LAS CONDICIONES ESTAN DADAS
Miguel Aponte
Las condiciones están dadas para
un cambio radical, pacífico y democrático. Basta salir a las calles en Caracas
o el interior, donde aquellas son aún peores, para constatar el estado de ruina
material y espiritual del país en todos los órdenes. La penuria alcanza a todos
a alta velocidad. Hay quien habla de crisis humanitaria y catástrofe. Llegó por
igual a todas las instituciones y los valores. Somos hoy un país sin futuro, a
menos que alguien sostenga que ser como Cuba es un futuro. Sin embargo, la
economía sola no determinará la salida del régimen. Si bastara la ruina
económica para superar los totalitarismos éstos ya no existieran, y no es así. La economía solo
condiciona, nada más.
Ahora
bien, la psicología sabe que un ser humano alienado es capaz de dejarse matar
por una idea, un hombre o cualquier idiotez, pues esa es su característica: el
alienado sustituye su voluntad por el discurso del otro. Pues bien, cuando
afirmamos que las condiciones están dadas queremos decir que el venezolano
inició ya el rechazo al discurso chavista: ve la estafa. Toma conciencia diaria
aunque no defina el asunto completamente, comienza a ver que el populismo y sus
derivados son fórmulas para subestimarlo, explotarlo, dominarlo como al idiota
que no sabe qué hacer con su vida y por eso requiere que un “líder eterno”, el
“otro”, se ocupe de él. Lo que queremos decir es que los costos existenciales y
materiales que paga hoy la gente por el descalabro nacional son tales que
entiende cada vez más los sacrificios que, como país, habrá que realizar para
superar el desastre chavista. Los reconoce menores a las penurias de hoy que,
además, de seguir así, sabe que empeorarán. Lo constatan las encuestas: el país quiere
cambiar.
La
seriedad y la coherencia emergen gradualmente como significaciones que deben
reivindicarse, porque de otra manera lo que se hace inviable es el país. Necesitamos
ahora una raza de políticos que explique la situación sin ambigüedades, que
supere psíquica, política y socialmente el pasado que el chavismo representa,
que esté dispuesto a gobernar sin aferrarse al poder, requerimos al político
democrático, que comprenda la economía sin menoscabo de la sociedad, que supere
el rentismo, el caudillismo y el populismo, las tres vulgaridades que nos han
alienado; que, por fin, ofrezca realmente otra cosa. Entonces, no lo dude,
haremos el cambio radical, pacífico y democrático porque las condiciones,
repetimos, están ahí. Así pues, son los políticos quienes deben estar a la
altura de estas circunstancias y del país que quieren representar, romper para
siempre con el discurso fácil, populista y con la arrogancia caudillista,
proponiendo otro modelo de país y un proyecto democrático que hable con el
siglo XXI.
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