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martes, 23 de octubre de 2018
LA PARADOJA BRASILEÑA
LA PARADOJA BRASILEÑA O EL PRINCIPIO DEL FIN DE LAS
“IZQUIERDAS Y LOS MARXISMOS”
EN AMÉRICA LATINA
PABLO
HERNÁNDEZ PARRA
Andrés Malamud[1] ante los que “izquierdas y
progresistas” del continente califican como “sorpresivo” el triunfo del fascista Bolsonaro en
Brasil, y a su vez los creyentes del anticomunismo y el anti socialismo de
Sudamérica, lo calificaron como una victoria histórica [2],
escribió en su twitter
La paradoja brasileña: elegir a un fascista de verdad,
creyendo que es de mentira, por miedo a un comunismo de mentira que creen que
es de verdad.
Y esta sentencia Malamud
resume el drama de las masas idiotizadas y manipuladas por el inmenso
aparato mediático del capital, donde derechas, izquierda y “marxistas han jugado y pretenden seguir jugando un papel de
primer orden.[3]
Malamud ha puesto el dedo sobre la llaga al
problema principal para el movimiento del trabajo en sus luchas contra el capital que lo aqueja
desde los ascensos de Mussolini, Hitler, Stalin y Roosevelt al poder en el
periodo de entre guerra y el dominio del capitalismo de estado: La cuestión de la llamada conciencia de
clases del trabajador y la claridad sobre sus objetivos generales.
Hoy este ascenso una vez más de la reacción en América
latina, incluyendo en ella la consolidación de la burocracia cubana y su
“vuelta al mercado” y del Chavismo y su nuevo modelo productivo basado en la
“inversión extranjera productiva y la libre circulación de divisas en el país,
plantean de nuevo las preguntas que se hacía Reich[4]
ante el ascenso de Hitler al poder en Alemania, y que nos hacemos hoy:
¿Por qué en medio del periodo de la mayor
crisis que conoció el capitalismo, que
repercutió en calamidades y miseria no solo contra el proletariado, sino hacia la pequeña burguesía y los campesinos,
estos se orientaron hacia el fascismo?
¿Por qué no brotó del proletariado la esperada
conciencia comunista?
¿Por qué la crisis no condujo a la
inevitabilidad de la revolución, sino a un mundo de mayores guerras y
sufrimiento para las masas?
¿Cómo y por qué había sido derrotada la teoría más
revolucionaria de la época precisamente por la ideología más reaccionaria,
mística y absurda conocida?
¿Por qué hoy las masas en medio de la crisis tienden
hacia formas reaccionarias de la ideología burguesa, como el fundamentalismo
religioso, el nacionalismo extremo, el patrioterismo y hasta el mismo fascismo?
¿Por
qué el populismo y el caudillismo hacen de nuevo estrago en el seno de las
masas trabajadoras y semiproletarias?
Y Reich se hacia la pregunta crucial
¿Había fracasado el marxismo?
Y ante la miopía de los estalinistas y marxista
vulgares como los llamo Reich, los cuales ante toda situación de derrotas la encubrían con ilusiones, triunfalismo y sobre todo
anunciando como los cristianos, la inevitable llegada del Mesías[5],
Reich planteo la reflexión esencial ante la derrota:
Si la concepción marxista fundamental era errónea, se
necesitaba entonces una decidida reorientación del movimiento obrero si se
quería alcanzar el objetivo del comunismo. Pero, si las dudas eran infundadas,
si la concepción sociológica de Marx era correcta en sus fundamentos, entonces
se necesitaba un análisis exhaustivo tanto de la derrota del movimiento obrero
como del triunfo del fascismo y su carácter de masa. Había que demostrar lo uno o lo otro[6].
Una vez más La Psicología de Masas del Fascismo, de Wilhelm
Reich y sus escritos de la época, nos puede ayudar a intentar resolver esta
nueva “crisis” ya no solo en la acción sino en el método de analizar esta nueva
realidad del capitalismo a las puertas del Nuevo orden Mundial.
Que ha ocurrido y ocurre en América Latina, donde
luego de veinte años de gobiernos de “izquierdas
y progresista”, en toda América se desarrolla entre la población
trabajadora y excluida por el capital un giro hacia las ideas más reaccionarias, no solo en lo político, sino
en lo religioso y social.
La sentencia de Nicanor
Parra, resuena proféticamente:
América latina le ha correspondido el nada grato honor
de asistir a la agonía de las llamadas “izquierdas
y a las diversas iglesias del marxismo” con sus respectivos sumo sacerdotes[7].
Concluir con su sepultura nos corresponde a quienes desde la defensa del
trabajo como creador de la riqueza social, tenemos el reto de enfrentar de
nuevo al capital, ahora a nivel de todo el planeta. Y este desafío impone renunciar
a la vieja herencia que nos ha dejado ese pensamiento “de la socialdemocracia de izquierda” y un marxismo liberal, que
nada tienen que ver con el materialismo y el método de análisis de la historia
y la realidad que nos legaran Marx y Engels[8].
A 200 del nacimiento de Marx y 100 años de la
revolución “socialista” rusa”, los hechos han emitido su sentencia final. Las
pretendidas “vanguardias históricas” auto depositarias de la “conciencia de
clases del proletariado” han sido
sepultadas por el capital, quien se expande sin oposición seria por todo el
mundo impulsando su Nuevo Orden Mundial. Por lo que estos iluminados y profetas
del mal llamado socialismo, ya tienen su epitafio para la posteridad.: El muerto que vos matáis, goza de muy buena
salud. Y sobre todo la historia no perdona y tampoco los absolverá.
.
Nuestra derrota fue a todas luces inevitable, pero el
abandono de la lucha no es opción para quienes seguimos pensando que el poder
social del trabajo colectivo ha creado las condiciones técnica, científica y
materialmente para la construcción de una sociedad que supere definitivamente
la desigualdad social.
Hoy como ayer
esa posibilidad, no es una cuestión de producción, sino un problema de
distribución, como lo han demostrado el trabajo, la técnica y la ciencia en los
últimos 250 años.
Levantar el
programa de la globalización del trabajo contra el capital y del salario contra
los intereses, es hoy una cuestión de alcance mundial. Las luchas de los
trabajadores, desplazados, endeudados, refugiados y excluidos de la humanidad
en el sur está indisolublemente ligada a
los “colegas” del norte en Europa, Asia y EEUU que sufren las consecuencias de
la usuras, estafas, fraudes y manipulaciones del enemigo común: El capital
financiero, las grandes compañías transnacionales y los súper poderosos Fondos
de inversión como Black Rock.
Ante este
neomaltusianismo en marcha, los ideólogos y voceros de este nuevo imperio
mundial con absoluto cinismo proclaman:
La lucha de
clases, ante el genocidio programado de la elite mundial contra las 4/5 partes
de la humanidad se hace obligatoriamente internacional.
Hoy esta
política la vemos desarrollarse a diario en Venezuela bajo la dirección de un ejército,
aliado a un lumpen proletario de derecha e izquierda. En medio de este asesinato
selectivo Venezuela una región con inmensos recursos energéticos, minerales,
biodiversidad, agua y turísticos está siendo
convertida en un nuevo paraíso fiscal.
Si el ciclo
político de América latina en el siglo XX transcurrió entre
dictaduras-democracia-dictaduras, hoy el capital financiero mundial pretende con
esta caricatura de “guerra fría”, repartirse el planeta apelando al chantaje
nuclear, al poder militar y un nuevo disfraz de “izquierda-derecha- izquierda[9]
o simplemente como dice el señor Kissinger
Una vez más los pueblos y países del sur[10]
son los peones sacrificables del tablero mundial, donde el capital anglosajón
juega cínicamente papel de defensor de
los DDHH y la democracia, mientras que los capitales chinos, rusos o islámicos
hacen el papel de países “amigos”, sostenedores de las nuevas víctimas a
desplumar tal como ocurre hoy en Venezuela. Y pensar que todos los tentáculos
del capital terminan en Wall Street y la City de Londres. ¡Vaya ironía y vaya
paradoja!
Pablo Hernández Parra
14/10/2018
Anexo: Del proyecto 170 años de derrotas: Del
manifiesto Comunista al Nuevo Orden Mundial
[1] Andrés Malamud es politólogo,
graduado en la Universidad de Buenos Aires, doctorado en Ciencias Políticas del
Instituto Universitario Europeo e investigador de la Universidad de Lisboa
(Portugal), ciudad en la que está radicado.
[2]
El propio BOLSONARO, ha declarado
la muerte y extinción del foro de Sao Paulo y
el socialismo,
[3] Es evidente que 170 años de derrotas, muchas de ellas lideradas por
representantes del MARXISMO, tienen mucho que ver con esta situación que hoy
vive el movimiento de los trabajadores y asalariados del mundo. Analizar este
periodo es un proyecto común y obligatorio a todo aquel convencido que lo
importante nos es explicar el mundo, sino intentar transformarlo junto al
trabajo y en función de los intereses del trabjadador sin distingo de
fronteras, de oficio, profesión y sobre todo manual o intelectual. La lucha de
hoy del trabajo contra el capital una a la humanidad pensante con la humanidad
sufriente y a ella las une la humanidad endeudada, desplazada, refugiada y
emigrada contra un mismo enemigo la elite mundial del capital financiero.
[4] Ya en los años 30 Marcuse se
preguntaba: “¿Qué hay en la constitución antropológica del hombre que le lleve a
reprimir su necesidad de libertad y a perseguir satisfacciones dictadas por el
poder?” Citado por a. Gorz en
“El Viejo Topo” nº 37, octubre 79, pág. 37.
[5] Total el nuevo profeta llamado
Lenin había anunciado la fase final del capitalismo, la agonía del mismo y su
inevitable derrumbe
[7] Comenzando por esos caballos
de Troya llamados Fidel Castro y Hugo Chávez, ambos se declaran “marxista-leninista” el primero, y
socialista el segundo, LUEGO ASUMEN EL
GOBIERNO..
[9] En Chile, donde con Pinochet la globalización del capital enseña las
fauces y garras, este ciclo se ha puesto en marcha.
[10] Es evidente que hoy este destino
ahora es común a las mayorías de la población, trabajadora nacional junto a la
población obligada a emigrar o refugiarse en los países del norte.
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domingo, 21 de octubre de 2018
IDEOLOGÍA, CHAVISMO Y MADURO
Rafal Olbinski
IDEOLOGÍA, CHAVISMO Y MADURO
Humberto García Larralde
Lo
ideológico adquirió un alto perfil durante los gobiernos de Chávez y Maduro. En
términos retóricos, el chavismo se vendió inicialmente como reivindicador de un
Bolívar justiciero que acabaría con las injusticias y la corrupción.
Progresivamente fue predominando la inclinación “revolucionaria” de su ideario
para aterrizar, finalmente, en una profesión de fe en la superioridad del
socialismo como solución a nuestros problemas. En esta última fase su proyecto
societario pasó por distintas etapas: cooperativismo al comienzo, luego
empresas de producción social, fundos zamoranos y otras figuras retóricas
parecidas, para finalmente arribar a un tinglado de entes que conforman el Estado
Comunal.
Pero
precisemos qué se entiende por ideología, antes de profundizar en el tema. En
su acepción más laxa, se refiere al conjunto de concepciones preexistentes a
partir de las cuales abordamos la realidad en que nos desenvolvemos. Qué cosas nos
impactan, cómo las valoramos y qué inferimos de ello para nuestro futuro,
hunden sus raíces en el acervo de valores, experiencias, y referencias
sociales, políticas y culturales que moldean nuestra manera de ser.
Todo el
mundo vería a la realidad a través de un lente ideológico según esta acepción y
todos somos vulnerables a campañas propagandísticas de distinta naturaleza.
Sacudirse de los prejuicios y de las visiones parcializadas para aprehender
mejor la realidad a fin de mejorar nuestras posibilidades en cualquier empeño,
descansaría en la educación, una mente abierta y nuestra capacidad y
disposición para el juicio crítico.
Una visión
bastante más comprometedora de ideología la hallamos en Van Djik, quien la
define como sistema de creencia convalidada por criterios de verdad
interiorizados por el grupo, que sirven para distinguir a un “nosotros” de un
“otros”. Según esta acepción, constituye una representación sesgada de la
realidad, que permite avanzar los intereses y/o las aspiraciones de poder de un
colectivo particular de personas.
Se asume un
compromiso con determinadas posturas que filtran los hechos en razón de su
funcionalidad para con un marco conceptual que identifica la pertenencia al
grupo. La verdad se sacrifica ante el provecho político de asumir tales
posturas y cerrarles los ojos a otras. En su versión extrema, da lugar a
fanatismos excluyentes que desprecian las opiniones de los demás y amenazan sus
derechos. De no ser así, puede todavía existir espacio para el debate y para
los juicios críticos, siempre y cuando no amenace las fundaciones sobre las
cuales se alza el edificio conceptual.
Pero la
mirada más tenebrosa de lo que puede significar una ideología nos la ofrece
Hannah Arendt en su estudio del totalitarismo. Descomponiéndola en sus raíces,
concibe a la ideología como un ideario blindado a partir del desarrollo lógico
de una premisa inicial asumida como verdad. Así, la convicción de que existe
una raza superior permite argüir que su misión es dominar al mundo, sometiendo
a las demás, por “bien” de la humanidad. Que la Historia avance inexorablemente
hacia un mundo sin clases lleva a legitimar la conspiración de un partido de
revolucionarios dedicados a precipitar tal eventualidad, liquidando a quienes
se interpongan.
La consistencia
lógica de una ideología así construida suplanta a la realidad, que se hace
prescindible. Erige un mundo ficticio en el cual los hechos no importan. Éstos
coincidirían necesariamente con las predicciones o con el deber que emana del
constructo ideológico al reescribirse continuamente la Historia. Las mentiras,
aun las más grotescas, son válidas en este montaje, por cuanto el criterio de
verdad asumido no se deriva de su correspondencia con la realidad, sino de si
contribuye a blindar la ideología contra cuestionamientos externos. Es el
ámbito del totalitarismo, del control absoluto de la información y donde toda
disidencia es un delito: el reino de la Policía Secreta.
La
presentación anterior sirve para describir la involución experimentada en el
ideario chavo-madurista. Inicialmente, se nutrió de valores y expectativas
compartidos por muchos, referidos al culto a la figura del Libertador y a la
percepción de que Venezuela era un país rico pero gobernada por corruptos. La
prédica chavista prometía sanear esta situación y redimir al pueblo oprimido,
invocando la epopeya emancipadora como forjadora de nuestra razón como pueblo,
ahora en contra de un nuevo imperio y de la oligarquía corrupta. Se derivó en
una visión patriotera y maniquea de la política, concebida como guerra contra
los traidores, en la que lo militar cobró ascendencia: un cuadro claramente
neofascista.
En la
medida en que se fueron imponiendo los intereses de quienes ocupan hoy los
mandos del Estado, la ideología fue mutando para legitimar la destrucción de
las instituciones democráticas en nombre de una revolución que fue definida
como socialista. En esta fase, la disidencia representaba claramente una amenaza
a la consolidación de su poder excluyente, por lo que se arremetió contra los
medios independientes, las universidades, la iglesia y los partidos opositores.
Con el reparto de la enorme renta que captó el país se enseñoreó un populismo
sectario, con su condena de la naturaleza plural de nuestra sociedad. Pero, al
destruirse la economía y caer los precios internacionales del crudo, la prédica
populista perdió efectividad. Dejó de servir para disputarle los favores del
pueblo al adversario político y pasó a justificar la liquidación de éste. La
represión pasó a ser cada vez más necesaria y, con ello, el imperativo de
aislarse de toda crítica basada en los derechos humanos universales.
A
diferencia de las experiencias totalitarias del siglo XX, los avances en las
tecnologías de comunicación hacen hoy prácticamente imposible el control
absoluto de la información, como ocurría en los campos de concentración.
Difícilmente puede argumentarse que la represión y el terrorismo de Estado que
empieza a instalarse como régimen en Venezuela sea fruto de las ansias de un
megalómano enloquecido con ideas racistas, como Hitler, o de una paranoia
enfermiza, como Stalin. Las motivaciones de la oligarquía militar – civil en el
poder son mucho más mundanas. Su verdadero papel es el de encubrir la
expoliación del país y los crímenes cometidos en su prosecución, con un
discurso justiciero.
La
edificación de una falsa realidad no pretende convencer a los venezolanos (o al
mundo), sino proporcionar una especie de guarimba que resguarda a Maduro y los
suyos de toda increpación acerca de sus verdaderos intereses. La imposición de
controles de todo tipo en la economía, las corruptelas, despilfarros y gastos
irregulares que forjaron los déficits estructurales del sector público y –con
ello-- la hiperinflación que hoy arruina a los venezolanos, así como el
destrozo de PdVSA, obedecerían a la “guerra económica” librada por el imperio y
la burguesía en contra del pueblo. Con inmenso cinismo, enmascaran su
enriquecimiento obsceno en un discurso redentor con el que pretenden la
supremacía moral ante sus objetores. “La Historia los Absolverá” (Fidel dixit).
Hannah
Arendt no veía necesario distinguir entre las experiencias nazi y estalinistas
en su estudio del totalitarismo, a pesar de sus variantes particulares.
Representaban el mismo horror. Tampoco tiene hoy sentido distinguir entre
fascismo y castro-comunismo para ubicar a Maduro. Pero la retórica comunista se
alimenta de mitos más atractivos, entre ciertos círculos, que el discurso racista
que, de paso, si fue utilizado por Chávez al principio. Parece menos repugnante
ser acusado de comunista que de fascista.
Sea como
fuere, es innegable el creciente poder de la Policía Secreta –el SEBIN-- en las
ejecutorias del fascio-comunismo venezolano. Se ha deslastrado de toda
restricción para allanar y apresar opositores sin orden judicial y se niega a
liberar a quienes tienen orden de excarcelación, entre otras arbitrariedades.
Ahora tortura y asesina impunemente a inocentes, como ocurrió con el concejal
Francisco Albán, quien se encontraba bajo su custodia. Pero, como lo haría
Goebbels, Saab y Riverol repiten que fue un suicidio. Se asoman cada vez más
claramente los rasgos totalitarios a que refería la filósofa judeo-alemana. Por
ahí se nos amenaza ahora con aprobar una constitución hecha a su medida.
Humberto
García Larralde
economista,
profesor de la UCV
humgarl@gmail.com
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lunes, 15 de octubre de 2018
LOS CUENTOS DEL CHARLERO
Duy Huynh / Big heart Botany
LOS CUENTOS DEL
CHARLERO
Héctor Espinoza
Este es un relato mágico
y para que se haga realidad,
sólo hay que creer en
la magia verdadera.
La Magia Verdadera, es
divulgada por los magos con los relatos mágicos, muchos dicen que los relatos
mágicos son cuentos, fantasía, otros afirman que son historias verdaderas, de
hechos que realmente existieron. Son muchos los relatos mágicos, no se sabe cuándo
comenzaron a divulgarse.
Se cuenta que fue un mago que
vivió en España, el que comenzó a relatarlos, que fue el creador de la magia
verdadera y que residió en una pequeña ciudad, llamada Castro Urdiales. Se dice
que desde allí comenzó a divulgar la práctica de la Magia verdadera.
Explicaba este mago los
secretos de la magia. Y para sorpresa de todos, el mago afirmaba que la
efectividad de la magia era algo muy sencillo: que para que la magia existiera
solo había que creer en ella. Decía que el poder de la magia está en el
pensamiento, que con él se puede transformar realidades, cambiar vidas, hacer
que todo lo bueno sea posible.
Cuando este mago comenzó a
relatar sus historias, muchos no le creyeron y le llamaron El Charlero de
Castro. El mago con humildad y paciencia continuó su trabajo y siempre afirmó
que la misión de los magos es trabajar por la construcción de un mundo mejor,
que deben utilizar el poder de la magia solo en favor de causas nobles.
Se cuenta que El Charlero con
su magia, transformó realidades personales y sociales y con ello adquirió un
gran prestigio. Recorrió muchos lugares divulgando las bondades de la magia,
fue el creador de una filosofía de vida y con ella fundamentó un método al que
llamó Sicfis.
Este método tiene como
finalidad, el desarrollo de las potencialidades del cuerpo y de la mente y
permite abordar con eficiencia, las dificultades de la problemática
existencial. El Charlero siempre apoyó la lucha de los pueblos, por vivir en
verdadera democracia, luchó contra las dictaduras, defendió la libertad y la
justicia.
Hay muchos cuentos de El
Charlero. Se dice que estuvo en Venezuela, cuando gobernaba una terrible
dictadura y que llegó, en el momento en el cual, muchos venezolanos emigraban
de su país, para escapar de la grave crisis humanitaria, creada por la
ineficiencia de la dictadura.
Se narra que Ei Charlero
utilizó todo el poder de su magia para combatir al autoritario gobierno,
devolvió la esperanza perdida a millones de venezolanos, organizó el movimiento
de desobediencia no violenta, el cual rechazó todas las medidas autoritarias de
la dictadura y llego el momento del paro verdadero y la gran mayoría permaneció
en sus casas, evitando los riesgos de la represión y sin realizar ninguna
actividad que permitiera el funcionamiento de la estructura del país.
Y que a los pocos días la
presión nacional e internacional produjo la renuncia del ineficiente dictador,
se organizó un gobierno de emergencia con representantes de todos los sectores
de la sociedad y se convocó a elecciones libres y democráticas, las cuales se
realizaron con la supervisión de organismos internacionales, para garantizar el
respeto del auténtico resultado. Y así la gran mayoría decidió vivir en
verdadera democracia.
Hoy no se sabe cuál fue el
destino de El Charlero. se cuenta que recorre el mundo divulgando la práctica
de la magia verdadera, dicen que participa en la lucha de los pueblos en contra
de las dictaduras, otros hablan de su misteriosa muerte. Hay cuentos de El
Charlero que narran su vida y dicen que con su magia se convirtió en espíritu y
que está presente en todas la causas nobles.
Pero siempre hay incrédulos
que sostienen que El Charlero nunca existió y otros afirman que al creer en él
se hace presente y con su magia transforma realidades, cambia vidas y hace que
todo lo bueno sea posible. Este es un relato mágico y para que se haga realidad, sólo hay que creer
en la magia verdadera.
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Héctor Espinooza - Los cuentos del charlero
domingo, 14 de octubre de 2018
EL AVIADOR, UN ANTECEDENTE
EL
AVIADOR, UN ANTECEDENTE
SEBASTIÁN
DE LA NUEZ
LOS MARXISTAS DE corazón, que
los hay, han dicho que el idealismo es una filosofía reaccionaria. Rodolfo
Pedro González fue un idealista, tan ingenuo y tan idealista que votó por Hugo
Chávez en 1998. Ese voto, junto con el
de otros como él, le costaría la vida.
Rodolfo era un hombre
vulnerable, que se exasperaba fácilmente, tradicionalmente adeco y con molesto
aparato de ortodoncia metido en la boca. Esa noche que va del 12 al 13 de marzo
de 2015 llamó a sus dos hijas, Ivette y Lissette, a su mujer Josefa y a su
hermano Domingo, quien había permanecido muy cercano a él durante el proceso
(murió el año pasado). Rodolfo se encontraba azorado, estresado, perturbado:
necesitaba urgentemente, dijo, que le llevaran su cédula de identidad al día
siguiente a las 7:00 am porque unos funcionarios del Ministerio de Prisiones le
habían dicho que probablemente lo trasladarían a un recinto de presos comunes,
quizás Yare.
Todos trataron de
tranquilizarlo. En vano.
A cierta hora de la madrugada
algún reo en el Helicoide, del mismo pasillo donde el aviador pernoctaba,
escuchó un ruido extraño y dio la voz de alarma. En su propia casa no se
enteran si no es por unas primas que viven en Filadelfia (Estados Unidos):
llamaron a Ivette y ella fue donde Lissette a decirle; miraron en Twitter a ver
qué estaba circulando por allí y, en efecto, se encontraron con una primera
declaración del jurista José Vicente Haro. Haro defendía a personas presas en
el mismo lugar donde pernoctaba González y por ellas, seguramente, se enteró.
No se le ocurrió llamar a los familiares sino meterse en Twitter directamente.
En realidad, no lo conocían personalmente.
Viuda e hijas no fueron
informadas oficialmente hasta el día siguiente, a las puertas de ese paquidermo
que alberga entes oficiales y donde caben todo tipo de encierros. No las
dejaban pasar, en principio, pues no era día de visita. Estando allá abajo les
entró la llamada de la Fiscalía, cuya representante ya se encontraba dentro.
Fue esta funcionaria quien les informó. Al fin accedieron al recinto. Solo
Ivette, la hermana menor de Lissette, quiso entrar a ver el cuerpo de su papá, tirado
todavía justo donde había caído puesto que todavía debían llegar los
investigadores a tomar nota. Ni Josefa ni Lissette quisieron verlo. La fiscal
informó del procedimiento: ir a la morgue, ir a declarar, firmar esto y
aquello. En casos así, cuando fallece una persona custodiada por el Estado, la
Dirección de Derechos Fundamentales de la Fiscalía se encarga de la
investigación. Pero nunca, luego de ese día, los familiares del aviador han
sabido nada acerca de las conclusiones. Tampoco han sabido quiénes fueron los
funcionarios de Prisiones que hablaron con Rodolfo González la tarde anterior
ni qué le dijeron ni si, en todo caso, era cierto que recibió la amenaza del
traslado a Yare o donde fuera.
Rodolfo Pedro González murió
porque supo que le tocaba, que no tenía escapatoria, que su condena era
irreversible. Murió porque en alguna ocasión, o en varias, había comentado
abiertamente, en el comedor donde recibía visitas, que si le metían tantos años
de cárcel no aguantaría y se mataría.
Para ese momento una parte de
él ya había muerto, su mejor parte, esa porción del alma o de la psiquis que lo
había impulsado desde pequeño, aquella en que se soñó pilotando un avión.
El mismo espíritu que se quedó
con la boca abierta ante La guerra de las galaxias. Lissette recuerda que
cuando se estrenó el primer capítulo de la saga, Rodolfo estaba allí, a las
puertas del cine, primer chicharrón, arrastrando a su hija de 8 años. Él no se
ocupaba de las calificaciones escolares ni de asuntos similares, era el terreno
de Josefa. Se ocupaba, más bien, de llevar a las hijas al mar. Las enseñó a
nadar, a lanzarse del trampolín en Morrocoy o Margarita. Coleccionaba primero
las películas de George Lucas en VHS, luego en DVD. Desde chiquito quería ser
piloto pero su madre se había negado en redondo a subvencionarle ese capricho,
por los peligros que entraña. Después de que la buena señora falleció, y tras
sacarle rentabilidad a un local que había heredado en el centro de Caracas, se
montó en el primer avión que le dejaron. En el sillón del piloto. Era el
Aeroclub Caracas y le dieron su licencia.
“Era un hombre muy impaciente,
pero alegre”, dice de él Lissette. “Le gustaba ayudar a todo el mundo,
solidario. Él no regañaba por notas en el colegio, pero sí cuando uno se iba a
una fiesta y regresaba dos horas más tarde de lo establecido. Ese peo te
esperaba era con mi papá”. Lissette es hoy en día una solvente investigadora y
docente universitaria en Sociología.
Lo único que tiene la familia
sobre la visita de los funcionarios del Ministerio de Prisiones es el
testimonio de él: lo iban a trasladar. Oficialmente no se ha admitido nada ni
hay documentación sobre tal visita. Lo cierto es que él había dicho más de una
vez aquello de que no aguantaba una condena a largo plazo, que prefería
matarse. La familia no le creyó. En diez meses solo había salido del Sebin para
verse en un par de ocasiones con su odontóloga, por lo del tratamiento de
ortodoncia. Una concesión francamente graciosa.
Hay tres jóvenes en el mismo
expediente que comenzó a forjarse el día en que lo fueron a buscar a su casa de
Macaracuay, en abril de 2014. Allí mismo está incluida Josefa, no debe
olvidarse que ella fue a llevarle algo al Helicoide y allí mismo la dejaron
encerrada, los benditos del Sebin, saltándose cualquier procedimiento legal.
Los otros tres fueron puestos en libertad luego de que murió el aviador. Renzo
Prieto, el último, en mayo de 2018. El juicio no ha empezado, seguramente nunca
empezará. Lo que hubo, cuando Rodolfo vivía, fue una audiencia preliminar,
aquella en la cual un juez de control decide si hay motivos para la acusación y
con cuáles cargos. Esa audiencia terminó en octubre de 2014, es decir, seis
meses después de que lo encerraran. Y desde ese entonces hasta que murió no
había pasado nada; ni siquiera un tribunal asignado. Después de su
fallecimiento sí hubo cierta prisa: fue asignado un tribunal. Sin embargo, las
primeras audiencias se suspendieron. Una porque uno de los detenidos pidió que
el juicio fuera grabado y, como no había cámaras disponibles, se suspendió el
acto. En la siguiente no se presentó la Fiscalía; después, no pudieron ser
trasladados los muchachos implicados en el caso. Luego, algo de última hora… En
fin. Desde noviembre del año 2017 no se han convocado más audiencias.
Josefa sigue metida en ese
expediente, nada ha prescrito. Josefa no anda tranquila de los nervios. Si le
toca ir al tribunal, se pone mal; incluso algunas noticias la han afectado
mucho. A Josefa, por cierto, no le han devuelto ni las computadoras ni nada de
lo que se llevó el Sebin de su agencia de viajes en Chacao. Como tampoco han
devuelto las PC que decomisaron en dos casas familiares, ni las tabletas, ni
los teléfonos móviles, incluyendo el de la señora que limpiaba donde Ivette.
Así de cleptómano es el Estado madurista.
Lissette lo admite pero
enseguida reacciona: “Sí, esto nos destruyó la vida que teníamos. Pero la vida
sigue. No nos quedamos en estado de postración, gracias a Dios. Yo creo que al
gobierno no le importó lo sucedido. Es mi impresión. Creo que al Estado
venezolano le importa bien poco los derechos de los opositores. Le importa
menos incluso cuando son gente desconocida, como mi papá, que no era una
persona influyente.”.
Al menos, Diosdado Cabello no
se metió más con el aviador en su programa de televisión. Era uno de sus temas
favoritos.
A veces, bajo algunos
regímenes, la muerte se convierte en un asunto administrativo, una especie de
abstracción. Si la muerte es una abstracción, la vida también lo es. Solo es
concreto el poder, su engranaje y su mecánica. Lo demás es prescindible, ya que
es tan abstracto. Un cinturón o correa que pasa los controles usualmente
estrictos en el Helicoide. Un señor mayor que habla pendejadas en la calle y
que ahora dice que él no aguanta una condena larga, que preferiría matarse.
Abstracciones de un medio desquiciado.
Cuando los reos traspasan las
puertas de las dependencias policiales en Venezuela, ya han perdido la mitad de
su vida, probablemente la mitad que valía la pena vivir. A partir de entonces
se las verán solos con su lado oscuro. Hubo unos bidones de gasolina en un
patio. Lo de los bidones fue la coartada perfecta para que Diosdado Cabello y
Nicolás Maduro —en ese orden— armasen una histérica campaña contra este
idealista torpe y ciclotímico. Apoyó a los guarimberos de su zona en 2014.
Habló lo que no debía, probablemente locos planes para tumbar al gobierno, y lo
escuchó en mala hora quien no ha debido escucharlo.
Después de todo, seguía siendo
un iluso, un idealista, un individuo propenso a exasperarse.
Eso pudiera ser un común
denominador. Aprovechar las debilidades de quienes entran en esas sombras,
explorarlas a conciencia, sacarles partido hasta límites insospechados. Si eres
un experto en la materia o estás debidamente asesorado por gente con sesenta
años de experticia en estas lides, tienes el éxito garantizado. Puedes hacer
que el idealista se cuelgue o que el buen cristiano se tire por la ventana. La
muerte es, nada más, un asunto administrativo.
La familia del aviador nunca
olvidará el funeral multitudinario. El liderazgo democrático se hizo presente
y, sobre todo, el liderazgo del movimiento estudiantil y de eso que después se
llamó la resistencia en las protestas de 2017. Gaby Arellano (que aún no era
diputada) dio un discurso al lado del féretro. Rodolfo la había conocido, la
había apoyado. Había quien se presentaba de este modo: “Usted no me conoce,
vine desde Barquisimeto a mostrar mi solidaridad”. Era una sensación rara, dice
Lissette, pues sentía como si el acto no perteneciera a su propia familia sino
que era algo mucho más extenso, más abarcador.
Algo semejante deben haber
sentido los familiares de Fernando Albán en estos días. La solidaridad del
venezolano deberá resistir y superar este atroz esperpento que administra
muerte.
13 de octubre del 2018
sdelanuez@gmail.com
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