lunes, 25 de enero de 2021

ALGUNAS IMPLICACIONES DE LA DOLARIZACIÓN TRANSACCIONAL EN VENEZUELA


ALGUNAS IMPLICACIONES DE LA DOLARIZACIÓN TRANSACCIONAL EN VENEZUELA

Humberto García Larralde

 

De acuerdo con una encuesta hecha a finales del año pasado en 14 ciudades principales del país por la consultora Ecoanalítica, un 68% de las transacciones comerciales se estarían haciendo en dólares. Por esas fechas Maduro había declarado que la dolarización era de apenas el 17% y que no pensaba abandonar el bolívar como moneda nacional. Estamos acostumbrados a que el régimen inventa cifras a conveniencia, pero en este caso ambas aseveraciones no tendrían por qué ser contradictorias. Se entiende que Ecoanalítica se refiere al valor (68% del valor total transado), mientras que, con respecto al número total de transacciones, las realizadas en dólares podrían ser tan solo del 17%. De ser así, estaría indicando varias cosas: 1º., que las compras en dólares son de bienes que, en promedio, son bastante más caros; 2º., que estas compras están concentradas en las ciudades principales; y/o 3º., que el valor consumido por todos aquellos que no tienen acceso regular a las divisas, es muy reducido.

Lo que sí es inobjetable es que el régimen acabó con el bolívar como moneda. No sirve como unidad de cuenta, cada vez menos como medio de transacción y, claro está, nadie lo usa como reserva de valor. ¿Significa que la economía terminará de dolarizarse también en lo financiero y que el dólar suplantará definitivamente al bolívar? Como han pregonado algunos desde hace tiempo, ¿es ésta la mejor forma de abatir la inflación? ¿Empezará a reactivarse la economía? Ya el banco Credit Swiss anticipa para este año una ligera recuperación del PIB, en el orden del 3%, relacionado, en parte, con la mayor estabilidad y previsibilidad que otorga la creciente dolarización de las transacciones.

Hace poco argumentamos que una dolarización completa era improbable. Primero, porque en Venezuela existen muy pocas divisas para sustentar una reactivación de la actividad económica. Su monto quedaría sujeto a las reservas existentes, al saldo de la balanza de pagos y a la política monetaria de EE.UU. En segundo lugar, porque el gobierno sólo puede financiar su enorme brecha fiscal con emisión monetaria del BCV. Si se completara la dolarización, esta potestad del Instituto Emisor desaparecería. Como el Estado venezolano está en default, sin acceso a los mercados financieros internacionales, no tendría cómo financiar esta brecha y tendría que recortar brutalmente su gasto, lo que representaría una verdadera debacle política y social. Cabe recordar que el ingreso tributario está en el piso por el derrumbe de la economía y la destrucción de la industria petrolera. Finalmente, en un escenario de dolarización, el sector externo se ajusta –si el Estado no controla el suministro de las divisas-- moviendo el salario real. Saldos positivos en la B de P requerirán salarios bajos, a menos que la productividad aumente, contrario a lo que sería el objetivo de cualquier gobierno que prioriza el bienestar nacional.

Sabemos, empero, que el bienestar de la población no es preocupación que le quite el sueño a quienes están actualmente al mando del Estado. ¿Qué significa, entonces, la dolarización creciente de las transacciones, si la dolarización completa no está contemplada como política? Podría afirmarse que es el resultado inevitable de la destrucción de la moneda nacional y del abandono, por parte del régimen, de toda pretensión de imponer su proyecto económico. El gobierno entendió, como confesó Maduro, que permitir la dolarización de las transacciones, dejando el funcionamiento de la economía doméstica a la libre, sin controles de cambio o de precio, representaba una importante válvula de escape a las tensiones que se venían acumulando por la escasez y por las restricciones externas.

Pero esta dolarización transaccional habrá de modificar la dinámica económica de algunos integrantes de la oligarquía militar - civil. Las mafias clásicas buscaban lavar sus dineros mal habidos en negocios legítimos. Claro está, sus ganancias ahí eran siempre menores a las exacciones obtenidas por medios ilegales. Pero el riesgo de pasar largos años en la cárcel indudablemente influía en su decisión de buscar amparo legal para sus fortunas. Hoy, en EE.UU., muchos lujosos casinos tienen este origen.

En Venezuela, la rapiña de la coalición criminal que comanda al Estado sin duda está enfrentando obstáculos a nivel internacional en la forma de sanciones, requisitorias, congelación de activos, detenciones y otras medidas. En comparación con los años de gloria, cuando el barril de crudo estaba en USD 100 y abundaban oportunidades para parasitar la renta, el “negocio” actual se les ha puesto chiquito y con riesgos crecientes. Se les encoge el pastel a las mafias. Por otro lado, las penalidades acechan. Los incentivos por legitimar dineros amasados en sus trapisondas y saqueos estarían ahí, a pesar de que el marco legal en que operarían es más restrictivo. Las inversiones en montar bodegones en las grandes ciudades, surtidos de todo tipo de mercancía importada para ser pagada en dólares, pudieran ser una salida. Pero implicaría fricciones internas y un reacomodo de algunos intereses comprometidos con el régimen, que afectaría a sus bases de apoyo.

Siendo negocios privados que escapan, así, de las sanciones impuestas al Estado venezolano, su autonomía de acción se amplía. Podrían favorecer el restablecimiento de garantías institucionales para repatriar capitales y ampliar el mercado interno. Asimismo, podrían impulsar cambios políticos para que se les aliviasen ciertas sanciones en lo personal. Tampoco es que les interesa, empero, una economía competida, a juzgar por los precios especulativos con que cobran muchos bienes. Pero con el tiempo, estas iniciativas podrían socavar la cohesión que genera la dinámica de expoliación existente, dependiente de la estructura de poder. No compagina con la persistencia de depender del bolívar para el gasto público. En fin, sin pretender que la dolarización creciente subvierta al régimen –los privilegios otorgados seguirán negociándose a cambio de lealtad-- si parece incidir en su reacomodo interno.

Por otro lado, esta dolarización agrava la desigual distribución del ingreso que viene agudizándose bajo Maduro, siendo la de Venezuela la segunda peor de América Latina, superada solo por Brasil. Porque la cara adversa de esta dolarización transaccional es que alimenta la inflación de aquellos que sólo tienen posibilidades de comprar con bolívares. En efecto, la emisión monetaria con que el gobierno financia sus gastos impulsa el precio del dólar al alza y éste sirve de marcador de precios para las transacciones en moneda local. Si en lo formal, ello implica un capitalismo salvaje que contradice toda esa cháchara socialista, en los hechos, desnuda abiertamente una odiosa realidad en la que los que una minoría que tiene divisas vive a cuerpo de Rey, mientras que la gran mayoría, con ingresos en bolívares, languidece con unos CLAPs y unos “bonos de la patria” cada vez más escuálidos y menos frecuentes.

Como conclusión, no parece realista confiar la reactivación de la economía en esta dolarización parcial y silvestre. Como se ha insistido una y otra vez, sin un cambio radical de políticas que restablezca garantías y estabilidad a la iniciativa privada, elimine las corruptelas y logre concertar una generosa ayuda externa, la situación general del país seguirá empeorando. Esta dolarización parcial, sin embargo, estaría agudizando las contradicciones en el seno del régimen fascista. Podrían estarse asomando grietas en sus bases de sustento que deben ser aprovechadas por la oposición democrática. Una negociación inteligente que, desde posiciones de fuerza y con apoyo internacional, explote estos puntos débiles ayudaría a abrir las puertas a un acuerdo en torno a elecciones confiables. Un elemento a considerar para producir los cambios políticos que los venezolanos imploran para mejorar sus deplorables condiciones de vida. Es menester, entonces, forjar esa fuerza en el campo opositor.


. Humberto García Larralde
 economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela 
humgarl@gmail.com

 

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DÍA DE REYES


DÍA DE REYES

Luis Marín

 

Joe Biden fue certificado como 46º presidente de los EEUU “entre gallos y medianoche”, en sentido estricto, lo que no puede pasar inadvertido para ningún venezolano, por la fuerte connotación que se atribuye en este país a los eventos que ocurren en esa circunstancia.

El contexto no puede ser más sugestivo: el Presidente Trump habría ganado las elecciones del 3 de noviembre en forma abrumadora y alegado que le están robando su triunfo en una no menos avasallante operación de fraude electoral masivo, con la cobertura de los medios de comunicación que le son desaforadamente adversos.

No hay que probar la parcialidad de los medios a los que se aplica el viejo adagio “lo que es evidente no requiere demostración”; pero no hay ni uno sólo de ellos que mencione la palabra “fraude” o los alegatos del Presidente y sus seguidores sin añadir de inmediato que éstos se hacen “sin pruebas”, que son acusaciones infundadas, con lo cual no se limitan a informar sino que juzgan y condenan.

Se ha repetido mil veces y hay que seguir repitiendo que esto es montar un atropello sobre otro, porque el principio más elemental del Derecho reza que las personas deben ser escuchadas y sus reclamos justos deben ser atendidos; lo contrario, abre el camino a las vías de hecho. Por esto califican de “incitación a la violencia” cualquier alegato de fraude.

Tampoco es necesario probar la censura en los medios, no sólo contra el Presidente Trump sino contra millones de sus seguidores, porque ésta es rampante y descarada. En principio, la verdad se revela a sí misma de forma irresistible, por esto, el motivo de la censura es que la mentira no puede competir limpiamente con ella.

Hay que preguntarles a los venezolanos que niegan el fraude en EEUU y se unen al coro que clama por las pruebas, si ellos saben, conocen y les consta que en Venezuela se haya perpetrado alguna vez un fraude electoral en lo que va de siglo. Si es así, ¿cómo lo saben? ¿Dónde están las pruebas?

Ocurre que la retahíla de evidencias colectadas aquí son coincidencialmente las mismas presentadas allá, más la decisiva intervención del voto por correo, masificado por el temor al virus chino, lo que hace inexplicable el acto de presencia en manifestaciones exigiendo que se cuente hasta el último de estos votos en ausencia.

Pero las pruebas pueden ser no admitidas, desestimadas, insuficientes, al punto que no se pueda demostrar ni siquiera que el mundo exista. El comunista italiano Antonio Gramsci, que vuelve a estar en boga, decía que “el público en general ni siquiera cree que pueda haber un problema semejante al de si existe objetivamente el mundo exterior; sólo hay que plantear la cuestión en estos términos para suscitar un ataque irreprimible de risa”.

Immanuel Kant considera que la falta de una prueba contundente de “la existencia de las cosas fuera de nosotros” es el “escándalo de la filosofía” y el terreno abonado para el escepticismo. Martín Heidegger, filósofo nacionalsocialista, que comenta esta tesis de Kant, dice que más bien el “escándalo de la filosofía” es el hecho de que “se esperen y se intenten sin cesar semejantes pruebas”.

Las pruebas que se presentan en los tribunales son estrictamente convencionales, sean documentos, testimonios o experticias; por su parte los medios de comunicación no tienen atribuciones ni competencia para exigir pruebas. Deben limitarse a mostrar los hechos y declaraciones que sean noticiosos y nada más, sin juzgar, por esto la conducta que tienen es criminal, porque se burlan impunemente de la fe pública.

El fraude no es contra un Presidente derrocado, el verdadero agraviado es el electorado, 75 millones que votaron por él pero también los demás, que tienen derecho a un sistema justo, transparente y confiable. Visto que en los estados occidentales el principio de legitimidad del gobierno se basa en elecciones populares, el ataque enemigo contra éstos se dirige muy atinadamente contra el sistema electoral. Si éste pierde credibilidad, se tambalea el edificio.

En los países de Europa del Este después de la II GM los partidos comunistas impusieron su dominio exclusivo mediante elecciones caracterizadas por el fraude y la violencia, bajo el amparo de la URSS, con un esquema que vemos reproducido en Iberoamérica y EEUU, con variaciones que combinan distintas formas de lucha, articulando disturbios callejeros, guerrilla urbana con participación electoral y una propaganda insidiosa.

La supuesta toma del Capitolio es una acción de manual (capítulo dedicado al agente provocador) en que se ven claramente todos estos elementos, dándose la mano dirigentes de partido, funcionarios corruptos, elementos insurgentes y los altoparlantes de los medios, que todos, unánimemente, sin exigir pruebas, culparon al Presidente Trump, aunque es imposible establecer el móvil, en qué lo podía beneficiar una acción de esta naturaleza.

“Dime a quién favorece el hecho y te diré quién la realizó”, es una frase que en Venezuela popularizó José Vicente Rangel, no la derecha, y desde que los nacionalsocialistas incendiaron el Reichstag para acusar de ello a sus enemigos políticos, los socialistas han actuado siempre de la misma manera: culpan a otros de lo que ellos hacen.

Joe Biden, que a veces deja escapar la verdad por error o inadvertencia, como cuando confesó haber montado el mayor fraude electoral de la historia, atinó a decir que se estaba produciendo un asalto a las instituciones, algo rigurosamente cierto, porque ellos lo estaban perpetrando. Un acto dramático como la toma de La Bastilla, el asalto al Palacio de Invierno o al cuartel Moncada, que tiene el impacto simbólico que requiere toda revolución.

Lo original de la revolución americana es que se realiza mientras los revolucionarios niegan que la estén realizando, en un caso extraordinario de contra lenguaje, porque a la vez que subvierten el orden los conjurados se presentan a sí mismos como si ellos fueran los mayores defensores del establishment. Pero, ¿cómo hacer compatible el ataque al racismo sistémico de las instituciones americanas con la defensa de “nuestras” instituciones?

El problema es que la farsa no puede prolongarse, como decía Abraham Lincoln, fundador del Partido Republicano: “Se puede engañar a todo el mundo algún tiempo, a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”.

Los socialdemócratas eliminaron la elección indirecta del Presidente de la República prevista en la Constitución para imponer de facto la elección directa, tomaron por asalto al poder ejecutivo mediante la violencia y el fraude, tienen la Cámara de Representantes y el Senado, pretenden ampliar el número de Magistrados de la Corte Suprema para, con los tres poderes, adelantar su agenda globalista.

Aborto, esterilización, eutanasia, “matrimonio” genérico, uso de drogas, internacionalismo, serán la Ley de la Tierra, con lo que remozan, una vez más, las viejas consignas revolucionarias de abolir “Dios, familia y propiedad”, hasta la misma idea de Nación. El terror, censura, persecución, proscripción de quienes no se arrodillen ante el Nuevo Orden y repitan la verdad oficial es el orden del día.

Los Súper Sabios del Valle del Silicón y de la Universidad de Harvard se proponen salvar al mundo, paradójicamente, con el exterminio de la mitad de su población, al menos en esta primera etapa, porque la humanidad, más allá de toda duda, está depredando al planeta.

Los nuevos Reyes de la élite global vienen cargados de regalos, bienes y servicios supuestamente gratuitos, filántropos omniscientes y omnipotentes.

Quienes matan a Dios tiene su condena: erigirse ellos mismos en dioses.

 

Luis Marín

21-01-21


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domingo, 24 de enero de 2021

LA GUERRA IMPERIAL AVANZA




LA GUERRA IMPERIAL AVANZA

Agustín Blanco Muñoz

 

El Gran Reinicio, que parte de la “preocupación” que embarga a muchos Estados por la dura situación creada por el COVID-19, se toma como pretexto por los imperios para avanzar en el reacomodo de la dominación. Es la lucha por una nueva hegemonía. Y todo huele a guerra, destrucción y a un gran e inmenso caos. Tragedia mayor. Plena oscuridad.

El imperio yanqui tiene claro el panorama. Sabe de la contienda montada por las instancias del capital financiero del tiempo de la ‘cuarta revolución industrial’. Y en este cuadro China juega  el papel central asistida por importantes aliados. Es el bloque emergente dispuesto a confrontar con el orden imperial vigente.

EEUU se siente amenazado, herido en sus planes y esperanzas. Esto tuvo un gran peso en la decisión sobre la designación del candidato para las recientes elecciones. Se requería un presidente que se amoldase a las decisiones de la alta economía sin egocentrismo ni desobediencia. De allí la escogencia del sensato y apacible Biden.

El panorama que plantea el nuevo mandatario refiere un presente duro y un futuro copado de tragedias. Las amenazas que se ciernen sobre EEUU no tienen precedentes. Una hegemonía en jaque vía mate. Muy difícil salvar al Rey. Por ello el llamado de Biden a la unidad de todos para sumar las fuerzas necesarias para superar el oscuro invierno.

Necesario comenzar de nuevo, pero todos juntos. Obligado poner fin a la guerra civil que registra el enfrentamiento del rojo con el azul, de los conservadores con los liberales, las supremacías y el terrorismo interno.

Y al lado del Gran Reinicio de las fuerzas imperiales emergentes, EEUU pone en práctica su renacimiento: todos unidos para enfrentar  un poderoso enemigo que avanza con fuerza y decisión depredadora.

Y ante este escenario Biden agrega ‘sus planes’ para recuperar  aliados con miras a recomponer  la principal casa del bien en el mundo y para mejorar la situación interna en todos los órdenes. Indispensable superar el actual modo y contenido de la vida. Por esto su prédica en general se considera apegada a los lineamientos de la paz,  el entendimiento y la reconciliación.

En este contexto resulta fuera de foco la declaración de Anthony Blinken, Secretario de Estado, abriendo fuego contra Maduro y anunciando que el gobierno entrante mantendrá reconocimiento a la AN legítima y a Guaidó como presidente, para agregar de seguidas que se estudiará lo actuado hasta el presente, dado que no se ha alcanzado el objetivo perseguido: sacar de la presidencia al dictador y usurpador.

Los autoproclamados bolivarianos revolucionarios, marxistas-leninistas-maoistas-fidel-guevaristas no entran en este debate y se acogen a la línea planteada por Biden. Y Maduro le hace un llamado de rectificación profunda: abogamos por un nuevo comienzo en las relaciones bilaterales. Habla como un aliado que quiere hacer las paces con el imperio.

Sancho, ¡se avizora una confrontación entre imperios que puede ser la mayor siembra de muertos de la llamada historia de la humanidad!


@ABlancomunoz
abm333@gmail.com
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miércoles, 20 de enero de 2021

UN ECONOMISTA VENEZOLANO EN LA CORTE DE REY BIDEN



UN ECONOMISTA VENEZOLANO EN LA CORTE DE REY BIDEN

Pablo Hernández Parra

 

¿QUÉ DECIDEN LOS PRESIDENTES EN EEUU DESDE EN SIGLO XIX?

1.- Hay una sola ciencia: la ciencia de la historia. La que hacen los seres humanos con su trabajo y la que surge de la investigación que va al análisis de la naturaleza de donde provenimos.

Alguien declaró en una oportunidad que la guerra era un problema muy serio para dejarlo en manos de los militares. Desde David Ricardo cuando establece el papel del trabajo en la economía y Marx descubre al factor económico como el hilo conductor de la historia, los economistas se han considerado los “sumos sacerdotes de la política” y en su calidad de “oráculos”, son de obligatoria consulta cuando se trata del futuro de los negocios y de la política.

En cuanto a los negocios, muchos de ellos han hecho dinero, como los casos del mismo Ricardo y Keynes, como políticos a menudo sus predicciones resultan desastrosas en una proporción inversamente proporcional al éxito de sus negocios. La razón es un secreto solo para iniciados en la “ciencia” de la economía.


NO SE DEBE CONFUNDIR EL PODER DE LOS PROPIETARIOS CON EL

PODER DEL ESTADO


El primer gran error de los “economistas” es confundir el poder de los propietarios del capital, con el poder del Estado y de los gobiernos que ejercen los administradores de los negocios colectivos de los propietarios en beneficio de sus intereses y objetivos de acumulación de capital y que conocemos como políticos, militares, abogados, economistas, etc. De tal manera, que nuestro amigo, le confiere a los presidentes de EEUU, un poder que en absoluto tienen. Se olvida que si hay países donde prevalece el poder de los propietarios privado: EEUU e Inglaterra.

 

De modo que el amigo Ochoa-Terán, parece olvidar que la historia es un proceso continuo en el que los propietarios como buenos depredadores tienen claridad sobre los planes de expansión que no han ocultado, por lo menos desde las Guerras napoleónicas y el congreso de Viena en 1815. 

En conclusión, se impone preguntar si en la historia del capitalismo, especialmente desde el siglo XIX, los presidentes trazan o deciden sobre la política a seguir tanto en lo interno como en el exterior. En caso de ser de esta manera, resultaría totalmente incongruente cómo los dueños del mundo, con el control de la economía y política mundial, vayan a dejar en manos de un Biden o un Trump los objetivos decisorios que corresponden al alto poder económico.

Los presidentes son colocados en estos puestos para vigilar el desarrollo de los procesos y cumplir con las formalidades institucionales. Y esta realidad es la que no parece concebir, asumir ni aceptar nuestro respetable amigo OOT.

LA PRESIDENCIA DE BIDEN LA DECIDIÓ EL GRAN REINICIO

2.- ¿Hay alguna relación entre la elección fraudulenta de Biden y el Gran Reinicio en marcha por parte del capital financiero mundial, con el gobierno y la economía China como punta de lanza con su proyecto de la Ruta de la Seda y el ferrocarril China- Europa?

El 20 de enero Biden asumirá en medio del mayor operativo militar en la historia de las transiciones presidenciales en EEUU. El 21 de enero se reúne simultáneamente y de manera virtual el Foro Económico Mundial y la Asamblea de las Naciones Unidas, para oficializar el llamado Gran Reseteo, o el inicio de una nueva era en el desarrollo del capitalismo de las partes interesadas, donde la nueva normalidad es la que vivimos en Venezuela, y los señores propietarios nos prometen que seremos felices sin tener nada.

           

Y estos dos hechos fundamentales en el futuro de la humanidad, anunciados desde junio del 2020 por el Foro Económico Mundial, no existen para nuestro amigo Ochoa. Si Trump fuese ratificado como presidente (Aun con el fraude, saco más votos de Biden, con una diferencia pocas veces vistas en la reelección de un presidente). Trump, no gano sólo en Florida amigo Ochoa, saco más votos que Biden y más de 100 millones de votos se hizo  por correo, sin ninguna seguridad ni control en la cadena de custodia.

 

PELOSI: ESTOY SEGURA QUE BIDEN SERÁ EL PRESIDENTE ELECTO CUALQUIERA SEA EN NÚMERO DE VOTOS

 

El sistema electoral de EEUU es de segundo grado, donde no se cumple el elemental principio de la democracia como gobierno de las mayorías. Y este peligro obligó a la propia demócrata Amy Goodman, a denunciarlo como atrasado y que debía ser modificado, cuando las encuestas de octubre daban como ganador a Trump. Y esta tendencia era tan evidente que la propia la señora Pelosi cuatro días antes de las elecciones declaraba: "Estoy muy segura de que Joe Biden será elegido presidente el martes", “Cualquiera que sea el conteo final de las elecciones que ocurran el martes, él será elegido. El 20 de enero será investido presidente de los Estados Unidos”.

 

https://abruptearthchanges.com/2020/10/31/democrats-threat-of-civil-war-nancy-pelosi-confident-biden-will-be-president-whatever-the-end-count-is-on-election-day/

 

Nuestro amigo Ochoa, sabe muy bien, que el triunfo de Trump, sería un serio problema para los planes del Gran Reinicio del capital financiero mundial. Y en este plan, dentro del cual la actual “pandemia” ha desencadenado la mayor crisis en la historia del capitalismo, produciendo la Más dimensional concentración y centralización de capital conocida, producto igualmente de la mayor cantidad de quiebras, cierres de fábricas y comercios y claro está, de desempleo en occidente. Mientras tanto en China, la del virus, desde marzo, anuncio el control del mismo. 

 

Pero el amigo Ochoa es economista, en sus análisis el Covid 19, la declaración de una gripe estacional como pandemia mundial, el desarrollo de la economía china apoyada por el capital anglosajón, la crisis general que sacude a occidente, el proyecto de la Ruta de la Seda, el fraude electoral contra Trump, no son factores económicos o “extraeconómicas” a considerar en un análisis de coyuntura como el que se plantea realizar.

 

La historia es la actividad diaria de los humanos y ella es ante todo un proceso total, de conjunto, con factores interrelacionados con un hilo conductor, pero sobre el cual influyen todo el conjunto de factores políticos, militares, sanitarios etc.

 

CHINA EN VÍAS DE CONVERTIRSE EN LA PRIMERA POTENCIA ECONÓMICA                      

           

3.- ¿Que tienen en común Biden, Trump, Putin, China, Rusia, EEUU, Inglaterra con Venezuela?

           

El amigo Ochoa ha resultado contra todos los pronósticos, partidario del Partido Demócrata de EEUU, en consecuencia, simpatizante del Foro de Sao Paulo, de Black Matter Live, Antifa y de la izquierda globalista alineada con China y su proyecto de la Ruta de la Seda. Y quien lo iba a creer del “revolucionarios” Sr George Soros.

 

Todo su análisis de lo ocurrido en EEUU, haciendo hincapié sobre el papel de desastroso Trump es una elaboración que parte de los argumentos y acciones del partido demócrata, desde que sorpresivamente Trump le ganara las elecciones a la “demócrata” Hillary Clinton. Desde entonces hay miles de documentos desclasificados, sentencias de tribunales sobre el caso Rusia-Gate, que nuestro amigo Ochoa parece poner a un lado.

           

Dejemos Al margen todos lo anterior y preguntemos lo siguiente a Ochoa-Terán:

             

¿Existe o no una relación entre el Gran Reinicio y la elección de Biden?  ¿El proyecto de la Ruta de la Seda, la transformación de China, como la primera economía del mundo para el 2028  tiene algo que ver con el proteccionismo del “patriota” Trump?

 

En pocas palabras: ¿Hay o no una lucha por el mercado de EEUU y la liquidación del orden neoliberal dirigido por EEUU, tal como es la propuesta del capital financiero mundial con el Gran Reinicio?

 

¿Puede China superar a EEUU como primera economía del mundo, si Trump y los conservadores adoptan una política proteccionista y de no más transferencia tecnológica de punta a China?

           

UNA DIFÍCIL TAREA: TRANSFORMAR EL MODELO ECONÓMICO DE DESARROLLO

 

Como vemos nuestro amigo economista “demócrata”, no es capaz de relacionar un resultado electoral con la lucha por el principal mercado de la economía mundial o con la liquidación del papel dirigente de EEUU dentro del neo liberalismo. Y conste, no está en juego el futuro del capitalismo, que al decir de los “marxista” por enésima vez declaran la crisis terminal del mismo.

 

Está en marcha lo que la señora Cristiana Figueres no se cansó de repetir desde la ONU: …“Esta es probablemente la tarea más difícil a la nos hemos encomendado, que es transformar intencionalmente el modelo de desarrollo económico por primera vez en la historia humana.  Este proceso durara muchos años y no en un solo acuerdo, ni reunión. La lucha contra el “cambio climático es un proceso y que la necesaria transformación de la economía mundial no se decidirá en una conferencia o en un acuerdo”. 

 

UN NUEVO MERCADO MUNDIAL PARA APLASTAR LAS MAYORÍAS

 

Se trata de construir un nuevo mercado mundial, donde ya nos anuncia que no tendrá acceso la mayoría de la humanidad. Hay una reorganización mundial donde las guerras, estafas financieras y “pandemias”, serán los medios principales de acumulación de capital.

 

Y todo esto, nuestro amigo Ochoa-Terán lo analiza como un simple cambio de presidente y desconoce que se trata de dos representantes del mismo capital en pro del mismo objetivo.

 

Pero como sucede en todo reparto del mundo y de los mercados entre capitales, triunfa y se impone quien tiene más fuerza tanto militar como de capital. No es casual que Forbes informaba en octubre en la recta final de las elecciones Biden recibe más del doble de dinero de multimillonarios que Trump en el empujón final.

https://www.forbes.com/sites/michelatindera/2020/10/24/biden-receives-more-than-twice-as-much-money-from-billionaires-as-trump-in-final-push/?sh=6943fa4b7b55. .

 

Y como es evidente luego del resultado electoral, todo el aparato militar encabezado por el Pentágono, la CIA y la NSA se ha puesto en pleno contra de Trump.

           

Por ello, resulta débil el análisis político del amigo Ochoa sobre Venezuela a la luz de esta situación mundial. En ese sentido su conclusión sobre Biden y Venezuela nos luce  precaria: esta debilidad impuesta por Trump a estos países para bloquear a Biden resultará en ventajas para su diplomacia cuando se juegue la carta Venezuela. Si a la debilidad intrínseca del régimen de Maduro se le añade la debilidad en la que Trump ha colocado a Irán, Rusia y Cuba, frente al país más poderoso del mundo, la salida diplomática de la crisis venezolana luce perfectamente plausible.

           

La economía y la política desde Versalles (1918) es una sola en el planeta. Se trata de la expansión final del capitalismo hasta consolidarse mundialmente con la liquidación del mal llamado campo socialista y el inicio del llamado Nuevo Orden Mundial, o el imperio mundial del capital financiero.

 

Este objetivo, lo declaraba abiertamente el banquero James P. Warburg, muy ligado a la casa Rothschild: “Tendremos un gobierno mundial, guste o no guste. Sólo falta saber si llegaremos a esto imponiéndolo por la fuerza, o si la humanidad se someterá de buen grado”. Esta afirmación ante el Senado de EEUU se produce en enero de 1950. Y Warburg sabía muy bien de lo que hablaba, total era uno de los grandes propietarios del mundo.

           

VENEZUELA: UN EX PAÍS EN VENTA

 

Amigo Ochoa, Venezuela es hoy un ex país como sostiene Agustín Blanco Muñoz. Somos un inmenso paraíso fiscal donde se ha puesto en venta y entregado gratuitamente o a cambio de deuda, yacimientos minero y petroleros a los capitales de EEUU, Europa, pero también de China, Rusia, Turquía, la India, países árabes, aventureros venezolanos y colombiano, en fin, somos realmente un campo de concentración  con las condiciones propias del siglo XXI, con internet y elecciones automatizada donde las maquinas dan el resultado de acuerdo a los intereses de los dueños de las mismas.

 

Somos la primera región de mundo donde la violencia y el crimen han sido privatizados. Donde ejército, policías, aparato judicial han establecido el primer Estado criminal en occidente desde la cúspide hasta el más pequeño barrio o caserío del país. Y todo esto ha sido posible con el visto bueno de los gobiernos y capitales de los “países aliados”.

           

Sustituir las soberanías nacionales por élites tecnocráticas, políticas, delictivas o militares es uno de los objetivos que une a los capitales de todo eso países bajo la hegemonía del capital anglo sajón. Y su análisis amigo Ochoa está orientado a establecer que ahora con Biden si es realmente posible la salida diplomática.

           

¿Salida hacia dónde amigo Ochoa?  ¿Ud. cree que en un Estado criminal, donde el gobierno  está vendiendo en secreto todo lo que existe en él, que en un país destruido por un ejército de intervención cuyos altos mando, apoyados por sectores de “izquierda y derecha” ahora son propietarios y socios del saqueo y destrucción del país, puede haber salida diplomática?

 

¿EL GRAN REINICIO PERMITE ESPACIO PARA SALIDAS DIPLOMÁTICAS?

 

Amigo Ochoa-Terán, ¿Ha evaluado usted el significa y alcance que tiene el Gran Reinicio en marcha por parte del capitalismo mundial?

           

Consideramos necesario observar que estamos en el inicio de la fase final de la implantación de un imperio mundial del capital financiero junto al crimen organizado donde nuestros países, dirigidos por mafias, elites tecnocráticas civiles y militares, son los socios, testaferros o aliados de ese capital en un nuevo sistema colonial.

 

Un sistema que ahora abarcará no sólo al tercer mundo del sur, sino también el norte estará representado por  los cinturones de miseria, ghetto, favelas donde  la creciente población sobrante, desempleada sin acceso al trabajo,  engrosará la industria del crimen,  el más pujante sector de la economía mundial. Y en ese objetivo tienen unidad de criterio y acción el capital financiero de todos los gobiernos que usted analiza con el criterio de la guerra fría.

 

¿Tiene espacio en este cuadro eso de la salida diplomática? ¿Una salida diplomática para mantener con vida un régimen alineado con la mayoría de los miembros de imperios y aliados imperiales que impulsan el Gran Inicio que pondría en marcha una nueva dominación con China a la cabeza?

           

¿No está negado acaso el escenario de la salida diplomática con el reconocimiento  de Biden a Guaidó como presidente legítimo? ¿Queda claro que la política hacia Venezuela, la realiza el poder detrás del poder y que no es, precisamente, potestad del Presidente de EEUU sino del Estado Imperial que hoy necesita mantener y ver crecer a cualquier precio sus aliados? En fin, ¿Cuál salida diplomática?

 

20 enero 2021

 

 


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lunes, 18 de enero de 2021

UNA ABERRACIÓN QUE HA DURADO DEMASIADO

 


¿DÓNDE NOS ENCONTRAMOS?
UNA ABERRACIÓN QUE HA DURADO DEMASIADO
Humberto García Larralde

 

El peor gobierno de la era petrolera

A finales de 2018, concluía el período constitucional de Nicolás Maduro. Advenido a la presidencia en virtud de un cuestionado triunfo electoral en 2013, nos encauzó a la peor tragedia sufrida por país alguno que no estuviese en guerra. Bajo su mandato, redujo la economía a la mitad, desplomándose las actividades de construcción (-90%), comerciales y de reparación (-76,4%), la de las instituciones financieras (-74,9%) y la manufactura (-71,6%)[1]. La producción petrolera se encogió en 50%, obligando a la importación de gasolina y otros productos para satisfacer la demanda interna, y de petróleo liviano para mejorar los crudos pesados. Incrementó la descomunal deuda dejada por su predecesor a niveles muy por encima del valor del PIB venezolano. La caída en más de dos tercios de las exportaciones petroleras hizo imposible cancelar su abultado servicio, colocando al país en default. Valiéndose de un control de cambio que estimuló todo tipo de corruptelas, Maduro intentó generar excedentes para pagar este servicio, contrayendo las importaciones en 2018 a apenas la quinta parte de las de 2012. Contrajo el consumo privado por habitante (promedio) a los niveles de 1970, víctima, además, de la terrible hiperinflación que desató el financiamiento monetario de los déficits generados por su irresponsable gestión. En consecuencia, el poder adquisitivo del salario mínimo disminuyó un 70%, deprimiendo la estructura general de remuneraciones. En fin, Maduro descargó sobre los hombros de los venezolanos todo el peso de un severísimo ajuste contractivo, mucho peor que los denostados ajustes “neoliberales”, producto de las distorsiones que ocasionó su conducción (y la de Chávez) de la economía.

Pero los daños infligidos a la población no se reducían al ámbito económico. La represión de manifestaciones de protesta, con más de 200 muertos a manos de militares y colectivos fascistas, y la detención arbitraria y tortura de muchos opositores --denunciadas por Foro Penal y otras ONGs--, añadían un cariz terriblemente inhumano a la gestión de Maduro. A ello habría que agregar la sumisión de los venezolanos a las arbitrariedades, extorsiones y exacciones de militares, policías y otros funcionarios, dada la anomia resultante de la destrucción del Estado de Derecho. Luego está la indignante corrupción, abierta y desmedida, en tantas ejecutorias del Estado, despojando a los servicios públicos, entre otros, de recursos y degradando la calidad de vida de la población. Finalmente, el régimen pisoteó la voluntad popular que eligió una mayoría calificada de demócratas para la Asamblea Nacional en diciembre, 2015, anulando todas las prerrogativas de ese cuerpo, persiguiendo y encarcelando a muchos de sus diputados, y usurpando sus funciones con dictámenes de un tsj rastrero y una asamblea constituyente tramposamente constituida. No en balde, la desaprobación del gobierno se encontraba, en la mayoría de las encuestas, por encima del 80%.

La aberración de Maduro

Todo lo anterior era razón de sobra para haber cambiado de gobierno, una vez vencido el período de Maduro. Pero, como sabemos, ello fue impedido. Además de sabotear el referendo revocatorio de su mandato en 2017, se hizo reelegir en una pantomima comicial, con dirigentes y partidos opositores proscritos, sin auditoría del registro electoral ni participación de observadores internacionales de confianza, y bajo un CNE constituido con militantes del oficialismo. El régimen que de ahí surgió en absoluto responde a la voluntad popular y rompe, por ende, con el ordenamiento constitucional. Es, en términos políticos, una aberración. El diccionario define este término como: “Acción, comportamiento o producto que se aparta claramente de lo que se considera normal, natural, correcto o lícito.” Por tanto, el mando impuesto por Maduro no debería existir. Constituye un extravío inadmisible, que debe ser eliminado. Lamentablemente, la complicidad activa de militares corruptos, que emplean el terrorismo de Estado contra opositores, ha permitido que cumpla dos años. Son dos años en guerra contra la población venezolana, usurpando funciones que debería haber asumido un gobierno democráticamente elegido.

Las consecuencias de tal aberración no podían ser más trágicas. La economía se redujo adicionalmente en más de un 40%, terminando el 2020 con un tamaño que es solo la cuarta parte de cuando Maduro accedió por primera vez a la presidencia. Se profundizó la destrucción de la industria petrolera, que actualmente produce unos 400 mil barriles diarios, un 17% de la cantidad de entonces. La hiperinflación multiplicó el alza de precios unas 230 veces más, haciendo de Venezuela el país más pobre de América Latina, según estimaciones basadas en la encuesta de las universidades, ENCOVI. Por otro lado, la Misión Internacional Independiente de determinación de los hechos en Venezuela, del Consejo de Desarrollo Humano (CDH) de la ONU[2], confirmó las denuncias que venían realizando diversas ONGs nacionales e internacionales con relación a la violación extendida de derechos humanos por parte del régimen. Documentó lo que consideró crímenes de lesa humanidad cometidos contra la población, señalando responsabilidades en los más altos niveles del Estado. Ello fue confirmado también en los informes de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de esa organización, Michele Bachelet. Finalmente, la Corte Penal Internacional encontró fundamentos razonables” para creer que en Venezuela “se cometieron crímenes de competencia de la corte desde al menos abril de 2017[3].

La eliminación de la política

Hoy sabemos que la tragedia venezolana. no es resultado de la ignorancia o de errores de política. Es deliberada, resultado de acciones tomadas conscientemente por Maduro y sus cómplices, militares y civiles, a fin de asegurar oportunidades para depredar al país. La eliminación del Estado de Derecho y la sumisión de las actividades económicas a sus dictados obedecen a los imperativos de expoliación de la riqueza social. Y, al aniquilar los derechos del ordenamiento constitucional, reprimir los medios de comunicación independientes y perseguir a las organizaciones civiles (y políticas) autónomas, acabaron con las condiciones para relevarlos por vías democráticas. Desnudaron a Maduro como dictador.

Su insistencia en cobijar su dictadura bajo formas democráticas --eso sí, totalmente adulteradas para vaciarlas de toda capacidad de expresar la voluntad popular-- ha confundido a algunos opositores, que se empeñan en circunscribir la lucha política a los métodos propios de una democracia. En otros, la retórica utilizada y la tutela cubana llevan a percibir al régimen –en mi opinión, de manera equivocada— como una clásica dictadura comunista. Asumen que lo impulsa un proyecto ideológico, conducido por un Partido Comunista –en este caso, el PSUV-- monolítico y disciplinado, que, desde el poder, impone acciones con base en el patrón doctrinario conocido de los países de la antigua órbita soviética.   

Pero lo que cohesiona a la dictadura no es ningún imperativo ideológico, sino el tinglado de alianzas y concesiones que se ve obligada a concertar con las distintas agrupaciones que expolian al país, para mantenerse en el poder. La dinámica que se desprende de esa red de complicidades tejidas entre militares, “boliburgueses”, agentes cubanos –Maduro, los hermanos Rodríguez y otros— y agrupaciones criminales (colectivos, pranes, FARC, ELN), es la que determina las acciones de gobierno. El poder terminó siendo capturado, como tantas veces se ha denunciado, por una confederación de mafias que conviven y rivalizan entre sí para explotar las oportunidades de lucro surgidas con la destrucción del Estado de Derecho. En el estado de anomia resultante, prevalecen los más fuertes y los que logran aliarse con estos. Esto hace de los militares corruptos el eje de la alianza mafiosa, capaces de detener, torturar e, incluso, matar a quienes se interponen. Son los artífices de las extorsiones, confiscaciones, exacción de comisiones a toda transacción con el Estado, tráfico de estupefacientes, etc. y otras ejecutorias basadas en la fuerza, el pegamento que mantiene a las mafias cohesionadas como régimen.

El neofascismo bolivariano

La consustanciación del régimen con acciones de fuerza y de violencia por parte de militares corruptos, autoridades civiles y bandas paramilitares, lleva a categorizarlo de fascista o neofascista. Comparte sus métodos totalitarios o proto-totalitarios, pero camuflado en un populismo extremo para proyectarse como campeones del pueblo. Ahora la ideología no ejerce la función de inspirar un proyecto político, en pugna con otras opciones de poder, sino como burbuja en la cual refugiarse para escapar de la realidad del mundo circundante, resistente a sus propósitos. Sirve como credo para invocar lealtades y reclamar la obsecuencia de sus partidarios. Edifica una realidad falsa, conformando una secta de fanáticos que se identifican con ella, refractaria a toda posibilidad de convivencia con quienes piensan diferente. Sus nociones de verdad y de razón se construyen a partir de su funcionalidad para con el ejercicio del mando y la preservación de sus oportunidades de lucro, no de su capacidad para explicar la realidad existente, mucho menos como referencia para proponer soluciones. Representa un blindaje contra acuerdos de política basadas en criterios racionales aceptables para los demócratas. Éstos deben ser aplastados. Las objeciones desde afuera, señalando los sufrimientos de la población, en absoluto lo perturban[4].

La mitología comunista, al justificar la liquidación del Estado de Derecho, por burgués, y someter a las fuerzas del mercado para sustituirlas en el reparto de la riqueza y del producto social con criterios políticos –basadas en relaciones de fuerza--, ha sido de utilidad para legitimar la expoliación del país. Se destruye, así, la economía, pero echándole la culpa a una “guerra económica” contra la “revolución” por parte del imperialismo y la burguesía. La burbuja ideológica sirve, asimismo, para criminalizar toda protesta, tildándola de “terrorista”, y justificar toda suerte de disparates, siempre y cuando contribuyan a galvanizar a sus partidarios en torno a sus desmanes. Nada más parecido a las turbas de extrema derecha que irrumpieron en el Capitolio de EE.UU. que las bandas fachas de Chávez y Maduro.  

La vulnerabilidad del régimen

El hecho de depender de una armazón de complicidades a distintos niveles para sostenerse constituye la mayor vulnerabilidad del régimen. No se basa en un poder monolítico, que obedece a un mando único, centralizado, como haría creer la invocación de las experiencias comunistas. En la medida en que su depredación ha ido reduciendo los recursos con base en los cuales tejer esas alianzas, más precario se ha tornado su poder y mayor fricción interna concita. Y no tiene escapatoria. No puede revertir el deterioro económico, porque la “premiación” a sus secuaces ocurre, precisamente, con base en la expoliación de la economía. No puede ofrecer garantías y seguridades para atraer inversiones, eliminar las coimas y otras exacciones, porque acabaría con esta expoliación. Tampoco puede desmontar el terrorismo de Estado para negociar el levantamiento de las sanciones impuestas a muchos de sus personeros por violación de derechos humanos porque, más allá de las complicidades, es la herramienta que le queda para evitar ser desplazado. Lamentablemente, ello hace al régimen aún más virulento, preso de las rivalidades, de la anarquización de las líneas de mando y de la impunidad que se deriva de la anomia. Al no poder desmontar los mecanismos de expoliación, la situación económica empeorará todavía más, sobre todo en el marco de los estragos causados por el COVID-19.

La instalación de su asamblea nacional partidista, ahora con unos 270 diputados, además de pretender borrar la representación popular electa de la anterior asamblea –la única legítima—ofrece un espacio ampliado para zanjar ambiciones de los diversos intereses que se mueven en la constelación fascista. Las elecciones para autoridades municipales constituirán otro escenario. Si bien ayudan a aliviar las tensiones, también diluyen el poder de la cúpula central, cada vez más aislada y vulnerable.

Los nuevos escenarios

La elección de Biden como presidente de Estados Unidos, más las nuevas condiciones creadas por el vencimiento del período constitucional de Guaidó y demás diputados elegidos en 2015, suponen un escenario diferente a aquel imaginado antes por algunos ilusionados por la retórica de Trump. Todo hace pensar que el apoyo internacional al cambio democrático en Venezuela habrá de enfatizar la negociación para acordar elecciones presidenciales y para la Asamblea Nacional, que sean confiables. Por lo pronto, no pareciera que fuésemos prioritarios en la agenda de Biden, ocupado inicialmente en sanear las heridas dejadas por su antecesor, ni tampoco de los países del llamado Grupo de Lima, por la necesidad que tiene cada uno de centrar sus esfuerzos en superar el grave impacto causado por el Coronavirus sobre sus sociedades. La Unión Europea mantendrá una posición similar a la que ha venido sosteniendo, una vez barajado un nuevo status para su relación con el liderazgo opositor. Es de suponer, entonces, que las cosas se mantengan más o menos igual en los próximos meses, aunque continuará deteriorándose la situación país, como la represión y persecución de opositores.

En tal escenario, la negociación no puede enredarse en “solucionar los problemas del país”. Esto es una excusa del fascismo para ganar tiempo. En absoluto le interesa el bienestar de la población. Tampoco puede dejarse enmarcar en una supuesta confrontación “izquierda – derecha” o de defensa ante el acoso imperialista, con que Maduro busca tocar sensiblerías “progre” a nivel mundial. Su fin solo puede ser apurar salidas a la aberración social y política que representa una dictadura primitiva y oprobiosa, que le niega posibilidades de sustento al pueblo para esclavizarlo con bolsas CLAP. Los países democráticos deben entender esto y no prestarse a engaños que alarguen su permanencia. Las negociaciones deben plantearse desde una posición de fuerza, que lleve a que algunos integrantes de la mafia tomen en serio las ofertas para que se vayan. Ello no será posible mientras la oposición se mantenga dividida, acusándose mutuamente y sin vincularse con los padecimientos y las luchas de una población cada vez más oprimida. No hay otra opción, entonces, que dejar de lado los afanes de protagonismo personal y subordinar todo interés secundario a los esfuerzos para construir, unidos, esa fuerza mayoritaria.

La cabeza visible del fascismo –Maduro, Cabello, los Rodríguez, Padrino López y sus secuaces—está demasiado enferma con sus delirios onanistas para pensar que accedería honestamente a este tipo de negociación. Tampoco se puede negociar con la FAN, pues ésta, como institución, fue destruida. Pero sí tiene sentido focalizar los esfuerzos en quienes sirven de sustento a la médula militar corrupta. Éstos se sienten inseguros, ya que su permanencia depende de criterios políticos, no de las jerarquías o de los méritos institucionales ya destruidos. Al achicarse las oportunidades de lucro, serían los primeros en ser excluidos. Además, sobre ellos pesan severas sanciones por violación de derechos humanos, narcotráfico y otras corruptelas, lo cual los hace vulnerables a negociaciones que ofrecen salidas.

Negociar significa, por mucho que nos asquea, estar en disposición de ceder. Al fascismo no le interesa consolidar ningún proyecto de sociedad porque lo anima la confrontación permanente. Basta observar el gozo que invade el rostro de Cabello cuando anuncia, por TV, medidas contra la oposición. Pero tampoco la oposición está en condiciones de desplazarlo con la fuerza. Con el pañuelo en la nariz, busquemos resquebrajar el sostén militar del régimen con negociaciones que permitan elecciones confiables a cambio de suspender sanciones. Son unos 195 sancionados. Algunos tienen que ceder. Procuremos abrir las rendijas para que pueda expresarse la voluntad popular mayoritaria. La alternativa de conservar nuestra posición impoluta, amparada en nuestros principios y razones para no negociar con criminales, es que Venezuela se deslice todavía más por la pendiente chavista, hasta su desaparición como país.


Humberto García Larralde, economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela, humgarl@gmail.com

 


[1] Cifras oficiales. www.bcv.org.ve
[2] https://www.ohchr.org/SP/HRBodies/HRC/FFMV/Pages/Index.aspx
[3]https://cnnespanol.cnn.com/video/venezuela-corte-penal-internacional-nicolas-maduro-crimenes-lesa-humanidad-fernando-del-rincon-cnne/
[4] Remito al lector a escritos míos al respecto, para no repetir aquí sus argumentos:
http://redinternacionaldelcolectivo.blogspot.com/2013/05/humberto-garcia-larralde-comunismo-o.html
https://politicom15.wordpress.com/2017/02/08/fascismo-comunismo-y-la-pretendida-supremacia-moral-de-los-revolucionarios-humberto-garcia-larralde/
El fascismo de siglo XXI: La amenaza totalitaria de Hugo Chávez Frías, Random House Mondadori, Colección Actualidad Debate, Caracas, 2008.
Venezuela, una nación devastada. Las nefastas consecuencias del populismo redentor, Ediciones Kalathos, 2020. Cap. 6, 7.
 



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