En contraste, bajo el gobierno de Linares, la prensa se expresó libremente y la sociedad demandó su regeneración política. El Congreso pudo debatir sobre un contrato celebrado por Guzmán para el acuñamiento de monedas, lo cual evidenciaba la aspiración de corregir. Surgieron rivalidades en algunos Estados que Linares solventó con sentido conciliador. El Presidente dictó un Decreto de Paz permitiendo regresar a Venezuela a los exiliados, entre ellos, el arzobispo Guevara y Lira y los generales Juan Bautista García y León Colina, este último jefe de la revolución de 1874 contra Guzmán, y quien inicialmente le ayudó en el proceso evitar la disputa entre jefes militares en Falcón y en el Zulia.
Su política de pacificación en los Estados atemperó la lucha, no obstante confrontar una severa deuda interna y limitaciones económicas heredadas de su antecesor. Linares permitió la discusión política y la disidencia, como cuando: "La Opinión Nacional" publicó un folleto de Crespo a favor de Guzmán ofensivo a sus ministros, resolviendo sin embargo no aplicar sanción alguna.
Igualmente convocó un: "Certamen Nacional Científico y Literario" en octubre de 1877 en homenaje al Libertador, entre cuyos resultados se encuentra el proyecto de ferrocarril entre Caracas y Carenero, el estudio de las enfermedades del árbol de café, la reforestación de los bosques en Caracas y la conservación de sus aguas, la desinfección del aguardiente de caña, sin citar las obras humanísticas premiadas.
Admitió la aspiración electoral de candidatos de tendencias opuestas sin oficializar el respaldo a ninguno, y convocó una Asamblea Constituyente, pero la enfermedad y la muerte le sorprendieron el 30-11-1878. Se le otorgó el título de: "Gran Demócrata", y fue otro más de los hombres que reconoce y merece la historia venezolana.
martes 6 de marzo de 2012 12:58 PM
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