martes, 9 de octubre de 2012

FELIPE BRICEÑO - 8 DE OCTUBRE DEL 2012





Obviar la posibilidad de que Chávez gane las elecciones presidenciales del 7 de octubre mediante fraude (en el peor de los casos), o que desconozca el resultado (en el mejor de los casos) es tan ingenuo como imaginar que el atracador que tenemos en casa, después de una breve conversación amistosa, deponga el arma, restituya el botín y tienda los brazos para que le amarremos las muñecas, mientras llega la policía... Narco-generales, Inteligencia Cubana, Milicias bolivarianas, Guerrilleros de las FARC, General Rangel Silva, Mártires del Islam, Tibisay Lucena, Cilia Flores, Mario Silva, todos felicitando efusivamente a Henrique Capriles Radonski, nuevo presidente de la República. ¡Qué cuadro encantador!

En Venezuela más que en dictadura estamos en guerra. Ya lo decía Chávez explícitamente y sin ambages (ABM, Habla el Comandante, 1998): «La dicotomía entre vía pacífica y armada o violenta es falsa. Para mí todo esto es una guerra». Salvo el desconocimiento del régimen chavista que nos ha sumido en la desgracia y que contraría abiertamente los valores, principios y garantías democráticas y menoscaba los derechos humanos (Art. 350), actualmente las vías alternativas (léase electorales, dialogantes o negociantes) para neutralizarlo son aleatorias.

No obstante todos tenemos la obligación de sacudirnos la opresión (Art. 333) y el deber de utilizar todos los mecanismos (no necesariamente electorales, dialogantes o negociantes) para restablecer el estado de derecho. Además el Artículo 25 dice que todo acto dictado en el ejercicio del poder público que viole o menoscabe los derechos garantizados por la constitución y la ley es nulo.

Se espera entonces que la mesa de la unidad, el grupo la colina, el comando Venezuela y, por supuesto, el candidato Capriles tengan "in pectore" un plan de contingencia para defender el voto y que hayan estudiado (ya que la constitución no lo hace) cómo se aplicarían, en caso de necesidad, los antes mencionados artículos de la urgencia. Ojalá se sientan presionados por el descalabro de la sociedad y de la economía, por el sufrimiento de los presos políticos, por la memoria de los hermanitos Fadoull, de los estudiantes ajusticiados en el Barrio Kennedy, de Don Franklin Brito y de los doscientos mil asesinados que han ensangrentado el suelo de la patria en estos catorce años de anarquía.

No es hora de mentiritas blancas, ni de fraudes piadosos perpetrados por los propios dirigentes de la oposición. Se ha encontrado un excelente candidato y sería muy lastimoso que sus alas se derritieran apenas comenzado el vuelo por la impericia, negligencia y cobardía de sus consejeros. Llegó la hora de mandar para el banquillo de los acusados y para el castigo a esa caterva de maleantes que han tomado por asalto a Venezuela. En este sentido concluye el antes citado artículo 25 de la Constitución: «Y los funcionarios públicos que ordenen [el menoscabo de los derechos constitucionales] o [lo] ejecuten incurren en responsabilidad penal, civil y administrativa, según los casos, sin que les sirvan de excusas órdenes superiores».

08 DE OCTUBRE DEL 2012.


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