Pablo Picasso
SALUDO
A LA MAYORÍA DECENTE
DE NUESTRO PAÍS
Manuel
Rodríguez Mena
Desde
febrero de 1999 la mayoritaria Venezuela decente ha venido siendo sumergida,
cada vez a mayor hondura, en un sombrío pozo de ignominia, bajo el peso de
las más horribles, graves y groseras afrentas contra miles y miles y miles
de ciudadanos de todos los estratos sociales.
Esos
ciudadanos atacados son los mismos que al sentir las reiteradas y cada vez
más hirientes agresiones, protestan de manera diversa, según las
posibilidades que tienen o buscan tener a su alcance. Son los mismos que llenan
diariamente los cada vez mas escasos medios de comunicación social que pueden
hacerlo, con sus reclamos, cada quien a su manera. Son los mismos que
diariamente, impelidos por la ferocidad creciente de las embestidas del poder,
expresan su queja a lo largo y a lo ancho del país.
Esos
ciudadanos violentados son los mismos a quienes el poder opresivo y represivo,
con el cinismo y el descaro con que nos ha inundado durante
estos trágicos catorce años, trata de descalificar con epítetos que son deleite
para su locución corrompida, como todo lo suyo. Pasan a ser, en consecuencia,
los integrantes de la "burguesía", de la "derecha"; son los
"apátridas", los "lacayos del imperio", los
"enemigos del pueblo" (o sea ¡enemigos de ellos mismos!). Tomando
uno cualquiera de esos farsantes vocablos, podríamos decir que debemos
solazarnos de ser el único país del mundo que tiene la suerte de contar
con casi la mitad de su población compuesta por burgueses, que son, conjuntamente
con los trabajadores, el sostén fundamental del desarrollo económico integral
en un altísimo porcentaje de los países del mundo. (En el otro
extremo, está la ínfima minoría de países totalitarios que son comunistas
francos o que se enmascaran de socialistas democráticos, pero que no son
otra cosa que residuo agonizante del tipo más antisocial de régimen
político, porque no generan sino pobreza, corrupción y represión).
Toda esta
desgracia se nos ha inferido en aras del proyecto político más desalmado
de nuestra historia, el mismo que conjuntamente con el castrista forman el
dúo de proyectos políticos más desalmados de América.
En ejecución
de su proyecto, el poder opresivo y represivo le ha venido desgraciando la vida
a un número cada vez mayor de ciudadanos, que hoy se cuentan por miles y miles
y miles.
Pero todo
pueblo --sobre todo si se trata de un pueblo mayoritariamente bueno como el
venezolano-- suele tener como rasgo esencial de su gentilicio reservas
espirituales y morales para resistir, sostenerse y estar presto para
recobrar la postura de ciudadanía integral que le han arrebatado por
la fuerza.
No creo ser
el único --al contrario, supongo que somos miles y
miles-- que ante la degradación progresiva de la vida social y personal,
ha optado por acogerse al amor familiar, al afecto de las buenas amistades
y a los valores y principios espirituales y morales, que son, de por sí,
el mejor acicate del ánimo de lucha social y de la perseverancia en el
combatre cívico. Hasta ahora, los que son o dicen ser líderes
políticos y sociales no se han percatado, o percatándose no se les ha ocurrido
activar, la enorme potencialidad combativa encerrada en el hecho de que sean
miles y miles y miles los lesionados, por lo común gravemente,
por este régimen. Ellos llevan 14 años en la expectativa de actuar como
una poderosa unión colectiva que luche por un cambio sociopolítico radical.
En esa
condición, me animo a desear a todas las miles y miles y miles de
víctimas de este régimen desgraciado y desgraciante, el mayor alivio en esta
Navidad y que el 2013 sea tiempo de llegada de la unión solidaria
de ese inmenso colectivo para construir el camino hacia un cambio
radical de nuestra vida sociopolítica.
Manuel
Rodríguez Mena
24
de diciembre de 2012
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