4F - SUMA DE TRAICIONES
Manuel Rodríguez Mena
Paroxismo del embuste
Ya está cerca el 4 de febrero, fecha
aniversaria de uno de los golpes de estado militaristas más antidemocráticos,
sin duda el más encapuchado de democrático. En cada aniversario, los culpables
de haberlo cometido y sus sirvientes de toda laya le agregan una capucha cada
vez más gruesa de retórica farsante, en
su descarado intento de hacernos creer que lo que en realidad emergió como una asonada de conspiradores cuarteleros
contra la democracia, fue en esencia una acción fervorosamente patriótica,
heroica lindando en lo épico, moralmente impulsiva, asqueada por tanto deshonor y de sublime
inspiración popular.
Así ha sido en los pasados catorce años.
Pero ahora, por circunstancias que todos conocemos, el endiosamiento tiene que
ser mayor al acumulado en los años anteriores. Él necesita ser endiosado para
tener el aliento de sobrevivir. Ellos necesitan endiosarlo a niveles ilímites
que le permitan seguir usándolo como portaviones y pancarta electoral.
La retórica laudatoria y argumental, cada vez más cargada de mentiras
y falacias, esta vez excederá los límites del descaro. Ellos necesitan quedar convencidos de que pueden seguir
engañando al mayor número posible de venezolanos y al mundo.
Los venezolanos que resistimos y
combatimos la infamia, que nos contamos por millones, podríamos poner en
práctica un ejercicio interesante. Ir anotando las mentiras que van a ser
dichas, organizarlas temáticamente, escribir un artículo y publicarlo donde se
pueda. La suma de los artículos equivaldría a un enorme grito colectivo: ¡Embusteros!
Hugo Chávez entra a la política como conspirador subversivo
contrademocrático, es decir, como gorila juvenil
Con posterioridad a su derrota, ex-guerrilleros decidieron reencaminar su
proyecto subversivo –siempre con la orientación castrista--, fomentando una conspiración dentro de la propia institución castrense que
antes los había derrotado. Pretendiendo comprarle un seguro de lenidad y éxito
a cualquier sedición, se aspiraba a que,
por emerger el golpe del propio seno de
las FFAA, se podría eludir el riesgo de que fuera derrotada nuevamente por ella misma. Se decidió así mismo que la bandera del golpe no
sería la destrucción de la democracia –aunque en verdad era eso y no otra cosa
lo que en realidad se buscaba--, sino muy por el contrario, la bandera debería
ser el derrocamiento del gobierno para “limpiar a la democracia”
de sus vicios y defectos, delitos y crímenes.
A comienzos del año 1980, ex-guerrilleros en plan de activismo
subversivo entraron en contacto con el entonces teniente Hugo Chávez por mediación de su hermano mayor Adán (desde
antes militante de la subversión contrademocrática), y lo captaron como uno de los operadores de su plan conspirativo. Se acordó que la insurrección se daría “cuando existieran las condiciones
subjetivas y objetivas propicias”. No
sería, pues, un golpe sedicioso contra un gobierno ni contra un presidente
determinados, sino contra el sistema
democrático como tal, el mismo que estaba consagrado en la Constitución Nacional
entonces vigente, a la cual debía lealtad por juramento todo integrante de las
FF.AA.
Suma de traiciones
Al aceptar incorporarse a la conspiración
golpista subversiva contrademocrática, el teniente Hugo Chávez aceptó
tácitamente quebrantar el juramento de lealtad a las Fuerzas Armadas de las
cuales formaba parte; y al comprometerse a insurgir contra el sistema político consagrado en la Constitución Nacional,
asumía asimismo abjurar de su lealtad constitucional. Convino por lo tanto en echarse a andar como traidor a las Fuerzas Armadas,
traidor a la
Constitución Nacional, traidor a la Patria y en suma
traidor al pueblo venezolano. (Esto es
lo que recuerdo, infaliblemente, cada vez que lo oigo proferir dicterios de “traidor” contra todo aquél que
lo adversa o disiente de él). Iniciaba
así una larga tarea de subversión del sistema democrático representativo, tarea
que hoy mantiene desde el poder constituido. Todo ello lo cometió a los 25 años
de edad y apenas con el grado de teniente.
Comenzó así una carrera política sórdida y tenebrosa, que lo ha llevado
a constituir, conjuntamente con los
hermanos Castro, el trío de peores gorilas vivientes del continente americano,
y junto a otros, de los peores del mundo.
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