Plaza Tahrir
Toda comparación es incomoda y genera comezón. Pido disculpa a todas las victimas y en general, a todo el pueblo egipcio por pretender hacer ver que su levantamiento tuvo algún origen en Caracas ¡Eso no es así! Mi ánimo no es ofender, por el contrario, son merecedores de respeto y admiración, los ciudadanos que con arrojo y desprendimiento se lanzan a las calles de la incertidumbre opresora, con el objetivo de ¡OBTENER SU LIBERTAD!
Quise parafrasear un poco alguna estrofa de nuestro Himno Nacional. No obstante, nada han tenido que ver los hechos de nuestra ciudad capital, con los acontecimientos que están en desarrollo por esas tierras tan lejanas. Aunque, hay circunstancias que son propias de estos regímenes.
En este sentido, ambos pueblos padecen dictaduras. Son recurrentes y sistemáticas las violaciones a los derechos humanos, se emplean grupos de asesinos para infiltrar la protestas pacificas con el fin de generar conmoción y los mandatarios quieren hacer creer que sin ellos el caos reinaría y que por eso no pueden abandonar el poder.
Del complejo escenario egipcio, quise extraer tres casos que me llaman la atención. Por supuesto, no son los más emblemáticos de todos estos 13 días de refriegas, pero creo que tienen mucho parecido con todo lo vivido aquí desde el año tercero de la revolución, cuando una inmensa mayoría de venezolanos decidieron salir a las calles de Caracas a protestar las tropelías de un régimen opresor.
El primero de ellos, ocurrió en la madrugada del 02 de febrero, cuando por la cadena de noticias CNN uno de sus reporteros entrevistaba a una madre desesperada, quien a gritos buscaba a su hijo entre los manifestantes. Decía esa señora, “Esto es culpa de nuestra generación que cambió estabilidad, o tal vez seguridad, por la falta de libertades y a cambio, permanecimos callados por tanto tiempo. Ahora, debo pagar el precio –aseveraba con desespero e impotencia- Mi hijo, está en la calle, reclamando sus derechos en la Plaza Tharir, exponiéndose a morir por obtener su Libertad”
¿CUÁNTOS DE NOSOTROS DECIDIMOS GUARDAR SILENCIO?
Escuchaba a esa señora y no dejaba de pensar en nuestra tragedia. Al respecto me planteaba algunas interrogantes, ¿Cuantos de nosotros por un contrato, un empleo, una bolsa de comida, un mendrugo que lanzan los que a diario saquean las arcas de la nación, o por temor; decidimos guardar silencio?
ESTAMOS ANTE UNA CASTA DE DESPRECIABLES
VERDUGOS
¿Tendremos conciencia de que ese silencio nos hace cómplices? ¿Qué nuestros hijos deberán pagar un precio muy alto por la complicidad de que ahora echamos mano para “salvarnos”?
¿Seremos capaces de seguir en silencio cuando persiguen, torturan o asesinan a un amigo, un familiar o un vecino? Esta imperdonable conducta trasformó a muchos en una casta de despreciables verdugos, cuya única paga es la convicción con qué algún día, el dictador los sacará de todas sus miserias.
EL GESTO DE LOS HERMANOS CRISTIANOS
El segundo hecho es del pasado 04 de febrero (¿Casualidad del destino que las dos citas sean del 02 y 04 de febrero?) La Hermandad Musulmana, oraba en la “Plaza Tharir” –como es habitual en esa religión- para luego salir a protestar en lo que sería una gran concentración del décimo primer día de descontentos.
En el lugar, un canal de noticias recogía la declaración de un musulmán: “¡Estamos sorprendidos! Nosotros orábamos y volteo para asegurarme que los grupos violentos de Hosni Mubarak, no nos sorprendieran con sus agresiones y mi sorpresa fue enorme. Los hermanos Cristianos, habían hecho una barrera de protección, todos agarrados de sus manos cuidaban a nuestro alrededor que no fuéramos agredidos, mientras orábamos”
¿Luego de treinta años de terror dictatorial, los musulmanes y cristianos, habrán entendido que por encima de los intereses religiosos, grupales, personales, etc., quien debe prevalecer es “El Bien Común”? ¿Se habrán percatado que sólo mediante la unidad, podrán avanzar contra la tiranía?
¿Requeriremos nosotros de 30 años de barbarie y represión para aprender una lección que en 12 años de dictadura, ya nos tiene en el camino de la ruina y la destrucción?
Por último quiero hacer mención al comportamiento del ejército egipcio. Al principio de las protestas salió a cumplir el mandato de su comandante supremo, El Dictador Mubarak. Sin mayores tropiezos enfrentaron a un supuesto grupo minoritario de manifestantes.
CUANDO EL PUEBLO GRITA ¡SUS SOLDADOS
CALLAN Y OBEDECEN!
Pero cuando la avalancha humana se hizo presente para reclamar sus legítimos derechos y mostrar su cansancio por el terror, la opresión y la miseria; todo cambió. El ejercito, ya no era el mismo, el coloso represor, en silencio, observaba como los héroes anónimos de Egipto -la juventud y su pueblo- bailaban sobre sus tanques, los hacían retroceder y los sentaban en las gradas de la ineptitud.
Consciente estoy, que este repliegue –por razones tácticas, estratégicas o por haber comprendido su error- no les limpiará sus rostros asesinos, pero sí dejará evidenciado, QUE CUANDO EL PUEBLO GRITA ¡SUS SOLDADOS CALLAN Y OBEDECEN!
No sé, si esa población logrará su cometido, pero de no lograrlo, habrá dado muestras fehacientes, que a ellos les costó treinta años aprender a levantar su voz de protesta para exigir respeto y liberación.
Hosni Mubarak –como en la cacería- lleva un tiro en el codillo, por lo que deberá arrastrarse hasta donde las circunstancias se lo permitan para mantenerse en el poder. Espero que el liderazgo político y religioso de ese país, esté en conexión con su gente y entiendan que la felicidad de su pueblo, no puede encontrar sustento en pérfidas negociaciones con quienes oprimieron y reprimieron por años. Más aún, cuando el camino transitado ha sido regado con sangre de quienes soñaron con ¡LA LIBERTAD!
Otto Gebauer
“PRESO POLITICO”
Del dictador Hugo Chávez.
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