domingo, 27 de abril de 2014
HUMBERTO GARCÍA LARRALDE - DERECHO QUE NO SE EJERCE, SE PIERDE
DERECHO QUE NO
SE EJERCE, SE PIERDE
ALERTA A LA MUD
Los
ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestar,
pacíficamente
y sin armas, sin otros requisitos que los que establezca la ley.
Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en
el control de manifestaciones pacíficas. La ley regulará la actuación de los
cuerpos policiales y de seguridad en el control del orden público.
Artículo 68, Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela
Se ha
insistido, correctamente, que la base del diálogo entre las fuerzas
democráticas y el gobierno de Nicolás Maduro tiene que ser el respeto a la
Constitución. Por los atropellos a los derechos humanos durante estos últimos tres
meses, más las arbitrariedades cometidas a lo largo de los quince años del
presente régimen, tal exigencia es inapelable. Aún así, sabemos que el gobierno
sólo reconocerá los derechos constitucionales a regañadientes, impelido por las
circunstancias, es decir, cuando se vea obligado por la presión de la calle, la
opinión pública nacional e internacional y el malestar que pueda sentirse entre
las filas oficialistas.
Pero he
aquí que, ya cumplidos los primeros escarceos entre oposición y gobierno -supuestamente
para hacer cumplir la Carta Magna-, no sólo no ha cesado la represión brutal de
las manifestaciones, sino que ahora la Sala Constitucional del TSJ pretende
supeditar el derecho a manifestar a la autorización discrecional del alcalde
respectivo, según la sentencia 276 del 24 de abril, 2014. Cabe señalar que el
único requisito que exige la ley para el ejercicio del derecho a manifestar,
consagrado en el artículo 68 de la Constitución reproducido como epígrafe, es
que se participe a la autoridad[1],
teniendo en cuenta, desde luego, que la manifestación sea pacífica y “sin
armas”. La sentencia del TSJ viola flagrantemente este derecho que, de paso,
constituye un pilar de la legislación de cualquier país democrático en el mundo
actualmente, y convierte en delito penal marchar sin la autorización respectiva.
“Dialogar” a la par que el régimen se burla de la Constitución, no tiene
sentido y resulta ser contraproducente.
Los
dirigentes de la MUD deben estar conscientes de los tres elementos básicos que
definen la actitud del gobierno frente a la actual negociación. Primero, no se puede desconocer con
quiénes se negocia, voceros de un régimen de naturaleza fascista o, si se quiere
mayor precisión, fascio-comunista. En
absoluto los anima encontrar un piso común para discernir criterios de justicia
que hagan valer lo pautado en el marco jurídico de la nación; lo que persiguen
es aplastar toda oposición, no reconocerle sus derechos. No son demócratas ni
tienen escrúpulo o freno ético alguno para salirse con la suya, sea como sea. Si
se sientan en una mesa para “dialogar” sobre estos aspectos, es porque fueron
compelidos a ello. Y esto conecta con lo segundo,
cual es el hecho de que, en los actuales momentos, ese gobierno está débil, aun
desplegando los medios represivos contra la población que hemos visto, mientras
que la oposición desarmada, sin acceso a los medios de comunicación masivos, está
en una posición de fuerza relativa, capaz de incidir en las condiciones en que
debe discurrir el diálogo, si sabe negociar inteligentemente. Porque la situación
del país no tiene compón si continúan instrumentándose las mismas políticas.
Esto
lo sienten, mejor que nadie, los estudiantes, amenazados de ver su futuro conculcado
por la ignorancia, el atraso y el fanatismo. Frente a eso, la repetición de las
mismas consignas “revolucionarias” para negar la realidad ya no tiene carga
alguna: el gobierno está acorralado
y la única opción a la que echó mano, la represión despiadada, lejos de
aplastar la protesta ha fortalecido su resolución. En estas circunstancias,
busca desesperadamente un respiro, algo que cambie la dinámica de los acontecimientos
para aliviar la presión a que se encuentra sometido. Y de ahí el tercer elemento.
El gobierno busca alterar
la dinámica a su favor, precisamente, con sentencias como la del TSJ, para desmontar
la protesta incesante que lo tiene a la defensiva. La prohibición de manifestar
es lo que resulta cuando se sujeta a la autorización discrecional de un alcalde
fanático, alineado con el poder central. Y sin la protesta pacífica, sostenida,
se desinfla la presión que obliga al gobierno a ceder.
No es
suficiente que la MUD denuncie que la sentencia del TSJ es inconstitucional. Se
sabe que el régimen no entra en razón simplemente por la vía de los argumentos.
Es menester forzar el respeto a tan básico derecho –el de manifestar- convocando
a una multitudinaria marcha para hacerle entrega a la Asamblea Nacional del
petitorio que le da sentido al proceso de negociación en ciernes: la ley de amnistía, el desarme de las
bandas fascistas, la restauración de la libertad de prensa, la restitución de
Scarano y de Ceballos a sus alcaldías y de María Corina a su curul, y la
renovación de los poderes.
Bajo la atención de la prensa internacional y con la
expectación de los cancilleres de la UNASUR, es menester poner a la vista de
todos si el gobierno tiene la voluntad de tornar al hilo constitucional. Bajo el
fascismo, si no se fuerza el cumplimiento de un derecho, una y otra vez y de
manera contundente y asertiva, éste se pierde. El fascio-comunismo manejado
desde Cuba no reconoce derechos; no les interesa. Su única preocupación es
seguir amasando poder para poder usufructuar discrecionalmente y sin
restricciones, las enormes riquezas del país. De ahí las medidas de control
social, entre otras la criminalización de la protesta y el uso de bandas
fascistas armadas, para amedrentar y asesinar.
Ya Maduro
cree que, con lo de la sentencia, lo peor pasó. Hasta se da el tupé de ponerse
cómico, señalando que, "Por ahí están amenazando ya, diciendo que o
hay resultados concretos o se paran del diálogo. No hay pacto ni negociación
con la burguesía. Quien se quiera ir del diálogo que se vaya". Es
decir, no tiene idea de dónde está parado, empezando por la estupidez de decir
que está negociando con la “burguesía” cuando más de la mitad del país le
reclama, de manera cada vez más impaciente, que rectifique.
No debe olvidarse que el fascismo siempre busca la confrontación,
aquella que adelante la solución final,
definitiva, de limpiar al país de “enemigos”. La frustración y la alarma que
pueda producir la sentencia aberrante del TSJ entre sectores opositores puede
desencadenar respuestas poco pensadas, anárquicas, que le den “razones” al
régimen para tan ansiada conflagración, sembrando el país aun más de sangre y
luto. Si lo que se quiere es encontrar una salida pacífica del actual estado de
conflicto, los dirigentes de la MUD, incluyendo a Maria Corina, Leopoldo y
Ledezma, en concertación con los estudiantes, deben asumir de manera firme y
resuelta la conducción de la protesta pacífica. El fascismo no nos va a
reconocer nuestros legítimos derechos. Es menester aprovechar las actuales
circunstancias, favorables a las fuerzas democráticas, para arrancárselos.
¡Atémosle las manos al gobierno! ¡A convocar la gran marcha! De paso, ¿qué se
prepara para el 1° de mayo?
Humberto
García Larralde
Economista, profesor de la UCV
26 de abril del 2014
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LUIS MARÍN - RESISTENCIA A LA OPRESIÓN
RESISTENCIA A LA OPRESIÓN
Luis Marín
Una de las características más
exasperantes de la actual tiranía militar comunista es que la junta militar no
se muestra abiertamente, como era tradicional, sino que ejerce el poder
embozadamente, ocultándose detrás de unos supuestos poderes públicos que no son
otra cosa que altoparlantes o cajas de resonancia de sus decisiones
arbitrarias.
Detrás de esta práctica política hay
toda una filosofía del poder que lo representa como una máscara, un artificio
de teatro, hecho para divertir a las masas o más precisamente para engañar al
público.
Todas las instituciones de la democracia
occidental, pero también la iglesia, han sido interpretadas por los comunistas
como una farsa de los ricos para engañar a los pobres (esa era, por cierto, la
consigna del partido de Tibisay Lucena en la Universidad); en consecuencia, la
democracia popular debe hacer exactamente lo que ellos ya han decretado:
constituir una farsa deliberada pero esta vez no para engañar sino para
aplastar al enemigo de clase, a la burguesía. Y nada ni nadie los sacará de ese
libreto.
De manera que no puede esperarse nada de
estas supuestas instituciones completamente vaciadas de contenido, porque no
están hechas para la defensa de los ciudadanos o para garantizar sus derechos
fundamentales; sino que son herramientas para una supuesta, ilusoria,
fantástica y delirante lucha de clases.
Esto no sólo hace más comprensible el
rol de los elementos colaboracionistas que se comportan “como si estuvieran en
la república de Platón y no en la sentina de Rómulo”; sino el de auténticos y
sinceros opositores que repiten constantemente que, por ejemplo, la SC
del TSJ decidió defenestrar a MC, prohibir las manifestaciones públicas,
destituir y poner presos a los alcaldes o el CNE decidió convocar elecciones en
esos municipios; siendo la realidad que esos sujetos no deciden absolutamente
nada, sino que cumplen a discreción las órdenes de la junta militar comunista
para darles una fachada “legal”.
Aquí hay toda una concepción política:
ellos creen firmemente que todos los sistemas son así, que ellos descubrieron
cuáles son los intríngulis del poder y lo ejercen con desfachatez y plena
conciencia de lo que están haciendo; al contrario de lo que ocurre en las
democracias “burguesas”, en que se hace lo mismo pero inconscientemente,
cubiertos por el manto de una ideología encubridora.
Desafortunadamente para la junta militar
comunista, por mucho que se esconda, sus acciones quedan a la vista del público
y pueden ser analizadas críticamente describiendo lo que sale a la superficie
de toda esta enrevesada tramoya. Por ejemplo, las argumentaciones del abogado
Fidel Castro pueden sostenerse sólo porque prohíbe terminantemente que se las
contradiga, so pena de muerte; pero en el mundo real no resisten el menor
análisis y Castro queda como lo que es, un tramoyero.
La reciente sentencia, si puede llamarse
así, de la SC del TSJ, que prohíbe las manifestaciones públicas y pone una
amenazadora espada de Damocles sobre la cabeza de los alcaldes que creen que la
sumisión es una política viable, puede ser ilustrativa.
Veamos, las constituciones no crean
derechos humanos fundamentales sino que sólo establecen garantías para esos
derechos, que son anteriores y supraconstitucionales, admitiendo que las
personas nacen con ellos y los tienen por simple condición humana.
Desde la declaración de los derechos del
hombre y del ciudadano de 1789 se reconoció que los hombres nacen libres e
iguales, con derechos naturales e imprescriptibles que son: la libertad, la
propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.
Si los tomamos en serio resulta que
resistir a la opresión es un derecho humano fundamental, violarlo o
restringirlo es violar derechos humanos. Al contrario, el derecho a reprimir
manifestaciones públicas no existe en ninguna constitución, más bien se prohíbe
expresamente, incluso el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el
control de manifestaciones pacíficas, algo que se ha vuelto habitual en este
país.
Decir que las manifestaciones deben
someterse a la ley es una perogrullada o una tergiversación, porque la ley es
para aplicar los derechos contenidos en la constitución y no puede servir para
impedir su ejercicio.
Asimismo el concurso de derechos según
el cual no es posible manifestar porque se obstruye el libre tránsito y otros
derechos es un argumento falaz, no sólo porque tampoco sería posible transitar
si se impide el derecho a manifestar, sino porque sería imposible el mismo
libre tránsito, porque no podemos transitar todos a la vez, al mismo tiempo y
por el mismo lugar. Para eso es que sirve el recurso a la ley, para que los
derechos de unos coexistan con los derechos de otros, logrando lo que se llama
convivencia pacífica.
Así como está prohibido interpretar un
contrato de tal manera que se haga imposible su realización; la Constitución no
puede interpretarse en un sentido de haga nugatorios los derechos que por
principio debe garantizar, porque para eso es que existe.
Las constituciones sólo hacen dos
cosas: garantizar los derechos y dividir los poderes; si no hacen esto,
entonces, no hay constitución.
HACIA LA LIBERTAD
A muy destacados historiadores
venezolanos, casi todos de inspiración socialdemócrata, les gusta describir la
evolución de la sociedad venezolana como un largo camino “hacia la democracia”;
como si esta parte de la humanidad luchara fatigosamente por salir del pantano
del caudillismo militar para elevarse a las cumbres de la civilización.
El problema, no pequeño, es que las
revoluciones socialistas del siglo XX se empeñaron en hacer compatible la
democracia con la dictadura y ciertamente lo lograron, tanto en la teoría como
en la práctica, en lo que llaman “dictadura democrática del proletariado” como
forma de organización política de la sociedad y “centralismo democrático” como
forma de organización del partido socialista, lo que se traduce en el sometimiento
irrestricto de la minoría a los dictámenes de la mayoría.
Nótese que todos los países sometidos a
la órbita soviética, de Europa del Este pero también Vietnam, Camboya e incluso
China, se hacían llamar “democracias populares”, en militante contraposición a
las “democracias burguesas” de occidente.
Es un hecho muy curioso que en Venezuela
tanto el gobierno como la oposición oficial se autodenominan “demócratas” y no
hay absolutamente nadie que cuestione la democracia ni siquiera como la menos
mala de todas las formas de gobierno.
La razón es muy sencilla: desvinculada
del elemento “libertad”, que siempre debería acompañarla para evitar la tiranía
de la mayoría y garantizar los derechos individuales, la democracia es una
chaqueta que le ajusta perfectamente a todo el mundo, incluso a los militares
golpistas, que se arrogan la representación del pueblo, más que eso, ellos son el
pueblo, con lo cual ya no tienen que contarse ni celebrar auténticas
elecciones, como en Cuba.
De manera que el giro más importante que
la juventud de este siglo XXI le ha dado a su lucha es que se trata de una
lucha por la libertad. La democracia no basta e incluso es
una gran amenaza si no se atempera con la libertad que es el primero y más
fundamental de todos los derechos humanos.
La libertad se ha entendido en dos
sentidos: uno, como la posibilidad de hacer lo que se quiera sin más
impedimento que la libertad de los demás; otro, como autonomía, esto es,
cumplir sólo la ley que nos damos a nosotros mismos, de manera que obedeciendo
permanezcamos tan libres como antes.
Pero oculto bajo este malabarismo
rousseauniano, ideado para fundamentar el estado constitucional y el régimen
representativo como el único que hace compatible la libertad con la obediencia
a la ley, se escurre el segundo gran enemigo de la libertad.
El positivismo extremo considera que la
ley es lo que diga el legislador, quienquiera que sea y diga lo que diga. No
hay que ser constitucionalista para advertir el peligro que entraña esta
facultad de dictar la ley y el desafío que lanza contra los ciudadanos
que se consideren libres y estén dispuestos a defender su libertad.
Igualmente, el positivismo considera que
la palabra del juez al resolver la aplicación de la ley al caso concreto es la
que crea el derecho entre las partes, sin que haya más nada en la realidad de
donde agarrarse.
Y estos son los dos caballos de batalla
del totalitarismo socialista, que lo hacen digerible para ciertos ideólogos
interesados: la democracia, como dictadura de la mayoría y el positivismo
jurídico como dictadura de la ley (y la sentencia como ley).
Se ha dicho muchas veces pero es
indispensable repetirlo: una vez que el totalitarismo socialista impone su
pseudolegalidad revolucionaria, la única manera de salir de la trampa jaula es
rompiendo con esa seudolegalidad, rebelándose, resistiendo.
Aclaramos para tranquilidad del buen
padre de familia: la pseudolegalidad socialista es profundamente irracional,
ilegal e inconstitucional, es lo que vemos a diario y todos no podemos estar
locos; romper con ella significa establecer una legalidad normal, racional, de
sentido común, garante y no enemiga de los derechos individuales.
La rebelión es la bendición de la
juventud, su sello vital, por eso todavía hay esperanza. A los viejos políticos
habría que decirles: “Si van a ayudar, no estorben”.
LEVANTAR LA MORAL
Dicen que las guerras se ganan por la
moral de las tropas e igual se pierden. Los grandes logros del movimiento
estudiantil eran inconcebibles hace apenas dos meses, no sólo por el cambio de
percepción de la llamada “comunidad internacional” que tiene otros asuntos
prioritarios de qué ocuparse; sino principalmente de la “comunidad nacional”
que se ha visto obligada a rediseñar su agenda por el cambio generado por la
irrupción estudiantil.
Cierto que todo movimiento ascendente al
llegar a su punto más alto se estaciona, luego tiende a descender, para volver
a remontar, si las condiciones son propicias y no cunde el desaliento. Este
sería el mayor peligro para el movimiento estudiantil y el cálculo que hacen
sus enemigos para dividirlo, con el señuelo de que hay que retirarse cuando
estas ganando porque sino puedes perder todo en una apuesta arriesgada.
Cuentan que un cínico secretario de
estado americano decía que no hay general latinoamericano que resista un
cañonazo de un millón de dólares. ¿Podrán los líderes estudiantiles resistir la
tentación de Mefistófeles del régimen y la MUD? Está por verse.
El llamado “diálogo” es una táctica
diversionista para encubrir la represión, lo mismo que la política de “paz”, lo
más soviético que han hecho los cubanos en Venezuela. Bajo esa consigna se
peleó la guerra fría y se construyó el arsenal atómico de la URSS, suficiente
para borrar a toda la humanidad del planeta. Es el ejemplo más socorrido de la
neolengua totalitaria denunciada por Orwell: “La guerra es la paz”; “la mentira
es la verdad”.
Aceptar una oferta de diálogo de paz es
admitir que se está en guerra, como pedir una ley de amnistía es aceptar que se
han cometido delitos.
Por su parte, el régimen de ocupación y
el colaboracionismo pagan un alto costo por el desafío de la protesta y
subsiguiente represión, no pueden ofrecer nada a cambio de la sumisión y los
problemas que originan y alientan la protesta son cada día más graves.
De manera que se justifica el
nerviosismo inocultable ante sus respectivas clientelas, a las que tratan de
apaciguar pero que están dando muestras de impaciencia. ¿Qué pasará si esto se
sale de control, como la criminalidad, los precios, la escasez, el tipo de
cambio y un largo etcétera?
La situación política venezolana no es
mejor pero es más clara: los manejos del régimen y de la MUD están al
descubierto para quien quiera verlos y ante la fatalidad de caer en un limbo a
la cubana se abre una dimensión de incertidumbre esperanzada.
Puede ocurrir algo, piensa todo el
mundo; tiene que ocurrir algo, decimos todos. Y mientras más tarde, peor y más caro.
Luis Marín
27 de abril del 2014
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lunes, 14 de abril de 2014
LUIS MARÍN - LA MUD SALE DEL CLOSET
LA MUD SALE
DEL CLOSET
Luis Marín
El único resultado tangible del llamado
diálogo del jueves pasado es el decreto que reza: “He aquí a la oposición”, la
única que goza de reconocimiento oficial. Las partes que se legitiman
mutuamente como representantes de las dos mitades de un país ilusorio en el que
los demás, que no son ellos, sencillamente, no existen.
Por supuesto que resulta escalofriante
ver a todos esos dinosaurios políticos dándole piso al régimen mientras se lo
quitan a la protesta callejera, desairando incluso a quienes fueran antiguos
compañeros unitarios que deben experimentar más que vértigo al ver ese mercadeo
en la perspectiva de que no les espera sino muerte, cárcel o exilio.
Desde hace mucho tiempo esto era parte
de la realidad, no obstante, siempre resulta algo descorazonador confirmar una
sospecha de traición, viendo a la cara lo que antes se podía descartar como
chisme y cuento de pasillo.
Hasta ayer, era una calumnia decir que
la MUD negociaba con el gobierno, que entraba por la puerta trasera de
Miraflores entre gallos y media noche, eran infidencias de los vigilantes que
reconocían alguno de los furtivos visitantes nocturnos; pero hoy es por la
puerta grande, a la vista del público, en cadena nacional. Muy mal debe estar
este país, se dice, cuando el diálogo entre los políticos es algo raro, incluso
mal visto. Ahora (hay que reconocerlo) el juego es más abierto, quizás
impúdico.
RGA fue denunciado por realizar
diligencias en USA para evitar sanciones contra miembros de la nomenklatura,
porque eso podía irritarlos y dificultar el diálogo; OB fue señalado por Eric
Ekvall como parte del problema electoral, “tú estás metido en el fraude”, le
dijo; JB a su vez acusado por Patricia Poleo de traicionar a militares ahora
perseguidos; pero todas son denuncias sin respuesta, que pocos leen y nadie
comenta.
Sería extremadamente arduo y casi
interminable pasarle revista a sus intervenciones, que son fácilmente accesible
por cualquiera que tenga interés, baste decir que éste debe ser el único caso
en la historia de la humanidad en que una facción política se sienta a negociar
con los representantes de una fuerza de ocupación las posiciones de un tercero
a quien han repudiado previamente. Precisamente ese repudio es la credencial
para poder ser aceptado como interlocutor privilegiado.
Lo prioritario para los cubanos es
pacificar al país, que cese la protesta callejera; la oferta de la MUD es poner
todo su empeño y recursos para lograrlo, pero ¿a cambio de qué? ¿Qué es lo que
reciben además del reconocimiento oficial?
Los cuatro puntos de la MUD son fuegos
de artificio para las galerías: ley de amnistía, desarme de los colectivos,
¡comisión de la verdad sin que haya caído la dictadura ni cesado la ocupación!
Obviamente, nada de eso se va a cumplir; pero también está la renovación
de los poderes públicos y aquí sí hay algo substancial: ya todos tienen
candidatos para magistrados, directivos del CNE, contralor, fiscal, etcétera.
Si son tan sinceros, ¿por qué no nos
dicen quiénes son sus candidatos?
ABAJO CADENAS
RGA clama por libertad de expresión,
condena la censura y autocensura, pero lo hace ¡en cadena nacional!, sin
siquiera advertir el contrasentido. Esto hace evidente que hay cosas que la MUD
no puede lograr, ni que ponga todos sus recursos y empeño, como darle legitimidad
a las cadenas. Éstas siguen siendo un atropello insufrible y violación masiva
de derechos humanos, aunque todos se presenten en ellas para convalidarlas.
El principio es que las personas son
libres e iguales en derechos y poseen una dignidad individual que las hace
acreedoras de cierto respeto, sobre todo de autoridades públicas.
Ahora bien, ¿cómo pueden hacerse
compatibles estos valores con la existencia de un mecanismo que los niega
flagrantemente? Porque no sólo se trata de que hable uno, sino de que se obliga
a callar a los demás. No se trata sólo del derecho de tener información veraz y
oportuna, sino de que las personas por un lado tienen derecho a elegir lo que
quieren y por el otro no pueden ser obligadas a ver y oír lo que no quieren, sin
que esto implique un ultraje a su dignidad personal.
No es por lo que se dice, porque en
Venezuela se hacen cadenas para transmitir peleas de gallos, sino lo que se
impide decir. Una cadena acompañó la aplicación del Plan Ávila y de allí cada
vez que se desata una ola de feroz represión el régimen hace una cadena para
amordazar a los medios; cada vez que hay expectativa por una declaración
crucial, ahí viene una cadena para bloquearla. Y paremos de contar.
Las cadenas son incomprensibles en el
exterior, nadie entiende lo que es esto porque no existen en ninguna sociedad
abierta donde los ciudadanos se hacen respetar; aunque tal vez haya algo
parecido en los países comunistas que quedan, aunque no se notan porque viven
en una cadena perpetua.
Y este es el corolario: las cadenas son
un ensayo del paraíso concentracionario del socialismo soviético, la voz
universal del Gran Hermano.
NOCIÓN DE FRACASO
El régimen no acepta que se diga que
sigue un modelo fracasado; RR lo considera absolutamente exitoso. ¿Cómo no va a
ser exitoso para él que ha metido a su familia en la élite de las más
millonarias del mundo?
No puede aceptar algo así Aristóbulo
Istúriz, un sujeto que dice “plesbicito” y fue ministro de educación,
que en un país civilizado no hubiera pasado de portero y aquí ha sido además
constituyente, diputado, alcalde, gobernador y hoy es un magnate con una curva
de ingresos familiares que no cabría en un gráfico normal, esto sin dejar de
atizar políticamente el falso lamento de que lo discriminan por ser negro.
Pero lo traiciona el inconsciente
aludiendo obsesivamente a francotiradores con fusiles de mira telescópica:
¿Serán fusiles Dragunov? ¿Serán esos los que disparan certeros tiros a la
cabeza? ¿O será una reminiscencia del 11 de abril, los francotiradores del
Ministerio de Educación, del Hotel Edén y de la Alcaldía de Caracas? ¿Quiere
oír la verdad? Bien, Simonovis está preso para encubrir a Freddy Bernal y al
mismo AI que fueron los verdugos del 11 de abril.
Otra vez sería demasiado arduo pasarle
revista a cada uno de los intervinientes del régimen, pero baste decir que
estos sujetos han realizado el sueño de todo resentido: vengarse de los que
saben que son mejores que ellos.
Han expropiado, difamado, humillado y
echado fuera del país a personas perfectamente honorables sólo para saciar una
sed de venganza que no puede extinguirse porque la tienen integrada en la
propia psicología del resentido patológico.
Para hablar de fracaso tampoco es
argumento que hayan destruido el aparato productivo nacional, reducido a la
mitad el parque industrial, arruinado empresas y comercios, devastado millones
de hectáreas antaño productivas, porque precisamente eso es lo que querían
hacer.
En esta óptica, tampoco puede decirse
con propiedad que el comunismo soviético haya fracasado, salvo que se tome en
serio su propaganda de emancipación del proletariado o construcción de una
sociedad alternativa al capitalismo de mercado.
La verdad es que las mafias que dominan
Rusia se fraguaron durante el régimen comunista y son los más millonarios del
mundo, como ya sobresalen muchos en China comunista, a quienes tampoco se les
podría decir que han fracasado.
El mismo Vladimir Putin, un palurdo
esbirro del KGB es dueño de Rusia, ha colocado a cada uno de sus antiguos
secuaces en una gobernación y utiliza sus tácticas de pandillero para apabullar
y robar a los países vecinos con procedimientos típicos del hampa, mientras
niega lo que hace en el mismo momento en que lo hace.
HCh hizo lo mismo, colocando a cada uno
de sus secuaces golpistas en una gobernación de estado, exactamente como los
caudillos de las montoneras del siglo XIX repartían haciendas entre sus lugartenientes.
Así, las mafias del futuro, que
emergerán del derrumbe del comunismo castrista se están fraguando ahora. Fueron
las que le echaron mano a los veinte mil millones de dólares perdidos en
CADIVI, según el monje Jordani, además de los que se pierden a diario en buques
cargados de combustible que surcan el mar Caribe, entre paraísos fiscales,
mercados tercerizados y estados inviables.
No existe imaginación para calcular lo
que se ha robado la nomenklatura chavista, como lo que se llevan cubanos,
bolivianos, ecuatorianos, nicaragüenses, argentinos, brasileños y los nuevos
mejores amigos colombianos que abandonaron los principios de Uribe y se
incorporaron al saqueo insaciable de este pobre país rico.
De manera que para hablar de fracaso
habrá siempre que preguntarse previamente: ¿Fracaso de quien? ¿Fracaso en qué?
Es el típico caso de pudientes
administradores de empresas quebradas por ellos mismos.
PREGUNTAS PARA EL
DIÁLOGO
¿Quién ordenó disparar a la cabeza de
los manifestantes? Es evidente que si entre 41 muertos casi la mitad lo son con
certeros tiros en la cabeza no puede ser casualidad sino lo que los sociólogos
gustan llamar una muestra significativa ¿o no es así?
En un país donde un comité central
militar decide absolutamente todo, que ha convertido a los llamados poderes
públicos en meros altoparlantes, cajas de resonancia de sus decisiones, alguien
debe haber propuesto y ellos aprobado la política del terror.
Pero, ¿cuál es la doctrina? ¿Cuántos
manifestantes estimaron que hay que matar para aplastar la protesta? ¿Cuántos
familiares, amigos, allegados hay que asesinar, secuestrar y torturar para
intimidar a la población y paralizarla por el terror?
Esto es otra cosa que la MUD no puede
resolver. La protesta no se va a detener, por eso dicen que el diálogo
debe hacerse en paralelo con la protesta, porque aunque no la promuevan ellos
tampoco la pueden impedir del todo y no quieren que los echen de Miraflores por
no cumplir su parte del trato. Las protestas seguirán y con ellas la represión
respectiva, la violencia es el contexto del diálogo.
El problema es que ascienden de la
condición de cómplices a la de coautores de crímenes de lesa humanidad o ¿es
posible cohabitar con un régimen criminal sin convertirse ellos mismos en
criminales?
Nadie que comience a trabajar para la
familia Castro espera tener nada que ver con fosas comunes, pozos de la muerte,
paredones de fusilamiento, calabozos oscuros, tormentos inhumanos, espionaje,
delación, intimidación; pero casi sin advertirlo éstos llegan y se instalan en
sus vidas cotidianas porque son parte del sistema, su lado sórdido e
inconfesable pero necesario, la garantía de la uniformidad y unanimidad
exterior, la tan anhelada pax socialista.
La unidad del país bajo el totalitarismo
presupone el exilio de la cuarta parte de la población, llámela escuálidos,
burgueses o gusanos. Y no puede ser de otra manera.
Los hermanos Castro son los grandes
ausentes del diálogo; pero seguro que lo siguen tras bastidores sin perder
detalle. Hasta ahora la MUD se ha limitado a hablar con los payasos, pero no
han visto a los dueños del circo.
Quizás entonces comprendan la razón del
miedo que inspira, no Castro, la MUD.
Luis Marín
13/04/14
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Venezuela Abril 2014
viernes, 11 de abril de 2014
HUMBERTO GARCÍA LARRALDE - LA MASA NO ESTÁ PARA BOLLO
LA MASA NO
ESTÁ PARA BOLLO
Humberto García Larralde
No pude ver sino hasta la intervención de
Julio Borges. El sueño venció la escasa resistencia que provocaba mi intención
de permanecer despierto para ver si, de parte del oficialismo, se asomarían atisbos
de un interés auténtico por buscarle soluciones a la grave situación por la que
atravesamos. Pero el cinismo de Cabello achacándole la violencia a la oposición,
la acusación de un “paramilitarismo” opositor, obviando descaradamente los
múltiples registros de bandas fascistas pro-gobierno armadas matando y
golpeando a opositores, y las barbaridades de José Pinto, Tupamaro, pidiendo la
proscripción de Voluntad Popular mientras absolvía a los “colectivos” –sin
mencionar alguna que otra impertinencia de Ramos Allup-, fueron difíciles de
digerir.
Luego está la absurda insistencia en que se
trata de una la lucha entre dos sistemas, como si los destrozos a la economía,
la violación de las garantías constitucionales y el ahogo a la democracia, pudieran
“legitimarse” bajo la bandera supuestamente “socialista” de la que se empeñan
en servirse. Más allá, la proyección de su propia naturaleza fascista -en
labios de Aristóbulo y Ramírez- para referirse a sectores de oposición, puso al
desnudo la total falta de seriedad con la que el oficialismo abordó la
discusión. Finalmente, volver a escuchar, por enésima, la visión maniquea que
“justificó” la insurgencia militar de Chávez contra la democracia y pretender
que sus fines eran pacíficos –Cabello dixit (¡!)- fue demasiado.
Ahora bien, ¿Había razones para pensar que
otro hubiera podido ser el discurrir del diálogo? Lo ocurrido no descalifica en
sí la pertinencia de conversar en esta situación tan turbia para el futuro del
país. Pero hay que estar claro contra quienes nos enfrentamos. La dispersión de
las intervenciones oficialistas, su repetición de contraposiciones manoseadas
para intentar relativizar su violencia represiva, y los embustes abiertamente
blandidos por Aristóbulo y otros, son indicios claros de que lo que busca el
gobierno es ganar tiempo para ver si pasa la tormenta y pueda legitimarse
tomándose retratos en una mesa con la oposición bajo el amparo de los
cancilleres de Argentina, Colombia y Ecuador, y con la anuencia del Vaticano.
Pero la masa no está para bollos. La
situación es grave y, con esa actitud de intentar correr la arruga mientras
continúa con sus desmanes, sólo puede agravarse. El oficialismo parece no saber
dónde está parado, en que lío se metió.
Por todo lo anterior, insisto en que las
fuerzas democráticas deben arrancarle al gobierno los derechos confiscados como
condición previa para avanzar en el diálogo. La convocatoria de una marcha
multitudinaria para exigirle a la Asamblea Nacional su compromiso con la
restitución de los derechos constitucionales pondría al gobierno ante la
disyuntiva de reprimir o de iniciar la apertura al restablecimiento de la
democracia. Hay que obligarlo a sincerarse.
Luego, uno a uno, con la gente en la calle,
debe conquistarse las demás exigencias. Lamentablemente, este régimen fascista sólo
responderá al compromiso de un diálogo constructivo, desde una posición de
fuerza.
Humberto García Larralde
Economista, profesor de la UCV
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Humberto García Larralde,
Venezuela Abril 2014
miércoles, 9 de abril de 2014
LUIS MANUEL AGUANA - EL LARGO CAMINO DE LAS GUARIMBARRICADAS
EL LARGO CAMINO DE LAS
GUARIMBARRICADAS
Luis Manuel Aguana
Una vez más agradezco a la Cátedra Pio
Tamayo y al Prof. Blanco Muñoz su gentil invitación para reflexionar sobre el
país.
El llamado Guarimbero Mayor, Robert
Alonso, ha indicado en reiteradas oportunidades que, y cito“una de las tres
Reglas Doradas de la Guarimba es NO CONFRONTAR con el enemigo”. Fin de la
cita. Sin embargo, paradójicamente hablando, aquellas Guarimbas que han
resultado con muertos, es decir las que no han cumplido con las Reglas
Doradas-y en consecuencia ya no son Guarimbas en el correcto sentido del
término-, son las que han mantenido al régimen en jaque porque ya no se trata
de unas simples Guarimbas sino de una insurrección civil en su sentido más
objetivo. Y en el terreno de la violencia el régimen siempre GANA.
Entonces, un término que en su concepto
original aludía a una actividad No Violenta, termina derivando en uno violento
que es donde el régimen tiene ventaja. Incluso ya han dejado de ser Guarimbas o
refugios, sea que confronten o no, porque la GNB no ha respetado ni
siquiera las viviendas de las personas, en clara violación de sus
Derechos Humanos.
Ahora bien, la Guarimbarricadas, como
las bautizó el Prof. Agustín Blanco Muñoz, SON UNA FORMA DE PROTESTA pero de
ninguna manera No-Violentas como se quiere hacer ver. Son violentas en su
esencia. Y aunque “no confronten con el enemigo”, como lo indican
las Reglas Doradas del Guarimbero Mayor, son una suerte de paralización forzada
de actividades. En otras palabras es un Paro Cívico forzado por aquellos que
llevan la iniciativa. No permiten la movilidad de quienes no están de acuerdo. Y
si toda la comunidad las apoya entonces esa comunidad está en Paro Cívico
forzado. Y si todo el país las apoya entonces es a todas luces un Paro Cívico
Nacional, con exactamente los mismos efectos de los ya conocidos.
A la luz de ese razonamiento, lo que tal
vez debíamos entonces analizar es si un Paro Cívico no llevado a cabo por entes
organizados sino por la sociedad civil en su conjunto podría llevar al objetivo
de dar al traste con el régimen, como otros que se han hecho en el pasado.
Pero creo que no debe confundirse fines
con medios. Las Guarimbarricadas son medios de protesta y de eso es de lo
debemos hablar aquí, de la protesta. Y si esa protesta llevada a cabo por
medios Violentos y No Violentos nos lleva al final a conseguir el objetivo de
dar con el término de este régimen. No de “sacar a Maduro” sino de acabar con
la injerencia cubana en Venezuela y el mal llamado Socialismo del Siglo XXI. No
creo en los medios violentos porque allí estamos en el terreno del régimen.
Deploro el resultado de las Guarimbarricadas con saldo de muertos y heridos
producto de los ataques de los paramilitares tarifados así como las violaciones
reiteradas a los Derechos Humanos por parte de la GNB del régimen.
El hecho que se haya escogido un
mecanismo de protesta civil que a la postre nos puede conducir a la violencia
no excusa al régimen de violar los Derechos Humanos de las personas que las
realizan. En mi opinión creo más efectiva otra forma de lucha diferente
enmarcada en una estrategia que pudiera no excluir a las Guarimbarricadas pero
que no se base exclusivamente en ellas y/o que las coloque en un lugar efectivo
de acuerdo al desarrollo de los acontecimientos.
Quiero dejar bien claro que no estoy
desestimando este método de protesta sino su efectividad en relación con los
métodos internacionalmente conocidos de de Lucha No-Violenta y que según las
investigaciones no tienen la misma probabilidad de ser exitosos, como lo
veremos más adelante. Si se escoge ese método de lucha como el principal, el camino
entonces es de otras características y requiere de un tipo de estrategia
diferente que está fuera de este análisis.
He estado escribiendo acerca del tema de
No Violencia desde enero de 2013 con mis Apuntes sobre la Lucha No Violenta. El
pasado 27 de marzo publique una nota en mi blog que ha tenido mucha acogida
(más de 19.000 visitas la última vez que revisé) donde reseñaba el resultado de
la investigación de la Dra. Erica Chenoweth de la Universidad de Colorado, en
Boulder (ver http://youtu.be/y4xcimkAFNc), que arrojó que
durante el período de 1900-2006 las insurgencias No Violentas de todo el mundo
tuvieron dos veces más probabilidades de triunfar completamente que aquellas
donde hubo violencia. De hecho, esta tendencia se ha venido incrementando en el
tiempo; y durante los últimos 50 años las insurgencias No Violentas se han
vuelto cada vez más exitosas, mientras que las violentas se han hecho cada vez
menos frecuentes y menos exitosas. La investigación indicó que esto sigue
siendo cierto y cito, “aun en condiciones extremadamente brutales y
autoritarias”.
La investigación reveló que NINGUNA
insurrección fracasó durante ese período (1900-2006) después que se llegara a
una participación activa y constante de solo el 3,5% de la población, e
históricamente se contabilizaron insurrecciones exitosas con mucho menos que
ese porcentaje.
Se preguntaba la Dra. Chenoweth ¿porqué
la resistencia civil No Violenta es mucho más efectiva? Y la respuesta parece
residir en el poder de la gente en sí misma. Esto es, en una campaña
NO-Violenta participan todas las personas, con diferentes niveles y de
capacidades físicas, de edad y de género, e incluso niños. Todo el que quiera y
pueda. Y todo reside en la visibilidad de las acciones de la resistencia civil,
que permiten atraer la participación activa y diversa de todo el mundo.
Mientras más gente SE VE en las calles, más gente sale a las calles. Es una
dinámica estudiada. Lo contrario, como las Guarimbarricadas, NO ATRAE GENTE.
Y de acuerdo a esa investigación, una
vez que toda esa gente se involucra ESTA CASI GARANTIZADO que el movimiento
conseguirá conectarse con las fuerzas de seguridad, los burócratas, las elites
financieras y de negocios, los medios de comunicación, las iglesias y
autoridades religiosas. Y es entonces, y solo entonces, cuando todas las
personas empiezan a reevaluar sus propias convicciones.
Concuerdo con esta investigadora que
NINGUN LEAL AL REGIMEN en ningún país vive completamente aislado de la
población en sí misma. Tienen amigos, familia, relaciones que van a mantener
así sea que la claque gobernante se vaya o se quede. Eso es lo que causa al
final la caída.
Entonces si definimos, de acuerdo a esta
investigación, la Resistencia Civil No Violenta como una forma activa de
conflicto en la que civiles desarmados-y esto último es MUY IMPORTANTE-,
utilizan tácticas como protestas, boicots, manifestaciones y otros tipos y
formas de no cooperación de masas en la búsqueda de un cambio político, y esto
se hace de una manera ACTIVA Y CONSISTENTE, no hay ninguna duda de que se sale
de un régimen como este más temprano que tarde.
Entonces, a la luz de este análisis, las
Guarimbarricadas son lo más lejos que podamos encontrar de un ejército para la
liberación de Venezuela del castrochavismo-comunismo, incluso pudiera decirse
que sería el camino más largo si se basa la estrategia únicamente en ese medio.
Lo que tenemos que hacer es poner a la mayor cantidad de personas activa y
consistentemente en las calles de manera pacífica. Marchas, cadenas humanas,
concentraciones y cualquier actividad que concentre personas manifestando
pacíficamente, que se deben ir incrementando en el tiempo. Y si existe
violencia esta saldrá inevitablemente del régimen con la consiguiente
aceleración del proceso.
En relación a “las oposiciones”, estas
ya no existen. No hay un “grupo” que encarne el sentimiento “opositor” salvo
tal vez los estudiantes. Quien conduce esto es Fuenteovejuna como lo exprese en
una oportunidad. Lo que hay en la calle es un pueblo muy molesto, por no decir
la palabra apropiada, con lo que sucede. De acuerdo a la encuesta de Keller del
1er. Trimestre, el 57% de los venezolanos desean que el gobierno de Maduro
termine constitucionalmente lo antes posible con un 43% duro, versus el 35% en
desacuerdo con un 27% duro. Un 58% desea que se suelten a los presos políticos
con un 46% duro, versus un 33% en desacuerdo con un 34% duro. Esto es, la gente
desea reconciliación. Y un 57% desea un gobierno democrático versus un 35%
revolucionario. Esto es, la gente desea un cambio YA y este viene en camino.
Muchas gracias…
Caracas, 31 de Marzo de 2014
Luis
Manuel Aguana
Intervención
en la Cátedra Pío Tamayo
de
la UCV el 31-03-2014
Twitter:@laguana
Etiquetas:
CPT,
Guarimbarricadas,
Luis Manuel Aguana
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