir con la capacidad de entrega que tenía tu padre. Que hay
que avanzar hacia una concientización y organización del colectivo que le
permita entender las raíces más profunda y trágica de esta historia, aprehender
la esencia de lo que hoy se vive en este expaís, convertido ahora en Venecuba,
y actuar con la fuerza de la razón, que no de las armas, hacia la conformación
de esa historia por la cual Fabricio y tantos otros sacrificaron su vida.
Un día te levantas
la prensa amaneció antes que tú
trayendo la noticia
sabes quiénes fueron
los que dijeron que se entregó
sabes quiénes fueron
los que lo capturaron
sabes quiénes fueron
los delatores
la muerte sobrevino de noche
a media mañana de un día gris
te enteraste
lloras porque no has estado nunca
en la montaña
sabes quiénes fueron
los que golpearon
sabes quiénes fueron
los que lo colgaron
sabes quiénes lo encerraron
el tiempo de morir
viste el ataúd golpear el suelo
viste los hombres pegados detrás
viste la carta que le dirigieron a los familiares
había una diferencia entre camarada
y compañero
ahora sabes lo que tienes
que hacer
miembros del partido
miembros de todas las policías del mundo
estad alertas
un fusil sigue siendo el nombre de Fabricio
un testimonio más duro que su muerte
sobreviene
la muerte de un hombre sentencia la vida
de muchos hombres
digamos de una vez por todas
quiénes están con esta
guerra
junio 1966*
*Mery Sananes, Tiempo de guerra. Caracas, Ediciones Desorden, 2da ed. 1974, pp. 23-24.
No hay comentarios:
Publicar un comentario