lunes, 28 de febrero de 2011

MARCO POLESEL - EL ORIGEN SOCIALISTA DE LA HIPOCRESÍA GLOBAL



Es algo que genera una repulsión vomitante. Indignante la actitud asumida recientemente por los países de la ONU, frente al caso de Libia. ¿Es acaso ahora que se dan cuenta, quién era Muammar al-Gaddafi?, un personaje con el cual hasta hace pocos días, los estados miembros de la ONU, que hoy lo condenan, hacían acuerdos y negocios sin importarles en lo más mínimo las violaciones a los DDHH que se venían acometiendo desde hace décadas.

Pues bien, estamos asistiendo a la más grande demostración de cinismo, hipocresía y transformismo jamás vista en la historia. Ahora vemos como todos los países que hasta ayer ignoraban a conveniencia la monstruosidad del régimen líbico, y en honor a ese dicho que dice “Hacer Leña del árbol Caído”, pues ahora, con sus caras bien lavadas, condenan a un sujeto como Gaddafi. Es algo intolerable; toda esa inmoral burocracia internacional, financiada con dineros de todos nuestros países, que cuando les estaba cómodo, Gaddafi era un interlocutor válido, es más, Libia era un país miembro del consejo para los Derechos Humanos de la ONU… ¡Por favor!

Supongamos el caso que Gaddafi sea derrocado. Las nuevas autoridades que tomen el poder en Libia deberían pedir compensación e indemnizaciones a todos esos países que colaboraron con el fortalecimiento de ese régimen, haciendo acuerdos comerciales y grandes negocios Estado-Estado. Que enriquecieron a esos dictadores y fortalecieron a sus órganos represivos, sin importarles un pepino los DDHH; en fin, que contribuyeron para que esas tragedias duraran tantos años.

Pero por el contrario, supongamos que Gaddafi logra resistir y continuar en el poder. No sé que irán a hacer esos estados que antes hacían negocios con Gaddafi y que ahora le retiraron el apoyo y condenaron. No sé qué hará Gaddafi con esos transformistas, eso está por verse.

Eso es lo que sucede cuando los negocios se hacen entre Estados y no entre los ciudadanos de cada estado. En el socialismo las empresas están en manos del estado, por lo tanto los negocios los hace el estado y por ende es el estado (sus funcionarios) los que se enriquecen, situación que los fortalece y los entroniza en el poder. Nosotros los liberales insistimos en que el estado debe dedicarse a sus funciones propias: Orden, Seguridad, Justicia y Obras Públicas, y no a ser dueño de empresas, porque no solo descuida sus funcione propias, sino que sucede algo aun más grave, se vuelven sumamente poderosos, compuerta que ocasiona los abusos y violaciones a los DDHH.

Esta historia nos deja una moraleja muy importante. En la vida, desde una posición personal o en funciones públicas, los principios deben conducirnos siempre por un solo y coherente camino, el de la moral, la legitimidad y la justicia. De aquí en adelante se debe rescatar una gran pregunta ¿Están los DDHH por encima de los acuerdos comerciales o no? Nuestro régimen mantiene invariable el apoyo a Gaddafi, en eso por lo menos hace honor a una criminal fidelidad que solo entre mafiosos se logra ver, ¿será porque que nuestro régimen es igual o peor al de Geddafi?, y son muchos los estados que hacen negocios con nuestro régimen.

Si algún día logramos librarnos de esta tragedia, personalmente me comprometo con todos ustedes a conformar un comité que se encargará de pedir indemnizaciones a todos los países con los cuales este régimen haya tenido acuerdos o negocios, es más, no sería mala idea si se lo vamos advirtiendo desde ya a esos países, porque una cosa es cierta; no les vamos a aceptar una condena a posteriori…. “Las Tortillas se voltean”.

Marco Polesel
 mpolesel@msn.com/ twitter: @mpolesel

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