LA PARADOJA BRASILEÑA O EL PRINCIPIO DEL FIN DE LAS
“IZQUIERDAS Y LOS MARXISMOS”
EN AMÉRICA LATINA
PABLO
HERNÁNDEZ PARRA
Andrés Malamud[1] ante los que “izquierdas y
progresistas” del continente califican como “sorpresivo” el triunfo del fascista Bolsonaro en
Brasil, y a su vez los creyentes del anticomunismo y el anti socialismo de
Sudamérica, lo calificaron como una victoria histórica [2],
escribió en su twitter
La paradoja brasileña: elegir a un fascista de verdad,
creyendo que es de mentira, por miedo a un comunismo de mentira que creen que
es de verdad.
Y esta sentencia Malamud
resume el drama de las masas idiotizadas y manipuladas por el inmenso
aparato mediático del capital, donde derechas, izquierda y “marxistas han jugado y pretenden seguir jugando un papel de
primer orden.[3]
Malamud ha puesto el dedo sobre la llaga al
problema principal para el movimiento del trabajo en sus luchas contra el capital que lo aqueja
desde los ascensos de Mussolini, Hitler, Stalin y Roosevelt al poder en el
periodo de entre guerra y el dominio del capitalismo de estado: La cuestión de la llamada conciencia de
clases del trabajador y la claridad sobre sus objetivos generales.
Hoy este ascenso una vez más de la reacción en América
latina, incluyendo en ella la consolidación de la burocracia cubana y su
“vuelta al mercado” y del Chavismo y su nuevo modelo productivo basado en la
“inversión extranjera productiva y la libre circulación de divisas en el país,
plantean de nuevo las preguntas que se hacía Reich[4]
ante el ascenso de Hitler al poder en Alemania, y que nos hacemos hoy:
¿Por qué en medio del periodo de la mayor
crisis que conoció el capitalismo, que
repercutió en calamidades y miseria no solo contra el proletariado, sino hacia la pequeña burguesía y los campesinos,
estos se orientaron hacia el fascismo?
¿Por qué no brotó del proletariado la esperada
conciencia comunista?
¿Por qué la crisis no condujo a la
inevitabilidad de la revolución, sino a un mundo de mayores guerras y
sufrimiento para las masas?
¿Cómo y por qué había sido derrotada la teoría más
revolucionaria de la época precisamente por la ideología más reaccionaria,
mística y absurda conocida?
¿Por qué hoy las masas en medio de la crisis tienden
hacia formas reaccionarias de la ideología burguesa, como el fundamentalismo
religioso, el nacionalismo extremo, el patrioterismo y hasta el mismo fascismo?
¿Por
qué el populismo y el caudillismo hacen de nuevo estrago en el seno de las
masas trabajadoras y semiproletarias?
Y Reich se hacia la pregunta crucial
¿Había fracasado el marxismo?
Y ante la miopía de los estalinistas y marxista
vulgares como los llamo Reich, los cuales ante toda situación de derrotas la encubrían con ilusiones, triunfalismo y sobre todo
anunciando como los cristianos, la inevitable llegada del Mesías[5],
Reich planteo la reflexión esencial ante la derrota:
Si la concepción marxista fundamental era errónea, se
necesitaba entonces una decidida reorientación del movimiento obrero si se
quería alcanzar el objetivo del comunismo. Pero, si las dudas eran infundadas,
si la concepción sociológica de Marx era correcta en sus fundamentos, entonces
se necesitaba un análisis exhaustivo tanto de la derrota del movimiento obrero
como del triunfo del fascismo y su carácter de masa. Había que demostrar lo uno o lo otro[6].
Una vez más La Psicología de Masas del Fascismo, de Wilhelm
Reich y sus escritos de la época, nos puede ayudar a intentar resolver esta
nueva “crisis” ya no solo en la acción sino en el método de analizar esta nueva
realidad del capitalismo a las puertas del Nuevo orden Mundial.
Que ha ocurrido y ocurre en América Latina, donde
luego de veinte años de gobiernos de “izquierdas
y progresista”, en toda América se desarrolla entre la población
trabajadora y excluida por el capital un giro hacia las ideas más reaccionarias, no solo en lo político, sino
en lo religioso y social.
La sentencia de Nicanor
Parra, resuena proféticamente:
América latina le ha correspondido el nada grato honor
de asistir a la agonía de las llamadas “izquierdas
y a las diversas iglesias del marxismo” con sus respectivos sumo sacerdotes[7].
Concluir con su sepultura nos corresponde a quienes desde la defensa del
trabajo como creador de la riqueza social, tenemos el reto de enfrentar de
nuevo al capital, ahora a nivel de todo el planeta. Y este desafío impone renunciar
a la vieja herencia que nos ha dejado ese pensamiento “de la socialdemocracia de izquierda” y un marxismo liberal, que
nada tienen que ver con el materialismo y el método de análisis de la historia
y la realidad que nos legaran Marx y Engels[8].
A 200 del nacimiento de Marx y 100 años de la
revolución “socialista” rusa”, los hechos han emitido su sentencia final. Las
pretendidas “vanguardias históricas” auto depositarias de la “conciencia de
clases del proletariado” han sido
sepultadas por el capital, quien se expande sin oposición seria por todo el
mundo impulsando su Nuevo Orden Mundial. Por lo que estos iluminados y profetas
del mal llamado socialismo, ya tienen su epitafio para la posteridad.: El muerto que vos matáis, goza de muy buena
salud. Y sobre todo la historia no perdona y tampoco los absolverá.
.
Nuestra derrota fue a todas luces inevitable, pero el
abandono de la lucha no es opción para quienes seguimos pensando que el poder
social del trabajo colectivo ha creado las condiciones técnica, científica y
materialmente para la construcción de una sociedad que supere definitivamente
la desigualdad social.
Hoy como ayer
esa posibilidad, no es una cuestión de producción, sino un problema de
distribución, como lo han demostrado el trabajo, la técnica y la ciencia en los
últimos 250 años.
Levantar el
programa de la globalización del trabajo contra el capital y del salario contra
los intereses, es hoy una cuestión de alcance mundial. Las luchas de los
trabajadores, desplazados, endeudados, refugiados y excluidos de la humanidad
en el sur está indisolublemente ligada a
los “colegas” del norte en Europa, Asia y EEUU que sufren las consecuencias de
la usuras, estafas, fraudes y manipulaciones del enemigo común: El capital
financiero, las grandes compañías transnacionales y los súper poderosos Fondos
de inversión como Black Rock.
Ante este
neomaltusianismo en marcha, los ideólogos y voceros de este nuevo imperio
mundial con absoluto cinismo proclaman:
La lucha de
clases, ante el genocidio programado de la elite mundial contra las 4/5 partes
de la humanidad se hace obligatoriamente internacional.
Hoy esta
política la vemos desarrollarse a diario en Venezuela bajo la dirección de un ejército,
aliado a un lumpen proletario de derecha e izquierda. En medio de este asesinato
selectivo Venezuela una región con inmensos recursos energéticos, minerales,
biodiversidad, agua y turísticos está siendo
convertida en un nuevo paraíso fiscal.
Si el ciclo
político de América latina en el siglo XX transcurrió entre
dictaduras-democracia-dictaduras, hoy el capital financiero mundial pretende con
esta caricatura de “guerra fría”, repartirse el planeta apelando al chantaje
nuclear, al poder militar y un nuevo disfraz de “izquierda-derecha- izquierda[9]
o simplemente como dice el señor Kissinger
Una vez más los pueblos y países del sur[10]
son los peones sacrificables del tablero mundial, donde el capital anglosajón
juega cínicamente papel de defensor de
los DDHH y la democracia, mientras que los capitales chinos, rusos o islámicos
hacen el papel de países “amigos”, sostenedores de las nuevas víctimas a
desplumar tal como ocurre hoy en Venezuela. Y pensar que todos los tentáculos
del capital terminan en Wall Street y la City de Londres. ¡Vaya ironía y vaya
paradoja!
Pablo Hernández Parra
14/10/2018
Anexo: Del proyecto 170 años de derrotas: Del
manifiesto Comunista al Nuevo Orden Mundial
[1] Andrés Malamud es politólogo,
graduado en la Universidad de Buenos Aires, doctorado en Ciencias Políticas del
Instituto Universitario Europeo e investigador de la Universidad de Lisboa
(Portugal), ciudad en la que está radicado.
[2]
El propio BOLSONARO, ha declarado
la muerte y extinción del foro de Sao Paulo y
el socialismo,
[3] Es evidente que 170 años de derrotas, muchas de ellas lideradas por
representantes del MARXISMO, tienen mucho que ver con esta situación que hoy
vive el movimiento de los trabajadores y asalariados del mundo. Analizar este
periodo es un proyecto común y obligatorio a todo aquel convencido que lo
importante nos es explicar el mundo, sino intentar transformarlo junto al
trabajo y en función de los intereses del trabjadador sin distingo de
fronteras, de oficio, profesión y sobre todo manual o intelectual. La lucha de
hoy del trabajo contra el capital una a la humanidad pensante con la humanidad
sufriente y a ella las une la humanidad endeudada, desplazada, refugiada y
emigrada contra un mismo enemigo la elite mundial del capital financiero.
[4] Ya en los años 30 Marcuse se
preguntaba: “¿Qué hay en la constitución antropológica del hombre que le lleve a
reprimir su necesidad de libertad y a perseguir satisfacciones dictadas por el
poder?” Citado por a. Gorz en
“El Viejo Topo” nº 37, octubre 79, pág. 37.
[5] Total el nuevo profeta llamado
Lenin había anunciado la fase final del capitalismo, la agonía del mismo y su
inevitable derrumbe
[7] Comenzando por esos caballos
de Troya llamados Fidel Castro y Hugo Chávez, ambos se declaran “marxista-leninista” el primero, y
socialista el segundo, LUEGO ASUMEN EL
GOBIERNO..
[9] En Chile, donde con Pinochet la globalización del capital enseña las
fauces y garras, este ciclo se ha puesto en marcha.
[10] Es evidente que hoy este destino
ahora es común a las mayorías de la población, trabajadora nacional junto a la
población obligada a emigrar o refugiarse en los países del norte.