jueves, 16 de enero de 2014
JUAN CARLOS SOSA AZPÚRUA- 2014: LIBERTAD PARA VENEZUELA
2014: LIBERTAD PARA
VENEZUELA
Juan Carlos Sosa Azpúrua
Hacer análisis sobre
las políticas públicas en Venezuela es un ejercicio peligroso. Cualquier
enfoque que se haga acerca de los anuncios económicos, petróleo, las
estrategias en salud, educación, seguridad, etc., corren el riesgo de legitimar
a los representantes de la dictadura cubana en el país, quienes secuestran los
poderes públicos en su totalidad y ejercen el gobierno de forma ilegítima.
Y esta ilegitimidad
se deriva de múltiples violaciones a la esencia de cualquier sociedad
civilizada, atentando primero que nada con la dignidad nacional, ya que nada
puede ser más humillante que tener que rendirle cuentas de los asuntos internos
a una nación extranjera, con el agravante de ser ésta un régimen tiránico que
supera las cinco décadas esclavizando a su pueblo.
La intención de estas
letras es hacerte un llamado a ti, hermano venezolano, para que de una buena
vez asumamos la realidad tal cual es y comencemos a llamar las cosas por su
nombre, poniendo de lado las hipocresías que han colmado el escenario político,
disfrazando la realidad para hacerla potable y así conseguir ganancias
partidistas que son intrascendentes para los intereses nacionales en juego.
Si algo ha enseñado
la experiencia de estos terribles quince años, es que nos encontramos acéfalos
de liderazgo político capaz de confrontar la tragedia directamente, con
estrategias efectivas dirigidas, no a fortalecer a un partido político o a
personalidades individuales, sino a ponerle término a una situación que nos
está devorando el destino, haciendo cada vez más difícil superar la muralla que
aplasta la libertad y nos hace retroceder a instancias primitivas de
supervivencia pueril, cada día más parecidos a una nación forajida y
fracasada.
No tiene caso seguir
analizando por qué la dirigencia política ha fracasado estrepitosamente. Todos
aquellos que insisten en supuestos triunfos, no hacen otra cosa que analizar
escenarios ficticios, dentro de la trampa ilusionista que contamina de polvos
mágicos la realidad, en un escenario donde la lucha política puede hacerse de
forma convencional. En ese teatro de ilusiones, los analistas analizan cosas
como la estadísticas de apoyos a X o Y tendencia, los espacios conquistados por
Alfa u Omega, los avances y retrocesos de Beta o Zeta, y así sucesivamente,
cada mes, cada año, cada eternidad.
En esta obra teatral,
los articulistas y sesudos expertos hablan un idioma que solamente podría tener
sentido si Venezuela fuera un país normal, donde la democracia existe, con
fallas pero existe, y donde la libertad no es una quimera. La dirigencia
política se ha preocupado por hacer política tradicional, usando los mecanismos
que son válidos cuando las realidades no son un precipicio, cuando el tiempo no
es un lujo que no se tiene, y cuando lo más sagrado no está en juego.
Y esta actitud no
podría ser más peligrosa, diría que mortal, en esta Venezuela que nos ha tocado
sufrir.
Es mortal porque para
insistir en la aplicación de esos mecanismos de acción convencionales, la
dirigencia política necesariamente le da la espalda a la realidad y crea
escenarios que no son otra cosa que un espejismo. Y este espejismo es una
sentencia de muerte para aquellos que sabemos que la libertad es el bien más
preciado que tiene el ser humano, ya que la vida sin libertad no vale la pena
ser vivida, te reduce a ser un mendigo del destino, un despojo de la suerte.
Este espejismo es el
equivalente a una olla caliente donde la rana fallece plácidamente, sin
siquiera sentir la aproximación de su final.
Son quince largos
años que seguirán sucediéndose indefinidamente mientras el espejismo se conserve,
gracias a que la gente continúa comprando boletos para la función teatral en
esta obra de ficción, que tan hábilmente han creado los representantes de la
dictadura cubana en Venezuela (“La Agencia dictatorial cubana”) y los
dirigentes de la llamada Mesa de Unidad Democrática (“MUD”), que no es otra
cosa que una entelequia, ya que ni es una mesa, ni es unitaria, ni mucho menos es
democrática.
Esta MUD es un caleidoscopio
de partidos políticos, en su totalidad izquierdosos, integrados en un buen
porcentaje por personas que han sido parte del régimen y tienen visiones muy
parecidas a éste, aunque hoy se llamen a sí mismas “oposición”. La MUD es una
trampa mortal, y hasta que el país no reaccione y lo asuma, esa trampa apresará
toda la energía que se necesita para lograr la libertad.
No tiene caso entrar
aquí en una dinámica de dimes y diretes, de descalificaciones personales tan
propias de quienes no tienen argumentos para sostener ideas serias. A los
hechos hemos de remitirnos, resultados históricos que son tan exactos como las
matemáticas y se explican por sí mismos, sin necesidad de traductores.
Allí están todas esas
promesas rotas, todos esos procesos electorales donde se prometieron cosas que
nunca se cumplieron, y que solamente sirvieron para legitimar al régimen,
atornillándole en el poder con traje democrático y aceptación internacional,
avalada por todo el sector político local. (Y de nada sirve cantar fraude para
enseguida pasar la página y legitimar…eso se llama traición, no tiene otro
nombre ni aplica ninguna excusa…y tiene como resultado algo más desolador que
si no se hubiera cantado el fraude en primer lugar).
¿Y dónde quedó la
libertad? ¿Dónde quedó en todos estos años las reivindicaciones de aquellos que
buscaban en esas promesas electorales un final feliz, un desenlace que les
permitiera tener fe en el mañana, creer en el porvenir, sentir ilusiones por el
progreso de sus vidas en el país? ¿Cuál es el balance real de estos quince
años? ¿Quiénes se han beneficiado de los mismos, y quiénes han sido burlados?
Las respuestas son
evidentes. Los beneficiados han sido personalidades concretas, partidos
específicos…y burlados hemos sido todos los demás, la sociedad venezolana como
un todo, tú y yo, el grupo social que busca prosperidad a través de un juego
limpio y decente. Burlados somos todos
los venezolanos que no estamos en una chamba, que no dependemos de prebendas,
que no mamamos la teta de los representantes de la dictadura cubana en
Venezuela (eso que la MUD llama “gobierno”), que no comemos de su alpiste
regional ni municipal.
Porque es innegable
que uno se siente burlado cuando tras quince años, el único destino visible es
fuera de Venezuela, porque adentro reina el caos en todos los aspectos que
hacen digna la vida; malos olores se desprenden de cada una de las variables
que se tabulan para medir si una sociedad avanza, retrocede o sencillamente se
la lleva el diablo.
¿Qué hacer entonces?
Lo primero es llamar
las cosas por su nombre. Tenemos que rechazar en lo más hondo de nuestro ser
cualquier intento de mantener el espejismo tramposo. El gobierno no existe.
Aquí lo que hay es una agencia operativa de la dictadura cubana que ha
secuestrado todos los poderes públicos y que busca replicar en Venezuela el
modelo de esclavitud que destruyó a Cuba.
También hemos de
rechazar a la falsa oposición política. Ha quedado claro que la MUD y sus
voceros solamente tienen como objetivo ganar prebendas que les permitan una
convivencia pacífica con la dictadura cubana.
Porque nadie niega
que en Cuba hay paz. Aquella sociedad está integrada por esclavos pacíficos,
personas que se resignaron a vivir una vida miserable, recibiendo favores y
condescendencia de los tiranos que les esclavizan y que sí viven como reyes.
Y aquí el objetivo es
el mismo. Tenernos a todos pacificados, resignados a un destino menor, donde la
sociedad es igualitaria en el sentido de que nadie puede prosperar a través de
su propio esfuerzo, donde hay que hacer colas y tender la mano para recibir como
limosna los insumos necesarios para sobrevivir, casi en estado animal.
Por supuesto que en
Cuba también hay partidos de “oposición” y con periodicidad se celebran
elecciones, donde la gente acude pacíficamente y ejerce su derecho al voto, que
arroja como resultado siempre el mismo escenario, donde los únicos que ganan
son los partidos participantes, que reciben sus prebendas correspondientes,
para que sus líderes vivan cómodos, y mantengan la ficción eternamente, siendo
los tuertos felices en el país de los ciegos.
¿Es eso lo que tú quieres?
Porque lo que está a
la vista de aquel que quiere ver y no engañarse, es que en Venezuela los únicos
que están ganando con todo este proceso, aparte de la dictadura cubana, son los
corruptos encamburados, los diputados, los gobernadores, los alcaldes y todo el
universo burocrático que los envuelve, pero tú y yo, y todos los que no
formamos parte de dicho universo, cada día estamos peor, y no tiene caso
describir en qué forma, tú lo sabes perfectamente y no hace falta que yo te lo
recuerde.
Entonces comencemos
por rechazar el espejismo, llamemos al pan, pan y al vino, vino. Y dentro del terreno de la realidad, ya fuera
del teatro de las ilusiones, diseñemos la estrategia que sea genuinamente
efectiva para ponerle término a la dictadura cubana en Venezuela, para rescatar
a nuestra sociedad del infierno que asegura el comunismo (aunque lo disfracen
con otros nombres) y volvamos a un estado de cosas que permita tener una vida
decente en nuestro país y un destino promisorio, donde nuestras familias estén
seguras y podamos disfrutar de la existencia como es justo y necesario.
¿Cómo hacerlo?
Partiendo del
desconocimiento de las autoridades ilegítimas. Tenemos que usar los mecanismos
a nuestra disposición (de boca en boca; redes sociales; etc.) para exigir la
restitución del orden constitucional que está completamente violado en la
actualidad.
Debemos convertirnos
en una voz lo suficientemente fuerte para que se consolide una matriz de
opinión que genere la exigencia de ponerle término definitivo a la dictadura, y
para eso hay que llamar dictadura a lo que hoy disfrazan como gobierno.
Se tiene que hacer un
llamado colectivo a las fuerzas armadas institucionales (sí, ten la seguridad
que todavía quedan militares decentes) para que actúen conforme lo dicta la
Constitución Nacional y restablezcan el orden constitucional vulnerado,
expulsando a los representantes de la dictadura cubana en Venezuela y
estableciendo un gobierno cívico militar transitorio, que facilite el
establecimiento de un escenario propicio para institucionalizar a los poderes
públicos y elegir de forma transparente y real a las diversas autoridades que
representarán a dichos poderes públicos.
Las personalidades
que formarán parte de este gobierno transitorio serán personas de intachable
trayectoria profesional, que sean dignos estandartes del cambio que se
necesita, y para eso la dinámica que se genere deberá contener los instrumentos
efectivos que permitan identificar a estas personas y hacerlas acreedoras de la
confianza necesaria para rendirle honores a semejante responsabilidad.
Con esta nueva matriz
de opinión consolidada, los militares institucionales sentirán de verdad la
responsabilidad de cumplir con su deber constitucional. Hoy este sentimiento se
encuentra frustrado por la posición tomada por la MUD y sus voceros, quienes no
se cansan de repetir que una acción militar sería condenable (Y entonces, ¿para
qué van a salir?... ¿para suicidarse?), cuando resulta que solamente los
militares tienen la fuerza necesaria (y legítima) para cumplir con el objetivo
de expulsar a los invasores cubanos y sus agentes, y así encausar al país por
la senda de la libertad, no hay otra opción, esa es la única que existe…pero
jamás se activará mientras no sea un clamor nacional, y para esto la MUD no
puede seguir siendo la vocera del país en estos asuntos trascendentales.
Ya sé que estás
pensando mil cosas a la vez, y el escepticismo te envuelve con su manto
anulador. Pero recuerda que ese escepticismo es el resultado de un trabajo de
años por parte de una dirigencia política que ha llevado al país por el camino
equivocado, siempre con propuestas válidas dentro del espejismo, pero erradas
para confrontar la realidad.
Si algo ha demostrado
la historia es que nada puede ganarle a un pueblo decidido a conquistar su
libertad a cualquier precio. Porque la libertad no tiene precio, es una guerra
por la vida, y cuando la opción es el comunismo, se trata de una guerra a
muerte, sin tonos grises, sin excepciones cobardes, sin excusas, porque es una
guerra que si se pierde tiene como resultado la esclavitud, la existencia reducida
a insecto.
¿Es que hay otra
opción?
¿Es qué la supuesta
paz es vivir como esclavos pacíficos, donde las cifras de asesinatos baten
todos los récords mundiales?
2014 tiene que ser el
año de la libertad. En la medida en que cada uno de nosotros internalice este sentimiento y lo sienta con pasión en el
alma, las cosas irán sucediendo naturalmente y como consecuencia directa de ese
sentimiento…la matriz de opinión se irá moldeando con esa pasión, y en
consecuencia se irán dando acciones en el escenario nacional que escalarán
progresivamente hasta lograr el objetivo final, el único que debemos abrigar,
por nosotros mismos, por nuestros hijos, por nuestra patria.
Para romper el
espejismo es fundamental desistir de los ídolos totémicos, de esas figuras que
los medios de comunicación han transformado en voces únicas y finales. Hay que
romper con el pasado, realizar conscientemente que todas esas estrategias
políticas nos han alejado de la libertad genuina, del destino que quisiéramos
tener, del único destino digno.
Hecho esto, es hora
de ver para adelante, de diseñar estrategias que no sean una repetición de lo
mismo, sino que contengan los elementos necesarios para la materialización de
la efectividad buscada.
¿Reconciliación?
¿Diálogo?
Esas son premisas
válidas siempre y cuando se siembren sobre terrenos reales y no
espejismos. Habrá reconciliación cuando
se logre la victoria de la libertad, nunca puede haberla cuando la condición es
la aceptación de lo inaceptable, cuando se trata de agachar cabezas e hincar
rodillas a un sistema ilegítimo e indigno.
Habrá reconciliación
y diálogo cuando exista civilización, y esa reconciliación sea entre ciudadanos
decentes y dignos, no entre delincuentes y tiranos.
Habrá diálogo cuando
haya justicia, porque uno no dialoga con terroristas y tampoco hace justicia
pactando con tiranos.
La reconciliación
está implícita en la justicia, y el diálogo también. Primero se tiene que hacer
justicia y después lo demás es un derivado de la misma, ya que es la forma como
se materializa la justicia en la realidad para hacerla estructural y duradera,
logrando así la civilización que permite el progreso de las mujeres y hombres
libres.
En este nuevo plan,
que llamaremos la estrategia de la libertad, caben todas las personas que estén
dispuestas a transitar este camino de justicia, que estén en la disposición de
abandonar las estrategias del pasado, abrazando el presente con la mirada en el
futuro.
Es vital que nos
conectemos con la realidad y venzamos las tentaciones de esa comodidad falsa
que ofrece el espejismo, con sus diversas modalidades: estrellas de rock
político; dólares CADIVI; viajes preferenciales; oficios lucrativos; alpistes
sabrosos (cargos, viáticos, cambures y mangos bajitos, etc.).
También hay que
abandonar esa sensación de falsa paz que es propia del espejismo, típica
narrativa del guion que se recita en el teatro de ilusiones que ha creado la
agencia dictatorial cubana y su comparsa, camuflageada en la MUD.
Vivimos en el país
con una de las tasa de asesinatos per cápita más alta del mundo… ¿Es eso paz?
¿Es paz hacer cola
cuando por fin aparece el papel higiénico o cuando resucita la leche?
¿Es paz vivir como
esclavo?
¿Quieres esa paz para
tus hijos?
¿La deseas?
¿Dónde queda nuestro
amor por el país?
¿Y el amor por
nosotros mismos?
Hay muchos de
ustedes, miembros de la sociedad civil, iglesias, sector militar, algunas individualidades
dentro de los partidos políticos, que han colaborado con la MUD en la mejor de
las voluntades, con fe. ¿Cómo se sienten hoy en día? ¿Creen realmente que ese
esfuerzo ha sido bien aprovechado, que ese tiempo invertido ha sido reconocido
apropiadamente, y dirigido hacia un fin efectivo?
La respuesta la
conozco, son muchas personas extraordinarias e híper talentosas que han
trabajado arduamente en diversos equipos de trabajo, diseñando planes y
políticas públicas para un país de primer mundo. Esas personas deben encabezar
el abrazo de la estrategia de la libertad y nutrir con sus talentos esta nueva
matriz de opinión, sembrando el escenario de la realidad (no el del espejismo)
con sus ideas y esfuerzos.
Porque lo que no
funciona de la MUD no es la sociedad civil que también la integra, esa es
perfecta, allí está un grueso importante de lo mejor en recursos humanos que
tiene Venezuela. Lo que no funciona allí es la amalgama de intereses políticos
contrapuestos, que a la final se terminan anulando entre sí, contaminando toda
la organización con sus tácticas fallidas y sus ideologías fracasadas.
Lo que no funciona de
la MUD jamás funcionó ni funcionará, y siempre la condenará al fracaso, porque
en el intento de estar bien con moros y cristianos, traiciona su espíritu y se
vuelve complaciente, cómoda y ficticia, perfectamente adaptada al espejismo, un
navegante aventajado en los mares de la ilusión, pero un náufrago moribundo en
el océano de la realidad.
2014 necesariamente
deberá traer consigo el nacimiento de una genuina oposición, capaz de
conectarse con la tragedia real y proponer acciones dirigidas exclusivamente a
ponerle fin a la agencia de la dictadura cubana que hoy secuestra a Venezuela.
Y no es ponerle fin
retóricamente, con ilusiones que prolonguen el desenlace indefinidamente.
Deberá ser una oposición diseñada únicamente para organizar al país en una sola
estrategia de libertad, que le ponga punto final al horror comunista (con
cualquiera de sus disfraces y anestesias), reestablezca el orden constitucional
y encamine a Venezuela hacia un destino iluminado de prosperidad.
No debe ser otro el
clamor nacional, no puede existir otra agenda…nada puede ser más importante que
esto, y todos tenemos la responsabilidad de participar, contribuyendo con lo
que sea que podamos aportar, porque cada quien hará lo que humanamente pueda
hacer y eso es suficiente.
La estrategia de la
libertad es el camino que tomaremos, es el único camino digno y vale la pena.
Que Dios nos bendiga
a todos…
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Juan Carlos Sosa Azpùrua -
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