René Magritte
TERRORISMO DE ESTADO O LA TÁCTICA DEL ESPEJO
Pablo
Brito Altamira
Antes
de adelantar recomendaciones apresuradas y llamar a acciones que solo obedecen
a la emocionalidad desbordada, conviene reflexionar un poco en torno al tipo de
régimen que nos oprime.
La
dirigencia cubana que gobierna a Venezuela no puede hacer otra cosa, no sabe
hacer otra cosa, que cubanizar al país. Sus estrategias, sus tácticas, sus
tretas y subterfugios son los que los castristas han aplicado en Cuba como
buenos alumnos de Stalin y de Hitler. El terrorismo de Estado,
inaugurado por este último en 1933 con el incendio del Reichstag
es la fórmula expeditiva para conjurar la protesta masiva de un pueblo que
exige la verdad: consiste en fabricar una enorme agresión contra el pueblo y
achacársela a la oposición.
Es
lo que también se conoce como ´tactica del espejo’, que significa crear un
imagen duplicada de la realidad para acusar a la oposición de hacer lo que ha
hecho el mismo régimen, de modo que se traslade la atención y la
responsabilidad en los otros para confundir a la opinión pública.
Ante
la simple y clara exigencia del conteo del 100% de los votos que el régimen NO
puede aceptar porque pondría en evidencia el enorme FRAUDE ( mucho más intenso
y extenso de lo que muchos imaginan y que se ha venido perpetrando por años en
las narices de ciudadanos confiados en que todavía estaban vigentes las
garantías democráticas) la jugada del espejo es acusar a la oposición de algo
muy grave que permita desoír las exigencias de auditoría y convertir esas
exigencias en un delito contra la población.
Para
eso hay que cometer una agresión, o muchas agresiones, y achacárselas a los
opositores sin que haya posibilidad de defensa o réplica. El Estado cuenta para
eso con los recursos de las cadenas de televisión, la hegemonía de los medios
oficiales y la censura o autocensura de los medios privados, que convierten sus
falsas verdades en las únicas verdades posibles y permiten acusar y acosar a la
disidencia haciéndola pasar por una minoría revoltosa pagada por potencias
extranjeras.
Esta
jugada, si prospera, resuelve varios problemas al mismo tiempo. 1) mueve el
foco de atención a un asunto diferente de la exigencia del conteo de los votos.
2) criminaliza a la oposición y por tanto, 3) convierte la exigencia inicial en
argumento de un criminal, es decir, argumento falso que solo busca desviar el
interés para alejarlo del crimen perpetrado.
La
táctica del espejo, de esta manera, muestra un calco perfecto de la realidad,
solo que invertido, donde la verdad es mentira y la mentira, verdad. El acusado
se convierte en acusador y viceversa. El que simplemente ha reclamado la
auditoría se vuelve responsable de delitos que han cometido los que se niegan a
hacerla.
Incluso
si no se le cree, esto genera una confusión tan grande que cubre, como una nube
de humo, la evidencia que antes era y parecía contundente e inobjetable y que
ahora – a través del espejo- puede parecer como un simple espej-ismo.
Es
política de la perversión con marca de fábrica nazi y comunista, eficiente y
mortífera, contra la cual se debe actuar con mucha inteligencia si se quiere
que la verdad verdadera prevalezca contra la otra ‘verdad’ fraudulenta.
Esto
requiere de un trabajo comunicacional muy cuidadoso y de una estrategia
política muy estudiada y atenta a los detalles.
Con
respecto a la estrategia política, solo podemos recomendar que se analicen con
mucho cuidado las jugadas contra unos adversarios que no tienen nada de
ingenuos y que carecen por completo de escrúpulos.
La
estrategia comunicacional, por su parte, tiene que fijar como objetivo la
trasmisión del concepto central:
No
quieren contar porque si cuentan se verá el fraude: por eso difunden mentiras y
cuentos. Exigimos conteo del 100% de los votos o repetir la elección.
De
allí pueden surgir diferentes mensajes y acciones, que deben tener muy en
cuenta que son susceptibles de tergiversación inmediata. Todo lo que digamos
puede ser usado en contra nuestra y divulgado para justificar la posición del
régimen a través de una red de medios mucho más potente que la nuestra.
Si
decimos paz dirán que estamos disfrazando la guerra. Si protestamos dirán que
estamos desestabilizando, si opinamos dirán que estamos incitando a la
rebelión…si salimos a la calle estaremos propiciando la agresión que ellos
producirán para que aparezcamos como culpables.
Seremos,
además, acusados de culpables por todo lo que el régimen haga o deje de hacer,
como ya ha venido ocurriendo. La oposición es responsable de la escasez, de la
inflación, de los apagones, etc. etc.
¿Estamos
atados de manos? ¿Cómo defendernos y resistir?
Tarde
o temprano la mentira se hará evidente. Mientras tanto, la tarea es comunicar,
difundir, divulgar, crear toda la conciencia posible de la ilegitimidad del
régimen, de sus voceros y de sus procedimientos.
A
los que pregunten para qué sirve la conciencia les diré que comparen la
situación actual con la previa: la única diferencia es la conciencia
generalizada del fraude y de lo que implica como instrumento fundamental de un
régimen que sólo podía pretender legitimidad–hasta ahora- con el mito del
‘mejor sistema electoral del mundo’.
El
que no sabe, es como el que no ve y, para algunos, la ceguera política ha
durado 14 años.
Pablo Brito Altamira
@Xlaconciencia
No hay comentarios:
Publicar un comentario