miércoles, 21 de junio de 2017

EL DESENLACE SE ACERCA


EL DESENLACE SE ACERCA
Humberto García Larralde

Al gran Santos Yorme,
ejemplo de luchador indoblegable,
reserva moral de la democracia

Si el objeto de una asamblea constituyente es, “transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución” -como reza el artículo 347 de nuestra Carta Magna-, su convocatoria supone que se han labrado consensos en torno a los rasgos definitorios del país que se quiere construir. Como señala Fernando Mires, es una instancia portadora de una idea fundacional: propone “formar una nueva nación”. Por tanto, debe manar del soberano y acordar las normas de convivencia entre ciudadanos y con el estado en torno a ese proyecto país para lograr su respaldo por todos.

Se trata de asentar las bases legales de un nuevo contrato social cuyos elementos deberían haberse madurado en el seno de la sociedad, que expresasen sus anhelos y valores. Si ello no fuese así, la nueva constitución quedaría sólo en el papel, sin sustento real, y sus intentos de instrumentación se convertirían en fuente de conflicto y zozobra creciente, dado su rechazo por el pueblo.

Lo insólito de la iniciativa presidencial intentada por Maduro, es pretender imponerla en contra de lo que la sociedad como un todo desea. Intenta “constitucionalizar” una tiranía. Representa, por tanto, un contrasentido, un despropósito que, por tanto, es inviable y destinado a fracasar. Se trata, en realidad, de una Asamblea Nacional Disolvente, pues busca disolver los fundamentos sobre los cuales descansa la República, cuales son que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, y que la división y autonomía de poderes es la garantía sine qua non para que se respeten los derechos humanos y civiles que son su razón de ser.

Es menester que las instituciones que sustentan el orden republicano, sobre todo la Fuerza Armada Nacional como depositaria de los medios de violencia que el Estado le confirió para su resguardo, impidan la destrucción de la República, más si ello obedece a intereses vinculados a la gerontocracia despótica foránea de los Castro. Por si hubiera dudas, el artículo 333 de la Constitución señala como deber de todo(a) ciudadano(a), contribuir a restablecer su efectiva vigencia cuando ésta dejare de observarse.

Hoy el 85% de la población encuestada defiende la actual Constitución y rechaza la Asamblea Disolvente de Maduro. El empeño de la oligarquía militar-civil de aplastar con semejante farsa a la voluntad popular, nos ha convencido de la necesidad incontrovertible de que abandone el poder. La represión salvaje de la protesta lo que ha hecho es reforzar aún más esta convicción, pues muestra que nos (des)gobiernan asesinos con los cuales es imposible convivir. Una Guardia Nacional que actúa como verdadero ejército invasor -asesina; detiene a inocentes; los atraca, tortura y/o abusa de ellos; saquea negocios y violenta hogares- pone de manifiesto la incompatibilidad del régimen militar con la nación venezolana. Remarca, además, que somos un país sitiado por órdenes que emanan de una dictadura externa, la cubana. De manera que no hay vuelta atrás: con Maduro se acaba el país, se acaba el futuro.

Pero Maduro acelera su suicidio insistiendo en una constituyente corporativa que sólo podrá implantarse desatando una mortandad terrible. Independientemente de la crueldad, depravación y sevicia mostrada por algunos Guardias Nacionales contra manifestantes pacíficos en múltiples videos -ya van más de 70 asesinatos-, la Fuerza Armada como un todo no puede estar dispuesta a echarse encima el costo de semejante horror. Se reportan crecientes pases a tribunal disciplinario de militares indispuestos a acompañar la sangría ordenada por Maduro y sus cómplices, así como “run runes” de altos oficiales -tenidos como chavistas- disgustados con su rol de perpetuadores de un régimen que se ha desnudado para revelar el tradicional gorilismo militar de Pinochet, Videla, Somoza, Stroessner y los de su calaña.

La oligarquía fascio-militarista que encabeza Maduro ha mostrado, de manera más que fehaciente, su desdén por la suerte de los venezolanos. Sabiendo que sus políticas han sumido a los venezolanos a los peores padecimientos de hambre y de muertes por falta de atención médica que recuerda la historia moderna, se niega a rectificarlas. Enterada de que es posible reactivar la economía en un muy corto plazo, generar empleo productivo, detener la inflación y recuperar los niveles de bienestar que destruyó -porque los economistas se lo venimos indicando desde hace tiempo ya-, se niega a instrumentar las medidas para ello, pues implica ceder control y abdicar de las oportunidades de lucro que ello ofrece. La contraposición de los intereses de esta oligarquía con los de los venezolanos se manifestó ya, claro está, con el saboteo del referendo revocatorio y de las elecciones para gobernadores en 2016, y se reitera trágicamente con la brutal represión de quienes simplemente están exigiendo sus derechos ciudadanos, entre otros, de manifestar en Caracas, como hacen (porque se les permite) los fascio-Maduristas.

En anteriores oportunidades he hecho referencia a la vocación fascista por una conflagración final que “limpiase” la sociedad de la maldad que, para ellos, representa quienes se les interponen a sus ansias de control absoluto. Y, como nos lo recuerda Lord Acton, si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente. De ahí el comportamiento tan desalmado, inhumano e infeliz exhibido por quienes hoy constituyen una mafia expoliadora, sin control ni medida, atrincherada en los nodos decisorios del estado. Sus inmensas fortunas las han acumulado, tristemente, gracias a la creciente miseria del resto de los venezolanos, pues en su afán de lucro destruyeron una economía que, en vez de crecer, decrece.

Para esta mafia no hay término medio ni posibilidad alguna de entendimiento con las fuerzas democráticas: o todo o nada, winner takes all. Reducida a una secta fanática, sin apoyo popular, está dispuesta a inmolarse en una confrontación definitiva, porque sabe que sus crímenes no tienen perdón. Y en su desespero por cogerse todo y aniquilar a la oposición, precipita -con su Asamblea Disolvente- el desenlace final que habrá de sacarla del poder. Basta recordar la locura de Hitler, recogida magistralmente en la película “La caída”, invocando batallones inexistentes desde su bunker contra las tropas soviéticas que entraban a Berlín, para finalmente sucumbir con insultos a la población germana -deseándole lo peor- por no haber estado a la “altura” de sus designios.

La suerte del pueblo venezolano, su bienestar, es lo menos que le preocupa a Maduro. En su fuero interno, sabe que él representa el anti-país, contrario a los anhelos básicos del pueblo, a sus valores democráticos y a sus deseos de vivir dignamente en libertad, a su espíritu libertario, su sentido de justicia y su afán de superación. Ya no le sirve cobijarse en una retórica izquierdosa redentora y patriotera, porque de tanto abusar de ella, de la mentira y las promesas incumplidas, ya nadie le cree. No hay vuelta atrás, o sale -con su camarilla de cómplices- o sale. Esto lleva a hacer lo humanamente posible por terminar de resquebrajar el apoyo que todavía tiene, sobre todo de ese sector vil de militares que insultan a la Fuerza Armada con su proceder: “Maldito el soldado que empuñe su arma contra su propio pueblo”

El mayor reto de las fuerzas democráticas opositoras es aislar a la camarilla fascista que expolia el país y ganarse a aquellos chavistas no comprometidos con las mafias que controlan el poder para rescatar el orden constitucional. Su futuro como opción política en el marco de pluralidad democrática a instaurar, está en juego. Si no se desmarcan abiertamente del horror que representan Maduro y sus cómplices, el costo de la transición democrática será mayor, más sangrienta, pero igual ocurrirá. ¿Para qué cargar con el karma de ser señalados como culpables de ello? ¿Por qué hipotecar toda posibilidad de ser reconocidos como fuerza política legítima? Y a los militares, si quieren volver a granjearse el respeto de los venezolanos y dejar de ser vilipendiados como una cruel e inhumana fuerza de ocupación, deben hacerle ver contundentemente a la mafia fascista que no tolerarán más crímenes contra los venezolanos y obrar activamente por el regreso al orden constitucional sobre la cual descansan nuestras instituciones republicanas.

¡No a la Asamblea Disolvente de Maduro!
ANEXO

La iniciativa de Maduro quebranta el ordenamiento jurídico del país[1]. Viola la letra y el espíritu de los artículos 347 y 348 de nuestra Carta Magna y, al pretender obviar la necesaria consulta por intermedio de sendos referendos sobre la convocatoria de la ANC, de sus bases y para aprobar la nueva constitución -una vez redactada-, desconoce absolutamente el fundamento principal de todo estado democrático, cuál es que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, como lo afirma tajantemente su artículo 5°. Asimismo, viola lo dispuesto en su artículo 63[2] al transgredir todo sentido de proporcionalidad en el voto y al proponer que la elección de los delegados -en el caso de la representación sectorial- no sea universal ni directa, si no de 2° grado. Plantea, más bien, una representación corporativa reminiscente del estado corporativo fascista de Mussolini o de la cámara corporativa falangista de Primo de Rivera, que asegure el control por parte del oficialismo. Su fin, confesado por sus mismos promotores, es remover a la Fiscal General y acabar con la actual Asamblea Nacional, contrapesos institucionales que estorban las ansias desmedidas de poder y de riqueza de la oligarquía que hoy ocupa el poder. El Estado Comunal que, supuestamente, resultaría de esa ANC establecería unas estructuras de gobierno, que sustituirían alcaldías y gobernaciones por Comunas y Ciudades Comunales designadas por elecciones de 2° y 3er grado, eliminando el voto directo y universal. Asimismo, establecería una economía comunal que sólo podría subsistir con transferencias de renta desde el Ejecutivo y que significaría el empobrecimiento aun mayor de los venezolanos.

Para la Asamblea Disolvente de Maduro se elegirán 364 delegados, de 500, uno por cada municipio, salvo aquellos que son asiento de capitales de estado (elegirán 2), y del Distrito Capital (elegirá 7). Municipios pequeños son equiparados con otros 20 y más veces superiores, comprimiendo la representación de los estados más poblados y sobre-representando áreas rurales, en las que la influencia del gobierno -a veces el único empleador o fuente de servicios y provisiones- es preponderante. Por otro lado, habría 173 constituyentes elegidos por 8 sectores ya definidos por el presidente: trabajadores; campesinos y pescadores; estudiantes; personas con discapacidad; pueblos indígenas; pensionados; empresarios y comunas; y consejos comunales, cuyos respectivos padrones electorales lo definirían organismos controlados por el PSUV. Otros 8 serán nombrados por comunidades indígenas. El padrón electoral de estos sectores lo controlan organismos corporativos identificados con el Madurismo. Ya se registran críticas de Maduristas de base respecto de la imposición, desde las alturas del poder, de quiénes-“democráticamente”- deben ser los delegados a elegir.


Humberto García Larralde
economista, profesor de la UCV
21 junio 2017


[2] Art. 63 CRBV: “el sufragio es un derecho (que) se ejercerá mediante votaciones libres, universales, directas y secretasLa ley garantizará el principio de la personalización del sufragio y la representación proporcional”.

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martes, 13 de junio de 2017

JUDÍOS DEL SIGLO XXI



JUDÍOS DEL SIGLO XXI
Luis Marín

Los chavistas “somos los nuevos judíos del siglo XXI, que persiguió Hitler. Así somos. No llevamos la estrella de David amarilla aquí (…) llevamos el corazón rojo de ganas de luchar y de pelear por la dignidad humana y los vamos a derrotar a estos nazis del siglo XXI, a estos fascistas”, declaró Nicolás Maduro por televisión, para sorpresa de quienes creían que ya no podría sorprender a nadie.

La verdad es que los judíos del siglo XXI viven en Israel, el Hogar Nacional Judío y cerca de dos tercios en la Diáspora, principalmente en EEUU, Canadá, Francia, Argentina, Rusia, Reino Unido, Sudáfrica y crecientemente en Australia, alcanzando recién el mismo número que existía antes de la destrucción de las comunidades judías europeas en la Shoá.

Y cada vez menos en Venezuela, donde la pequeña comunidad de alrededor de veinte mil almas se redujo a menos de la mitad durante este proceso y en Cuba, en que apenas quedan quinientos, en los países musulmanes tienden a cero y ninguno en los países árabes.

Es improbable que alguno sea chavista considerando que, sea lo que sea que se entienda por eso, si se juzga por los actos y dichos de Chávez, entonces, uno de sus rasgos esenciales es el antisemitismo visto que éste rompió relaciones con Israel maldiciéndolo y se paseaba extrañamente agarrado de manos con Mahmud Ahmadineyad, quien se propone “borrar a Israel del mapa” anunciando que esto “ocurrirá pronto”.

La segunda parte también es falsa además de vergonzosa porque en verdad el nazi-fascismo fue derrotado en 1945 sin que Venezuela disparara ni un tiro. Medina le declaró la guerra a Alemania al final, simbólicamente y pensando más en su propia supervivencia política ante el triunfo de las democracias que por hostilidad hacia el Eje, al contrario, es fácil rastrear la simpatía de los cuarteles hacia el militarismo prusiano, ni en balde su régimen sobrevivió al cese del fuego apenas un mes antes de ser derrocado por “la revolución de octubre”.

Por un lado resulta tranquilizador saber que la suerte del mundo libre no depende de países como Cuba o Venezuela que con seguridad no le aguantan ni un round a los auténticos nazi-fascistas, que en la vida real fueron derrotados por su archienemigo EEUU; por el otro, no deja de ser embarazoso imaginar qué pensaran los neonazis viendo a unos dictadores pintorescos de paisitos tropicales, donde hay monos y cocoteros, bravuconeando que van a derrotarlos, nadie sabe cómo ni con qué.

La aparente motivación de la botada de Maduro es una modalidad de manifestación de los venezolanos en el exterior que consiste en señalar a funcionarios o beneficiarios de su régimen que se encuentran en el exterior para que no pasen desapercibidos y que se ha dado en llamar “escrache”.

Esta expresión probablemente provenga del inglés “scratch”, lo que antes se decía “rayar”, esto es, exponer a alguien públicamente de manera que podría resultar  incómoda o dañina para su reputación.

La conexión urdida entre estas manifestaciones con la historia judía es temeraria; pero da para fundar una escuela de interpretación socio política porque, aunque los que practican el escrache sean millones de venezolanos expatriados, basta con identificar entre ellos a un solo judío para que aquel se convierta en un factor en la guerra global contra Israel.

Es un hecho palmario que la única comunidad emplazada por el régimen a pronunciarse sobre esta práctica es la comunidad judía de Venezuela, que así lo hizo, siendo igualmente evidente que estas manifestaciones son masivas, por ejemplo, en España y ninguna comunidad española, que hay tantas, vascos, gallegos, catalanes, canarios, etcétera, ha sido emplazada a pronunciarse, no lo han hecho, ni nadie cree que deban hacerlo.

El Pueblo Elegido, llaman a los judíos; con raro humor se quejan diciendo si, de vez en cuando, no podrían elegir a otro.

JORGE RODRÍGUEZ COMO EDUCADOR

JR junior también le dedicó un programa de televisión a denunciar el incidente de su hija Lucía ocurrido tan lejos de las tribulaciones del Municipio Libertador como pueda estar el balneario Bondi Beach, en Sídney, Australia. El único interés de su exposición reside en servir de ejemplo para ilustrar la mecánica del discurso y pensamiento, si puede llamarse así, con que la izquierda global asume el antisemitismo.

Aunque el incidente involucra varias personas, JR jr se concentra en una sola, enfatizando su condición judía, Deborah Goldberg Solomovic, que expone en foto desplegada y califica  como, “la agresora de Lucía, de manera paradójica y terrible hizo con mi hija lo mismo que los nazis hicieron con sus abuelos en las calles de Múnich, de Berlín, en la década de los 30, 40. Comenzaron así, a hacer lo que ella hizo con Lucía”, y luego enumera una larga serie de agravios que evidentemente su hija no ha sufrido ni podría sufrir, menos de parte de la señora DGS, hasta llegar al exterminio.

Lo que interesa destacar de esa cháchara repugnante y absurda es la inversión subrepticia y desquiciante que troca a los judíos de perseguidos en perseguidores, que los convierte en perpetradores en lugar de víctimas del Holocausto. Esta horripilante tergiversación es un tópico de la izquierda global que en todo el mundo, desde el medio oriente a la Patagonia, equipara, iguala y sustituye la Estrella de David con una esvástica, que llama al Estado de Israel “Estado-nazi”, que identifica sionismo y racismo, dice que Israel trata a los árabes como los nazis los trataron a ellos, etcétera.

Pero no se detiene, agrega que “es una persona pudiente, con dinero, sus familiares tienen mucho dinero, la mayor parte hecho aquí en Venezuela, ahora en cuentas en el exterior”; el manido tópico del judío rico, acaparador de las riquezas del mundo que, por cierto, también remachaba Chávez constantemente y del que ningún antisemita puede prescindir.

Aquí comienza a desbarrar: “abandonó Venezuela en el año 2006 (no sabe si eso fue hace diez u once años), pero se considera con el atributo de agredir personas”. Un lapsus de JR jr que asoma la idea de que quienes no abandonaron el país en 2006, lo cual es su caso, sí tienen “el atributo de agredir personas”, atributo cuya existencia ignorábamos.

Y no se detiene: “Nosotros aquí jamás mostraremos fotos de niños”, y subraya: “Jamás”. Acto seguido, exhibe una foto de niños (esto es muy raro, incluso en un psiquiatra). “Sólo que esta es la foto de DGS ‘niña’ con su mejor amiga, Lilian Tintori”, también ‘niña’. Sigue otra foto de niños con Franco Tintori ‘niño’ que es imposible saber qué tenga que ver con esto ni cómo JR jr justifica su exposición en pantalla, sin esos pudorosos parches o borrones que acostumbran los vigilantes de la LOPNA.

“No sé si podemos ver el video de la agresión” y muestra el video; pero sin audio con lo que parece una pantomima incomprensible, maniobra inútil porque cualquiera que tenga interés lo puede ver por Internet aunque no, claro, la audiencia de JR jr en VTV.

¿Qué dice el audio suprimido por JR jr?

 “¿No te duele estar aquí? ¿Cómo te están pagando a ti? ¿Quién te está pagando? Lucía: ¿Dónde está Leopoldo? Llama a tu tía y que nos diga dónde está Leopoldo, ¿Ah? ¿Tienes miedo? Muy bonito, vivir en Bondi, mientras a todos los estudiantes los están matando. ¡Responde, responde! Porque por culpa de tu papá hay gente muriéndose, ¿oíste? Eso va a caer en tu conciencia, yo te entiendo; pero tienes que responder. Tienes el deber como venezolana de responder. Déjala en paz, déjala en paz.”

¿Cuál es la agresión? Agresión es acometer a alguien violentamente con la intención de matarlo, herirlo o causarle grave daño, en forma injusta y sin provocación suficiente.

Demasiado decentes fueron, porque cualquier venezolano promedio hubiera aderezado esas preguntas con varias groserías (cualquiera puede añadir las que prefiera); si hubiera sido una árabe palestina, que ellos tanto defienden, la apuñala; un colectivo, la acribilla a tiros; un policía nacional, le dispara una salva de perdigones en la cara; un guardia nacional, una bomba lacrimógena al pecho; el rinoceronte la atropella y le pasa por encima; la ballena le destroza los órganos internos con un chorro de agua a presión. Eso sí son agresiones.

Y este es el quid de la cuestión: JR jr se presenta ante los venezolanos con una pose de dignidad ofendida, de padre abnegado preocupadísimo por la felicidad, seguridad, en fin, por el futuro de su hija; pero no advierte el ultraje que esto significa para millares de hogares venezolanos devastados por las pérdidas de sus hijos, asesinados y torturados por las fuerzas públicas regulares e irregulares del régimen que él representa.

Además de los pecados capitales de tergiversación y omisión JR jr incurre en una monstruosa falta de sentido de las proporciones: las preguntas a su hija hechas por DGS, pero simbólicamente por cualquier venezolano, lo ofenden al punto de compararlas con el Holocausto; pero no dedica ni un minuto de su programa a las trescientas cincuenta mil víctimas mortales del proceso, ni a dos millones y medio de venezolanos desplazados que se manifiestan en el exterior, como no sea para insultarlos y descalificarlos.

Este es un rasgo de la personalidad psicopática que causa perplejidad en los criminólogos, la absoluta falta de empatía del criminal respecto de sus víctimas; pero está demostrado que así como el ladrón pretende que se respete su derecho a la propiedad recién adquirida, el asesino contumaz se aferra al Derecho y todas las garantías legales cuando es aprehendido, reclamando para sí aquello que niega a los demás.

JR jr y su hermana Delcy justifican sus actuaciones con que su padre JR sr fue asesinado por la policía el 25 de julio de 1976, como si los venezolanos tuvieran la culpa y ellos una deuda que cobrar indefinidamente. Dicen que fue “la derecha fascista”; pero no, fue el gobierno socialdemócrata de Carlos Andrés Pérez, adscrito a la Internacional Socialista.

Es una magnífica ironía que un gobierno de la Liga Socialista es el que más ha reprimido, torturado y asesinado en toda la historia de Venezuela.

FASCISMO Y BOLIVARIANISMO

La oposición oficial ha logrado el hecho extraordinario de que haya jóvenes en las calles luchando contra esta “dictadura fascista”. Esta situación incomprensible admite la sencilla explicación de que hay demasiados comunistas genéticos en sus filas a quienes les resulta poco confortable luchar contra el régimen si lo toman como lo que es, castro-comunista, en lugar de encubrirlo con esa cómoda fantasía.

Hay que hacer maromas intelectuales y echar mano de artificios dialécticos para demostrar lo indemostrable, aprovechando lo que el militarismo ramplón tenga en común con el fascismo mussoliniano; pero más importante es lo que no se quiere ver, su nexo filial con el régimen de Castro del que puede decirse cualquier cosa pero no dudarse que sea comunista.

Habría que advertir al Foro de Sao Paulo, del que es miembro fundador; así como revisar sus alianzas con el FSLN de Nicaragua, FMLN de El Salvador, el MAS de Bolivia, las FARC, ELN de Colombia, Tupamaros de Uruguay, con la ETA, PODEMOS, IU de España, hasta la OLP que o bien todos están muy equivocados o todos son filo fascistas.

Pero lo más crudo e importante es lo que no se quiere ver en el país: el PUSV, PCV, la Liga Socialista, PODEMOS, PRV, MEP, facciones de Bandera Roja en la que, por cierto, milita Tibisay Lucena y una larga lista de micro partidos y organizaciones armadas como el FBL, Tupamaros, La Piedrita, Alexis Vive, todos del Polo Patriótico de gobierno, pueden ser lo que sea ideológicamente pero, ¿cómo puede alguien creer que sean fascistas?

La verdad es que hay comunistas sinceros en la oposición que parecen empeñados en combatir al régimen y al mismo tiempo salvar la franquicia socialista para un futuro en que habrá un socialismo auténtico, el que ellos sueñan porque éste, el real, es una falsificación.

Exactamente como si un falangista nostálgico dijera que Franco es un dictador comunista para salvar al falangismo de la mala prensa que hoy todo el mundo le dispensa.

Así pasa con el bolivarianismo que se resiste tenazmente a salir del discurso opositor, a pesar de que los mismos idólatras de Bolívar les preguntan, incluso desde el exterior, qué puede tener esta República de “bolivariana” si Bolívar mandaba a huir del país donde uno solo detenta todos los poderes porque es un país de esclavos.

Asimismo personas espontáneas preguntan humildemente por la radio porqué llaman bolivarianas a unas bandas criminales, que están atropellando y robando al pueblo, que si eso no es mancillar el nombre de El Libertador.

Otra vez la respuesta cierta es la más sencilla: porque el bolivarianismo es un engranaje del discurso del que no pueden prescindir porque les fallaría la transmisión. Un sector de la oposición oficial está más preocupada en atraerse a los supuestos chavistas light y a cierta logia militar “bolivariana” que de ofender a los opositores radicales.

El bolivarianismo es un truco que abusivamente usó Chávez para revestir a su movimiento de una dignidad que no tiene. Eso nunca debió permitirse y debe prohibirse en el futuro, si es que quieren mantener a Bolívar como un símbolo de identidad nacional.

Desafortunadamente, la jerarquía militar que toleró las conspiraciones de Chávez, que lo dejó actuar y nunca lo detuvo cuando pudo hacerlo, les concedió ese mérito y para referirse a ellos decían “por ahí andan los bolivarianos” lo que en los cuarteles equivale más que a darles la razón, santificarlos.

Por una suerte de dialéctica histórica, quienes se empeñan en el bolivarianismo lo están desterrando del futuro como una peste de la que nadie querrá volver oír hablar; en cambio, desvinculándolo de este naufragio, quizás tenga algún lugar en el mundo por venir.

La idolatría es el primer y más grave pecado, incluso para los ateos.


Luis Marín
11-06-17

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domingo, 11 de junio de 2017

LA GUERRA POPULAR

Oswaldo Guayasamin
El grito


LA GUERRA POPULAR
Humberto García Larralde

La “Guerra popular” es uno de los mitos favoritos de los “revolucionarios”. Es una figura de raigambre rural, reminiscente de guerras campesinas contra crueles terratenientes. En el imaginario comunistoide, se invoca la gesta del octavo ejército de ruta durante la Gran Marcha liderada por Mao Dzedong, o la guerra del Vietcong contra la ocupación estadounidense de lo que era Vietnam del Sur. En Venezuela, la mitificación de Ezequiel Zamora (“General de hombres libres”), hizo de la batalla de Sta. Inés un antecedente “popular”, anti-oligárquico, de la lucha anti-imperialista, que tanto provecho le sacó el “eterno”. Una muestra de hasta dónde llegó lo ridículo de este afán, se aprecia en laamenaza de Chávez en 2006 a eventuales invasores yanquis en su programa Aló Presidente Nº 251:

Por allá (en Bolívar) un capitán, ¿saben lo que me dijo?... Comandante, tengo 500 indios que lanzan unas flechas y le ponen en la punta el veneno ese, curare. … Esos indios no pelan a 200 metros. La flecha hay que lanzarla con viento a favor y el indio sabe cómo es. Yo no he tenido tiempo de practicar, pero voy a hacerlo con arco y flecha. Si a algún gringo invasor hubiera que meterle un flechazo aquí (señala con un dedo en el cuello), con curare del bueno, en 30 segundos usted está listo querido gringo, usted estaría listo. (…) Con arco y flecha los indios tuvieron en jaque a los españoles durante siglo y medio desde las montañas que rodean a Caracas, ideales para la guerra de resistencia…”[1]

Lo cierto es que la fulana “guerra popular” entró a formar parte de la doctrina militar de nuestra (¿?) Fuerza Armada. ¿Y cómo se ha preparado el contingente castrense para esta eventualidad?

La evidencia nos indica que, entre los preparativos de la “guerra popular” en Venezuela, está la importación de tanquetas nuevecitas, equipadas con paneles que cierran calles y con dispositivos bélicos; “ballenas” capaces de arrollar y lesionar personas con chorros de agua a altísima presión; bombas lacrimógenas a montón, mejor caducas para mayor efecto tóxico; escopetas que disparan estas bombas y todo tipo de proyectiles metálicos; bastones y cachiporras; e indumentaria de tortugas ninja, con escudos de flexiglass, que protegen a los valientes guardias contra viejitas y jovencitos desarmados. En contraste, se prohíbe la importación privada de máscaras antigás, cascos y otros bienes que pudiesen ser usados por aquellos desalmados que pretenden protegerse de los “gloriosos” GNB. Porque la guerra en que se viene preparando la Fuerza Armada es “popular” porque es contra el pueblo.

Entre las tácticas de esta guerra contra el pueblo está el cierre de muchas estaciones del metro para incomodar a los caraqueños, el bloqueo de calles para impedir el desplazamiento de automóviles y buses, y la destrucción de puentes a la autopista que el mismo gobierno construyó hace poco para aliviar el congestionamiento vehicular. Todavía peor son las arremetidas, disparando y lanzando bombas lacrimógenas indiscriminadamente, contra edificios residenciales y barriadas populares, en las que someten a sus pobladores -incluyendo ancianos y niños- a asfixias y atropellos crueles. En estas salvajadas no se salvan centros comerciales y clínicas, ni los heridos (y enfermos) ahí atendidos.

Para estos militares (y PNBs) depravados, el ciudadano se ha transformado en objetivo de caza. Todo es válido. Alimentan sus escopetas con metras de metal, tornillos y clavos para que la investigación balística no sepa con qué arma fue asesinado un manifestante. Saquean negocios y apartamentos, abusan de mujeres a quienes detienen y les roban celulares, dinero y otras pertenencias como “trofeo de guerra”. Amparan y alientan a colectivos de sicópatas armados -los fascii di combattimento de Maduro- para asesinar y perseguir a quien pueda asomarse a protestar por sus derechos, y colocan francotiradores agazapados en azoteas de edificios cercanos a donde han sido convocadas protestas, para que el trabajo sucio no les sea achacado. Detienen arbitrariamente a cualquier manifestante y lo someten a juicio militar por “asalto a centinela”, “ofensa a la fuerza armada” u otras ridiculeces. Por último, torturan a detenidos y los vejan con todo tipo de crueldades y bajezas, como si se tratara de saldar afrentas entre caudillos montoneros del siglo XIX.

Y uno se pregunta, ¿son éstas “nuestras gloriosas fuerzas armadas”? ¿Las que supuestamente son “herederas del Ejército Libertador”? La crueldad y malicia exhibida por muchos de los Guardias y/o Policías Nacionales contra los muchachos, capturados en tantos videos, desafían toda comprensión. Al comienzo, se corrió la especie de que eran cubanos disfrazados. Luego, que la ministro Varela había soltado a criminales para lanzarlos, vestidos de Guardia, contra los manifestantes. Tristemente, la verdad es bastante más fea: son venezolanos egresados de escuelas militares “bolivarianas”. ¿Cómo fueron formados? ¿No tienen familia, madre, hijos? ¿Viven en Marte para no entender lo que está pasando?

Auxilia a nuestras mentes perplejas la explicación de Hannah Arendt sobre la terrible banalidad del mal. Pero es menester algunas precisiones referentes a la situación venezolana actual. Toda empatía con la población venezolana objeto de estas atrocidades ha sido deliberadamente destruida descalificando a los manifestantes como “desestabilizadores de ultra-derecha”, “traidores” o, incluso, de “fascistas”. Los conceptos en sí no importan -estos criminales ignoran su significado- sino su uso como etiquetas hacia donde canalizar el odio. ¿Qué sentido tiene, para un proyecto tan primitivo y retrógrado como el de Maduro, descalificar a otros de “ultra-derecha”? ¿En qué mente cabe que los “fascistas” son los que salen a manifestar pacíficamente y no los gorilas que los reprimen salvajemente?

Como en el caso nazi, el uso de epítetos denigratorios sirve para quitarle todo viso de humanidad al otro, degradarlo de manera de facilitar su aniquilación. No hay fundamentación racional de tan brutal represión, sino ponzoñosos resentimientos viscerales. Se atropella, no gente de carne y hueso, sino a la expresión del mal, a los “terroristas” que quieren destruir la “revolución bolivariana” y que, por ende, traicionan a la patria.  

Visto así, la Guardia Nacional asume la función de ejército de ocupación en urbanizaciones y barriadas, conquistadores de un territorio en el que residen pobladores enemigos que constituyen un peligro y que es menester aplastar. P’al carajo la admonición del Libertador, “Maldito el soldado que empuñe su arma contra su propio pueblo”, pues no pertenecemos, no somos pueblo sino habitantes extraños. De ahí que para ellos pierde todo sentido lo dispuesto en el artículo 68 de la constitución:

“Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestar, pacíficamente y sin armas, sin otros requisitos que los que establezca la ley.

Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas. La ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el control del orden público.”  

Ese es el cruel legado de los simbolismos maniqueos que animan ese odio para defender, a sangre y fuego, a la oligarquía expoliadora que ha destruido a Venezuela. “Justifica” el uso de los medios de violencia del estado para aplastar las garantías constitucionales y librar una guerra de rapiña contra el país. ¿Es ésta la “guerra popular” con que se caen a embustes en los cuarteles para disfrazar sus semejanzas con los Pinochet, Videla y Somoza, que tanto han azotado el continente?

Generales Benavides, Reverol y González López, son demasiadas las evidencias, testimonios y videos de las atrocidades cometidas. ¿Detrás de qué clichés “revolucionarios” van a intentar esconderse para negarlos y evadir sus culpas? Y usted, Gral. Padrino López, no basta con haber reconocido, ¡al fin!, que la Guardia Nacional comete atrocidades. Si no procede en consecuencia a imputar a los esbirros responsables por asesinato y/o graves violaciones a los derechos humanos y a desmarcarse de este régimen fascista, usted también es cómplice. ¿Hasta cuándo defender lo indefendible?

Humberto García Larralde
Economista,  profesor de la UCV
humgarl@gmail.com
11 junio 2017


[1] Citado en el artículo de Pedro Llorens, “Usted está listo, querido gringo”, El Nacional, Pág. A-8 02/04/06.



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LA INEFICACIA DEL ANTICOMUNISMO EN LA REBELIÓN

Rene Magritte
El falso espejo


LA INEFICACIA DEL ANTICOMUNISMO
EN LA REBELIÓN
Carlos Hermoso

La circunstancia venezolana resume esa combinación propia del teatro griego, tragedia y heroicidad. Lo que da para muchas cosas. De eso se vale el gobierno para mentir de la manera más descarada, en medio de un cerco mediático muy propio de las dictaduras. Es que día a día se presentan episodios difíciles de ser soslayados. Bien porque se trata de eventos inéditos. Bien porque la lucha da pie para que aparezca uno que otro acto de valentía inédita en su forma individual o colectiva. Sin embargo, en medio del barullo armado por la rebelión democrática, se afianza la disposición de la gente de salir del régimen. Ambiente que permite elevar la conciencia, sobre todo para dibujar un mundo mejor. Sin embargo, no faltan los vacilantes y quienes aprovechan para tergiversar muchas cosas del presente para cuidarse su futuro.

No puede, por tanto, faltar el anticomunismo. De manera exprofeso, uno que otro intelectual burgués aprovecha la circunstancia para meter la cuña anticomunista. Al punto de que tiende a ser virulenta la cosa. Eso preocupa, aunque es natural. Preocupa ya que siembra temor entre quienes se identifican con esa perspectiva. Le resta fuerza al movimiento. Confunde. Tumba puentes en vez de construirlos hacia aquellos sectores descontentos del chavismo que creyeron en algo la fraseología de marras. Identifican la alternativa frente al revisionismo chavista con posiciones fascistas. Sectarias. Anticomunistas pues. Luego, se aleja.

Parecen conjugarse ignorancia en relación con el concepto del socialismo y el comunismo, con la clara supina intención de atacar el comunismo. Dando como resultado las más absurdas ideas acerca de su "realización" en Venezuela.

De allí que terminan por favorecer al régimen. Saben que nada tiene de socialista el chavismo. Menos de comunista. Que siempre han estado interesados en que sean así tildados. Ubiquemos que el revisionismo es apenas de palabra socialista. De hecho es capitalista. Pero, habida cuenta de que la palabra socialismo supone una idea de justicia e igualdad, lo que es una aspiración natural de la gente, saben de su eficacia política.

Mientras, realizaron la política que demanda el capital financiero, al punto de darle rango constitucional a aspiraciones como el igual trato a los capitales establecido en el artículo 301 de la bolivariana. Qué decir de los artículos que fuerzan al equilibrio fiscal mediante deuda pública. Así, todo el capítulo II de la constitución forma parte de tales demandas de la oligarquía. Más nítido todavía resultan los acuerdos de doble tributación que eliminan el principio de territorialidad para el pago de impuestos, dizque para estimular la inversión extranjera.

La política económica es clarísimamente liberal como para llamarlo comunista. Eso de los controles y las expropiaciones no son contrarias a los principios liberales. En el primer caso, apenas son medidas que garantizan la demanda para el producto importado y derruyen el aparato productivo interno para dar cabida al importado. Igual sucede con las expropiaciones sólo que se agrega que termina siendo un mecanismo de chantaje a los productores. Pero nada de eso es comunismo ni socialismo.

Suponemos que la eficacia política puede ser cuantificada. Se habrán percatado que el anticomunismo no rinde lo que esperan. Sin embargo, parece realizarse el cuento acerca de la naturaleza del alacrán. A lo cual debemos sumar que para la reacción nunca es malo el combate al comunismo, sobre todo en situaciones de crisis revolucionaria como la que vivimos.

Vale recordar, en medio de esta atención dos episodios históricos de magnitud mundial. En la guerra civil española ─que representa a nuestro juicio un hecho histórico cuyo desborde de pasiones es expresión de ese espíritu español que tanto incidió en el nuestro, el latinoamericano─ se resume una expresión de lo que queremos evidenciar.

Para aprovechar darle por mampuesto al comunismo, ingleses, franceses, entre otros, se hacen la vista gorda ante el golpe de estado franquista. Igual hicieron en el más grande episodio del siglo XX, la segunda gran guerra. Esperaron hasta el último momento a que los nazis llegaran a Moscú. Luego, ante la contraofensiva soviética se apresuran a llegar a Berlín. El reparto del mundo era un tanto más primitivo. Menos sofisticado. A fin de cuentas, preferían que los nazis destruyeran el régimen soviético para ellos sacarlos luego. Por eso tantas vidas les costó a la Urss esta guerra a la espera del segundo frente.

Por supuesto, hacen gala los anticomunistas de todo el andamiaje axiomático del pensamiento económico más reaccionario, mismo que ya comienza a girar en la búsqueda de nuevos relatos habida cuenta del camino que comienza a transitar buena parte del mundo capitalista. Ahora es China el principal defensor del libre mercado. Mientras, Trump reivindica la protección.

Circunstancia que conduce a que deban de hacer esfuerzos en aras de nuevos discursos apologéticos en favor del capital y el proceso de acumulación. Se hace creativo el pensamiento económico en favor del capital estadounidense. Los nuestros deberán esperar el mensaje desde los centros del poder mundial a ver cómo se acoplan.

En buena medida eso explica que quienes hacen más gala de anticomunismo, por cierto, son muchos de quienes transitaron algo de ese camino. Transfugas les dicen. O renegados. Van juntos. Son los primeros en asimilar los nuevos discursos. Se convierten en los más furibundos defensores de las nuevas ideas, siempre dentro del anticomunismo.

Son tiempos de unidad para dirigir nuestros más caros esfuerzos para alcanzar la meta de salir del chavismo. El dilema está en que, en medio de la demanda unitaria, no podemos dejar pasar un aspecto de la política que frena su construcción. Que por el contrario, la mina. La unidad y la firmeza en los principios son la garantía para alcanzar el objetivo de la rebelión democrática.

Asimismo, pintar un futuro mejor supone develar a quienes buscan llevarnos por el camino de los griegos y sus tragedias y no precisamente las de Esquilo. Esos que se esconden tras el anticomunismo para presentar la dogmática liberal como alternativa.


Millones de venezolanos nos hemos sumado a la rebelión. Millones nos hemos sumado también en la lucha por un mundo mejor. Con más democracia y amplitud, donde sean respetados los derechos humanos y el desarrollo nacional. Por estar el anticomunismo detrás de las políticas antinacionales, poca cabida tienen en la rebelión.

Carlos Hermoso
5 de junio de 2017

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