Rafael Olbinski
JUAN GUAIDÓ Y LA “ESPIRAL DEL SILENCIO”
Orlando Ochoa-Terán
La “espiral del silencio” es una teoría propuesta en
1974 por la politóloga alemana Elisabeth Noell- Neumann que describe la
tendencia de un grupo o una comunidad de permanecer en silencio cuando sus
opiniones o puntos de vista están en oposición con lo que piensa la mayoría.
Según esta propuesta un grupo o una comunidad mantiene silencio por varias
razones, entre ellas miedo al aislamiento cuando la mayoría advierte alguna
opinión divergente del status quo o el temor a represalias o a un extremo
aislamiento.
La teoría se fundamenta en la idea de que todos
tenemos una forma de intuición que nos hace saber cuál es la opinión de la
mayoría. La experiencia de Noell- Neumann no tiene paralelo, muy joven trabajó
para el ministro de Propaganda del régimen nazi, Joseph Goebbels. Su trabajo de investigación; The Spiral of
Silence – Our social skin, fue publicado por la Universidad de Chicago en 1984.
¿Por qué es relevante esta teoría en la Venezuela
actual? Juan Guaidó es lo mejor que le ha ocurrido a Venezuela en estas dos
últimas décadas. Esta percepción se ha generalizado y en cierta forma, la
mayoría del país, especialmente la clase dirigente opositora, incluyendo a todo
el segmento político, empresarial, mediático e institucional del país,
pareciera embarcada en una espiral de silencio para proteger a Guaidó de todo
mal. El problema es que la democracia no funciona así o no es sostenible.
Imbuidos en la efervescencia que trae consigo Juan
Guaidó, la mayoría opositora calla el hecho, a la vista de todos, de que
algunos políticos muy cercanos a Guaidó son difíciles de distinguir de los
corruptos del gobierno. Ese segmento mayoritario, que incluye a los medios,
tampoco hace referencia alguna de la dudosa moralidad y el incierto futuro de
Donald Trump, un jefe de Estado con quien la “nueva dirigencia” de Guaidó está
amarrando el destino de Venezuela con una probable invasión que, no solo pone
en riesgo el liderazgo de Guaidó, sino sumiría al país en unos de los
escenarios más precarios e inciertos conocido por la humanidad: un conflicto
militar.
Resulta curioso advertir que ningún dirigente opositor
cercano a Guaidó se refiera a las críticas circunstancias en las que se
encuentra actualmente Donald Trump, sometido desde hace año y medio a una
investigación criminal dirigida por un fiscal especial designado por el
subsecretario de Justicia Robert Rosenstein, con carnet republicano y nombrado
por el propio presidente Trump. El
fiscal especial, Robert Mueller, continúa la investigación criminal iniciada
por el FBI, aún en curso, fundamentada en serias evidencias que conducían a
sospechar que secretamente Trump favorecía los intereses de Rusia en contra de
los de su propio país.
En cerca de dos años de investigaciones, tribunales de
EE UU han dictado autos de detención a 11 oficiales vinculados a la agencia GRU
de inteligencia militar de Rusia e igualmente le han formulado cargos a unos 19
miembros y ex asesores de la Casa Blanca o de la Campaña Electoral de Trump por
mentir al FBI o al Congreso sobre sus conexiones con Rusia.
Entre estos exfuncionarios o asesores de Trump se
encuentran: el ex Consejero Nacional de Seguridad, Michael Flyn, el abogado
personal de Trump, Michael Cohen, el ex jefe de Campaña de Trump, Paul
Manafort, el subjefe de Campaña, Rick Gates, Donald Trump Junior y Roger Stone,
amigo y asesor durante 30 años de Trump.
El ex director encargado del FBI, Andrew MacCabe,
declaró el pasado viernes que las operaciones de Trump en política le
recordaban sus tiempos de investigación de la Mafia Rusa en EE UU. Igualmente
aseguró que un grupo de altos funcionarios del Departamento de Justicia
conspiró incluso para activar la Enmienda 25 de la Constitución que describe los
supuestos de incapacidad absoluta para defenestrar del poder al presidente de
EE UU.
Nada de esto inmuta a ningún dirigente de la oposición
quienes, temerosos de ser aislados del poder que visualizan cercano, parecen
haber sido absorbidos por la “espiral del silencio”. Líderes de la Unión Europea, sin temores
parecidos y con un poder incomparable con el de Venezuela, están preocupados,
según reporta el prestigioso diario The Washington Post del pasado 4 de febrero,
que los dos próximos años puedan incluso traer más inestabilidad, con un Trump
que los llena de temor… Esta situación deja al continente enfrentando una
paradójica estrategia que nadie ha logrado descifrar’.
Hoy lunes se reunirá Trump con venezolanos en Miami,
animando aún más las expectativas por la invasión ¿Es posible que ninguno de
estos jóvenes “estrategas y diplomáticos” alrededor de Guaidó no hayan caído en
cuenta que Putin, acusado de estar en colusión con el codicioso de Donald Trump
es el más grande acreedor de Venezuela, y que está también en conflicto con el
restablecimiento de una eventual democracia en Venezuela? Recientemente la
senadora Elisabeth Warren, precandidata presidencial a la candidatura del
partido Demócrata puso en duda que Donald Trump ejerza la presidencia en la
venidera campaña electoral, incluso, añadió “de hecho tampoco estamos seguros
que para ese momento aún esté libertad”.
No es necesario ser un experto analista de
inteligencia para saber que la frustrada reacción que se esperaba de la FAN el
23 de enero fue un craso error de inteligencia de EE UU. Este fracaso pudiera
estar relacionado con hechos que son públicos y notorios en EE UU. El
presidente Trump no basa sus decisiones sobre seguridad internacional en la
información que proveen los órganos de inteligencia porque desconfía de ellos y
en ocasiones, esta extraña circunstancia, la ha explicado él mismo Trump,
provocando hilaridad en la oposición y vergüenza en el gobierno, cuando ha
afirmado que cree más en lo que le dictan sus vísceras que las de algunos
cerebros de inteligencia.
Afortunadamente la “espiral del silencio” no tiene el
mismo efecto después de la propagación de las redes sociales e internet. En
este territorio libre, irredento, reivindicativo e irreverente predominan
muchos cibernéticos guerrilleros insolentes, descomedidos e irrespetuosos para
quienes la “espiral del silencio” es solo una cobardía colectiva que hay que
desafiar y develar.
A todos aquellos venezolanos que aún no se han
enterado de cómo la corrupción opositora que ha prevalecido durante estas dos
décadas aún se desliza subrepticiamente en el imberbe gobierno de Juan Guaidó,
les recomendamos seguir a @alekboyd en Twitter. Alek Boyd es un venezolano
radicado en Londres que infunde terror entre los corruptos de Venezuela desde
hace más de 15 años con una agresiva lucha personal que también libra en su
plataforma de Internet: infodio.com. Intransigente con cualquier forma de
corrupción, Alek ha incorporado a su teatro de operaciones un agresivo
enfrentamiento contra la “espiral del silencio” que ha surgido en el novísimo
gobierno de Guaidó. Su nueva ofensiva no solo es encomiable, sino que merece un
mayor respaldo de la mayoría opositora que aspira a un gobierno decente.
Orlando Ochoa-Terán
Orlando Ochoa-Terán
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