¿DÓNDE
ESTAMOS?
Humberto
García Larralde
Los resultados de las elecciones regionales han sembrado desconcierto
entre las fuerzas democráticas. Asimismo, la decisión de los cuatro
gobernadores adecos electos de juramentarse ante la fraudulenta ANC ha atizado
la división entre los partidos que conforman la MUD. En vísperas de celebrarse
nuevas elecciones (las municipales) y ante la agudización de los padecimientos
de la población, conviene unas breves reflexiones sobre dónde se encuentra la
lucha por restablecer la democracia en nuestro país.
1. ¿A qué nos enfrentamos?
A una dictadura militar de nuevo cuño, inspirada en el modelo cubano,
que controla porciones crecientes de la economía y domina espacios decisivos
del Estado para asegurar sus intereses. Se ampara detrás de una presidencia
civil cobijada en una retórica “revolucionaria” en procura de legitimidad.
Fortalezas:
- Control
de las armas y el ejercicio de la represión de la protesta sin cortapisas
legales;
- Un
menjurje ideológico fascistoide que combina invocaciones patrioteras
antiimperialistas con consignas comunistas para “justificar” y “absolver” sus
desmanes contra la población;
- Manejo
discrecional de los recursos financieros del Estado sin transparencia ni
rendición de cuentas;
- Instrumentación
de mecanismos de control social a través de políticas clientelares (CLAP);
- Control
del aparato del Estado, que ahora busca coronar con una ANC fraudulenta para
reemplazar a la Asamblea Nacional y cambiar la constitución;
- Control
de los medios de comunicación;
- Anuencia
de un poder judicial que “valida” sus actuaciones inconstitucionales;
- Apoyo
financiero de China y de Rusia;
- Tutelaje
de Cuba en la instrumentación de tecnologías experimentadas de control y
represión.
Debilidades:
- Pérdida
de legitimidad, credibilidad y apoyo en la gran mayoría de la población ante
agravamiento de la situación nacional, denuncias de enriquecimiento ilícito y
la violación del orden constitucional;
- Pérdida
de legitimidad internacional y reducción drástica de aliados, por iguales
razones;
- Rechazo
político mayoritario de las principales figuras de gobierno;
- Sanciones
financieras y personales de parte de EE.UU. y amenaza de sanciones por parte de
otros países, ante denuncias de corrupción y violación de los derechos humanos;
- Intereses
creados y grillos ideológicos que impiden rectificar políticas para conjurar la
crisis social;
- Cambios
en el mercado petrolero internacional y reducción del ingreso por exportación
de crudo que dificultan sostener sus políticas clientelares;
- Rivalidades
entre agrupaciones mafiosas (militares y/o civiles) que controlan el poder;
- Alto
costo político de la represión y de los arrebatos ejecutados para mantenerse en
el poder, dada la insostenibilidad del modelo político-económico a futuro;
- El
lastre de una ANC rechazada internacionalmente por encarnar la quiebra del
orden constitucional.
2. ¿Con qué contamos?
Un liderazgo democrático dividido y desorientado sobre cómo reaccionar
ante lo ocurrido en las regionales. Un pueblo desalentado que, ante la falta de
claridad sobre cómo superar sus terribles penurias, ha retirado parte de su
confianza a la MUD y se hace vulnerable a la manipulación clientelar.
Fortalezas:
- La
convicción democrática mayoritaria del pueblo venezolano;
- Una
Asamblea Nacional en el que las fuerzas democráticas son clara mayoría;
- El
apego al orden constitucional y la invocación del Estado de Derecho;
- Apoyo
internacional a la restitución de la democracia;
- Apoyo
de profesionales calificados con propuestas de cómo superar la presente crisis;
Debilidades:
- Poco
arraigo organizativo en los sectores populares;
- Rivalidades
subalternas de liderazgo y entre partidos;
- Ausencia
de visión compartida acerca de los grandes temas referentes al país que
queremos;
- Visión
inmediatista del liderazgo político;
- Poca
presencia en los medios de comunicación;
- Inhabilitación
política y/o presidio de los líderes más populares;
- Poca
capacidad de contrarrestar acción fraudulenta del régimen en procesos
comiciales.
3. Reflexiones: la batalla en el campo de la
legitimidad
El proyecto militar es inviable y habrá de implosionar en un futuro no
muy lejano. No obstante, ha exhibido una sorprendente capacidad de aferrarse al
poder trucando procesos electorales, controlando sus bases de apoyo con
prácticas clientelares y reprimiendo manifestaciones en contra, políticas
dirigidas desde Cuba. Pero para mantenerlas, requiere desesperadamente de aires
de legitimidad. Por ello ha sido gravísima la juramentación de gobernadores de
oposición ante la ANC, obsequiándoles esa legitimidad. Las elecciones
municipales son, para Maduro, otro ardid en su búsqueda. Estas elecciones,
estarán sujetas a similares marramuncias que las anteriores, dificultando el
triunfo de las fuerzas democráticas, a menos que puedan movilizar masivamente
sus partidarios. La dirigencia de la MUD debe preguntarse si ello es factible,
dado el escaso tiempo de preparación y el fardo representado por el revés
regional.
Ante la baja probabilidad de que puedan remontarse las trampas, es
previsible que la participación de los partidos opositores en estos comicios
termine por conferirle mayor legitimidad al fascismo, desconcertando aún más a
la población y desarmando la presión internacional. Éstas son dos fortalezas
centrales a las fuerzas democráticas que no deben ser expuestas a tal
deterioro. Pero no se trata de simplemente abstenerse de participar, sino de
hacer una campaña agresiva de denuncia de las violaciones a la soberanía
popular por parte del CNE y de la oligarquía militar-civil al montar comicios
trucados. A la par, continuar con la crítica de las políticas de gobierno,
causantes de la hiperinflación y del consecuente empobrecimiento de los
venezolanos, en el marco de una narrativa que señale de manera clara y concisa
que un nuevo gobierno tiene cómo sacar a Venezuela de esta terrible crisis.
Esta no es una postura anti-electoral. Al contrario, con elecciones
presidenciales en el horizonte posible se requieren todos los esfuerzos para
que éstas se realicen en condiciones que permitan un triunfo arrollador de la
democracia. Y ello obliga a acumular las fuerzas que obliguen al fascismo a
ceder. Es menester movilizar a la población en torno a una postura que no
transija con el secuestro progresivo de los derechos ciudadanos, para
capitalizar nuestra legitimidad en fuerza. Por lo mismo, las acciones de las
fuerzas democráticas deben tener por objeto la deslegitimación de la oligarquía
militar-civil, para minar sus fuerzas. No tiene nada que ofrecerle al país que
no sea más miseria, represión y latrocinio. El zarpazo del TSJ fascista de
pretender anular la inmunidad parlamentaria de Freddy Guevara es muestra de la
desesperación en que se encuentra. Es una señal de debilidad. No pueden ni
deben triunfar.
Humberto
García Larralde
economista,
profesor de la UCV
04
noviembre 2017
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