domingo, 29 de noviembre de 2015
VENEZUELA EN LA TERCERA GUERRA MUNDIAL
VENEZUELA EN LA TERCERA GUERRA MUNDIAL
Luis Marín
La Cátedra Pío Tamayo y el Centro de
Estudios de Historia Actual de la Universidad Central de Venezuela han
convocado a un foro para debatir el tema que acapara la mayor atención en los
titulares de todo el mundo: si estamos o no inmersos en lo que se ha dado en
llamar III GM, pero en particular interesa ubicar a Venezuela en este nuevo
contexto internacional.
Lo primero que salta a la vista es la
poca beligerancia que tuvo Venezuela en las guerras mundiales anteriores. En la
I GM fue exactamente igual a cero, porque el General Juan Vicente Gómez se
declaró neutral y no tuvo la menor participación en las hostilidades.
Su sucesor, Eleazar López Contreras,
mantuvo esa línea de conducta en la II GM, pero ya electo su Ministro de Guerra
y Marina, Isaías Medina Angarita, como Presidente y visto el ataque japonés a
la base naval de Pearl Harbor, éste no tuvo más remedio que declarar su
solidaridad con EEUU y romper relaciones con las potencias del Eje, el
31-12-41, pero no llegó a una declaración de guerra.
Muy a pesar de que Venezuela fue víctima
de hostilidades de la marina alemana, sufrió el hundimiento y la avería de
buques tanqueros, como el caso del Monagas, torpedeado el 16-02-42, en el
intento de interrumpir el flujo de petróleo a las refinerías de las Antillas
Neerlandesas.
Esta vez Venezuela tuvo un papel
estratégico en el suministro de combustible para mover la maquinaria aliada;
pero no declaró la guerra sino ya casi al final, el 15-02-45. Hitler se suicidó
en abril, Alemania capituló en mayo, Japón se rindió en septiembre y Medina fue
derrocado en octubre del mismo año.
Esta rápida secuencia de eventos muestra
que el derrocamiento de Medina pudo inscribirse dentro de la ola
democratizadora dominante a partir de la derrota del militarismo en la II GM.
Algunos datos ciertos podrían ser que a Rómulo Betancourt se le permitió
retornar de su exilio en Chile en aquel año de 1941 y para entonces ya había
arriado las banderas del antiimperialismo, declarado al fascismo como el
enemigo principal y deslindado inequívocamente del comunismo soviético.
De manera que el rasgo más sobresaliente
de Venezuela en la III GM es que por primera vez se encuentra en una posición
beligerante, inesperadamente hostil a los EEUU y sus aliados, como Israel y el
Reino Unido de la Gran Bretaña, sin dejar de ser su proveedor seguro de
combustible.
El régimen venezolano se ha alineado con
el Eje formado por Cuba, Irán, Siria, Rusia, China y, en verdad, con todo el
que comparta su visión de confrontación contra el “imperialismo” americano, el
sionismo israelí y, en fin, todo lo que huela a liberalismo, capitalismo, libre
mercado y globalización.
La suerte está echada.
LA GUERRA ECONÓMICA
Según la doctrina tradicional que, por
cierto, es de origen anglo-americana, la guerra económica es la que concierne a
la población civil no-combatiente en el contexto de una guerra en sentido
general.
Desde este punto de vista, sería una
consecuencia de la distinción entre combatientes y no-combatientes. Siendo que
las acciones militares propiamente dichas sólo pueden ejecutarse lícitamente
contra los combatientes y contra objetivos militares, queda por resolver qué
hacer respecto de la población civil no-combatiente que, no obstante, sigue
siendo parte fundamental del campo enemigo.
Es respecto de ellos que procede la
guerra económica, entendiendo que la actividad económica es el rasgo definidor
de la sociedad civil, sea que estos no-combatientes se encuentren en el propio
territorio, en territorio neutral o en territorio enemigo. Acciones
no-militares, como confinamiento, deportación de población; embargos,
restricciones aduaneras, racionamiento de productos y otras medidas punitivas,
son parte de la GE.
Si esto es en teoría, ¿qué puede
significar en Venezuela? ¿Cómo puede explicarse una GE en un país que se
encuentra formalmente en paz? Habría que desentrañarlo, porque el régimen
oculta sus motivos tanto como sus objetivos. Quizás hallaría explicación en el
contexto más general de la guerra global contra “el imperialismo”, una
consecuencia de la adscripción a la doctrina militar cubana de guerra
permanente contra EEUU que guía la conducta estratégica de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias.
Algunos componentes de la Fuerza Armada
se declaran “antiimperialistas” sin que se sepa el contenido y alcance de esta
expresión, que no se encuentra en la Constitución ni en la Ley Orgánica
respectiva, por lo que cabe preguntar: ¿Qué significa para ellos ser
“antiimperialista”? ¿No ser aliado de EEUU? ¿Tenerlos como enemigo en las
hipótesis de conflicto?
Subrepticiamente y sin ninguna
declaración formal, el régimen venezolano se ha inscrito en una guerra global
contra el imperialismo americano, el sionismo, etcétera, con graves
consecuencias para el país, que no ha sido advertido de esta nueva situación. Sólo
en este contexto general de guerra puede entenderse un tópico de otra manera
traído por los cabellos como la GE que, si no fuera así, ¿cómo se explicaría?
La pregunta es, ¿cuán serio es esto?
¿Esta guerra global es ya o puede considerarse como la III GM? Sobre todo
considerando las nuevas alianzas y enroques que impiden ver con claridad cuáles
serían los bloques en conflicto. ¿Es el yihadismo un pretexto para implementar
la desconcertante política de Obama de convertir a los enemigos en amigos? ¿Su guerra
es contra el islamismo radical, contra Irán o contra Rusia?
¿Cómo quedaría Venezuela y su
antiimperialismo demodé en estos escenarios?
Volvamos a echar la suerte.
¿QUÉ ES LA GUERRA?
El Derecho Internacional Público solía
definir la guerra como una relación entre Estados caracterizada por la
intervención de la fuerza y la suspensión de las relaciones pacíficas.
Antiguamente se concebía como una forma lícita de resolver conflictos
internacionales.
Con la decadencia de la entelequia
medieval de la “guerra justa” (no por casualidad equivalente a la noción
también medieval de los “precios justos”), se intentó proscribir la guerra como
forma de solución de controversias, sobreviviendo apenas la noción de legítima
defensa que es irrenunciable para los Estados. De aquí la importancia de
definir en cada caso quién es el agresor para determinar en consecuencia quién
tiene el derecho legítimo de defenderse.
Después de la devastación de la II GM
incluso la Iglesia concluyó que ninguna guerra puede ser “justa” y se optó por
las formas pacíficas de resolución de controversias, tal como establece
la ONU y convenios internacionales entre las “naciones civilizadas”.
Los principios del Derecho de Guerra son
bastante simples, pero pueden ser útiles para comprender las perplejidades de
la situación actual; todos se inspiran en la distinción esencial entre
combatientes y no-combatientes.
Por ejemplo, la prohibición de la
acción directa contra civiles no-combatientes; porque, como ya vimos, la acción
directa solo procede contra combatientes y objetivos militares, ejecutados por
personas autorizadas, identificadas, con uniforme y bajo un estandarte. No es
que la declaración de guerra habilite a cualquier ciudadano de un Estado para
agredir a cualquier ciudadano del otro estado declarado enemigo.
La prohibición de infligir sufrimientos
y daños superfluos, o sea, inútiles para la derrota del enemigo. Por último, la
prohibición de medios de lucha pérfidos, contrarios al honor militar. Por
ejemplo, el uso de veneno, gases tóxicos, armas químicas y bacteriológicas,
como la suplantación de uniformes e insignias, se consideran medios pérfidos de
lucha.
Ahora bien, de todo esto: ¿Qué es lo que
queda en pié en la lucha contra el terrorismo? Si para empezar estos elementos
prescinden de la distinción entre combatiente y no-combatiente. Centran sus
objetivos no en los militares sino precisamente en los civiles, preferiblemente
transeúntes desprevenidos e indiferenciados. Si el sufrimiento y el daño
mientras más superfluos, mejor. Si el yihadismo es esencialmente pérfido y se
solaza en la perfidia. Si se declara que el DAESH ni es un Estado ni es
islámico. ¿Puede aplicarse el concepto de “naciones civilizadas” a una realidad
tribal? ¿Cuál es la doctrina, cuáles son los principios de esta nueva guerra,
si se trata de la III GM?
Históricamente, la doctrina siempre ha
estado rezagada respecto de la realidad; dicen los poetas que primero ocurren
los hechos y luego llega la filosofía arrastrando los pies.
Vale entonces preguntar: ¿Qué viene?
¿Cuál es el novus ordo seclorum?
EL ESTADO POLICIAL
UNIVERSAL
Lo que muestra la evidencia es que un
sujeto como Vladimir Putin, que quiere ser el modelo de gobernante del siglo
XXI, ha aumentado proporcionalmente su poder con cada acto de terrorismo
ocurrido en su territorio y mientras más dramático y trágico haya sido el acto,
más poder asume, tanto, que estos resultan contraproducentes.
Curiosamente, desde 1998, la hegemonía
de Putin en Rusia corre paralela al proceso chavista en Venezuela, siguiendo el
guión que conocemos en carne propia: se ha elegido y reelegido indefinidamente
burlando la constitución que impusieron a la caída de la URSS, ha designado a
sus secuaces gobernadores de la federación, monopolizado y amordazado los
medios de comunicación, manipulado al poder judicial para encarcelar rivales
políticos, perpetrado el asesinato de opositores a la vista del público,
violado todos los derechos humanos, pero esto no es lo más grave.
Putin está librando al menos cinco
guerras abiertamente: en Chechenia, Georgia, Moldavia, Ucrania y últimamente en
Siria; por no contar las guerras encubiertas en que se ha involucrado en todo
el globo, incluyendo Latinoamérica, donde ha implantado bases de operaciones en
Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Ahora, con motivo de la guerra contra el
yihadismo, parece que todos los agravios se olvidaron y es recibido
clamorosamente en una alianza morganática que sin rubor incluye a Irán, Irak y
la Siria de Bashar Al-Assad, o sea, a los creadores del problema. ¿Quién
recuerda hoy que estaba sometido a sanciones por la invasión y desmembración de
Ucrania, lo que antes había hecho con Georgia y Moldavia?
Putin no sólo ha reivindicado al Zar y
al zarismo como religión de Estado, restablecido los fastos del imperio, sino
que se ha coronado como el nuevo Zar de Rusia. Hay que reconocer que en 15 años
ha conseguido más que todos los anteriores en 500: la anexión de Crimea sin una
guerra de Crimea, no uno acaso dos puertos en el Mediterráneo como no soñaría
ni el mismo Pedro El Grande y la exaltación del orgullo nacional ruso.
Así, no sorprende que un socialista
decadente como Francois Hollande también tenga sus días de gloria, que
aproveche la coyuntura para tomar medidas extraordinarias que le dan más poder
del que jamás tuvo ningún monarca francés desde la era Bonaparte y mande sus
tropas al África y Asia, como en los buenos tiempos imperiales.
La III GM es la mayor derrota para la
libertad desde la catástrofe de la II GM. Su sino más visible es la
transformación del ciudadano en sospechoso, vigilado y auscultado por un Estado
todopoderoso con la coartada de que lo hace para protegerlo de un enemigo invisible,
ubicuo e implacable, que puede actuar en cualquier momento, en cualquier lugar
y de un modo completamente impredecible.
Por lo tanto, la humillación que antes
se restringía a los aeropuertos ahora se traslada a todos los escenarios de la
vida civil, del baño hasta la alcoba, a cualquier comunicación o actividad,
porque nunca se sabe lo suficiente y no hay forma de que este aparataje de
vigilancia y prevención no se use contra los adversarios o enemigos políticos
internos, como es tan caro a los socialistas y a toda institución de mentalidad
totalitaria.
La contrapartida es el
beneplácito de los siervos, el cándido agradecimiento profesado a
quienes los voltean de revés para ver qué cargan en las entrañas y hasta en sus
más íntimos pensamientos, porque nadie puede confiar ni siquiera en sí mismo,
ni estar libre de convertirse en victimario o víctima potencial.
El problema como siempre ha sido seguirá
siendo: ¿Cuáles son los límites de este EPU? ¿Quién vigila al vigilante? ¿Qué
defensa hay contra él? ¿Dónde quedan la privacidad, la libertad, el derecho a
disentir? En resumen: ¿Cómo se combate al terrorismo y se limita al Estado al
mismo tiempo?
La visión de un gobierno mundial
omnipotente que elucubraron los conspirativistas del siglo XIX parece hoy
posible gracias a una tecnología alucinante, desafortunadamente en manos de
políticos tan inescrupulosos y corruptos que ni siquiera aquellos soñadores del
absoluto hubieran podido conjurar.
Parte del problema es que no existe una
respuesta liberal a la amenaza del EPU que instrumentaliza el terror para
imponer a sangre y fuego su agenda totalitaria.
De un lado, todos contra el
imperialismo; del otro, no está claro si el enemigo es Rusia, Irán, el
islamismo radical o todos juntos.
En todo caso, con este bando es que el
régimen de Venezuela está alineado.
Luis Marín
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Luis Marín - III Guerra Mundial,
Venezuela 2015
sábado, 28 de noviembre de 2015
LA GLOBALIZACIÓN Y SU DINÁMICA
Rafael Olbinski
LA
GLOBALIZACIÓN Y SU DINÁMICA
Ramón Santaella
Yegre
GLOBALIZACIÓN
UNA UNIDAD SOCIO-PLANETARIA
Entendemos por globalización, la
tendencia del Capital, particularmente, financiero y tecnológico, a dinamizar
las relaciones sociales de producción en la estructura de los espacios
geohistóricos como unidad sistematizada del proceso productivo, donde la
explotación de “todo lo posible”, es ley. Dicha unidad socio-planetaria está
integrada por unos 210 países con diversidad en el crecimiento o desarrollo
económico, social y político aunque, coherentes, interdependientes y
coexistentes.
Y LA MACRO-LEY ACTUAL DEL CAPITAL
En trabajo anterior hemos afirmado
que la Globalización es la “macro”-ley actual del capital como relaciones
sociales de producción (C. Marx); en consecuencia, afecta la estructura
geohistórica global, por dominante, simultáneamente en cada una de sus partes,
aunque de manera diferente, dada su diversidad (Santaella Y., 2008). Si una de
estas (cualquiera de las más influyentes), es perturbada por circunstancia
económica, política o social (caso China), el todo en su proceso globalizador
se vería afectado, aunque no necesariamente, en la misma proporcionalidad,
según la diversidad referenciada.
MARX DESCRIBE LA GLOBALIZACIÓN EN 1865
Lo interesante de la globalización
como proceso económico es que durante la segunda mitad del S.XX, se la conoce
como tendencia y expansión global del desarrollo empresarial transnacional,
pero, antes, el mismo padre del Marxismo, al igual que Ricardo como otros
tantos economistas del S. XIX, estudia la ley que impulsaría la globalización,
un siglo más adelante.
Marx la describe en 1865 cuando señala: “La parte del capital
global formado por el capital constante: maquinaria, materias primas, medios de
producción de todo género, crece con mayor rapidez que la parte destinada a
salarios, o sea, a comprar trabajo. Esta ley (s/n) ha sido puesta de
manifiesto, bajo una forma más o menos precisa por…” [Señala a Ricardo y otros
economistas de su época”, (p.69)],
(Marx, Carlos, 1865, “Salario, precio y ganancia”, Obras escogidas,
-Marx, C. y F. Engels-, Moscú, Editorial Progreso, tomo II, pp. 28-76, 1976).
EL CAPITAL FINANCIERO EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN
En la actualidad, nos referimos al
capital financiero en su máxima expresión como el encargado de propiciar o
dinamizar el desarrollo de ese capital constante; ya no se hablaría de
maquinaria como se hacía con el surgimiento de la actividad industrial que
termina de fracturar las relaciones establecidas por el capital original, para
dar paso a nuevas relaciones sociales de producción y el surgimiento de la
mencionada ley, inicio del futuro capital financiero y tecnológico, cuyo
propósito es transformar de nuevo, dichas relaciones de producción, para lograr
como objetivo, el desplazamiento de la fuerza de trabajo, aumentar la cuota de
ganancia y alcanzar mayor concentración de capital.
Escribía Marx: “…al desarrollarse
la industria, la demanda de trabajo no avanza con el mismo ritmo que la
acumulación del capital. Aumenta, sin duda, pero aumenta en proporción
constantemente decreciente, comparándola con el incremento del capital”
(Ibídem., 75).
Si queremos ser más explícitos en
la “comparación” de lo ocurrido en la época industrial vivida por Marx y la
actualidad, bastaría con hacer referencia, no tanto al desarrollo de las
tecnologías de la comunicación como al proceso de robotización de las grande
economías (presente y futuro del proceso globalizador), donde se advierte por
ejemplo, que China para el 2017 será el país con mayor número de robots en sus
industrias, aun cuando ya se manifiesta dicha tendencia, al poseer empresas en
las que se ha sustituido hasta el 75% de la mano de obra a cambio del empleo de
robots (Aeppel, Timothy, 2015).
EL SISTEMA CAPITALISTA GLOBALIZADO SUFRE LA MAYOR CRISIS DE
SU HISTORIA
El mismo Marx, adelantándose al
futuro, llegó a considerar que este desarrollo del capital constante (en parte,
la tecnología robótica en el presente), provocaría reacción del trabajador, más
por los efectos de la ley en cuestión, que por las causas de tales efectos
(Ídem).
El Sistema Capitalista en esta
etapa globalizadora confronta tal vez, la mayor de las crisis económica,
política y social, a lo largo de la historia como proceso social único,
dinámico, cambiante y transformable.
Dicha crisis es complementada con
los efectos del calentamiento atmosférico de repercusión ambiental, global.
LA ACUMULACIÓN EXACERBADA ESTA ASOCIADA DIRECTAMENTE AL
CALENTAMIENTO GLOBAL
Digamos que la actividad
financiero-productiva, implicada en una tendencia acumulativa exacerbada
como comunicacional y de consumo, está
asociada directamente, al calentamiento atmosférico y se proyecta inversamente
proporcional a las relaciones que deberían existir entre la Sociedad
“humanizada” y la Naturaleza, más allá de la búsqueda de satisfacciones e
intereses del capital, según manejo de las fuentes productora de la renta
perseguida: capital-interés, tierra-renta del suelo y trabajo-plusvalía, de
acuerdo a la funcionalidad de leyes del Sistema de relaciones de producción,
dominante, en la estructura geohistórica globalizada del mundo, sin desconocer
cierta tendencia “socialista”, de manera excepcional (Corea del norte, Vietnam,
“China”, “Cuba”, etc.), pero, involucrada, por ley, con el sistema capitalista
globalizador.
LA CONDICIÓN IDEOLÓGICA COMO VALOR DE CAMBIO
La complejidad referida incluye la
condición o situación “ideológica” de
los pueblos que en algunos casos pareciera vincularse con algunas conductas del
mencionado capital financiero, para quien, todo, absolutamente todo, resulta
con valor de cambio. En ese proceso controlador no solo de producción y mercado,
sino también, de consciencias, el capital financiero pudiera estar comprometido
con el armamentismo ocasional de pueblos latinoamericanos, africanos y
asiáticos que gracias a mercaderes del estado ruso y estadounidense,
fundamentalmente, pueden mantener
vigente el hábito de la guerra o la conducta “moral-religiosa” para reclamar a
otros pueblos por medio de las armas y el terrorismo, la aceptación y creencia
de su cultura, trascendiendo el respeto o dignidad de estos.
¿ESTÁ COMPROMETIDO EL CAPITAL FINANCIERO EN LA CONSTRUCCIÓN
DEL ESTADO ISLÁMICO ISIS?
Pudiera el capital financiero estar
comprometido con la modificación de la estructura geohistórica del Medio
Oriente en la construcción de un “Nuevo” país o califato (EI o ISIS) como el
que se pretende establecer entre Iraq y Siria, para lo cual no parece bastar
cierta producción petrolera del sector y su mercadeo. ¿Cómo se logra en pleno
siglo XXI crear un nuevo estado, por pequeño sea, sin ayuda financiera?). Estamos
ante un “pequeño” país, con mensajeros
distribuidos por el mundo, amenazando la tranquilidad de toda Europa y en particular,
a las potencias-gendarmes del mundo, según normas e intereses preestablecidos
ideológicamente; con la pretensión de
adoctrinar buena parte de la sociedad de este mundo en el menor tiempo posible.
EL PLANETA PARECE MARCHAR RUMBO A LA NADA
Lo cierto es que la globalización
será para generaciones próximas como una inmensa torta apetecible u odiada para
muchos, con infinidad de condimentos y aditivos, gracias a la cual, en esas
generaciones terminarán destruyéndose unos a otros, enloquecidos por la
contaminación atmosférica y con ella, falta de agua potable, escasez de aire
puro o respirable, exceso de radioactividad en el ambiente, gente saturnina deambulará por las ciudades y
lo que pueda llamarse campo, se transformará el planeta rumbo a la nada.
Y NO HABRÁ QUIEN PROTESTE
-CON MARX- POR LOS EFECTOS NI POR A CAUSA DE LOS EFECTOS DE LA
GLOBALIZACIÓN
Pero, la globalización, por una
parte, nos hace competitivos ante la invasión de tecnología comunicacional y la
creciente necesidad del hombre por poseer cuanto sea posible, “nos”
conformaremos con saber que la tecnología nos acerca en la medida en que
desaparecen las distancias, “viviremos” alienados al celular, a la tabla (base
de datos), el IPhone (reproductor de música), el iPod (reproductor de audio
digital, teléfono, con acceso a Internet), la población, particularmente, la
juventud y los que vienen detrás, están siendo robotizados y pocos lo
advierten; las nuevas generaciones serán desplazadas de sus derechos a vivir en
libertad y protestar; objetivamente, “no” habrá quien proteste, parafraseando a
Marx, por los efectos, ni por la causa de los efectos de la globalización.
LOS RESIDUALIZADOS Y LOS COCIENTIZADOS
Ya no es suficiente clasificar los
países en desarrollados y subdesarrollados, o asumir la de países Norte y Sur,
ahora, la distracción resulta simpática porque no hay intencionalidad
“perversa” en la nueva clasificación por
grupos, por su importancia económica, mencionados como países “G” o los
“G” como “G7”, “G5”, “G 20” y por supuesto, se mencionan otras agrupaciones,
según localización en la estructura sistémica: países de la zona Euro o mercado
común europeo, países del Tratado Transpacífico” (TPP, siglas en inglés), los
“Bris” (excepción de la regla), Caricom”, Petro Caribe, etc., y dentro y fuera
de los “G”, un sector numeroso de países que en términos generales, hemos
llamado residualizados, mientras los
“G” 7 y “G” 5, con sus excepciones, les llamaremos “cocientizados”, por lograr quedarse como “recinto” del capital
financiero-empresarial, con la mejor parte de la acumulación capitalista
global, más allá de la crisis existente y la acción “independiente” de los
grandes capitales financieros-tecnológicos.
Los residualizados son países que permanecen fuera de la clasificación “avanzados” como EE.UU., China, Alemania,
Japón, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá, y Rusia; los 3 primeros, las
mayores economías mundiales, junto al Reino Unido y Rusia, forman el “Concejo
Permanente de Seguridad” de la ONU; 2 de aquellos, EE.UU., y posiblemente
Rusia, aprovechando la posición de “gendarmes” del mundo, son grandes
negociadores de armas entre los pueblos donde se “inventan” guerras internas o
locales como si fuesen socios de “los perros de la guerra”, tal vez, con la
intención de desaparecer al opuesto, de la faz de la Tierra, según determinada
controversia .
A los países, últimos nombrados, se
añade, parte de los países clasificados como economías emergentes (“Brasil”,
Sudáfrica, Australia), a excepción de China que más allá de formar parte de
ellos, ocupa la segunda posición en la economía mundial. Incluiremos a Rusia
que a pesar de la crisis por la caída de los precios del petróleo, parece
asumir rol de potencia en la economía armamentista en su comercio con pueblos
del Medio Oriente, áfrica y países de América Latina.
EN LOS RESIDUALIZADOS ESTÁ FRACTURADA LA RELACIÓN ENTRE LOS
MERCADOS INTERNO Y EXTERNO
Los países residualizados son
aquellos donde pudiera encontrarse fracturada la relación armónica que ha de
existir entre los mercados interno y externo como el caso Venezuela, Argentina,
el mismo Brasil y posiblemente, otros pueblos de centro y sur América, al igual
que países de África, Asia y El Caribe.
La residualización en el Sistema
capitalista, implica dominación y control desde afuera, con posibilidad
histórica de “ascender” entre los grupos (“G”); pero, cuando desarrollen un
mercado consumidor de importancia cualitativo y cuantitativo, más allá de ser
exportadores de materia prima; mientras, los países “sobresalientes” del grupo
“cociente”, se “encargan” de organizar zonas de desarrollo en asociación
con grandes capitales.
LOS COCIENTIZADOS MANTIENEN UN MERCADO INTERNO DINÁMICO PARA
LA CONCENTRACIÓN DE CAPITALES
Los “cociente” han de mantener un mercado interno, dinámico, tendente a
contribuir con la concentración de capitales, donde las “fusiones”, producto de
la competitividad y la crisis están
presentes como característica de la etapa globalizadora, tal como se ha referido
en “Globalización y antiglobalización” (Santaella Y., 2008).
SE HACE PRESENTE LA PERVERSIÓN Y ATROPELLO DE LOS GRANDES
CAPITALES
(En las fusiones o pacto entre
grandes capitales, se percibe la compra de empresas con problemas financieros,
mediante una oferta “generosa”, así como la “guerra” o presión de grandes
capitales contra pequeños, intentando erradicarlos del mercado (fusiones
hostiles); igualmente, puede darse la unión de firmas, “más allá” de la legislación antimonopolio,
con la cual, los estados pretenden normar el mercado interno, caso EE. UU y
Unión Europea. Se está en presencia del atropello o perversión de los grandes
capitales en su intento por apoderarse del mundo, más allá de la legislación anti-trust
o anti monopolio).
Bibliografía consultada:
·
Aeppel, Timothy (2015), Lunes, 4 de Mayo, “China
será el país con más robots fabriles del mundo en 2017”, The Wall Street Journal Americas, Internet.
·
Marx, Carlos, 1865
(mimeografiado), “Salario, precio y ganancia” (publicado en 1898), Obras escogidas, de Marx, C. y F. Engels-, Moscú, Editorial Progreso, tomo
II de III, pp. 28-76, 1976.
·
Santaella Yegre,
Ramón (2008), Globalización y antiglobalización,
(La prensa como fuente historiográfica), Caracas, UCV, Fundación Cátedra Pío
Tamayo, Centro de Estudios de historia Actual.
domingo, 22 de noviembre de 2015
LA GUERRA JAMÁS HA CESADO
Fernando Mires
LA GUERRA
JAMÁS HA CESADO
(UNA
RESPUESTA A UN “CORRESPONSAL DE GUERRA”)
Pablo Hernández Parra
Los atentados de falsa bandera[1]
llevados adelante el pasado 13 de noviembre en Paris, han desencadenado toda
una campaña de histeria colectiva sobre un supuesto “inicio de la III Guerra mundial”[2].
Fernando Mires, historiador
y columnista político chileno, muy conocido en Venezuela, para no perder
la cresta de la ola planetaria desencadenada luego de los ataques, escribió
desde Berlín “La guerra ha comenzado”,
un artículo en el mejor estilo del amarillismo periodístico, en clara defensa
de la guerra que según el autor, Occidente le debe declarar al llamado
terrorismo Islámico[3].
Desde Alemania, El señor Mires se une al coro de la reacción internacional y
dando rienda suelta a su fanatismo y hasta ahora, desconocida “belicosidad”
escribe:
“Francia es el corazón histórico de la Europa
moderna. … Los gobiernos deberán revisar sus posiciones frente a la declaración
de guerra hecha sin rodeos por el presidente francés. Más todavía, la que ya
estamos viviendo, será una guerra asumida por todo el Occidente político y sus
aliados del mundo islámico.
Pero el señor Mires no se conforma con
ser parte del coro, reclama su parte de
solista y remata con este verdadero canto a las armas:
No hay tiempo para preocuparse
demasiado con las razones de la guerra. Si la culpa la tuvo Bush o Bin Laden,
Husein o Asad, el colonialismo europeo del siglo 19 o el imperialismo
norteamericano del siglo 20, Obama o Putin, Adán o Eva, no es en este momento
lo más importante. Nadie piensa demasiado en las causas de un incendio cuando
se le está quemando la casa.
Una declaración guerrerista,
irracional como todas ellas, y de un evidente contenido fascista es sencillamente insuperable. Nos
recuerda la declaración de Bush luego del derribo de las torres de New York en
septiembre del 2001.[4]
El Sr. Mires repite la vieja cantaleta no solo de Bush, sino de los Chavez y en general de todos los
reaccionarios militaristas: Con nosotros
o contra nosotros.
Al señor Mires como a Bush, no le
interesa la historia, ni siquiera se hace las interrogantes, que el ciudadano
común, el peatón, se pregunta sobre todo en Francia:
-¿Por qué el presidente de Francia acusó a
ISIS antes de que ese grupo “reivindicara” lo hecho?
-¿En qué se basa Hollande al mencionar que
los atentados se organizaron "en el exterior" y que contaron con
"cómplices en el interior" del país? Si tiene esa información, ¿Por
qué no se detuvo a los responsables?
-¿Cómo se entiende que en su comunicado ISIS
anticipe dónde serán los próximos atentados? ¿Son tarados acaso? ¿No es por demás conveniente que hayan
encontrado un pasaporte sirio cerca del cuerpo de un atacante afuera del Stade
de France?
¿Por qué la inteligencia francesa no pudo
prever que ocurriría lo que ocurrió? -¿Cuánto tardará en denunciarse que hubo
alertas previas sobre posible atentados en Paris? ¿Por qué siempre se sabe
después, nunca antes?
-¿Por qué nadie dice que la OTAN y el Estado
Mayor de Turquía fueron los responsables de la contratación de mercenarios de
ISIS y Al Nusrah desde los inicios de la insurgencia siria, en marzo de 2011?
-¿Por qué todos callan respecto del apoyo de
Israel a las brigadas de ISIS y Al Nusrah en los Altos del Golán, en el marco
de su lucha contra el gobierno del dictador Bashar Al-Assad y las fuerzas
chiítas de Hezbollah?
-¿Por qué nadie dice que quién le vende armas
a grupos como ISIS es el mismo occidente que hoy se rasga las vestiduras? ¿Cuánto
ayuda lo ocurrido ayer para que la OTAN se movilice rumbo a Siria como pretende
EEUU?
-¿Cómo se entiende que, habiendo evidencia
real contra Siria respecto de los atentados en Buenos Aires de 1992 y 1994, no
haya existido la misma reacción por parte de los países occidentales? ¿Por qué
aún hoy todos callan a ese respecto?
-¿Por qué a nadie le interesa que en muchos
países árabes ocurre a diario lo mismo que ayer pasó en París?
-¿Realmente alguien cree, como dice la prensa
de EEUU, que el Estado Islámico es una “entidad independiente, surgida de la
nada”? -¿No es harto conveniente la existencia de ISIS, un enemigo que puede
aparecer y actuar en cualquier momento, como un fantasma con el que asustar a
la población cuando más convenga?
-¿No permite esto empujar a la sociedad a
aceptar cualquier tipo de política represiva de sus propias libertades y todo
tipo de acción militarista al servicio de los grandes poderes occidentales?
Solo preguntas sin respuestas… solo
eso[5].
Para el Sr. Mires el “historiador y concienzudo analista
político”, estas preguntas no tienen importancia, al “corresponsal de
guerra desde Berlín”, evidentemente, al servicio de “Occidente” lo importante
en este momento es contribuir con la caída de la primera víctima de toda guerra: La
verdad. Más cuando se requiere con urgencia movilizar a la juventud de
Europa y EEUU en esta nueva edición de las Cruzadas, para recuperar la “Tierra
Santa y el Santo Sepulcro” en manos del terrorismo musulmán[6].
El Dr. Paul Craig Roberts[7],
un conocedor de las entrañas del monstruo por que ha servido dentro de mismo, refiriéndose a los atentados de Paris,
escribe:[8]
La amenaza a la clase política europea no es
ISIL. Las amenazas son la creciente anti-UE, los partidos políticos
anti-inmigrantes: patriotas europeos contra la islamización de occidente en
Alemania, el Partido por la Independencia del Reino Unido, y el Frente Nacional
en Francia. La última encuesta muestra Marine Le Pen del Frente Nacional que
lleva como el probable presidente francés (….) Algo había que hacer acerca de
las hordas de refugiados de las guerras de Washington, o los partidos políticos
(…) que también son hostiles a la subordinación de Europa a Washington (….) Con
los ataques terroristas de París, lo que era imposible se hizo posible, y el
Presidente de Francia anunció de inmediato el cierre de las fronteras de
Francia. Los cierres de fronteras se extenderán. El principal problema de los
crecientes partidos políticos disidentes se desactivó. La UE estará a salvo, y
también lo hará la soberanía de Washington sobre Europa (...)
Independientemente de si los ataques de París fueron una operación de bandera
falsa con el propósito de obtener estos resultados, estos resultados son las
consecuencias de los ataques. Y estos resultados sirven a los intereses de la
clase política europea y Washington[9].
viernes, 20 de noviembre de 2015
LA REVOLUCIÓN QUE MADURO DICE “NO VA A ENTREGAR”
LA REVOLUCIÓN QUE MADURO DICE
“NO VA A ENTREGAR”
Humberto García Larralde
¿En qué consiste esa “revolución” que
Maduro y Cabello defienden con tanta vehemencia, hasta llegar a decir que de
ganar las fuerzas democráticas una mayoría en la Asamblea Nacional, “no la van
a entregar”? ¿Qué significa eso? ¿Pasarán a sabotear las potestades del órgano
legislativo, impidiendo sus labores de aprobación de leyes y de vigilancia y
control del poder Ejecutivo? ¿No “entregar la revolución” significa,
definitivamente, darle un palo a la lámpara?
Para entender la naturaleza de la
revolución chavista, es menester separar el discurso de la realidad. La
retórica oficial alega que es una “revolución socialista”, inspirada en Bolívar
(¿?), Marx y las comunidades indoamericanas, que busca defender la Patria
contra las acechanzas del Imperio y acabar con los agentes de éste en el país;
la burguesía explotadora. Para ello debe destruir el “Estado burgués” y
derrotar su expresión en los partidos políticos democráticos y en las vocerías
de la sociedad civil; la “derecha”. Así “el pueblo” -en la figura de Chávez y
ahora, de Maduro- podrá asumir todo el poder, sin restricciones leguleyas que
impiden su justo provecho de la riqueza social.
Pero la construcción del dominio
“revolucionario”, al desmantelar las instituciones del Estado de Derecho, deja
como único criterio de mando a la fuerza con que se cuenta en la estructura del
poder político, incluyendo lo militar. Sin frenos ni cortapisas legales y
habiendo sometido a los medios de comunicación, no hay límite al ejercicio del
poder que no se derive de la fuerza. Desaparece el equilibrio de poderes
autónomos, la rendición de cuentas, la irreductibilidad e inviolabilidad de los
derechos humanos y el resguardo de los derechos de propiedad.
Los “revolucionarios” alegarán que,
gracias a sus convicciones ideológicas, ese poder irrestricto se convierte en
instrumento de redención por excelencia del “pueblo”. Pero lo que se ha
conformado es una institucionalidad sujeta al arbitrio de quien manda, sin otra
acotación que no sea su capacidad de imponerse, aunque fuese legitimando sus
ejecutorias como acciones que prosiguen –supuestamente- el “bien común”. De ahí
la importancia crucial de la ideología para encubrir el ejercicio desnudo,
despótico y arbitrario del poder.
Al borrarse las fronteras entre lo que
es permisible y lo que no lo es y al no tener que rendirle cuentas a ninguna
instancia autónoma, el manejo de los recursos públicos pasa a efectuarse con
base en criterios personales. En un país en el que el Estado administra la
prodigiosa riqueza petrolera, tal arreglo es funesto. Al identificarse “el
pueblo” con la “revolución”, y ambos con el Estado y con quienes lo conducen,
el disfrute de las “mieles del poder” deja de ser objeto de crítica –como
sí lo era en los “oprobiosos y corruptos gobiernos puntofijistas”-, y tiene
aprobación moral por ser asunto de “revolucionarios”. Se instala así el patrimonialismo,
entendido como el usufructo de los bienes públicos como si fueran propios.
Es la camionetota con guardaespaldas y
chófer, los viajes al extranjero para acompañar al presidente o a un ministro,
el acceso a dólares preferenciales sin miramientos respecto a sus usos, los
generosos “gastos de representación”, viáticos, etc. Pero son también las
colitas en las avionetas del Estado, el pasaporte diplomático sin ocupar cargo
alguno de representación en el extranjero y, como es el caso de los familiares
de Cilia Flores aguardando juicio en Nueva York por presuntamente traficar
droga, poder contar con uno de los bufetes de abogados más costosos como
defensa[1].
Desde luego, la campaña electoral de
candidatos oficialistas particulares, financiada con dineros públicos y
realizada con autobuses, avionetas, espacios televisivos, etc. del Estado, es
patrimonialismo. Porque el “Estado revolucionario” es del “pueblo” y, por
antonomasia, los “revolucionarios” SON el “pueblo”. De ahí que sus recursos les
pertenecen, son de ellos, y luchan para no entregar -“como sea”- tal
“instrumento de la revolución”. De manera que bajo la prédica socialista, de
privilegiar lo colectivo sobre lo individual, son privatizados los bienes
públicos para su usufructo excluyente y discrecional por parte de quienes
detentan el poder. Al resto de la sociedad –usted y yo, querido lector- se nos
discrimina de lo público.
“Тhе new class instinctively feels that national goods
are, in fact, its property, and tћat even the terms "socialist,"
"social," and "state" property denote а general legal
fiction. The new class also thinks that any breach of its totalitarian аuthority
might imperil its ownership. Consequently, the new class opposes any
type of freedom, ostensibly for the purpose of preserving "socialist"
ownership. Criticism of the new class's monopolistic
administratioп of рrореrtу geпerates the fеаr of а possible loss
of роwеr”. Djilas, M., The New
Class, Thames and Hudson, 1957, Pág. 65
Pero la retórica de un mundo mejor, que
cautivó a tantos en su momento, no solo encubre al patrimonialismo.
El usufructo discrecional de los recursos del Estado permite también apoyar, al
margen de la ley, una vasta panoplia de “negocios”, desde el narcotráfico, los
sobreprecios en las compras y contrataciones, las comisiones para la entrega de
dólares, el lavado de dineros ilícitos y mucho más. Tampoco esto agota lo que se
defiende como “revolución”.
El abatimiento de toda norma de
convivencia y de respeto a lo ajeno –la anomia- en aras de imponer la lealtad
como único criterio de conducta a premiar, se ha traducido en el
“apoderamiento” de malandros de toda laya, bien en la forma de “colectivos” con
patente de corso por autodenominarse “revolucionarios”, pasando por las “zonas
de paz” negociadas por “papi-papi” con bandas criminales, hasta el emporio
hamponil que manejan con impunidad los pranes desde las principales cárceles
del país, con la anuencia de las autoridades “competentes” (¿?). Todos ellos
son dolientes de la “revolución”.
Finalmente, la impunidad con que mucho
enfermo en posiciones de poder se ensaña contra figuras prominentes de la
oposición, como es el caso del coronel nazi dedicado a atormentar a Leopoldo
López y a su familia -Homero Miranda al mando de la cárcel de Ramo Verde-,
también es parte de esa “revolución”. Es el cariz propiamente fascista del
poder desembozado, sin respeto alguno por los derechos humanos, que tanto ha
caracterizado a las ejecutorias desde el poder.
En fin, invocando el sueño redentor de
los humildes que logró la identificación de muchos ante el deterioro de la
partidocracia adeco-copeyana -y que todavía tiene adeptos-, se cuela una
corporación mafiosa que es lo que, verdaderamente, Maduro, Cabello y los suyos
juran “no entregar”. Y mientras no corramos el velo del discurso idealizado
para exponer la podredumbre que se esconde detrás, seguirá obrando, como toda
ideología, como poderoso bálsamo que lava las conciencias de quienes han
envilecido las condiciones de vida de los venezolanos, y para habilitarlos
“moralmente” a seguir con sus desmanes.
Este seis de diciembre comenzaremos a
desmontar la estructura de complicidades que amalgama esa corporación que se ha
enseñoreado en el poder. Con un voto masivo, contundente, a favor del cambio,
la “revolución” como coartada comenzará a ser desplazada por un proyecto
democrático, libertario y de justicia social que aglutine las esperanzas de la
sociedad venezolana. El futuro pertenece a la democracia y “¡no lo vamos a
entregar!”
Humberto García Larralde
economista, profesor de la UCV
[1] Squire Patton
Boggs, frecuentemente contratado por PdVSA.
miércoles, 18 de noviembre de 2015
LOS DESEQUILIBRIOS MICROECONÓMICOS Y LOS PRECIOS “JUSTOS”
LOS DESEQUILIBRIOS MICROECONÓMICOS
Y LOS PRECIOS “JUSTOS”
Humberto García Larralde
La gente está acostumbrada a que los
economistas analicen los impactos de los desequilibrios macroeconómicos sobre
la inflación y los balances externos del país. En el caso de la Venezuela
actual, un gasto público desbordado ha generado un déficit cercano al 20% del
PIB en los últimos años que, junto a la “maquinita” del BCV, ha arrojado a la
circulación una masa enorme de dinero sin respaldo. Ésta presiona sobre una
oferta restringida de bienes y servicios, y un mercado de divisas limitado,
para empujar sus precios al alza. Este desequilibrio entre oferta y demanda se
agrava por la destrucción del aparato productivo doméstico en razón de las
políticas de control de precios, regulaciones, penalizaciones y expropiaciones
que ha instrumentado el régimen bolivariano, y ahora también por la disminución
de las capacidades de importación a consecuencia de la caída en los precios
internacionales del petróleo.
Lo que no suele airearse con igual
frecuencia son las distorsiones que estos desequilibrios causan a nivel microeconómico,
es decir, entre los agentes económicos individuales: usted y yo
como consumidor, trabajador y/o empresario. Es obvio que la inflación hincha la
estructura de costos de la producción y comercialización de bienes y servicios,
y que el incremento en el precio del dólar surte el mismo efecto en todo lo que
se importe o tenga un componente importado. Para que una empresa no quiebre,
debe subir los precios de lo que vende para recuperar este incremento en sus
costos. Y, a menos que las remuneraciones aumenten en igual proporción, los
trabajadores y empleados se empobrecerán.
Pero si estos incrementos salariales no
se basan en mejoras en la productividad, lo que ocurrirá es un impulso mayor a
la inflación, dejando atrás, fatalmente, a las remuneraciones. Se presenta un
severo y cruel desequilibrio microeconómico entre el costo
creciente de los bienes y servicios que requiere una familia para vivir
dignamente y los magros ingresos que ésta percibe.
¿Cómo ha respondido el gobierno
“revolucionario” ante esta tragedia? Agravándola con el desabastecimiento. En
vez de atacar las causas de la inflación –los desequilibrios macroeconómicos-
le coloca una camisa de fuerza a los agentes individuales para que no puedan
responder ante el problema. Como su política de acoso al sector privado merma
la productividad, los salarios reales no aumentan sino que disminuyen, salvo
para quienes ocupan altos cargos en el Estado. Para compensar por este
deterioro, el Ejecutivo les impone a productores y comerciantes precios que no
guardan relación con sus costos, para hacer que los bienes y servicios que
venden sean “accesibles” al pueblo.
Asimismo, los obliga a una serie de
regulaciones y controles sobre el manejo de inventarios, “guías” de transporte
y las relaciones laborales, que encarecen aun más sus actividades. El
consecuente cierre de negocios, caída de la inversión y merma en la oferta
interna de estos bienes y servicios pretende sustituirse, entonces, por su
importación pública, sin pagar impuestos y aprovechándose de un dólar
baratísimo pero escaso, sólo a disposición del oficialismo, para resguardar el
consumo de la población. Pero el despilfarro de los petrodólares y la caída en
los precios del crudo impiden suplir por esta vía las insuficiencias de oferta.
De manera que, al lado de la reducción del empleo productivo y las presiones
para mantener bajos los salarios para compensar los costos impuestos y poder
competir con importaciones abaratadas, se une el desabastecimiento.
Pero esta dinámica perversa la conocen
bien los venezolanos. Los bienes y servicios baratos, accesibles al pueblo por
obra y gracia de la “revolución” no lo son tanto cuando hay que aguantar horas
de cola a las puertas de los mercados, frecuentemente para encontrar que lo que
uno busca no está. O, también cuando la única forma de conseguir estos bienes
es pagando un sobreprecio –que puede ser significativo- a revendedores. Se
acentúan los desequilibrios microeconómicos porque los
salarios, ante el deterioro de la capacidad productiva doméstica y la
inflación, no alcanzan para vivir –a veces literalmente, cuando lo que no se
consigue son medicamentos indispensables o que permitan ser operado en
hospitales y clínicas. Más aún, los controles y las regulaciones interponen
obstáculos –verdaderas vallas- a la interacción fluida entre oferta y demanda,
que muchas veces son sólo superables con la garrocha de la corrupción.
Porque el resultado principal de esta
política supuestamente justiciera del gobierno “revolucionario” es una economía
que sólo funciona lubricada con corrupción. La brecha entre precios regulados y
efectivos es un filón sumamente atractivo para el arbitraje –el “bachaqueo”- de
todo aquel con “padrinos” o las conexiones adecuadas. Pero la tajada del león
corresponde a quienes tienen acceso a los dólares a 6,30 bolívares y a quienes
“custodian” las fronteras. Los incentivos para el llamado “contrabando de
extracción” son altísimos cuando el rédito se contabiliza a ratios de bolívar /
dólar “innombrables”; y la tentación para dejarse “mojar la mano” para
mordisquear en este negocio es, para muchos funcionarios, irresistible.
¡Imagínense las posibilidades que se
presentan con la gasolina que prácticamente se regala en nuestro país!
Finalmente, esta la veta que representan las oportunidades múltiples de
extorsión por parte de quienes fiscalizan el cumplimiento de los precios
“justos” y de los controles y disposiciones cada vez más draconianas que impone
el Estado. Y aquí no hemos mencionado los proventos del narcotráfico, tan
“mediático” en estos momentos, ni la lavandería de dineros ilícitos que se
disfraza detrás de negociaciones de PdVSA.
¿Por qué un gobierno que dice “defender
al pueblo” no corrige tan nefasta política? ¿Por qué no enfrenta los
desequilibrios macroeconómicos y fomenta la iniciativa privada
indispensable para poder mejorar la productividad y, con ello, cerrar la brecha microeconómica?
Obviamente, porque las políticas de control representan un negoción que ha
prohijado intereses poderosísimos que no van a despedirse, de buenas a
primeras, de semejante festín. Los “revolucionarios” en el poder todavía creen
que pueden excusarse echándole la culpa de sus desmanes a la “burguesía” y al
“imperio”. De ahí la idiotez de continuar insistiendo en una “guerra económica”
como camuflaje.
Ello se acompaña de todo un arsenal
ideológico en el cual categorías mitificadas escamotean la realidad de un
régimen de expoliación usufructuado por una oligarquía milico-civil. A los
“capitalistas chupasangre” que oprimen a un pueblo trabajador, noble e
indefenso, se une ahora la cruzada por unos “precios justos” -que sólo podrá
definir el propio Maduro (¡!)-, como parte de la puesta en escena de esta lucha
moralista entre el bien y el mal. Esta acción redentora de los “precios justos”
acaba de hacer el milagro de desaparecer los huevos, como antes hizo con la
leche, el jabón de baño y el papel tualé.
Este régimen de expoliación ha
engendrado un sistema de complicidades que ha permeado todos los poderes
públicos. El bálsamo ideológico con que se encubre busca aliviar toda
conciencia de culpa. Que muchos favorecidos del régimen depredador crean
efectivamente en estas monsergas fascio-comunistoides y se autoproclamen
“revolucionarios”, de “izquierda” y protectores del “pueblo” ante una “derecha
que busca restablecer sus escandalosos privilegios”, solo refleja el desespero
por un cobijo moralista que los ampare de tener que enfrentar la cruda realidad
de miserias que han creado. Pues que sepan estos “revolucionarios” que ese
pueblo que alegan defender ya está harto y comenzará a desmontar este sistema
de complicidades con la sólida mayoría que obtendrá en las elecciones
parlamentarias del 6-D. ¡Que no se quede nadie sin votar por el cambio!
__._,_.___
Humberto García
Larralde
economista, profesor
de la UCV
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