MARÍA CORINA
LA DONCELLA DE ORLÉANS
Luis Marín
La Cátedra Pío Tamayo de la Universidad Central de
Venezuela ha convocado a un foro para la otra historia con María Corina Machado
quien se encuentra otra vez en el ojo de la tormenta política por su “conmigo
no cuenten” si se acuerda el referéndum en 2017 para revocar al dictador y
prorrogar la dictadura.
A uno de sus más encarnizados detractores le complacía
comparar a María Corina con Juana de Arco: una mujer capaz de oír el llamado de
Dios para salvar a su país, de luchar contra un invasor insular y sus
borgoñones criollos, de fundar una nación sobre una sociedad dividida; pero
fatalmente condenada a la hoguera.
La gente en la calle recuerda a MCM diciéndole a
Chávez que “expropiar es robar” lo que él torció en el sentido de que lo estaba
llamando ladrón, lo cual también es cierto, para concluir con su invectiva:
“Águila no caza mosca”. Hoy se sabe quién era qué.
Fue la primera en llamar al régimen por su nombre, “es
una dictadura”, pero además “comunista”, no como los acomodaticios que la
llaman fascista, denunciando el tutelaje cubano. La única que se atrevió a
decirle a Raúl Castro que le diera permiso a Maduro para contar los votos de
las pasadas elecciones que hasta Henrique Capriles admitió que fueron fraudulentas,
permiso que no fue concedido y las cajas nunca se abrieron.
Ostenta el doble record de ser la diputada más votada
y la más botada porque llegó a la Asamblea Nacional con más votos que todos los
presentes y estuvo menos tiempo que ninguno; un diputado opositor, irónicamente
llamado Stalin, explicaba que el problema es que ella no consultó con la
bancada antes de ir a presentarse en la Asamblea General de la OEA, que si
hubiera preguntado ellos le hubieran recomendado ¡que no fuera!
Lo cual pone de manifiesto que estos actores
políticos son perfectamente conscientes de que hay cosas que pueden y que no
pueden hacer o decir, para llegar y permanecer en la Asamblea Nacional hay que
mantenerse dentro del redil, firmes y a discreción.
Esto no lo dice ningún radical extremista, cualquier
mañana se puede oír por la radio una vieja grabación en la que el actual
presidente de la AN, Ramos Allup, le dice a quien entonces estaba a
cargo, Diodado Cabello, sin que ninguno lo haya desmentido: “Yo no soy subalterno
tuyo. Yo no estoy en la Asamblea Nacional”.
Quizás lo más chocante de la valentía en una mujer es
poner en evidencia la cobardía de los hombres: MCM sí fue a la OEA en marzo de
2014 donde la recibieron en sesión privada y sufrió la censura de todos los
representantes del Foro de Sao Paulo; a su regreso no la dejaron ni siquiera
volver a pisar el recinto de la Asamblea Nacional.
Mientras estuvo allí fue agredida muchas veces incluso
físicamente por una diputada, Nancy Ascencio, que le fracturó el tabique nasal
y cuando cayó al suelo fue pateada inmisericordemente en medio de una
vergonzosa trifulca colectiva; aquella no ha sido juzgada por ese delito que
difícilmente podría ampararse en el fuero parlamentario.
A MCM no le han permitido registrar su partido, Vente
Venezuela, en el CNE, tiene prohibición de salida del país por la propuesta de
La Salida, por la que sufren prisión el Alcalde de Caracas, Antonio Ledezma y
el líder de Voluntad Popular, Leopoldo López.
Incluso a la Cátedra Pío Tamayo de la UCV le han
lanzado bombas lacrimógenas para impedirle hablar.
Pero aquí está, con su armadura de Fe en los
venezolanos.
MÁS ALLÁ DE LA MUD
Existe una suerte de consensus universalis en
que el partido o alianza de partidos bajo las siglas MUD ha entrado en crisis,
la divergencia empieza en cómo denominarla y cómo superarla, si se trata de una
necesidad de ampliación, relanzamiento, reformulación, en fin, si ya cumplió la
función electoral para la que fue creada y ahora debe transformarse en otra
herramienta para otro trabajo.
La MUD ha devenido en un mega-cogollo en que cinco
personas deciden a su real saber y entender el destino del país, representantes
de Acción Democrática, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, más Henry Falcón y el
Chúo, son el G3, G4, G5.
Para los disidentes ya la MUD no escucha no digamos al
clamor popular sino ni siquiera a sí misma, porque algo así como veinticinco
partidos, movimientos sociales, ONGs, y para usted de contar, no se reúnen
desde hace meses y no tienen manera de hacerse oír ni que sus opiniones sean
tomadas en cuenta.
La guinda del coctel la pone que cuando se tenía bien
trazada una hoja de ruta para salir del régimen y abrirle paso a las
alternativas electorales, aparecen los poderes mundiales, el Papa, el
Departamento de Estado, reeditando otra versión de las negociaciones de paz en
La Habana, dejando por fuera hasta a los presuntos candidatos presidenciales,
que supieron del “diálogo” por lo que queda de prensa y las redes sociales.
¿Qué pasó aquí? En este punto se manifiesta sin que
pueda ignorarse una dimensión desconocida, un agujero negro que determina el
rumbo gravitacional del país pero que escapa al escrutinio público. La cuestión
fundamental es si los asuntos políticos siguen siendo públicos o si ya hemos
entrado en el secretismo castrista según el cual nada importante puede
ventilarse en público sino que, por definición, es secreto de Estado.
Aquí es donde entra el planteamiento de MCM, no exento
de ambigüedades porque no queda claro si la propuesta es fuera de la MUD o si
más bien se trata de subirle el techo, de llevarla a un nivel superior,
incorporando a otros sectores, escuchando otras voces, estimando otros
intereses, en particular, los que no pueden esperar más porque su misma
existencia está en juego, vale decir, los que arriesgan la vida y los bienes.
Es importante destacar lo que hemos llamado “la
materialidad” de la MUD, que no debe subestimarse. Ella tiene una capacidad de
acción política real y efectiva que no sólo implica manifestaciones visibles,
que son muy tangibles, sino otras, negativas, que consisten en una gran
capacidad para impedir que otras cosas pasen.
Sólo alguien lo suficientemente loco como Orlando
Urdaneta se atrevió a denunciar lo que llamó la “Agenda Pink” que va de la mano
con la Agenda Roja y desde entonces como que se lo tragó la tierra. Quizás no
sea casualidad que el mismo que proponía matar a OU ahora arremeta ferozmente
contra MCM llamándola “estafadora”.
Es casi cómico que Kiko Bautista respalde su posición
en las patéticas intervenciones de Américo Martín que comienza como asesor de
la oposición y termina como asesor del gobierno, dándole paternales consejos a
Maduro sobre lo que más le conviene, por lo que vale preguntarles: ¿Con quién
estás tú, compañero?
Miguel Henrique Otero en una reunión donde se le
planteó que El Nacional no mencionaba a más nadie, como si los demás
venezolanos no existiéramos, respondió: “Pero es que no hay más nadie, sino la
MUD”. Lo que parece demostrar que la realidad sí puede fabricarse, como
pretenden los socialistas.
Alguien tan insospechable como Paulina Gamus en un
artículo que reventó las redes porque se descargaba a los “managers de
tribuna”, decía algo con singular crudeza: “El día que Leopoldo López se
entregó todos pensamos que decenas de miles de seguidores saldrían a la calle a
exigir su libertad. No salió nadie”.
Dejando a un lado que “nadie” es exagerado porque si
salió alguien, con lo que cuenta realmente, veamos con cuidado: ¿Quién es ese
“nadie” que no salió? No salió AD, PJ, UNT, es decir, la MUD, o sea, que lo
dejaron solo, como a Ledezma y a la misma MCM, que tienen que apelar a sus
propios medios, que son pocos o insuficientes.
Sería demasiado arduo, laborioso y seguramente innecesario
citar ejemplos de personas y organizaciones que han tratado de postular
candidatos y realizar actividades fuera de la MUD y no han podido, porque los
descalifican como agentes del régimen, destructores de la “unidad”,
divisionistas, hasta les hacen piquetes, toda clase de presiones y violencias
para que no haya nada “fuera de la MUD”.
No hay que ser muy zahorí para advertir como ataca la
jauría en los pocos programas de opinión que quedan en la radio a los que se
atreven a esbozar la más mínima crítica.
Lo dicen sin ambages: “Dentro de la MUD todo, fuera de
la MUD nada”, lo que sus partidarios que así hablan no advierten es que esto es
un manifiesto totalitario. Sin ofender puede decirse que son socialistas y
bolivarianos, antiliberales, enarbolan una bandera de ocho estrellas que no es
de Venezuela sino a la que Chávez añadió la estrella solitaria de la bandera
cubana, su política declarada es “aislar, segregar y silenciar a los irresponsables
y violentos”.
El más alto desiderátum del súper-cogollo de la MUD es
convencer a los militares golpistas, incluyendo a sus colegas mercantilistas
cubanos, de que no les va a pasar nada en un hipotético gobierno de la Unidad
porque “aquí cabemos todos”.
No hay vida fuera de la MUD, quien se salga de allí se
muere (o lo matan).
ESTO ES LO QUE HAY
Para el profesor Diego Bautista Urbaneja “la MUD es lo
que hay”, con muchas debilidades no pocas deficiencias pero es un hecho que la
peor crisis de nuestra historia nos ha agarrado con este equipo y, según el
refrán cubano, “con estos bueyes hay que arrear”, porque no hay otros, así de
sencillo.
No es cierto que haya ninguna dimensión desconocida,
agujero negro o agendas ocultas, más bien sería todo lo contrario, se adolece
de falta de agenda, de donde se deduce que los líderes de la alternativa
democrática proceden según las circunstancias del momento y con base en lo que
les dicta su instinto político.
Lo que explica la hegemonía de la MUD es el trabajo,
esa enorme inversión de esfuerzo de organización en cada rincón del país, día a
día, involucrándose en la vida cotidiana de la gente, no sólo el de los
dirigentes, cuyas agendas no podríamos siquiera imaginar sin sentir vértigo,
sino de humildes militantes que sacrifican tiempo, recursos y no pocas veces su
libertad, integridad física y hasta la vida.
El problema de la MUD respecto a los poderes
mundiales es no convencer en cuanto a poder establecer un gobierno creíble, que
produzca estabilidad y una cierta continuidad que garantice las inversiones y
nosotros agregaríamos el pago de la deuda, el suministro petrolero, que es lo
que les interesa, más que las libertades ciudadanas y los derechos humanos.
No es posible imaginar ninguna solución en las
actuales circunstancias sin el concurso de la MUD, sea por arreglo o
negociación, que seguramente ella estará sentada allí, sea por cualquier otro
mecanismo, salvo, por supuesto, que surja algún imponderable, lo que nunca
puede descartarse, algún outsider como Chávez insurgió contra la
hegemonía de AD-COPEI en 1992.
Aunque ya está demostrado que Chávez se montó sobre
una marea de conspiraciones militares que venían fraguándose desde hacía
décadas contra el sistema democrático civil y que simplemente robó cámara; pero
si no hubiera aparecido este personaje picaresco, igual los generales hubieran
terminado derribando un sistema que todo el mundo reconoce que ya estaba
carcomido hasta los cimientos y bastaba un empujón para que cayera, como el
Muro de Berlín.
Un fenómeno como éste es improbable que se repita,
porque ya los militares ocupan todas las áreas de decisión política y
económica, son los administradores de la represión pero también de la renta
petrolera, del arco minero, la distribución de alimentos, de gobernaciones y
cargos públicos, poseedores de las tierras productivas y del ganado, en fin, no
parece que puedan conseguir nada más con otra asonada.
La pregunta es si resulta posible una insurgencia
civil, un frente ciudadano que devuelva a los militares a sus cuarteles y
restablezca un mínimo de decencia y transparencia en la cosa pública,
esto es, si puede reconstruirse la República que ahora se
encuentra arruinada y destruida. Esta parece ser la visión de MCM que implica
muchos riesgos y grandes desafíos que parecen imposibles de superar.
La paradoja es que permanecer en la MUD en la
situación actual es un suicidio político, el diálogo es un error porque una
cosa es el cinismo, falta de escrúpulos y viveza criolla de mercachifles
tradicionales y otra muy distinta es asociarse con una política de toma de
rehenes, matanzas sistemáticas, narcotráfico, lavado de dinero, crimen
organizado, terrorismo internacional (es imposible hacer sociedad con el crimen
sin volverse criminal); pero abandonar la MUD sin más es un acto de
aventurerismo que no garantiza ningún resultado y puede implicar la renuncia a
toda acción política eficaz.
Bueno señores, éste es el Foro: María Corina Machado
tiene la palabra.
Luis Marín
04-12-16
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