Cada vez son más, los adulantes de oficio del Régimen, compiten entre sí, para determinar quién será el nuevo “favorito” del “supremocomandantepresidente” (o Fuhrer criollo). Saben que la contienda es dura, pero no por ello van a dejar de intentarlo, ya que el que lo logre, al menos por escasos minutos, se sentirá pleno y lleno de gozo (¡cuánto podría aportar Freud sobre el tema!).
Los más recientes protagonistas de estos intentos, y a quienes para ser justos, no podemos dejar de mencionar, son aquel abogado de siempre que se autodenomina “el abogado de la revolución”, el gobernador del litoral que exclamó que “la experiencia más hermosa es recibir órdenes del jefe de este proceso revolucionario” y por supuesto el nuevo jefe marino que con profuso ardor manifestó sin titubear que llegaba al cargo “para servirle a la revolución” y que la institución que representa es “netamente revolucionaria, totalmente socialista y decididamente antiimperialista”.
No es la primera vez, que un alto oficial se rasga las vestiduras por esta parodia, los ejemplos son muchos y hartos conocidos, pero lo más lamentable es que toda esa genuflexión la dirigen a quien ha traicionado una y mil veces a esta gallarda Venezuela que a pesar de todo sigue de pie luchando contra la tiranía.
Entre estas muchas traiciones no podemos dejar de mencionar lo que está ocurriendo con el Esequibo o la llamada Zona de Reclamación. Esta área territorial, que debe su nombre al río Esequibo que la atraviesa, comenzó a ser objeto de reclamo por parte de Venezuela contra Gran Bretaña desde 1840, en virtud de la política expansionista de ésta, lo cual trajo como resultado el conocido “nulo e írrito” Laudo de París de 1899, donde Venezuela perdió cerca de 149.500 Km2, y que desde siempre ha sido desconocido y denunciado por el País.
Tras muchos años de esfuerzos y negociaciones, impulsadas primero por Rómulo Betancourt y luego por Raúl Leoni, Venezuela logró el reconocimiento por parte de Gran Bretaña de la existencia de una “polémica territorial”, lo que colocó al País nuevamente en una posición negociadora. Así, cuando en 1966, Guyana se independiza de la Guayana Británica , Venezuela reafirma su postura y si bien reconoce al nuevo estado, con quien continuará el conflicto, expresamente señala “que reconoce como territorio del nuevo Estado el que se sitúa al Este de la margen derecha del río Esequibo y reitera ante el nuevo país y ante la comunidad internacional que se reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial que se encuentra a la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana, a través de la línea del río Esequibo. Tomado éste desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico".
Así, firme y claro en sus pretensiones, se firma en 1970 bajo el gobierno de Rafael Caldera, el Protocolo de Puerto España, mediante el cual se congelaban las negociaciones por doce años, lo que si bien restó impulso a las mismas, no comprometió la soberanía nacional.
Es el caso sin embargo, que este régimen, que se rasga las vestiduras y se llena la boca de frases pseudo patrióticas y nacionalistas ha comprometido nuestra soberanía para plegarse a intereses cubanos, a quienes por motivos geopolíticos y petroleros les conviene que los venezolanos renunciemos a los legítimos derechos que tenemos sobre ese territorio. Desde el 2004 el gobierno ha venido haciendo concesiones a Guyana; en el 2006 Chávez manifestó que Venezuela no se opondría al desarrollo de la Guayana Esequiba (por parte de Guyana claro está) y para el 2007, expresamente manifestó que la reclamación hecha por Betancourt en el año 62 sobre el territorio Esequibo obedecía a la presión que recibió por parte de los Estados Unidos para desestabilizar a la región, declaraciones éstas que sirvieron de base para que el gobierno Guyanés manifestara que Venezuela había renunciado a sus pretensiones.
Lo cierto es, que ante el silencio cómplice de quienes juraron resguardar y velar por los intereses de la Nación , Guyana se está apoderando de nuestro territorio y pretende extender, porque así lo ha manifestado, su plataforma continental de 200 a 350 millas , que por supuesto incluyen al Esequibo, lo que además cierra nuestra salida al Atlántico. La Cancillería evade y las Fuerzas Armadas miran para otro lado y nosotros les preguntamos si tanto fervor no debería ser por la patria y no por un hombre.
Jesús Urdaneta Hernández
C.I. 4.391.814
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