jueves, 18 de abril de 2013

PABLO BRITO ALTAMIRA - TERRORISMO DE ESTADO O LA TÁCTICA DEL ESPEJO

René Magritte



TERRORISMO DE ESTADO O LA TÁCTICA DEL ESPEJO

Pablo Brito Altamira

Antes de adelantar recomendaciones apresuradas y llamar a acciones que solo obedecen a la emocionalidad desbordada, conviene reflexionar un poco en torno al tipo de régimen que nos oprime.

La dirigencia cubana que gobierna a Venezuela no puede hacer otra cosa, no sabe hacer otra cosa, que cubanizar al país. Sus estrategias, sus tácticas, sus tretas y subterfugios son los que los castristas han aplicado en Cuba como buenos alumnos de Stalin y de Hitler. El terrorismo de Estado, inaugurado por este último en 1933 con el incendio del Reichstag es la fórmula expeditiva para conjurar la protesta masiva de un pueblo que exige la verdad: consiste en fabricar una enorme agresión contra el pueblo y achacársela a la oposición.

Es lo que también se conoce como ´tactica del espejo’, que significa crear un imagen duplicada de la realidad para acusar a la oposición de hacer lo que ha hecho el mismo régimen, de modo que se traslade la atención y la responsabilidad en los otros para confundir a la opinión pública.

Ante la simple y clara exigencia del conteo del 100% de los votos que el régimen NO puede aceptar porque pondría en evidencia el enorme FRAUDE ( mucho más intenso y extenso de lo que muchos imaginan y que se ha venido perpetrando por años en las narices de ciudadanos confiados en que todavía estaban vigentes las garantías democráticas) la jugada del espejo es acusar a la oposición de algo muy grave que permita desoír las exigencias de auditoría y convertir esas exigencias en un delito contra la población.

Para eso hay que cometer una agresión, o muchas agresiones, y achacárselas a los opositores sin que haya posibilidad de defensa o réplica. El Estado cuenta para eso con los recursos de las cadenas de televisión, la hegemonía de los medios oficiales y la censura o autocensura de los medios privados, que convierten sus falsas verdades en las únicas verdades posibles y permiten acusar y acosar a la disidencia haciéndola pasar por una minoría revoltosa pagada por potencias extranjeras.

Esta jugada, si prospera, resuelve varios problemas al mismo tiempo. 1) mueve el foco de atención a un asunto diferente de la exigencia del conteo de los votos. 2) criminaliza a la oposición y por tanto, 3) convierte la exigencia inicial en argumento de un criminal, es decir, argumento falso que solo busca desviar el interés para alejarlo del crimen perpetrado.

La táctica del espejo, de esta manera, muestra un calco perfecto de la realidad, solo que invertido, donde la verdad es mentira y la mentira, verdad. El acusado se convierte en acusador y viceversa. El que simplemente ha reclamado la auditoría se vuelve responsable de delitos que han cometido los que se niegan a hacerla.

Incluso si no se le cree, esto genera una confusión tan grande que cubre, como una nube de humo, la evidencia que antes era y parecía contundente e inobjetable y que ahora – a través del espejo- puede parecer como un simple espej-ismo.

Es política de la perversión con marca de fábrica nazi y comunista, eficiente y mortífera, contra la cual se debe actuar con mucha inteligencia si se quiere que la verdad verdadera prevalezca contra la otra ‘verdad’ fraudulenta.

Esto requiere de un trabajo comunicacional muy cuidadoso y de una estrategia política muy estudiada y atenta a los detalles.

Con respecto a la estrategia política, solo podemos recomendar que se analicen con mucho cuidado las jugadas contra unos adversarios que no tienen nada de ingenuos y que carecen por completo de escrúpulos.

La estrategia comunicacional, por su parte, tiene que fijar como objetivo la trasmisión del concepto central:

No quieren contar porque si cuentan se verá el fraude: por eso difunden mentiras y cuentos. Exigimos conteo del 100% de los votos o repetir la elección.

De allí pueden surgir diferentes mensajes y acciones, que deben tener muy en cuenta que son susceptibles de tergiversación inmediata. Todo lo que digamos puede ser usado en contra nuestra y divulgado para justificar la posición del régimen a través de una red de medios mucho más potente que la nuestra.

Si decimos paz dirán que estamos disfrazando la guerra. Si protestamos dirán que estamos desestabilizando, si opinamos dirán que estamos incitando a la rebelión…si salimos a la calle estaremos propiciando la agresión que ellos producirán para que aparezcamos como culpables.

Seremos, además, acusados de culpables por todo lo que el régimen haga o deje de hacer, como ya ha venido ocurriendo. La oposición es responsable de la escasez, de la inflación, de los apagones, etc. etc.

¿Estamos atados de manos?  ¿Cómo defendernos y resistir?

Tarde o temprano la mentira se hará evidente. Mientras tanto, la tarea es comunicar, difundir, divulgar, crear toda la conciencia posible de la ilegitimidad del régimen, de sus voceros y de sus procedimientos.

A los que pregunten para qué sirve la conciencia les diré que comparen la situación actual con la previa: la única diferencia es la conciencia generalizada del fraude y de lo que implica como instrumento fundamental de un régimen que sólo  podía pretender legitimidad–hasta ahora- con el mito del ‘mejor sistema electoral del mundo’.
El que no sabe, es como el que no ve y, para algunos, la ceguera política ha durado 14 años.

Pablo Brito Altamira
@Xlaconciencia

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