Que lo que entiende el gobierno del Presidente Encargado Juan Guaidó y los principales lideres de la Asamblea Nacional como “Cese de la Usurpación” no es lo mismo que el resto de los venezolanos entienden. Exponiéndolo claramente, los venezolanos entendíamos y seguimos entendiendo como “Cese de la Usurpación” es no solo la salida de Miraflores de Nicolás Maduro Moros y el cese inmediato de su gobierno de facto, sino la terminación de toda la superestructura del castro-chavismo-madurismo en el gobierno porque eso dejó de tener la legitimidad que solo dan los votos de los venezolanos, de acuerdo a la todavía vigente Constitución de 1999, hecho claramente expuesto luego del fraude electoral del 20 de Mayo de 2018.
En lo personal me decepcionó mucho. Pero me decepcionó aún más luego de leer todos los reportes que surgieron posteriormente relatando con más detalle los acontecimientos del antes y el después del movimiento del 30A (ver en el portal Armando.info, La Conjura de los Testaferros, en https://armando.info/
Pero más allá de esa decepción y adentrándome en el tema de hoy de la Cátedra, aquí hay un hecho grave que se develó después del 30A: la manera en cómo se concibe la transición después de separado Nicolás Maduro Moros del cargo que ostenta ilegítimamente, y las consecuencias para Venezuela de realizarlo de una u otra manera. Allí es en donde creo que está el obstáculo para que avance el famoso mantra de tres pasos, ya que eso definiría si lo que ocurrió fue un golpe-negociación frustrado y si con eso se puede derrotar a esta “dicta-socialista militar-civil” como acertadamente lo titula la Cátedra Pio Tamayo.
Cualesquiera que sean las razones de los diputados de la Asamblea Nacional –corrupción incluida- para evitar un intervención militar de carácter humanitario, son la causa de que no se haya dado la aprobación de la autorización de la entrada de contingentes armados extranjeros contenida en el Artículo 187, numeral 11 Constitucional. Pero también a la vez están trancando la liberación de Venezuela de los ejércitos cubano, ruso, chino, iraní, hezbolá y demás terroristas paramilitares de ocupación que se encuentran enquistados a lo largo y ancho del territorio nacional, y que se están preparando para expandirse por Latinoamérica y los Estados Unidos.
Al haber tomado la trascendental decisión de cohabitar con el régimen, aún sin estar Maduro, el Gobierno del Presidente Encargado Juan Guaidó fracasó sin haber comenzado. Si toda la estructura de poder su gobierno de transición va a depender de los factores enraizados de la narco corrupción del actual régimen, difícilmente se podrán acometer las reformas imprescindibles para el retorno de la institucionalidad democrática del país, comenzando por una reforma a fondo de las Fuerzas Armadas. ¿Cómo se enderezarían las barbaridades que cometieron Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro Moros dentro de esa institución, donde violentaron los principios fundamentales de la institución armada de disciplina, obediencia y subordinación, si quienes están al frente son precisamente aquellos cuyo poder se sustenta en esa distorsión?
Es una contradicción hacer una negociación en las que convivan las estructuras antidemocráticas del régimen y sus protagonistas con un pretendido gobierno democrático. Eso es lo que al parecer no alcanzan a entender aquellos que impulsan una “negociación” en la que sobreviva algo de lo que en este momento oprime a todos los venezolanos y es la razón principal de toda esta tragedia humanitaria que vivimos. No fue una negociación frustrada, es que el solo hecho de hacer que funcionen ambas maneras de concebir la transición hace abortar cualquier engendro que se quiera crear.
Es como intentar cruzar sin más dos especies diferentes y pretender crear con éxito un ser completamente nuevo, como un caballo volador, cruzando un caballo con un pájaro. Es como si los Aliados para liberar a Europa del nazismo en la Segunda Guerra, antes de proceder a la fuerza como en efecto hicieron, hubieran buscado primero a Himmler, Eichmann o Goebbels para que cogobernaran con ellos en una transición hacia una nueva etapa, haciendo un gobierno sin Hitler, habiendo sido ellos los principales responsables materiales de los 6 millones de judíos muertos.
Si las especies son efectivamente diferentes, entonces son incompatibles ambas maneras de concebir una transición para lo cual el Gobierno del Presidente Encargado Juan Guaidó deberá proceder sin la mayor dilación la liberación de Venezuela tomando las decisiones dentro y fuera del país que conduzcan a la remoción de raíz de las estructuras que hacen posible este estado narco militarizado que nos desgobierna, descartando completamente una negociación con el régimen. Pero si las especies son del mismo tipo, producto ambas de la corrupción, como en efecto lo está comenzando a percibir el país, el engendro creado será peor que la enfermedad, que no solo acabará con él y con la esperanza de los venezolanos, sino que hundirá aun más a Venezuela en la anarquía. Aun están a tiempo de decidir bien.
Muchas gracias…
Caracas, 20 de Mayo de 2019
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