En 1895, Eduardo Pepper señalaba lo siguiente: "liberal no pudo ser el señor general Guzmán Blanco que hizo siempre gala de su poderío, de su omnipotencia, vejando nuestra sociedad ..."; "...que despreció todas las leyes, llegando hasta decir en pública asamblea que él no podía jamás gobernar en Venezuela sujeto a la Constitución..."; … que cobró anticipados sus eminentes servicios prestados a la Patria, puesto que entró sin un céntimo al poder y hoy posee muchos millones, que ostenta en Paris". Además: "... que despreció la vigorosa y noble democracia que lo encumbró...", "...se hizo decretar en vida su apoteosis...", "...quien todo lo guzmanizó...", y en definitiva: "...antepuso su personalidad al interés público, su altanería a los dictados de la opinión y su soberbia a la dignidad de la Patria...". No resultaba pues extraño que al concluir el Septenio, el período más próspero de los mandatos de Guzmán, su sucesor y antiguo aliado, el general Francisco Linares Alcántara, en 1877, iniciase en correspondencia con el país un bienio de gobierno de otro signo, inspirado en valores democráticos. Los primeros meses se desarrollaron sin inconvenientes hasta que luego surgieron las desavenencias: Joaquín Crespo, al servicio de Guzmán, ministro de Guerra y Marina, renunciaría al cargo y asumió su defensa.
En contraste, bajo el gobierno de Linares, la prensa se expresó libremente y la sociedad demandó su regeneración política. El Congreso pudo debatir sobre un contrato celebrado por Guzmán para el acuñamiento de monedas, lo cual evidenciaba la aspiración de corregir. Surgieron rivalidades en algunos Estados que Linares solventó con sentido conciliador. El Presidente dictó un Decreto de Paz permitiendo regresar a Venezuela a los exiliados, entre ellos, el arzobispo Guevara y Lira y los generales Juan Bautista García y León Colina, este último jefe de la revolución de 1874 contra Guzmán, y quien inicialmente le ayudó en el proceso evitar la disputa entre jefes militares en Falcón y en el Zulia.
Su política de pacificación en los Estados atemperó la lucha, no obstante confrontar una severa deuda interna y limitaciones económicas heredadas de su antecesor. Linares permitió la discusión política y la disidencia, como cuando: "La Opinión Nacional" publicó un folleto de Crespo a favor de Guzmán ofensivo a sus ministros, resolviendo sin embargo no aplicar sanción alguna.
Igualmente convocó un: "Certamen Nacional Científico y Literario" en octubre de 1877 en homenaje al Libertador, entre cuyos resultados se encuentra el proyecto de ferrocarril entre Caracas y Carenero, el estudio de las enfermedades del árbol de café, la reforestación de los bosques en Caracas y la conservación de sus aguas, la desinfección del aguardiente de caña, sin citar las obras humanísticas premiadas.
Admitió la aspiración electoral de candidatos de tendencias opuestas sin oficializar el respaldo a ninguno, y convocó una Asamblea Constituyente, pero la enfermedad y la muerte le sorprendieron el 30-11-1878. Se le otorgó el título de: "Gran Demócrata", y fue otro más de los hombres que reconoce y merece la historia venezolana.
En contraste, bajo el gobierno de Linares, la prensa se expresó libremente y la sociedad demandó su regeneración política. El Congreso pudo debatir sobre un contrato celebrado por Guzmán para el acuñamiento de monedas, lo cual evidenciaba la aspiración de corregir. Surgieron rivalidades en algunos Estados que Linares solventó con sentido conciliador. El Presidente dictó un Decreto de Paz permitiendo regresar a Venezuela a los exiliados, entre ellos, el arzobispo Guevara y Lira y los generales Juan Bautista García y León Colina, este último jefe de la revolución de 1874 contra Guzmán, y quien inicialmente le ayudó en el proceso evitar la disputa entre jefes militares en Falcón y en el Zulia.
Su política de pacificación en los Estados atemperó la lucha, no obstante confrontar una severa deuda interna y limitaciones económicas heredadas de su antecesor. Linares permitió la discusión política y la disidencia, como cuando: "La Opinión Nacional" publicó un folleto de Crespo a favor de Guzmán ofensivo a sus ministros, resolviendo sin embargo no aplicar sanción alguna.
Igualmente convocó un: "Certamen Nacional Científico y Literario" en octubre de 1877 en homenaje al Libertador, entre cuyos resultados se encuentra el proyecto de ferrocarril entre Caracas y Carenero, el estudio de las enfermedades del árbol de café, la reforestación de los bosques en Caracas y la conservación de sus aguas, la desinfección del aguardiente de caña, sin citar las obras humanísticas premiadas.
Admitió la aspiración electoral de candidatos de tendencias opuestas sin oficializar el respaldo a ninguno, y convocó una Asamblea Constituyente, pero la enfermedad y la muerte le sorprendieron el 30-11-1878. Se le otorgó el título de: "Gran Demócrata", y fue otro más de los hombres que reconoce y merece la historia venezolana.
JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ | EL UNIVERSAL
martes 6 de marzo de 2012 12:58 PM
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