sábado, 9 de abril de 2011

JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ - LA LIBERTAD Y LA REPUBLICA SEGUN FRANCISCO DE MIRANDA




Lecciones a la Patria
LA LIBERTAD Y LA REPUBLICA SEGUN  FRANCISCO DE MIRANDA

“…la virtud confiere el rango; y el hombre justo es también mas grande”.
Francisco de Miranda

José Félix Díaz Bermúdez*

Francisco de Miranda fue el hombre, el ciudadano, el militar más culto de su tiempo entre los héroes revolucionarios nuestros, formado en sus estudios, en los viajes, en las experiencias del mundo, rasgo singular de erudición que fue advertido por los personajes que le conocieron en América del Norte, en Europa y en Asia, ámbitos extensos de universalidad.

Antes de presentar sus proyectos militares o políticos, Miranda los meditaba, examinaba la historia, apreciaba la opinión de los sabios, escudriñaba entre las viejas experiencias de las civilizaciones, buscaba adaptar a la realidad americana los fundamentos de las instituciones, a fin que las mismas posibilitasen  la fundación y permanencia de la República, en toda la extensión del mundo americano, en una sociedad colonialista desigual, limitadora de derechos, inhibidora de los cambios, perseguidora de las nuevas ideas de soberanía y libertad.

No obstante sus aspiraciones, Miranda conocía cuán difícil significaba transformar y sustituir los privilegios, las abigarradas tradiciones de siglos de dominación, consentidos por los peninsulares y criollos, que le calificaban de: “traidor” y de: “insurgente”, y quienes sabían que él actuaba de manera constante en el intento de sublevar al Nuevo Mundo, y que era él quien instruía, propiciaba y dirigía las tentativas revolucionarias desde México hasta el Río de la Plata. 

Nadie como Miranda conoció las grandezas y las miserias de las revoluciones, actor y víctima a la vez de ellas, y es por ello que reclamó a la Francia: “¿Qué política es ésta? Ciertamente no puede ser la de la libertad”, cuando confrontó la injusticia, la opresión, la violencia en la cárcel revolucionaria. Y cuestionaba: “Seis años de revolución no excusan ir a buscar en la historia de los pueblos los males producidos por la confusión de poderes; nosotros hemos cometido los más horribles crímenes, y hemos sufrido las desgracias más inauditas…”, a cambio de los principios y el deber bajo el régimen del terror.

Era opuesto a la anarquía, al despotismo, al autoritarismo, contrarios éstos siempre a los derechos ciudadanos, a la dignidad de la República, proviniesen de un hombre o de los pueblos mismos, destructores del mérito, de la virtud y de la procedencia de la revolución de independencia; supo de los atropellos del terror, y como fueron impropios y aberrantes los excesos que amparó la venganza, el desquite, el odio empuñando las armas, escribiendo la ley, dictando el juicio, pronunciando las determinaciones a nombre de la República y la Patria.

Miranda exaltó la libertad y por ella combatió en tres revoluciones, y aspiraba que ella fuese: “racional”, y que de ella se erigiese una República, y que en ella el poder se ejerciera a través de: “hombres de bien…que deseen ardientemente la felicidad de la nación”, y con: “ministros de probidad y talento”, todo ello: “para bien general del género humano para que triunfe la verdadera libertad!”.

Libertad, República, soberanía, derechos verdaderos para los ciudadanos, que justificasen la inmensidad del sacrificio por décadas cumplido, la constancia singular de su vida heroica como Precursor, que fue a morir entre la tiranía, entregado por los suyos en un acto indebido de los arrebatos, de las incomprensiones y de los recelos, que obnubilaron los espíritus y las conciencias de sus propios discípulos, sus propios compatriotas y sus propios ciudadanos.

*Biógrafo del Mariscal Sucre.

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