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viernes, 31 de julio de 2020
CÁRCELES DE CASTRO
CÁRCELES DE CASTRO
Luis Marín
Barack Hussein Obama
II hizo una intensa campaña para cerrar el centro de reclusión de la base naval
de Guantánamo, único en la isla en que no hay ni un solo preso cubano; en esto
lo acompañó toda la godarria de la izquierda mundial incluso Amnistía
Internacional, quien popularizó los uniformes naranja que tuvieron un ominoso
destino del que es mejor ni acordarse.
Este enfoque les
permite ignorar todas las otras cárceles de alrededor que comprenden el
Combinado de Guantánamo, la cárcel provincial de mujeres, de menores de edad y
una amplia red de correccionales que suman aproximadamente un centenar de
establecimientos, superando ampliamente los que proliferan en todas las demás
provincias del país.
El sistema
penitenciario castrista, adscrito al Ministerio del Interior, está escalonado
en tres categorías: de máxima severidad, régimen severo y mínima severidad.
Pese a su opacidad, se distinguen cinco establecimientos de máxima seguridad en
un conjunto de alrededor de quinientas penitenciarias, las menos estrictas que
están en la periferia son granjas de reeducación y ciertas prácticas de
“servicio social”.
No hay solución de
continuidad con lo que en un país civilizado sería la sociedad civil, por lo
que cualquier súbdito cubano está al borde del sistema, muy cerca de sufrir una
sanción por cualquier causa, algo propio de un Estado Policial.
La ideología
justificadora es esencialmente pedagógica, su objetivo es adiestrar a los
reclusos para su reinserción en la sociedad, pero “en cuanto colectivo que se
educa a través del colectivo”, dicho con más claridad: no se les considera como
individuos responsables que purgan un delito concreto y pagan en prisión una
ofensa perpetrada en forma deliberada o culposa, pero personalísima, contra la
sociedad.
Esto es una
inconsistencia jurídica: un “colectivo de presos” no puede ser culpable de
nada, porque incluso en Cuba la responsabilidad penal tiene que ser individual,
no existe culpa colectiva. El Estado asume una función educativa para conformar
a sujetos desviados y alinearlos hacia fines superiores, de manera que
coadyuven a la edificación del socialismo.
Las imágenes
omnipresentes en los penales son las de Fidel Castro, el che Guevara, Camilo
Cienfuegos, por supuesto que no se exhiben crucifijos ni otros símbolos
religiosos; la literatura que se ofrece a los reclusos es exclusivamente
revolucionaria, así como discursos y consignas, el adoctrinamiento político
ideológico es parte del plan de reeducación.
El castrismo no
reconoce la existencia de presos políticos, delitos de opinión, prisioneros de
conciencia, a éstos les fabrican expedientes imputándoles delitos comunes,
cuando no una figura comodín que llaman “peligrosidad predelictiva” por la cual
se puede encerrar en prisión a una persona no por el delito que haya cometido
sino por los que podría cometer en el futuro, si no se interviniera a tiempo.
En este contexto, es
comprensible que la mayor contrariedad para el sistema sea la irreverencia, la
irreductibilidad, el mantener una actitud firme contra el régimen en su
conjunto, con clara conciencia de que se trata de la maquinaria sin fisuras de
un Estado totalitario, que comprende policía, tribunales y diversos niveles de
centros de reclusión.
En Cuba puede decirse
con toda propiedad que “todos estamos en libertad condicional” e incluso esto
induce a confusión, porque la distinción entre los llamados “privados de
libertad” y los ciudadanos comunes está completamente difuminada, porque éstos
tampoco se encuentran en libertad plena.
Con razón se dice que
los que salen de la prisión chiquita no quedan libres porque afuera tampoco
gozan de libertades elementales y universales como la de pensamiento,
expresión, comunicación, organización, imprenta, asociación, participación
política, elegir y ser elegidos, dirigir peticiones a las autoridades y recibir
oportuna respuesta, cambiar de domicilio o residencia, salir y entrar
libremente al país, en fin, se sale a la prisión grande.
Un problema para los
cubanos de afuera es cómo sacar de la invisibilidad a los cubanos de adentro,
los que están llevando la peor parte, en la cárcel chiquita; éstos que no
reciben la menor atención de ningún organismo internacional, de los Estados
extranjeros, de ninguna organización de defensa de derechos humanos, de medios
de comunicación, ni siquiera de la opinión pública más informada dentro y fuera
de la cárcel mayor.
En los mismos días en
que estallaba esa intifada universal con epicentro en el asesinato de un
delincuente común en los EEUU, a Silverio Portal Contreras, otro hombre de
color, perfectamente inocente, le propinaban una brutal golpiza sus carceleros
al punto de hacerle perder la visión del ojo derecho, entre otras lesiones,
caso flagrante de brutalidad policial, pero, ¿quién lo ha oído nombrar?
Como los casos de
Aymara Nieto Muñoz, madre de dos hijas menores, confinada por más de setenta
días en celda de castigo, en Las Tunas; Keilylli de la Mora, quien tras varios
supuestos intentos de suicidio fue recluida en un psiquiátrico, en Cienfuegos;
Ernesto Borges Pérez, con veintidós años en prisión, a punto de quedar ciego;
Raynor Vicente Sánchis, hijo de una Dama de Blanco; Yousandor Ochoa Leyva,
hipertenso, entre otras dolencias, sin medicación; Yosvany Sánchez, en celda de
castigo; Roberto Jesús Quiñones, Lázaro
Pie Pérez, Alberto Valle Pérez, la lista podría extenderse a 140, más los
llamados históricos, que merecen capítulo aparte, según denuncias documentadas
por Estado de Sats.
El punto es que no
existe ninguna manera de que los medios de comunicación globales, que se han
afanado tanto en defender reclusos de Guantánamo, les presten la menor atención
a los del resto de la isla, en particular los presos políticos que no han
cometido delito alguno y languidecen en el más absoluto desamparo.
Del Consejo de DDHH
de la ONU no puede esperarse absolutamente nada porque (además de estar
dirigido por Michelle Bachelet, socialista, ferviente admiradora de los Castro,
que vivió un exilio dorado en la RDA, donde no observó el menor rastro de
tiranía) buena parte de sus miembros son tiranías semejantes y aliadas del
régimen castrista.
Está a la vista del
público que cuando algún cubano ha tratado de dirigirse al Consejo para
denunciar violaciones de los DDHH no lo dejan ni hablar mediante groseras
interrupciones, insultos y descalificaciones, que violan el principio universal
de Derecho Internacional de la cortesía, que la dirección de debates es incapaz
de hacer respetar, siquiera para guardar las más mínimas apariencias.
Recientemente el
Director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, afirmó
que “las técnicas de tortura del régimen de Maduro son similares a las de
Pinochet”. El también izquierdista chileno, alabando el llamado Informe
Bachelet subrayó: “Uno pudiera creer que estamos hablando de Pinochet”.
Con estas mentiras
deliberadas, porque aquí no existe el menor rastro de pinochetismo, pretende
ocultar, sin que se le mueva un músculo de la cara, que son el ejército y la
policía de Castro los que ocupan este país y las técnicas de tortura que
aplican son las de la STASI, el ministerio de seguridad de la RDA, de Erich y
Margot Honecker, quienes en Chile gozaron de refugio hasta la muerte después
del derribo del muro de Berlín.
En estas tan buenas
manos se encuentra la defensa de nuestros derechos humanos.
Luis Marín
30-07-20
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jueves, 9 de julio de 2020
LA CONFESIÓN DEL PADRINO
LA CONFESIÓN DEL PADRINO
Humberto García Larralde
“Ustedes” (los
miembros del gobierno interino de Venezuela), “…no pasarán, por el sentimiento
patriótico, revolucionario, antiimperialista, nacionalista, de la FANB. No
pasarán. No serán poder político en Venezuela jamás en la vida”.
Quien así se expresa
revela la pretensión de ser dueño indiscutido del país. Lo hace en uniforme
cargado de preseas, rodeado de chafarotes galardonados, para ratificar que
quien decide es aquel que comanda la fuerza armada. Venezuela es su coto de
caza y ninguna constitución o ley va a impedir que siga expoliándole, hasta la
última gota, sus riquezas. La entrega que hizo Maduro a los militares de PdVSA,
de los minerales de Guayana, de numerosos ministerios y/o dependencias con
mando sobre la economía, como del custodio de fronteras, puertos, carreteras y
aeropuertos, lo han sabido aprovechar.
Leyes punitivas que
alientan la extorsión y la confiscación de haberes, multiplican sus
oportunidades de lucro fácil. Magistrados cómplices cubren sus fechorías con un
manto de impunidad. Y, ante el tráfico de drogas, la vista gorda. Cuando no, la
simple fuerza bruta, algunas veces con saldos en vidas inocentes, basta y
sobra. De ahí las cifras millonarias estafadas a la nación, reveladas en los
numerosos escándalos que estallan periódicamente en medios internacionales.
Ahora se espera los que desembuchará Alex Saab, testaferro de Maduro.
El Padrino no está
dispuesto a permitir que les sea arrebatado este botín. Han tenido que
compartirlo con los civiles que ocupan los más altos cargos públicos –así como
con bandas paramilitares--, pero no por ello coincide con éstos en montar la
payasada de unas elecciones confiscadas de antemano, con un CNE designado
fraudulentamente y descabezando a los principales partidos de oposición, para
encubrir esta potestad de expoliación. El Padrino prefiere manifestar
directamente su propiedad sobre Venezuela. Para tranquilizar cualquier atisbo
de conciencia, basta repetir los consabidos clichés contra el imperialismo y a
favor de la “revolución”, aunque ya nadie crea en la sinceridad de tales
proclamas.
Al ser ratificado por
sexto año consecutivo como ministro de la Defensa, revela que no es la cabeza
de una institución militar, con normas de representación y de legitimidad en el
ejercicio del mando que se derivan de principios organizativos, sino de una
cofradía mafiosa. Es el capo de una corporación militar criminal, junto a
Néstor Reverol, Fabio Zavarse, Remigio Ceballos, Iván Hernández Dala y Gustavo
González López, entre otros.
Represión, tortura,
desapariciones y vejámenes a familiares y allegados garantizan que se mantengan
a raya a la inmensa mayoría de venezolanos que claman por un cambio que haga
desaparecer este oprobioso régimen de hambre. Las cifras recientes de la
Encuesta sobre Condiciones de Vida (ENCOVI), 2019, realizada por la UCAB y
otras universidades, revelan las penurias que están dispuestas a imponer mentes
criminales como las suyas, para salvaguardar sus “negocios”.
Conocido es el
dictamen de Lord Acton sobre el poder: “el poder corrompe y el poder absoluto
corrompe absolutamente”. Y, al mantenerse, sin más, sólo con la fuerza bruta, y
con el terrible costo humanitario que ha acarreado su ejercicio, pone de
manifiesto la extensión y profundidad de esta corrupción. Pero, muy orondos,
buscan “justificarse” en los embelecos que les montó Chávez acerca de ser
“herederos” de las glorias del ejército libertador.
Siempre he estado en
contra de endiosar a Bolívar –ello ha sido, más bien, la práctica del fascismo
para legitimar su confiscación del poder—, pero creo que es justicia rescatar
su figura del estercolero en que lo pretenden sumergir estos autoproclamados
“herederos”, buscando amparar sus atropellos. Quien pasó a la historia como
Libertador, enfrentado a las tiranías, no merece ser enlodado con tamaña
traición a lo que representó. ¡Qué vergüenza, Padrino!
09 julio 2020
Humberto García
Larralde
economista, profesor
(j) de la Universidad Central de Venezuela
humgarl@gmail.com
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Humberto García Larralde
domingo, 5 de julio de 2020
NEGAR EL HOLOCAUSTO Y OTRAS NEGACIONES
NEGAR EL HOLOCAUSTO Y OTRAS NEGACIONES
Luis Marín
¿Qué le da sentido a poner en discusión el
Holocausto en un país remoto y primitivo como Venezuela, atenazado por tantos
otros problemas más apremiantes? Que uno de los directivos del CNE recién
nombrado por el TSJ, Luis Fuenmayor Toro, es un negacionista. Otro desafío para
la credibilidad de un organismo ya de por sí tan cuestionable.
La embajada de Alemania en el país se
pronunció diciendo que: “Rechazamos de manera categórica cualquier
relativización sobre el Holocausto perpetrado por el régimen totalitario
nacionalsocialista y que costó la vida de seis millones de judíos europeos. Su
negación, especialmente por figuras públicas, no puede sino ser repudiada”.
LFT respondió desde el diario La Razón el
domingo 28 de junio en un artículo titulado “Calumnias y amenazas sionistas”,
donde nos informa que: “En Venezuela, no existe el delito de opinión, como si
existe en Alemania”; contra toda la abrumadora evidencia de
criminalización de la opinión que impera en este país.
Pero no puede descalificar a Alemania sin
agredir antes a esa “entidad sionista que llaman Israel”, con lo que incurre en
otro delito de craso antisemitismo, según los ejemplos que ilustran la
definición de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA);
así como que “una cosa es el pueblo judío y otra muy distinta son los líderes
sionistas nacionales y mundiales”, quienes, a su parecer, no son parte del
“pueblo judío”.
“En Venezuela hay libertad de opinión.
Mientras esta libertad de opinión exista, la ejerceré ampliamente”, enfrentando,
rechazando y condenando a todos los “que se han basado en mentiras, medias
verdades y calumnias en relación a mis supuestas opiniones sobre
el Holocausto judío”.
La supuesta opinión es: “La inexistencia
del holocausto está más que documentada. No hay sino que leer La mentira de
Ulises de Rassinier; El mito de los seis millones de Hoggan y el libro (¿cuál?)
de Ilan Pappe, para saberlo”. El problema es que en su desmentido LFT no aclara
cuál es su auténtica opinión sobre el Holocausto, aquella que no es “supuesta”,
por lo que habría que conformarse con aquella, porque no hay otra.
No se puede documentar nada con un par de
libros, con opiniones no concurrentes y de personajes que son inconciliables
entre sí. Por ejemplo, Paul Rassinier, francés, comunista, socialista,
anarquista, publica su libro en 1950, con lo que adquiere el título infame de
ser “padre del negacionismo”.
Fue condenado desde el primer día por la
Asamblea Nacional Francesa, hasta culminar en la promulgación de la Ley
Gayssot, 1990, que condena a 5 años de cárcel y 45 mil euros de multa a “quien
ponga en duda uno o varios de los crímenes contra la humanidad” por los que
fueron juzgados y condenados los jerarcas nazis en los juicios de Núremberg.
Lo mismo ocurre en Alemania y en Austria,
donde bajo ciertas circunstancias agravantes, la pena puede llegar a 20 años.
La Unión Europea introdujo este tipo penal en la legislación común, por lo que
LFT debe conjugar el verbo “delinquir” en varios idiomas.
David L. Hoggan, norteamericano, nazi sin
adornos, germanófilo, deplora que EEUU interviniera contra Alemania en
dos guerras mundiales siendo que ésta fue víctima, en una, de las intrigas de
Rusia-Serbia y en la otra, de Gran Bretaña-Polonia. Nunca se atrevió a publicar
ese libro que saldría a la luz en 1969 contra su voluntad. Afirma que el mito
de los 6 millones fue fabricado después de la guerra para justificar la
agresión contra la pacífica Alemania de Hitler.
Ilan Pappé, judío israelita, antisionista,
pero no negacionista, al contrario, dice que el Holocausto ha sido
instrumentalizado para culpabilizar a Europa y justificar a Israel como una
suerte de compensación. Para este “historiador” los judíos no tienen vínculo
alguno con La Tierra Prometida, sino que son “colonos”, mientras los árabes son
indígenas que luchan contra el colonialismo. Opinión que no suscribirían ni el
camarada Stalin y su canciller Gromyko, que consideraron al sionismo como un
“movimiento de liberación nacional anticolonialista”.
Adolf Eichmann dijo muchas banalidades en
su juicio en Jerusalén, en 1961, pero nunca afirmó que la aniquilación de
los judíos no existiera, que hubiera sido su defensa de oro, en cambio declaró
que fue “uno de los mayores crímenes cometidos en la historia de la humanidad”.
Sigamos con LFT: “Como investigador
científico sé que sólo existen muy pocas verdades absolutas, todas ellas en el
campo de la física”, una afirmación que seguramente no hubiera suscrito Albert
Einstein, judío, alemán, sionista, como tampoco que: “No soy creyente”.
Para LFT no existe Dios, ni verdades
absolutas: “Y mucho menos existen en las disciplinas históricas, donde
generalmente quien domina acomoda los hechos en función de sus intereses,
mientras los subyugados no tienen la suficiente fuerza para oponerse a
las distorsiones”. No explica cómo arribó a estas convicciones ni porqué en
estos casos no aplica la “relativización”. Como quien dice: “La verdad no
existe y esto es verdad”.
Si “nada está exento de ser puesto en duda”
entonces hay una puerta franca para el llamado eufemísticamente “revisionismo
histórico”; si a esto se une cierto culto a la política de poder, resulta que
los hechos se sustituyen por una toma de posición y como tampoco existe la
justicia, se la suplanta por crudas decisiones políticas.
“Quizás cuando Netanyahu u otro gobernante
sionista israelí domine el mundo (…) se establecerán como verdades absolutas
sus creencias y estaremos obligados a inclinarnos ante ellas”. Otra maliciosa
proyección de sus propias fantasías, porque son los estalinistas quienes creen
que pueden construir el futuro, no menos que el pasado. Netanyahu es acusado
casi de cualquier cosa, pero no de que sea un dictador totalitario.
Esta mentalidad no es halagadora para una
autoridad electoral, ni para inspirar confianza en el electorado. Así, la
supuesta “constitución” de Cuba fue aprobada en un llamado “referéndum” el 24
de febrero de 2019 con más del 90% de votos por el SI, “mientras los subyugados
no tienen la suficiente fuerza para oponerse a las distorsiones”.
La pregunta del millón es: ¿Por qué un
político encallecido como LFT incursiona en un tremedal tan resbaladizo como el
antisemitismo y su variante negacionista, que no tienen absolutamente nada que
ver con las preocupaciones del venezolano común, ni siquiera con las de los miembros
de la secta que hasta ahora lo sigue en sus aventuras políticas?
La respuesta fácil es que hay quien vive
del escándalo, del protagonismo barato, a falta de propuestas consistentes y un
discurso sugestivo. Otra, que la cuestión es congraciarse con la tendencia
pro-iraní que ha adquirido tanta fuerza en el círculo interior del régimen.
Estos tienen al negacionismo como punta de
lanza ideológica partiendo de la premisa falsa de que Israel existe por causa
del Holocausto, si éste se elimina, el Estado no tendría razón de ser. La
verdad es que el proyecto del Estado Judío es muy anterior y su fundación, como
la de cualquier Estado, se basa en la declaración unilateral de voluntad del
pueblo, expresada por sus representantes legítimos. Hipotéticamente, pudo no
ocurrir el Holocausto y no obstante crearse Israel, porque no hay vínculo
causal entre los dos acontecimientos.
Sería demasiado arduo pasar revista aquí y
ahora a todos los hitos históricos anteriores al Holocausto que condujeron a la
declaración de independencia el 14 de mayo de 1948, baste citar al autor de “El
Estado Judío”, 1896, Teodoro Herzl, quien escribió: “Dentro de cinco años tal
vez, dentro de cincuenta años sin duda, el Estado Judío será una realidad. El
Estado Judío es una necesidad Universal y, por consiguiente, nacerá”.
LFT pretende incursionar en el radar de las
sanciones norteamericanas y de los servicios de inteligencia occidentales; por
otro lado, en las filas de las fuerzas globalistas y antisistema tan en boga
hoy en día, una suerte de refresh otoñal.
Una apuesta arriesgada, tentadora sólo para
quien no tiene ya nada que perder.
Luis Marín
05-07-20
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Luis Marín
viernes, 3 de julio de 2020
ASDRÚBAL BAPTISTA TROCONIS
Foto de Roberto Mata
ASDRÚBAL BAPTISTA TROCONIS
Pedro Palma
Acaba de fallecer
Asdrúbal Baptista Troconis, destacado economista y abogado, académico, profesor
universitario, historiador y pensador de alto nivel. Con su partida, Venezuela
pierde a uno de sus mentes más claras y brillantes, quien hasta el día de su
fallecimiento produjo ideas y análisis preclaros, y quien aún tenía mucho que
dar. Su ausencia deja un vacío difícil de llenar, enmudeciéndose una voz que
tenía mucho que decir y orientar.
Compartí con él
durante cuatro décadas en dos escenarios de particular relevancia: el Instituto
de Estudios Superiores de Administración, IESA, y la Academia Nacional de
Ciencias Económicas, ANCE, institución de la que fuimos fundadores cuando, en
1984, participamos en su apertura como Individuos de Número. En esa ocasión
éramos, quizá, los dos académicos más jóvenes en todas las Academias Nacionales
que entonces existían -él con 37 años y yo con 39- y si no lo éramos, definitivamente
pertenecíamos al grupo del que alguien bautizó como ‹‹los muchachos
académicos››. Durante los 36 años de existencia de la ANCE, nos abocamos de
lleno al desarrollo y consolidación de esa ilustre institución, habiendo sido
él su presidente en el período 2007-2009, tocándome a mí sucederle en el lapso
siguiente.
Durante su
presidencia, fomentó y aupó las publicaciones de la Academia, poniéndole
especial atención a la publicación emblema de la ANCE, la revista Nueva
Economía, así como a la publicación de un importante libro en conmemoración del
vigésimo quinto aniversario de la institución, titulado Veinticinco años de
pensamiento económico venezolano. En esa obra se recopilaron trabajos de todos
los académicos que hasta ese momento se habían desempeñado como Individuos de
Número de esa corporación.
En el IESA fuimos
profesores de economía hasta nuestros retiros, cuando ambos fuimos honrados con
la designación de «profesor emérito». Allí enseñamos macroeconomía y otros
cursos de la ciencia económica, dirigiendo él un curso de cultura general con
un enfoque muy peculiar acerca de la historia universal y del desarrollo del
pensamiento, desde los clásicos griegos hasta nuestros días, curso que era
altamente apreciado y demandado por nuestros estudiantes.
A lo largo de su vida
profesional, Asdrúbal se dedicó de lleno a la actividad académica, habiendo
enseñado por muchos años en su Alma Mater, la Universidad de los Andes, en
Mérida, y desde 1983 en el IESA. También fue catedrático invitado en la
Universidad de Harvard y regentó las cátedras Simón Bolívar de la Universidad
de Cambridge y Andrés Bello de la Universidad de Oxford. Desarrolló una extensa
e importante obra que cubre un amplio espectro de la ciencia económica,
incluyendo análisis acerca de la evolución histórica del pensamiento económico,
la economía política, la economía petrolera y la realidad económica venezolana.
Sin duda, fue él uno de los economistas que más profundamente ha estudiado la
realidad económica de Venezuela, su evolución histórica y su desenvolvimiento
contemporáneo, siendo el líder indiscutible del análisis de la condición
rentística de esa economía.
Para nadie es hoy un
secreto que ésta es una economía que ha vivido y dependido de la renta generada
por las exportaciones petroleras, renta que es percibida por el Estado, dándole
a éste una alta capacidad de gasto y de financiamiento. Eso ha sido
particularmente cierto durante las últimas cuatro décadas, en las que la
economía se ha hecho altamente vulnerable, al depender de los volátiles precios
internacionales de los hidrocarburos. Durante los períodos de altos precios se
han vivido años de bonanza, de apreciaciones reales de la moneda y de
crecientes importaciones; pero al bajar esos precios, muchas veces, de forma
abrupta, se producen reducciones de aquella renta, limitaciones de gasto
público, caída de las reservas internacionales y deterioro de las expectativas
cambiarias.
Esos factores generan
crisis muy profundas, que se caracterizan por situaciones de recesión
económica, mayor desempleo, maxidevaluaciones de la moneda, alta inflación y
empobrecimiento de la población. Ese comportamiento fue el que llevó a Asdrúbal
a denominar a la estructura económica de la Venezuela contemporánea como
«capitalismo rentístico».
De hecho, una de sus
obras más importantes se titula Teoría económica del capitalismo rentístico,
publicada en 1997 por el IESA y, en segunda edición, en 2010 por el Banco
Central de Venezuela. En ese trabajo él describe con lujo de detalles todos los
aspectos relacionados con la característica rentística de nuestra economía,
llegando a la conclusión de que esa estructura económica era insostenible y que
llevaría a un inevitable colapso. Para llegar a esa conclusión, él comparaba la
composición y la relación existente entre el capital productivo privado y el
público, demostrando que desde fines de los años setenta del siglo XX, y
durante las décadas que siguieron, el capital público tuvo un peso cada vez
mayor sobre el privado.
Eso se debió a que,
al ser el sector público el receptor de la cuantiosa renta petrolera, su
capital productivo se expandió con mucho mayor intensidad que el del sector
privado, pues la inversión pública creció a mayor ritmo que la privada. Eso
hizo que, desde los años setenta y hasta fines de la primera década del siglo
XXI, el peso relativo del capital público sobre el total fuese cada vez mayor y
muy superior al del capital privado. Dado que la productividad de este último
es muy superior a la del capital del sector público, aquella disparidad se
tradujo en un lastre a la expansión de la producción de bienes y servicios, la
cual creció durante las dos últimas décadas del siglo pasado y primera del
siglo XXI a un ritmo menor que la demanda. Esa disparidad hacía que cada vez se
dependiera más de las importaciones para satisfacer el consumo. Eso llevaba a
Asdrúbal a concluir que esa discrepancia, creada por la dependencia rentística
de la economía, era insostenible y que inevitablemente llevaría a un colapso.
Él explicaba que la
sociedad moderna descansa sobre una base creada por el balance entre el poder
político del Estado y el poder económico de la sociedad civil. Cuando este
balance se rompe, como sucede en la sociedad venezolana, donde el Estado no
sólo ostenta el poder político, sino también el económico sobre el de la
sociedad civil, las distorsiones que se crean hacen inevitable el colapso. Creo
que las realidades vividas en Venezuela en los años siguientes a la formulación
de estos planteamientos le dieron la razón a Asdrúbal.
Otra de sus obras de
gran importancia fue la elaboración de las series estadísticas macroeconómicas
de Venezuela desde 1830 hasta 2017. Esa titánica labor la desarrolló a lo largo de muchos años,
siendo estas series publicadas por la Fundación Empresas Polar en varios tomos,
tres de ellos bajo el título Bases cuantitativas de la economía venezolana y
una cuarta actualización bajo el título Los números del petróleo. Nueva
contabilidad de la economía de Venezuela, que fue publicada en 2018 como parte
del tercer tomo de la Suma del pensar venezolano. Tan sólo hace unas semanas
salió a la luz una nueva actualización de estas series estadísticas,
llevándolas hasta el año 2017. Ésa es una contribución de incalculable valor
que nos dejó Asdrúbal, que ha servido y seguirá sirviendo de base para la
realización de investigaciones muy diversas de la economía venezolana, no sólo
referidas a su comportamiento reciente y posible evolución, sino también a su
desenvolvimiento histórico.
Otro excepcional
aporte de Asdrúbal fue la producción de un video en el que, de forma sucinta y
brillante, explica la evolución histórica del pensamiento económico a través de
los siglos. En ese trabajo, que lleva por título Pensamiento económico
universal y que fue producido por Producciones Cinesa, él expone de manera
amena y sencilla las contribuciones fundamentales de grandes pensadores, como
Adam Smith, David Ricardo, John Stuart Mill,
Thomas Malthus, David Hume, Karl Marx, John Maynard Keynes y tantos
otros, que trazaron los surcos por donde hoy corren los diversos ríos del
pensamiento económico. Concluye esa obra
presentando los aportes que hicieron algunos brillantes economistas venezolanos
al desarrollo del pensamiento económico en nuestro país, tales como Alberto
Adriani, Arturo Uslar Pietri, Domingo Felipe Maza Zavala y Armando Córdova,
entre otros. Ése es un material de incalculable valor, no sólo para los
estudiantes y profesores de economía,
sino también para el público en general que quiera obtener información sobre
este apasionante tema de cultura general. Si alguien en el futuro se interesara
por complementar y actualizar ese trabajo, el nombre y análisis de la obra de
Asdrúbal sería de inclusión obligada.
Se fue el amigo y
colega, de imagen extremadamente seria, chapado a la antigua, retórico, formal
y poseedor de una riquísima prosa, pero quien, detrás de esa fachada austera y
mesurada, escondía un fino y extraordinario humor que hacía reír a quienes con
él conversaban. Eso hacía deseable su compañía frecuente para gozar de sus
historias, vivencias y divertidas anécdotas.
Ya no podremos seguir disfrutando de su compañía física, pero él seguirá
viviendo por mucho tiempo entre nosotros y entre las futuras generaciones a
través de su fructífera, brillante e imperecedera obra.
Que en paz descanse.
PEDRO A. PALMA
29 junio 2020
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Pedro Palma a Asdrúbal Baptista Troconis
LA SEÑORA GARCÍA
LA SEÑORA GARCÍA
Por Bernardino Herrera León
@herreraleonber
Dudaba titular estas
líneas como “La intervención perfecta”. Para hablar de las premeditadamente
destrozadas universidades venezolanas. Tema que me produce mucho dolor.
Finalmente, opté por
referirme al personaje que resume, casi por completo, la magistral operación
para deshacerse de la institución universitaria, sin recurrir a la
desprestigiante intervención directa. Esa de las autoridades nombradas por el
régimen, con apoyo de militares y policías de uniformes negros. No fue
necesario.
Me refiero a la
señora Cecilia García Arocha Márquez. Sí, tres apellidos. Convertida de facto
en rectora eterna de la UCV. Elegida por el Claustro ucevista a mediados de
2008, para un período de cuatro años, sin reelección.
La señora García aún
ejerce el cargo con período vencido desde junio de 2012. Desde entonces, no ha
habido manera de que la UCV recupere su derecho a renovar su liderazgo
académico. Ni el chavismo ni el equipo rectoral han querido destrabar esta
insostenible situación. Siempre media un puñado de sentencias, excusas y
enredos procedimentales. Las universidades se desploman, literalmente. Pero
ellos siguen allí, indefinidamente.
El régimen chavista
ha temido siempre a las universidades autónomas. Son sus potenciales enemigos
anti-ideológicos. El chavismo las detesta por resistirse a la sumisión del
poder y por mantener peligrosos focos de rebeldía.
Paradójicamente, las
universidades han aportado al régimen extravagantes e inefables profesionales.
Casi la mitad de su nomina de ministros, viceministros y directores egresaron
de la UCV. Probablemente de allí surgió la magistral idea de la intervención
indirecta.
Y en efecto. Después
del intento intervencionista con aquella disparatada ley de diciembre de 2010,
el chavismo comprendió que la mejor estrategia para destruir las universidades
es: ¡Con sus propias autoridades elegidas! Manteniendo, por supuesto, el
siniestro plan de matarlas de hambre, con presupuestos y sueldos a extremos
miserables.
Las autoridades
aceptaron, veladamente. Aprobaron por años presupuestos deficitarios “bajo
protesta”. Y continuaron la farsa. La de fingir con orgullo que las
universidades funcionaban, a pesar del déficit. Se declaraban “opositoras”.
Pero actuaban como el chavismo. Democracia cada vez más ausente, culto a la
personalidad y autoritarismo como estilo.
Las revelaciones
demoraron. Un director de seguridad resultó ser doble agente del Sebin. Un
delfín estudiantil se declaró traidor. La relación idílica y/o diplomática con
los victimarios. Ocasionalmente, llegaban algunos recursos para asfaltar,
carnetizar, etc.
El dique que quedaba
contra la intervención indirecta era la APUCV. Pero desperdició muchas
oportunidades para reaccionar. Ignoró las señales, cuando nos arrebataron la
democracia. El gremio sucumbió a esa especie de chantaje, el de no enfrentar a
la señora García para no debilitarla a ella y a la UCV ante el régimen. Era
mala sí, reconocían, pero es nuestra mala.
Además de creer en la
señora García, la defendieron. Quienes exigimos rendición de cuentas fuimos
ignorados y acusados de acusadores sin pruebas. De obsequio, le entregaron en
bandeja el Fondo de Jubilaciones. Unos 22 millones de dólares más otros tantos
en bienes inmuebles. Y cuando la señora García anunció su plan para apoderarse
del IPP, reaccionaron. Mal y tarde. Nos engañaron, reconocieron. Desde entonces
el gremio ha sido, cada vez más, segregado e ignorado. Peleando por bonos y
primas que jamás alcanzan. La UCV no es agenda.
Poco a poco, la
administración universitaria pasó a modo caja negra. No rinde cuentas. Dicen
que hay un contralor del
que nadie se acuerda.
Dicen que hay una Controlaría del Estado, que nadie menciona. Pero ocurren
cosas como la compra de una clínica con sobreprecio (APUCV, pruebas a mano).
Proceden de madrugada, como el chavismo.
La señora García ha
sido la mejor artimaña que conozca en la historia de nuestra institución. Hay
que reconocerle al chavismo el éxito de su lacónico cinismo. Nos intervinieron
con nuestra propia gente, con nuestras propias miserias.
Hoy, la señora García
insiste en proyectar una imagen impoluta de sí misma. Hace tiempo se hace
llamar “La Magnífica”. Siempre suena como candidata de algo. Nadie puede
tocarla. Estas líneas son una afrenta. Aún, muchos la creen la líder ideal.
Primera rectora y otros clichés por el estilo. Su retórica panfletaria de
consignas, himnos y protocolos contrasta con la extrema pobreza de la
institución. Es como una comedia, pero realmente es una tragedia.
Para despertar de
esta inmerecida penitencia, los universitarios tenemos que reconocer que
nuestro modelo de universidad es ingenuo y vulnerable. Incapaz de detectar e
impedir que siniestros personajes se aprovechen de ella para prevaricar y
corromperla.
Lo hizo Edmundo
Chirinos, astuto psicópata, revelado como violador en serie. Lo hizo Luis
Fuenmayor, talentoso manipulador, protector de todos los extremismos de la
izquierda del subsidio universitario. Ni hablar de los Merentes, de los
Rodríguez y otros representantes de dantesco averno. Falsos académicos.
Populistas con títulos ¿Cómo no nos dimos cuenta? ¿Cuándo las universidades
explicarán al país tan vergonzosos errores?
Quienes comenzamos a
criticar duramente a la señora García y su sistema de complicidad, fuimos
acusados de radicales. Nos reprochaban con lecciones de moderación. Muchos se
definían como el centro político venezolano. Los llamados Ni-Ni. Al final, sólo
demostraron que el prudente centro moderado no es otra cosa que la
equidistancia con el Mal, la corrupción y la delincuencia. Hoy cohabitan sin
escrúpulos. Abogan por cualquier elección chavista.
La señora García es,
cada vez, menos UCV. A medida que la institución despierte. Esa parte de la UCV
íntegra que existe. La institución aún no ha muerto. Quedan opciones, pero es
preciso reaccionar. Aún bajo el chavismo, es posible recuperar nuestras universidades.
02 julio 2020
Etiquetas:
Bernardino Herrera León - UCV
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