lunes, 24 de diciembre de 2012

DANIEL CASTRO - LAS CONCLUSIONES MÁS IMPORTANTES EN LA VIDA


Para este día
¿qué mejor regalo que la risa, la imaginación
y el asombro?


Las conclusiones más importantes en la vida, incluyendo las científicas, no son racionales sino emocionales. Aún más, la veracidad de un evento puede ser atestiguado o experimentado en condiciones adecuadas, pero la existencia de un evento es siempre emocional. De hecho, si no hay emoción no hay conocimiento.

Platón decía, por eso, que sin asombro no podía haber conocimiento.
Por ejemplo ¿Por qué nos reímos?

La verdad es que nadie lo sabe.  Freud explicaba que la risa nos produce una sensación de grandeza que hace trascender nuestras fragilidades. San Francisco decía que la alegría es comunión con el mundo. El Talmud dice mitzvá guedolá lihiot besimjá tamid, es decir, una inmensa bendición divina recae en aquella persona que está siempre alegre.

¿Pero, por qué existe la risa, qué fenómeno científico la explica?

La risa dice, al menos, dos cosas: 1. existe una empatía casi irrefrenable con el prójimo. Tal empatía existe por sí misma, esto es, no hay absolutamente nada que explique cómo opera la parte del cerebro que clasifica y genera risa. Sin embargo, nos hace la vida más llevadera, diluye el sufrimiento e, incluso, nos cura.

2. La risa, al mismo tiempo que no se puede explicar (como no puede explicarse fácilmente el rubor y muchas otras emociones de gran carga simbólica), es tan corriente que no necesita explicación. Simplemente existe en la dimensión indiscutible de nuestras emociones.

Esta es la naturaleza corporal del conocimiento. Conocemos por cómo el cuerpo se emociona con el mundo.

Esta es una vieja discusión y está muy argumentada por pensadores fundamentales como Spinoza, Hume, Freud o Rosaldo. Sin embargo, solemos olvidar su profunda belleza e implicación en la creación del conocimiento científico.

Emocionar es reconocer. Generar empatías de tales emociones significa hacer de los conocimientos hechos comunes, evidencias, testimonios del mundo que recibimos a través de nuestra humanidad.
Por ello, por absurda que nos pueda parecer una nueva teoría del universo, una nueva estrategia económica, un nuevo liderazgo político o cualquier otra nueva ecuación, cuando están listas las pruebas, evidencias, discusiones y argumentos, se despierta un lado enigmático de nuestra conciencia que, a veces incluso, nos hace pensar que ese conocimiento estaba en nosotros antes.

Esta es la magia o, mejor dicho, la naturaleza del asombro. Nos hace parte del conocimiento. Cuando conocemos empatizamos con el mundo revelando la fragilidad de nuestras viejas y mal explicadas existencias. Es entonces que se abren las puertas a las nuevas verdades.

Asómbrese y busque asombrar a los demás. Confíe en su mente confiando en su corazón.

daniel castro




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