sábado, 29 de agosto de 2015
¡¿HASTA CUÁNDO VENECUBAZUELA?!
¡¿HASTA
CUÁNDO VENECUBAZUELA?!
EL ARGUMENTO DEL MILAGRO DEL REALISMO
CIENTÍFICO PARA JUSTIFICAR NUESTRO
HOLOCAUSTO
DEL SIGLO XXI.
Rómulo Lares Sánchez
La filosofía, en
particular el empirismo constructivista en la ciencia, trataría de ponernos al
día luego de la “deriva” de más de 25 siglos platónico-aristotélicos, cuando se
nos hubiera escapado bastante de lo humano de la sensibilidad presocrática.
Al aceptar que el
objetivo del hacer ciencia no fuese necesariamente la búsqueda de la verdad, se
desprendería de la revisión del concepto, del ser de la teoría o del “modelo” científico,
económico o social, que a pesar de reconocerse como errados en su concepción y
componentes, sin embargo serían promovidos para contribuir con el avance de la
ciencia, porque el fin justificaría los medios y así más tarde alcanzaríamos la
verdad.
Una de las
reflexiones fundamentales del realismo científico estaría formulada alrededor del
“Argumento del Milagro”, entendido como una opción para explicar cómo, haciendo
ciencia puntualmente equivocada, podría terminar siendo en general tan exitosa.
Su proponente, Hilary Putman, consideraría que el realismo científico sería “la
única filosofía que no hace del éxito de la ciencia un milagro”. ¿Si las
teorías científicas son falsas por qué serían tan exitosas?
Un aporte polémico
notable lo establecería Bas C. van Fraassen con una analogía evolucionista: sosteniendo
que el éxito de las teorías científicas vigentes no sería milagro, inclusive
para las mentes darwinistas. Cada teoría científica nace en medio de una
“jungla” de feroz competencia. De las teorías exitosas sólo sobreviven aquellas
que de hecho explican o se acoplan con las regularidades de la naturaleza.
El argumento central
de van Fraassen estaría en que una teoría podría ser empíricamente adecuada y
acoplarse a los fenómenos observables en la naturaleza aún siendo falsa. La
competencia entre teorías se avoca en determinar cuál representa con más
detalle el mundo observable y no en cuál es cierta. En consecuencia, no sería
milagroso para la ciencia llegar a una adecuada teoría empírica aun cuando
fuese falsa.
A partir de estos
conceptos sería posible explicar cómo, después de 1999, se dispondría de la colaboración de todas las élites nacionales
para promover la ocupación militar y política de Venezuela con sus propias
armas y recursos, destruir sus instituciones y economía fundando otra nación,
VENECUBAZUELA, sometiendo sus habitantes y ciudadanos mediante el terror
impuesto, no institucional-militar como los reconocidos fascista,
nacionalsocialista o comunista en algunas naciones de Europa durante el siglo
XX, sino por el crimen organizado, el narcotráfico y la subversión
transnacional, asociados a la comunidad de naciones consideradas forajidas y
toleradas por la denominada comunidad internacional “civilizada”.
Desnudaríamos la
condición planetaria pusilánime y primitiva de quienes representan naciones,
estados e iglesias, que definiríamos como historias de engaños, tragedias que
como en el caso de VENECUBAZUELA, cuando las consecuencias de la complicidad y
asociación de instituciones e individuos conduce a un nuevo HOLOCAUSTO en el
siglo XXI, develarían el “modelo” que explica cómo asesinar más de 250 mil
personas después de 1999 y alrededor de 23 mil por año, 2 mil por mes, a partir
de 2013, proeza que sólo sería posible estableciendo una verdadera industria de
Estado para el asesinato.
Como referencias, para
proclamar un nuevo “grito de Lares” ahora en “tierra firme”, buscando el éxito
frente al eventualmente “fallido modelo superado de la ciencia”, acompañando a
Puerto Rico desde la condición de colonia a la de “Estado libre asociado”,
reflexionaríamos con varios documentos-ejemplos recientes que alimentan y
confunden la opinión pública e instituciones internacionales, ambas, adicional
y demostradamente ausentes en VENECUBAZUELA:
1)
“La venidera implosión de Venezuela y las
implicaciones en los vecinos de Venezuela en la región”, por R. Evans Ellis,
del Instituto de Estudios Estratégicos (SSI) del Ejército de los Estados Unidos
de América–USA, publicado el 10JULIO2015 : (http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/venezuela-es/article27097819.html
)
2)
“SIN LOS MILITARES NO HABRÁ SALIDA EN
VENEZUELA”. Entrevista a Diego Arria. (http://radiomedianaranja.com/diego-arria-sin-los-militares-no-habra-salida-en-venezuela/ y www.frentepatriotico.com
, Julio, 2015)
3) “Brújula
Diplomática. Riesgos con la Internacionalización del Esequibo” e
“Inconveniencia de la politización e internacionalización de la controversia
con Guyana”, artículos recientes suscritos por los embajadores Milos Alcalay y
Víctor Rodríguez Cedeño, respectivamente.
(www.frentepatriotico.com
, Julio, 2015)
Como antesala de este ejercicio recordaremos que
recientemente varios prestigiosos medios de comunicación internacionales tales
como: The New York Times y Wall Street Journal de Nueva York, el ABC de Madrid,
TIME y NEWSWEEK entre otros, concedieron editoriales al caso VENECUBAZUELA, los
dos últimos sus portadas, el primero para “premiar” al personaje del año 2015: la
foto de Joaquín Torres: “El pendejo del año. Clase Media Venezolana” (http://www.frentepatriotico.com/inicio/2015/05/20/revista-time-nombra-a-venezolano-clase-media-pendejo-del-ano/ ) y el segundo, la de Diosdado
Cabello: “EL MÁS BUSCADO”, (http://www.reportero24.com/2015/06/newsweek-diosdado-el-mas-buscado/).
Sólo el realismo científico, no el mágico, podría
explicar VENEZUELA por VENECUBAZUELA, como una misma nación, por parte de las
editoriales-portadas publicadas por la gran industria de la comunicación
planetaria y por los referidos entrevista y artículos 1), 2) y 3), todos exponiendo
versiones contradictorias sobre la misma realidad durante el mismo período.
Algo así como en la teoría de la relatividad cuando
la misma partícula subatómica podría ocupar diferentes posiciones en el espacio
en el mismo momento, principio aplicable en nuestro caso particular como en el
del “Argumento del Milagro” referido.
Esperaríamos de esta manera satisfacer algunas dudas
y confirmar que los argumentos sostenidos en esta selección serían, sin
embargo, inaplicables en el territorio conocido como Venezuela, porque dejó
progresivamente de existir para engendrar a VENECUBAZUELA.
Rómulo Lares Sánchez
18JULIO2015
jueves, 27 de agosto de 2015
RABIA AL TIEMPO
RABIA AL TIEMPO
Palabras de la circunstancia
Ramón Santaella
Hoy, viernes, 17 de julio de 2015, a un día de la celebración de la coronación
de la virgen “del Carmen”, las lluvias están presentes en muchas porciones del territorio,
de lo que nos deja por país, la revolución chavista.
Las temperaturas oscilan en rango de 10º C aproximadamente en cada punto
seleccionado para la observación meteorológica.
También, hoy es un buen día para sentarse y hacer inventario de los elementos
que han estado interviniendo en nuestra
existencia.
En
este sentido, nos llamó mucho la atención “Soluciones”, uno de los programas transmitidos por Globovisión, donde
se planteaba un tema, por demás interesante: “El camino a la felicidad y ¿cómo
lograrlo?”, cuyos ponentes, además de ser personas jóvenes, fueron capaces de
mantener en lo que duró dicha programación, una sonrisa contagiosa, alrededor de la cual
giraba la esencia de sus exposiciones; sin embargo, no sabemos la razón de
ello, vino a nuestro pensamiento, una de las tantas canciones del cantautor
guatemalteco Arjona, donde asume tenerle rabia al tiempo, evitando así,
denunciar hacia quien estarían dirigidos sus arrebatos.
Pensábamos: ¡Sería lindo emprender “el
camino a la felicidad”!, el problema es encontrar la entrada al mismo, más allá
de la vía ofrecida por dicha revolución que proporcionalmente al empeño puesto
en ello, nos hunde en el abismo de la desdicha y la desesperanza, y como
estamos inmersos en una crisis espantosa que a otros parece la etapa más bella
de la historia, lo mejor es tomar la vía de la hipocresía, echarle la culpa al
tiempo como hiciera el amigo Arjona, por no permitirnos encontrar la ruta hacia
el mencionado “camino de la felicidad” y de esa manera aprovechamos para descargar
nuestra ira por todo cuanto ha estado ocurriendo en nuestra historia de vida
como venezolano:
Siento rabia del tiempo, por
habernos dado el Gobierno que tenemos, por hacernos envejecer cada día y perder
las fuerzas que impulsan al hombre hacia la protesta de lo inaceptable.
Siento rabia del tiempo por haber determinado
que nuestra cédula de identidad terminase en 6 y cuando asistimos los jueves a los hiper mercados en busca de productos de
la cesta básica y papel toilette, no encontramos que comprar, más allá de los
altos precios y su continuo crecimiento. Muestra de la supuesta guerra
económica inventada por el Gobierno, para mantenernos en jaque contra también supuestos
enemigos de la Patria.
Siento rabia del tiempo por
haber permitido que me hiciera profesional, con sueldo equivalente a $2.775
mensuales en 1982, cuando aún era profesor agregado en la UCV y gracias “al camino de la felicidad revolucionario”,
obtener aproximadamente, $27 mensuales en 2015, por ser doctor y profesor titular jubilado.
Siento rabia del tiempo
porque permite que lo que nos dejan de país, se diluya entre procesos electorales
en los que el Gobierno, valiéndose de su posición y poder, emplea mecanismos
poco ortodoxos para continuar construyendo “el camino de la felicidad para
todos”.
Siento rabia del tiempo por
envilecer a la sociedad planetaria en las cadenas de la corrupción política,
económica y jurídica en pensamiento y acción; por la dependencia tecnológica,
cada vez más avanzada y costosa, arrebatando a la juventud lo mejor de su
existencia, al robotizar la comunicación en el extravío idiomático.
Siento rabia del tiempo
porque además de habernos envejecido, ha manchado nuestra piel como si fuésemos
hijo de tigre y permitido la presencia de tantas arrugas en nuestro cuerpo como
si fuésemos perro de la raza china, shar-pei.
Siento rabia del tiempo
porque antes de emprender “el camino de la felicidad revolucionario”, podíamos viajar
con el bono vacacional y guardar lo sobrante; ahora, debemos distribuirlo
durante 6 o 7 meses, con la finalidad de satisfacer la demanda creciente del
proceso inflacionario que nos empobrece cada día, en la adquisición de aquellos
productos que permiten ser encontrados.
Siento rabia del tiempo por
permitirle al Gobierno y su revolución acabar con los sueños de nuestros hijos,
nietos y bisnietos, borrando del léxico social, la palabra esperanza y haber
cambiado el significado sobre proyecto de vida.
Siento rabia del tiempo por
obligarnos a molestar a Dios con nuestras súplicas, para que toque el corazón
del Gobierno revolucionario y le haga encontrar la vía expedita hacia “el
camino de la felicidad” que tan “generosamente” se empeñan en lograr para todos,
“sin” diferencias de ninguna índole.
Lo bueno de todo esto es que
acusamos y enjuiciamos al tiempo y no pasa nada; se mantiene indiferente y
continúa su camino, sin enterarse de su importancia en nuestra existencia; por
lo visto, la hipocresía no es el método lógico de enfrentar la realidad pero,
¿Cómo hacer?
Si se nos ocurre enjuiciar a quienes consideramos culpables de la crisis total
de nuestro pedazo de país, ¿seremos inhabilitados para votar el próximo 6 de
diciembre? Entonces, ¿Qué pudieran hacer con nuestro número de cédula?
La última de las
interrogantes tiene sentido porque; en cierta oportunidad quisimos obtener el
pasaporte porque creímos poder viajar como antes; cuando el Saime exigió el
número de cédula, apareció la nota en el monitor: “Este no es su número de
cédula” y no pudimos hacer la diligencia por Internet; fue necesario ir a las
oficinas públicas, donde expusimos el caso. La deducción rápida es que no habíamos votado en un proceso electoral
inmediato anterior y alguien había hecho uso de nuestro número de cédula para
realizar dicha acción.
Es posible que estemos
pensando de manera malintencionada pero, todo cabe en la sucesión de
posibilidades en las que se desenvuelve la cotidianidad social y política.
Al parecer, la salida
posible es que nos encomendemos a Dios para conocer con qué nos proveerá y si
la cosa se pone color de hormiga roja, negra o amarilla, solo quedará repetir
la frase de Jesús El Cristo, al momento de la crucifixión: “Eloí, Eloí lamé
sabakthtain” (Dios mío, Dios mío, por qué me desamparas).
Ramón Santaella
17 de julio del 2015
lunes, 24 de agosto de 2015
LA PRODUCTIVIDAD AUSENTE
LA PRODUCTIVIDAD AUSENTE
POR QUÉ NO
CUADRA LA ECUACIÓN SOCIALISTA
Humberto García Larralde
La productividad en la utopía comunista
de Marx
Los chavistas ignoran que el triunfo del socialismo suponía -según
Marx- el desarrollo de las fuerzas productivas, una vez liberadas de las
“férulas” de las relaciones capitalistas de explotación. Con el tiempo se
cumpliría su famosa prescripción sobre la sociedad comunista:
“cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la
primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos
sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro
lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá
rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad
podrá escribir en sus banderas: ¡De cada cual, según sus capacidades; a cada
cual según sus necesidades!”[1] (negritas mías, HGL)
La humanidad saltaría –en sus palabras- “del reino de la
necesidad, al reino de la libertad”. La propia utopía, pues; la redención
del hombre en la más pura tradición judeo-cristiana hecha posible por la Jauja
que resultaría de la liberación de las fuerzas productivas. Pero Marx no
entendió el aspecto crucial de los incentivos para que tal desarrollo
ocurriese. La fórmula de que, en el socialismo, “cada quien recibiría según
su trabajo”, dejaba la remuneración correspondiente y la acumulación de
excedentes para la inversión, en manos de los propios trabajadores. En ausencia
del acicate de la prosecución del lucro, ¿que impidiera que éstos se “comieran”
también el excedente?
La productividad en el socialismo
realmente existente
Los bolcheviques le dieron una solución brutal a este
problema. Habiendo conquistado el poder en un país económicamente atrasado, la
“acumulación primitiva de capital” socialista ocurriría según el siguiente
precepto de Trotsky, apegado a la tesis leninista de que la política
del partido representaba los “verdaderos intereses históricos del
proletariado”, no lo que éste decidiera por su cuenta:
“El principio mismo de servicios de trabajo
compulsivo ha reemplazado tan radical y permanentemente el principio de libre
contratación como la socialización de los medios de producción ha reemplazado a la
propiedad privada... La única solución a las dificultades económicas
que es correcta desde el punto de vista tanto del principio como de la práctica
es la de tratar a la población, como a todo el país, como
reservorio de la fuerza laboral requerida... El fundamento de la militarización
del trabajo son aquellas formas de compulsión del Estado sin los cuales el
reemplazo de la economía capitalista por una socialista se mantendría para
siempre como un sonido hueco. (...) Porque no tenemos ninguna vía al
socialismo salvo por la regulación autoritaria de las fuerzas y los recursos
económicos del país, y la distribución centralizada de la fuerza laboral en
armonía con el plan general del Estado. El Estado proletario se considera
autorizado para enviar a todo trabajador adonde sea necesario su
trabajo”[2].
Stalin “institucionalizó” esta explotación, deprimiendo los
salarios, incautando la producción del campo y eliminando todo vestigio de
libertad sindical y civil. El ahorro y la inversión forzosa permitieron avances
notorios en la economíasoviética, pero a un costo descomunal. Se
calcula entre 4 y 10 millones los muertos por hambre o fusilados durante la
colectivización forzosa del campo de los años ’30. Moshe Lewin[3] señala que el aclamado sobre
cumplimiento de las metas físicas de los planes quinquenales escondía grandes
despilfarros. La meta de toneladas de vidrio a producir fue superada
fabricando vidrios gruesos y pesados, pero al “corregir” el indicador por el de
metros cuadrados de vidrio, el resultado fue el contrario: vidrios delgaditos
que maximizaban la superficie.
El número de viviendas a ser iniciadas cada año
era sobrepasado porque los recursos para culminarlas se usaban para empezar
nuevas construcciones. A pesar de estos fiascos, todavía en 1959
Kruschev alardeaba, ante una exposición de cocinas estadounidenses en Moscú,
que las soviéticas “eran mejores”. Pero no tardó la aceleración del desarrollo
tecnológico en demostrar que las relaciones de producción “socialistas”
ahogaban el desarrollo de sus fuerzas productivas, gran
paradoja para las fantasías de Carlos Marx, precipitando el colapso de la
economía soviética.
La productividad
en el sui generis socialismo chavista
Pero tales tribulaciones productivistas jamás le quitaron el
sueño a Chávez, no obstante haber afirmado que “era marxista” (¡pero
que no había leído El Capital!). Su “socialismo” se resumía en
repartir la renta petrolera directamente ya discreción entre sectores de
bajos recursos que pasaron a conformar su clientela política. Y, bajo
la mayor bonanza de ingresos petroleros que haya experimentado el país,
funcionó sobre ruedas. El consumo privado por habitante se expandió en un 36%
en términos reales entre 2005 y 2014, a pesar de una productividad
estancada. La expropiación de empresas, más que obedecer a designios
de “socializar los medios de producción”, sirvió para acabar con focos
independientes de poder, sobre todo luego de las confrontaciones de 2002-3.
Pero inexorablemente se produjo el descenso en el ciclo de
precios mundiales del crudo, baja que amenaza con prolongarse por los cambios
estructurales en la oferta de petróleo[4].
La engañifa del “socialismo del siglo XXI” fue pretender hacernos creer que,
congelando los precios de los bienes y servicios, los niveles de consumo
podrían mantenerse. Mientras, el acoso creciente al sector privado y la
gerencia irresponsable de las empresas públicas se tradujo en una caída de la
productividad laboral del 12% entre 2008 y 2014, y en un deterioro progresivo
del empleo y de los salarios. Con la drástica reducción del ingreso petrolero
en 2015, se ha acelerado este proceso empobrecedor.
El gobierno se jacta de ofrecer –a precios regulados-
productos baratos. Pasa por alto el hecho de que muchas veces estos precios no
cubren los costos de producción, por lo que tales bienes no se consiguen sino
por montos varias veces superiores. Por otro lado, los precios de la mayoría de
los bienes de consumo –los no regulados- van por la libre al son del dólar
paralelo. Y por donde cojea la ecuación “socialista del siglo XXI” es que la
variable “salario” se estancó –ahora que cayeron los precios del petróleo-, ya
que pasó a depender de la productividad. Este desequilibrio entre
precios y salarios nos sitúa hoy entre los países más pobres de América
Latina. Ello no sorprende, dado el desabastecimiento criminal y nuestro
“liderazgo” mundial en materia de inflación.
El verdadero interés de de la oligarquía milico-civil en el
poder es aprovechar las distorsiones de precio que engendra el disparatado
sistema de controles imperantes para expoliar la riqueza social. ¿Qué importa
la productividad? Pero estas prácticas depredadoras están mejor aseguradas si
logran legitimarse a través de su mistificación “revolucionaria”. De
ahí que recurren a la maña Goebbelsiana de armar una realidad
falsificada, gracias a su hegemoníamediática, para echarle la culpa a otros
de su absurdo esquema.
Y no se les ocurrió otra cosa que inventar la estupidez de una
supuesta “guerra económica” de empresarios y del Imperio contra el consumo
popular. Que pocos crean semejante patraña no es óbice para repetirla ad
nauseam: esperan, como señalaba el ministro de propaganda nazi, que así la
mentira se transformará eventualmente en “verdad”.
El desplome político de Maduro indica que tales técnicas no
están produciendo resultados, hecho grave a poco más de tres meses de
las elecciones parlamentarias. ¡Subamos la apuesta! ordenan los jefes cubanos y
la maquinaria propagandística del fascismo criollo vomita acusaciones todavía más
insólitas, como la de involucrar a líderes opositores en el asesinato
de la señora que apareció descuartizada. Y, si no fuera suficiente, Maduro
decreta un estado de excepción en las zonas fronterizas del Táchira por 60 días
(¡!), expediente que podría servir para provocar la suspensión de las
elecciones parlamentarias de diciembre, que las sabe perdidas.
El estalinismo acentuó la represión en un vano intento de forzar
mejoras en la productividad. El proyecto “socialista” del chavo-madurismo la
acentúa ahora porque desprecia la productividad: es anti-productivo
y, por tanto, anti-marxista. Y, tomando en cuenta que su verdadero interés
–como ha quedado de manifiesto- ha sido privatizar el Estado (lo público) para
usufructo excluyente de una oligarquía de militares y civiles, también es
“anti-socialista” (¡!). Pero más allá de estos juegos de palabras lo que ha
quedado requete-claro es que, como se mire, el socialismo del siglo XXI se ha
convertido en la mayor estafa de la historia nacional.
Humberto García Larralde
economista, profesor de la UCV
[1] Crítica del Programa de Gotha.
[2] Trotsky, L, The Defense of Terrorism: A Reply
to Karl Kautsky, Labour Publishing Co., London, 1921, p. 126 (Traducción mía –HGL). Pero esta concepción no
era exclusive de Trotsky. Nikolai Bujarin, dirigente bolchevique que discrepaba
de él en asuntos de importancia, expresó en un artículo aparecido en 1920 lo
siguiente: “La coacción proletaria en todas sus formas, desde
las ejecuciones a los trabajos forzados, es, aunque esto pueda sonar
paradójico, el método de moldear la sociedad comunista a partir del
material humano del período capitalista” Citado en Berlin, Isaiah, Cuatro
ensayos sobre la libertad, Alianza Editores, 2003, página 238-9 (pie de
página).
[3] Political Undercurrents in Soviet Economic Debates,
Unwin, London, 1974
[4] Irrupción del “fracking” y aumento producción petrolera en
EE.UU.
__._,_.___
domingo, 23 de agosto de 2015
EL DESAFÍO DEMOCRÁTICO
EL DESAFÍO
DEMOCRÁTICO
Miguel Aponte
El chavismo, guste o no, tiene su proyecto
para Venezuela, allí está: es Venecuba; su versión escrita es el Plan de la
Patria. Es esa momia. Una estafa imposible que ahora los Castro intentan mutar,
siempre bajo su control y con creciente intervención China, hacia el modelo
“mercantil autoritario” o como se quiera llamar; siempre mirando a Venezuela
como su colonia: absurdos de la historia, donde, de paso, (¿algunos?)
capitalistas y comunistas, “al fin”, hallarán la forma de echarse en la misma
cama, para desgracia de la democracia y la perplejidad simultánea de Adam Smith
y Carlos Marx. Lo imposible, pues, hecho posible.
Ahora bien, ¿cuál es el proyecto opositor? No
es, esperemos, el discurso autoritario. Pero, ¿será un ingenuo regreso a la
“ilusión de armonía” del siglo XX? ¿Populismo de derecha? ¿Liberalismo
trasnochado? ¿Qué es lo que quiere hacer con el país? Recordemos que nuestra
miseria actual es el resultado final del largo ciclo caracterizado por un
imaginario bien identificado y que dominó el siglo pasado y hasta hoy:
rentismo, estatismo, populismo, caudillismo y militarismo. Por lo tanto,
repetimos, ¿cuál es el proyecto opositor?
El proyecto forma parte esencial del hacer
político: constituye y encarna la razón y el sentimiento por los cuales los
venezolanos vamos a salir de la estafa comunista/populista para construir otra
cosa. No tiene que ser y no es algo acabado, esto es absurdo y sería otra
momia. Pero tiene que plantearse como norte. La oposición no puede evadir esta
pregunta central por un sinnúmero de razones:
PRIMERO: el ciclo rentista-populista está
agotado, lo que representa la oportunidad histórica de incorporar al país al
siglo XXI con el apoyo nacional. SEGUNDO: carecer de “Proyecto Democrático”
impide formular un discurso coherente, nos hace caer en el reformismo
colaboracionista, confundiendo al país. TERCERO: el “etapismo”, creer que
primero salimos del chavismo y luego “vemos”, es un acto irresponsable y se
sabotea a sí mismo.
Ahora bien, el desafío democrático consiste en
catalizar la fuga masiva de apoyo popular que un régimen devastado por su
propia torpeza y arrogancia, por una miopía inexplicable más allá de su
enfermizo deseo de mantenerse en el poder para siempre, por la corrupción
sideral de todos sus mandos y estratos, por su regresión infantil a figuras
imaginarias que nunca como ahora el país está dispuesto a abandonar y que se
traducen en que la única manera de ser chavista es ser sumiso para siempre;
todo eso, repetimos, se catalice en una avalancha de apoyo al movimiento
democrático. ¿Cómo? Teniendo y mostrando al país, con coherencia y certeza, un
verdadero discurso democrático, no rentista, no populista, no caudillista y no
militarista. ¿Por qué no? Hay trabajo, pero vale la pena, ¿no?
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Venezuela 2015
jueves, 20 de agosto de 2015
LA NUEVA CLASE
LA NUEVA CLASE
Humberto García Larralde
A la memoria de ese excelente
e insigne intelectual y amigo
que fue Heinz Sonntag
El título evoca un revelador libro de Milovan Djilas[1] luego
del triunfo del comunismo en Yugoeslavia. El escrito le valió varios años
de cárcel, ya que denunciaba la instauración de una nueva clase en los
regímenes marxista-leninistas, formada por los jerarcas del partido que pasaron a dominar
el poder político y militar. Dado el atraso de los países en que se había instalado
el comunismo, no estaban dadas las condiciones para su transformación
socialista. Ésta se entendía como industrialización forzosa bajo la égida
central del Estado, proceso que solía acompañarse de la colectivización de
la agricultura y la conculcación de libertades sindicales.
El socialismo fue impuesto por los grupos minoritarios que se
apoderaron de la maquinaria estatal, aplicando métodos violentos contra los que
se interpusieran en la prosecución de este propósito. El provecho sin
restricciones de los recursos del Estado no tardó en prohijar una casta
privilegiada, amparada en un marxismo dogmático que legitimaba tal proceder por
responder a las fuerzas de la Historia, y que engendró el apoyo
incondicional de sus partidarios.
El proletariado, supuesto sujeto “liberado” por la revolución,
pasó a ser explotado por esta nueva clase gracias al control absoluto
que ejercía sobre las palancas del poder, que le permitía centralizar
en sus manos para su usufructo discrecional[2] porciones
crecientes del producto social a expensas de la remuneración
salarial. Lo paradójico -señala Djilas-, era que muchos líderes / burócratas
justificaban su provecho de las prebendas que les otorgaba el poder como
recompensa a sus responsabilidades en la conducción de la revolución.
Djilas plasmó sus denuncias siendo comunista -fue segundo de
Josip Broz Tito, caudillo comunista que lideró la liberación de Yugoslavia del
yugo nazi-, no obstante su abandono de esta perspectiva en años
posteriores. Sea cual fuere nuestra apreciación de las categorías de análisis
con que se valió, arrojó en su momento una luz -inesperada desde la izquierda-
sobre la naturaleza de los regímenes comunistas, de utilidad para entender
aspectos importantes de la realidad venezolana actual. El usufructo
discrecional de la riqueza social por parte de la oligarquía milico-civil
en el poder guarda semejanzas –pero también diferencias- con el análisis hecho
por el escritor montenegrino.
La nueva clase adopta la forma rentista descrita
por Marx, ya que se apodera de parte del valor social generado a través
de relaciones despóticas de dominio. A diferencia, la apropiación por
parte del capitalista del plusvalor obedecea transacciones
de mercado mediante las cuales se paga al obrero el valor de su fuerza
de trabajo para que, en el proceso productivo, genere un valor
superior, diferencia que retiene el dueño de la fábrica como ganancia al vender
el bien elaborado. Aunque la teoría del valor trabajo que
fundamentaba tal apreciación ha sido descartada por la ciencia económica, resulta
útil la distinción entre mecanismos mercantiles que enmarcan la
generación de riqueza social de aquellos que la expolian con
base en relaciones despóticas de dominio.
Al abolir la interacción de la oferta y la demanda en la
formación de los precios, la objetivación impersonal de un intercambio
mercantil basado en el consentimiento mutuo es sustituida por la subjetividad y
la discrecionalidad de burócratas que tienen ahora el poder de fijar precios.
Al desconocer el costo de producción y comercialización, se genera
desabastecimiento, como ocurre actualmente en Venezuela. Aparecen oportunidades
de lucro especulativo instantáneo, comprando productos regulados escasos que se
revenden a precios varias veces superior.
Los incentivos perversos de los controles de precio, hacen del
bachaquero y del contrabandista dolientes por excelencia de este peculiar
“socialismo”. Pero se enriquecen además los que tienen la potestad de incidir
en la distribución de los bienes regulados en todos los niveles, desde los más
altos funcionarios que deciden los precios y las regulaciones -que hacen
desaparer los bienes-, pasando por los Guardias y policías que se supone deben
impedir los ilícitos (¡!) de la reventa, hasta los dueños, cajeras y empleados
de mercados que avisan cuando llega mercancía regulada y/o reservan bultos a los
“panas” a cambio de participación en el diferencial de
precios. Los numerosos controles impuestos a empresas y
comerciantes, y las severas penalizaciones de las leyes “socialistas”
potencian, asimismo, las posibilidades de extorsión.
En la cúspide de esta pirámide de corrupción se asienta la nueva
clase, la oligarquía milico-civil que actualmente ocupa el poder. Ella
está comprometida con mantener este sistema hambreador, incluyendo el
disparatado control de cambio, no obstante la brutal inflación que ha
ocasionado y las penurias –algunas fatales- de no poder conseguir algunos
medicamentos. La indisposición a rectificar sus políticas ruinosas no
es porque sean brutos y no se dan cuenta (¡!) de sus efectos, o que estén
presos de concepciones ideológicas atrasadas, no. Tienen intereses creados en
torno a la expoliación de la riqueza social y se han apoderado de los
espacios del Estado “revolucionario” para hacer de él una maquinaria formidable
de lucro individual a través de esos controles.
La destrucción del Estado de Derecho ha sido decisiva para este
arreglo. La conversión del poder judicial en instrumento del Ejecutivo y la
impunidad de los numerosos hechos de corrupción, el acorralamiento de los
medios independientes, el acoso a las universidades, y la ausencia
absoluta de transparencia y de rendición de cuentas en el uso de los dineros
públicos, crea un escenario muy favorable a la depredación
“revolucionaria”. Y ésta se cobija en un imaginario que pretende hacer creer
que todo ello ha sido en beneficio del pueblo (¡!). Para ello las autoridades
del BCV esconden toda información sobre el desempeño de la economía,
violando sus responsabilidades legales.
La ideología comunistoide ha sido invalorable para estos
designios de poder. Como nos lo recuerda Djilas, legitima la expoliación social
cobijándola en una retórica justiciera y de redención de los oprimidos. Con
contraposiciones simbólicas propias de una visión maniquea esencialmente
fascista, se manipula la opinión pública para proyectar como enemigos a quienes
denuncian el régimen de depredación. Aparece, así, la idiotez de una “guerra
económica” de la burguesía y el imperio contra la “revolución” buscando
socavar las conquistas (¡!) del pueblo, como responsable de las penurias
sufridas.
Ella obliga a cerrar filas en torno al comando
milico-civil para resistir tal acometida y vencer al enemigo. Asimismo,
legitima la violación de los derechos humanos a través de la
aplicación del paquete tecnológico cubano de represión, tan en boga
últimamente. El poder de la ideología es tal que algunos usurpadores de
esta nueva clase hasta se creen sus propios disparates. En todo caso, la
repetición incesante de clichés permite evadir la tragedia engendrada y aliviar
la conciencia de tan “sacrificados revolucionarios”. El “socialismo del siglo
XXI” se ha convertido así en fenomenal pretexto para privatizar lo público en
manos de la nueva clase.
El pueblo venezolano enfrenta una alianza entre la oligarquía depredadora
y un comercio parasitario –bachaqueros, contrabandistas- que están devastando
al país, arrinconando el esfuerzo productivo. Es una alianza suicida, que
socava las bases de su propio sustento al destruir la economía.
Lamentablemente, el egoísmo y las ansias de lucro de los nuevos oligarcas se
sobre impone a los intereses de la población. ¿En qué otras
condiciones los Jorge Rodríguez, Elías Jaua, Aristóbulo Istúriz, los clanes
Maduro, Flores, Cabello y Chávez disfrutarían de tanta “generosidad” del Estado
bajo su control? ¿Qué talentos poseen para disfrutar de sus niveles actuales de
vida si no fuera así?
“Тhе new class
instinctively feels that national goods are, in fact, its property,
and tћat even the terms "socialist,"
"social," and "state" property denote а general legal
fiction. The new class also thinks that any breach of its
totalitarian аuthority might imperil its ownership. Consequently, the
new class opposes any type of freedom, ostensibly for the purpose of preserving "socialist"
ownership. Criticism of the new class's monopolistic
administratioп of рrореrtу geпerates the fеаr of а possible loss
of роwеr”. Djilas, op. cit., Pág.
65
El desafío de las contiendas políticas venideras es consolidar
una amplia mayoría dispuesta a acabar con el presente sistema
rentista de expoliación. Para ello es menester un proyecto económico y político
basado en la competitividad, la generación de empleos productivos y la
conquista del Estado de Derecho. El debate político debe asumir este desafío.
Humberto García Larralde
economista, profesor de la UCV
[1] Milovan Djilas, The New Class. An Analysis of the
Communist System, Thames and Hudson, London, 1957.
[2] “Ownership is nothing other than
the right of profit and control. If оnе defines class
benefits by tћis right, the Communist states have seen, in
the final analysis, the origin of а new form of ownership
or of а new ruling and exploiting class”. Pág. 35

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