Verioska Velasco entrevista a Eladio Aponte Aponte
Desde
Calabozo, desde este medio del Llano, en esta orilla del río Guárico, ha sido
difícil no hablar de tan sonado caso. Lo enfrentamos con más interrogantes que
otra cosa. Hay más que suficientes preguntas, como agua sobre mojado, más que
eso, como lluvia sobre el mar.
El
impacto que ha logrado el militar es más que justificado, sentimos que está
auto flagelándose un Poder Público de una República, el Poder Judicial.
Y
de este Poder Público, un
Magistrado.
Magistrado,
palabra que de oírla ya nos sugiere, cosa grande, magno, regio. Y más aún, no
un Magistrado más, hablamos del Presidente de la Sala Penal.
El
individuo que entrevistaron desde algún lugar de su libertad en el mundo, es la
República Bolivariana de Venezuela. Él es este expaís.
La
periodista Verioska le pregunta: ¿Qué caso recuerda que fue manipulado?
Magistrado: Fueron bastantes. El único que me acuerdo fue un caso en Maracaibo de un diputado que le dicen Mazuco.
Verioska: ¿Cómo fue ese caso?
Magistrado: Bueno el caso fue más o menos un caso que buscaron un preso, lo encapucharon, y lo pusieron como testigo para que dijera que este señor había sido el que dio la orden para que mataran al otro.
Verioska: ¿Y que le habría solicitado la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia?
Magistrado: Bueno eso precisamente. Avalar esa situación. Y al hombre se le pagó dándole la libertad.
No
dejamos de observar desde esta tierra llana que se contradice el
magistrado-militar cuando sin arrugarse dice de los casos que, “fueron
bastantes”, e inmediatamente dice que el “único que me acuerdo…”. Y en el
desarrollo nombra otros casos después de este “único”…
Muchas contradicciones.
El
Magistrado dice que obedece las órdenes que recibe de la Presidente del
Tribunal Supremo de Justicia. Hay una más que evidente, monstruosa
injusticia. A un humano se le arrebata su libertad por ser disidente al rey. Que
se revele, es cuestión que nos parece justo en cuanto verdad.
Pero
en la declaración del militar-magistrado, que corroboran secretos a voces de
esta Venezuela, hay una verdad no menos monstruosa, dice del testigo que lo
buscaron “para que dijera que este señor había sido el que dio la orden para
que mataran al otro”.
Me
repito todas estas noches: “orden para que mataran al otro”. “orden para que
mataran al otro”. “orden para que mataran al otro”. “orden para que mataran al
otro”.
Hay
un reo injusto, y sus familiares.
Pero
también hay un muerto que seguro dejó familia.
Después
de estas pertinentes interrogantes, me pregunto, ¿Por qué los conocedores del
caso, -del Gobierno o de la Oposición-, no se lo preguntan?
¿O
somos impertinentes?
Una
Llanera Digital nos escribe: “Desmenuzar más sus declaraciones es provocar más
impertinencias”.
De
acuerdo.
Post
datum: Hubo una orden para que mataran al otro. Y a quien lo mató
se le pago dándole la libertad. Y a quien no lo mató, la cárcel…
Ahora
sí, concluimos: el magistrado-militar no ha dicho nada nuevo.
Autor:
Eduardo López Sandoval
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