En los últimos tres artículos plantee un análisis sobre Eco-Socialismo, utilizando algunos elementos teórico-metodológicos para definirlo y caracterizarlo. En esta oportunidad inicio el despliegue de un enfoque crítico sobre lo que se ha dado en llamar la “Bio-Economía” o “Economía Verde”, expandida por la red mediática neo-liberal como la nueva estrategia industrial-tecnológica necesaria para neutralizar los efectos del cambio climático.
Esta nueva visión capitalista del mundo pretende utilizar la biomasa terrestre como fuente productiva de materia, energía e información con el fin de seguir imponiendo su modelo productivo depredador-explotador de los bienes naturales y del hombre mismo pero ahora ocultándolo dentro del esquema del desarrollo humano sustentable.
Según los teóricos que sustentan la “Economía Verde” definen su estrategia de producción-consumo sobre la base de la cuantía de biomasa global (producción primaria) del planeta tierra que sobrepasa los 250.000 millones de toneladas-año de materia viva. De ese total, solo 62.000 toneladas-año es utilizado para satisfacer las necesidades humanas y los requerimientos industriales. La diferencia (188.000 toneladas-año) queda a disposición del nuevo modelo productivo basado en la “Economía Verde”; es decir, con fines capitalistas.
Para la “racionalidad capitalista” ese 86% de la biomasa no utilizada puede convertirse en el principal objetivo-meta de la industria como fuente de carbono “verde” para abastecer, o parcialmente sustituir, los combustibles fósiles del carbón “negro” provenientes del petróleo; esto es, el carbón y gas que actualmente sostienen a las economías industriales que soportan al modelo capitalista, responsables directos del cambio climático que está destruyendo al planeta Tierra.
Lo que se nos vende como un cambio benigno y benéfico, del carbón negro al carbón verde, es un vulgar despojo global de recursos naturales para sustentar una nueva fuente de riqueza corporativa. Si esta nueva apropiación tiene lugar, podría consumarse un nuevo atropello contra la humanidad, profundizando la injusticia, la pobreza y el hambre en el mundo. Acaparar los frágiles ecosistemas para ampliar los inventarios de carbono es una acción criminal contra un planeta ya en crisis. En lugar de aceptar las falsas promesas de una nueva Bio-Economía los pueblos del mundo deberían rechazar las propuestas de los nuevos amos de la biomasa toda vez que están dirigidas a materializar el más descomunal robo-saqueo de recursos naturales, y sobre el planeta mismo, que se conozca.
¿Quiénes son los nuevos amos de la biomasa? La respuesta a esta pregunta está contenida en el trabajo realizado por ETC , GROUP (**), según el cual “… las mismas empresas trasnacionales que impulsaron la dependencia del petróleo durante el siglo XX pretenden ahora establecerse como los nuevos amos de la biomasa... sea que los autos se muevan con biocombustibles, las computadoras operen con bioelectricidad o las tarjetas de crédito se fabriquen con bioplásticos, no resulta demasiado relevante; lo más terrible de todo es que tendrán un control absoluto sobre los sistemas naturales de los que dependería la existencia de toda la humanidad…”; es decir, lo que se prefigura para el futuro inmediato es la instauración de un nuevo periodo de esclavitud humana.
En ese sentido, los nuevos amos de la biomasa ya controlan buena parte de las tierras y los recursos biológicos del mundo y están encabezados por firmas como Cargill, ADM , Weyerhauser, Stora Enso, Tate & Lyle, Bunge, Cosan Ltd, Monsanto, Syngenta, Amyris Biotechnologies, Synthetic Genomics Inc., Genencor y Novozymes, DuPont, BASF, DSM, Duke Energy, BP, Shell, Total Oil, Chevron, ExxonMobil, Goldman Sachs, JP Morgan y Microsoft, Procter & Gamble, Unilever, Coca-Cola, entre las más visibles de este nuevo complejo industrial montado por la “Economía Verde”.
Estas empresas de alta tecnología (biotecnología, nanotecnología y software) proporcionan nuevas herramientas para transformar, medir y explotar el mundo biológico, ayudando a desarrollar la mercantilización de la información genética y el despojo-apropiación de los recursos naturales y biodiversidad a través de consorcios farmacéuticos, químicos y de energía, asociados con los nuevos bio-empresarios para modificar sus procesos productivos y su abasto de materias primas.
De acuerdo con la reflexión antes expuesta y las publicadas en relación con el Eco-Socialismo es obvio que entre éste modelo de producción-consumo y la “Economía Verde” existen contradicciones antagónicas.
Edgar Jaimes (*)
*) Profesor Titular Jubilado del NURR-ULA, Trujillo. jaimes.5060@gmail.com
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