Este material lo escribimos y difundimos en el 2009. Tiene plena vigencia hoy cuando de nuevo los cohetes se disparan de uno y otro lado, causando muerte y destrucción 'indiscriminada', como si con eso se entendiera de que hay una muerte y una destrucción que 'discriminada' se pudiera aplicar y justificar. Estos fueron los puntos que entonces señalamos y que hoy seguimos sosteniendo con más fuerza que nunca. Basta ya de contabilizar la masacre o de justificarla con unos u otros argumentos. Lo que hay que hacer es detenerla, donde quiera que se esté produciendo, estén o no, los lentes televisivos e informáticos preocupados por convertirla en nueva mercancía. Estamos contra la masacre, donde quiera que se produzca. Y estamos por una salida pacífica, no violenta, que sólo podrán concertar los colectivos, no los poderes, cuando éstos tengan organización y conciencia suficientes para colocarse por encima de sus asesinos, domesticadores, y usurpadores, que son los únicos beneficiarios de la muerte.
En esta vida
morir es cosa fácil.
Hacer vida
es mucho más difícil.
Vladimir Maiacovsky
Poema a Serguei Esenin
En la Franja de Gaza prevalece hoy una tregua. Sigue en pie la razón de la confrontación. Por lo pronto se ha silenciado la muerte que sigue el camino previamente establecido. En otras oportunidades hemos expuesto nuestro parecer sobre este matar que tan pocos deciden y que a tantos alcanza. Consideramos hoy indispensable reiterar la posición que antes hemos planteado y que está contenida en los puntos que siguen.
1.- Lo primero es manifestar el rechazo a la masacre donde quiera que se produzca, venga de donde venga. Esta guerra, como todas, es un instrumento para dirimir intereses y poderes que no conciernen a los directamente afectados. Por ello manifestamos nuestra disconformidad y rechazo a los crímenes que a través de ella se acometen.
2.- Y esta posición implica también el rechazo al manejo que con el mayor sesgo-manipulación hacen los medios de comunicación a nivel mundial de este terrible acontecer. La masacre de niños y otros inocentes se produce diariamente, en muchos escenarios sin que los medios de comunicación le den cobertura a estos horrores en términos de enfrentamiento-confrontación sino como negocio-mercancía que vende.
3.- Hoy en día esa masacre, vuelta mercancía que se programa como espectáculo televisivo o noticioso es lo que realmente vende, lo que puede conmover o tocar a la gente, sin importarle mucho la batalla que se libra ni los padecimientos de quienes la libran y la presencian o soportan. La nueva tecnología nos ha permitido esperar con ansiedad frente al televisor la próxima incursión-invasión, como si fuese un capítulo de cualquier serie.
4.- ¿Son realmente objetivos estos lentes o eligen los escenarios a su conveniencia rentable? Los espectadores, tal como ocurre con las programaciones con las que ordinariamente bombardean a la gente, son fácil presa de la emoción, de la protesta, de la solidaridad y del dolor que causa un niño herido, mutilado o exterminado. No son llevados a examinar los conflictos ni por qué se producen, ni qué intereses están en juego en esa devastadora realidad.
5.- Lo que está detrás de esas inmensas tragedias no es algo que incumbe ni importa. La imagen del niño bombardeado siempre será vista una y otra vez por su inmensa carga de dolor y desesperación. Pero no se trata de jugar a las imágenes sino de detener la masacre donde quiera que esté.
6.- Hoy el manejo mediático de lo que ocurre en la Franja de Gaza ha sensibilizado a muchas personas en diferentes territorios. El problema no reside en eso, sino en otro punto: se ignora, silencia y oculta masacres de la misma dimensión. Y eso es lo grave. Y nos eximimos de hacer enumeración alguna, porque cualquiera que se haga será brutalmente incompleta.
7.- Lo que sí podemos aseverar es que se utiliza el dolor y la tragedia para que sirva de otra forma de instrumento de guerra. Uno más silencioso y lento que sin embargo es capaz de causar tanto dolor y muerte como las guerras televisadas. Las víctimas acusan a sus victimarios para alcanzar una posición que les permita a su vez convertirse en victimarios. ¿No es esa acaso la historia de esta dolida prehumanidad?
8.- Se nos lleva a tomar partido por cuestiones cuyo fondo ignoramos. Enfrentamos la violencia que nos conmueve y sacude para generar otra violencia de igual contenido para dar respuesta a la primera. Y en ese círculo estamos atrapados sin saberlo y a veces hasta sin quererlo. Es un juego perverso en el que estamos envueltos y del cual no logramos deslastrarnos. Eso nos convierte en cómplices y co-responsables, y en consecuencia terminamos siendo indiferentes, pasivos, resignados y silentes. Hasta que una nueva realidad televisada nos despierta, para que asumamos partido por quienes nos señalen como víctimas.
9.- Hemos sostenido, desde hace muchas décadas, que de lo que se trata es de hacer un deslinde claro y radical entre quienes ejercen, ejecutan, dirigen, organizan, proponen la masacre y quienes se sitúan del lado de la defensa de la vida del colectivo-individuo, donde quiera que esté.
10.- Ubicarse frente a la masacre significa que no podemos ser cómplices, co-responsables ni negociadores o manipuladores de la muerte. Quiere decir que abogamos por una sociedad que no se rija por la violencia y que estamos decididos a solventar los conflictos violentos que ocupan la casi totalidad del planeta, por vías no violentas, poniendo a valer la fuerza de un colectivo que no pondrá un solo soldado más al servicio de ninguna cruzada.
11.- Hasta ahora ha regido la ley de la violencia permanente ejercida por medio del colectivo para enfrentarse a otros colectivos, sin que ni unos ni otros tengan una clara conciencia de qué batalla libran ni a quien beneficia la muerte que siembran. No estamos dispuestos a tener que elegir entre uno u otro bando de asesinos o masacradores, cualesquiera que sean las justificaciones, ideologías, causas, que se esgriman.
12.- Son los grandes poderes los que manejan al colectivo a su antojo. Poderes sin fronteras ni nacionalidades cuyo único interés es preservar sus intereses, donde quiera que se ubique una ganancia. Pero esos poderes, de cualquier naturaleza o signo, de cualquier especie o nomenclatura, poco le importan los sacrificios que deban acometer quienes quedan atrapados en las líneas de fuego reales e imaginarias.
13.- E identificar esos grandes poderes y deslindarnos de ellos es uno de los pasos fundamentales del colectivo y del individuo que lo conforma. Tienen la virtud de disfrazarse con todo género de vestimentas, de ofrecer toda especie de salvaciones, de generar todo tipo de expectativas y promesas. Llámese libre mercado, neoliberalismo, socialismo, revolución, dictaduras abiertas, tiranías encubiertas, democracias totalitarias o totalitarismos que se autodefinen de democráticos.
14.- Lo que define una acción histórica son sus resultados y los medios que se hayan utilizado para alcanzarlos. Y hasta ahora, unos y otros no han sido capaces de generar ni un hombre con nuevos valores, ni una sociedad regida por parámetros distintos a los de la violencia y la masacre continuada.
15.-No podemos comprender la agitación mundial que se produce ante los acontecimientos de Gaza si no vemos la misma reacción y el mismo desespero ante los millones de niños que mueren de hambre y desnutrición de enfermedades curables, de carencias de todo tipo. Tampoco si no se producen reacciones similares ante los niños que mueren en maternidades sin atención, o los niños que caen abaleados en las calles de esta exciudad, o los ajusticiados, ametrallados, secuestrados, desaparecidos, o simplemente excluidos de toda forma de sobrevivencia. Los niños refugiados, los lanzados a las guerras o al martirologio, los desechos por las drogas, los manipulados por la gran empresa de la pornografía y la prostitución, los utilizados para crear terror.
16.- Si el sentimiento contra el horror no cubre la totalidad del horror, no es más que un acto demagógico, que no sirve sino para avalarlo y acrecentarlo. Porque finalmente el uso y el desecho del hombre no tiene límites ni medidas. Ha llegado a todos los extremos imaginables y a los caminos más tortuosos y denigrantes.
17.- Dijimos recientemente: “de tantos odios estamos hechos / que ya nos parecemos al enemigo”. Y ciertamente ante lo terrible invocamos castigos aún más terribles. Ante la muerte convocamos a una muerte mayor. Ante el desahucio, desahuciamos. Ante el horror pedimos que se derrame más sangre para liberarlo. ¿Y de qué estamos hechos entonces? ¿Qué furia nos ha arropado para convertirnos en lo que somos hoy?
18.- Si hoy, que impera en el planeta el mayor de los horrores, no detenemos esta destrucción y autodestruccion del hombre, el exterminio será global. Si seguimos apegados a la ley de la violencia permanente, quedaremos atrapados en ella, sin posibilidad alguna de sobrevivir. Si no avanzamos hacia un nuevo estadio de la vida, sólo quedará la muerte como huella de este vasto naufragio que ha sido la prehistoria de la humanidad.
19.- Una labor que no la pueden acometer los dueños de los poderes ni quienes aspiran a ellos. Sólo el colectivo, organizado, prevalido de su ternura y de su humana condición, consciente de sus poderes creadores, de su capacidad ilimitada para alcanzar todo lo que se proponga, derrochador de virtudes, sembrador de ilusiones, repartidor de sueños y paciente reparador de malignidades, persistente horadador de muros y de cercas, constructor de solares que dan de beber a los pájaros y de comer a los niños que saben de alturas por la dimensión de los árboles en los que se trepan para atrapar el cielo entre sus pupilas.
20.- Sólo ese hombre, que está repartido por todo el planeta, que no tiene rostro aún, ni nombre ni sepultura conocida, pero que trabaja hora a hora su dolor, sin clausurar los cerrojos de la casa que no tiene, sin recoger la mesa servida de sus carencias que sin embargo alcanza al que llegue, sin esa carga de odios que sólo sirve para matar al otro que somos, podrá avanzar en esos caminos. Basta reclutarlo o que nos reclute para esta tarea gigantesca y simple de vivir como hermanos, cautivados por el misterio de todo lo que aún no conocemos, y que nos aguarda para que al fin alcancemos nuestra humana condición.
En cada uno de nosotros está la posibilidad única de convocar ese espíritu vital, o terminar de liquidarlo definitivamente. Ese es el deslinde real al cual debemos comprometernos.
mery sananes / enero 2009
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