miércoles, 20 de mayo de 2020
OPOSICIONES CUBANAS
OPOSICIONES CUBANAS
Luis Marín
Desde
el pasado sábado 16 de mayo en Miami se están solicitando donativos con el
objeto de reunir una “ayuda humanitaria” para ser enviada a Cuba con el
propósito manifiesto de asistir a la población más necesitada “sin mediación
del gobierno cubano”.
No
hemos oído decir que “la ayuda humanitaria va a entrar sí o sí”; pero el
proyecto recuerda ingratamente la jornada realizada en Venezuela el 23 de
febrero del 2019, sin que hubiera un mar de por medio, con los resultados que
está prohibido olvidar. ¿Qué pasó con todos esos productos que fueron
recaudados? ¿A dónde y a manos de quién fueron a parar? ¿Hubo algún
beneficiario que no se ha manifestado claramente?
Si
aquella operación fue un fracaso porque no se logró el objetivo declarado, no
obstante, ahora otras personas en otro contexto la tratan de reeditar contra el
régimen de la isla, debe ser que algo se logró que los ciudadanos de a pie no
alcanzamos a vislumbrar y que nadie nos ha explicado. ¿Qué se pretende?
¿Desenmascarar regímenes que hace décadas actúan descaradamente? ¿Apostar quién
pierde o gana más si la ayuda llega o no?
Desde
Cuba denuncian que el operativo estaría manejado por el hijo de Abraham
Maciques Maciques, el solapado administrador de cuentas de Fidel Castro, más
conocido como presidente del grupo empresarial PALCO, un conglomerado de más de
diez empresas que prestan servicios de lo más diversos, entre los que se
incluyen “servicios aduanales, paquetería, y de importación/exportación”; fue
fundador del emporio turístico Cubanacán. Sobre su escritorio exhibe orgulloso
una foto con Hugo Chávez.
Más
visible que el hijo encubierto ¿Abraham Maciques Rodríguez? está su nieta, Ana
Mary Maciques Rodríguez, que administra una página, Espacios de Lujo, en que
ofrece servicios sólo accesibles al nivel de vida babilónico de la nomenclatura
castrista.
Pero
estos paralelismos no son nuevos. Durante el llamado “deshielo” de Obama, en
2015, se creó la llamada Mesa de la Unidad de Acción Democrática (MUAD), con el
slogan “Todos cabemos” en lugar de nuestro lamentable, “Aquí cabemos todos”.
Busca
el acceso al poder a través de dos vías fundamentales: 1) Impulsar reformas
constitucionales y legales y 2) Presentación de candidatos a todos los niveles
de gobierno ¿electivos? Si en Cuba no existen elecciones, como ya está claro
que tampoco existen en Venezuela, ¿por qué plantearse esa quimera?
El
primero de sus principios y objetivos generales se puede adivinar, es: “El
diálogo”. Ahora bien, si después de los trágicos acontecimientos de 2014 que
culminaron con el diálogo en Miraflores, donde la MUD salió del closet y se
hizo patente que su propósito nunca fue divorciarse del régimen sino cohabitar
con él, ¿qué sentido tenía ensayar lo mismo en la metrópoli? ¿Sería que por
alguna razón valía la pena imitar a la MUD?
Lo
que ocurre es que la llamada oposición oficial no estaba derrotada, no había
fracasado en absoluto, algo estaba haciendo bien, claro, fuera de la vista del
público; el punto clave es que sus propósitos materiales eran unos y los
declarados eran otros muy distintos.
En
cambio la MUAD lo dice en negro sobre blanco: “El futuro depende de la voluntad
de todos los cubanos, incluyendo a los miembros del gobierno”.
Como
a toda Mesa siempre le sale su “Mesita”, en Cuba también se ensayó una
“oposición leal”, cuya expresión fue el proyecto “Cuba posible”, que sus
críticos definían más bien como un grupo de “acompañantes críticos
consentidos”, que Mao llamaba “compañeros de viaje”, que le acompañan hasta la
próxima estación donde se bajan o los bajan.
Al
final resultó que no eran acompañantes, porque no los dejaron ni montarse en el
tren; ni críticos, porque el régimen no admite críticas y mucho menos
consentidos, porque les hicieron la vida imposible, hasta que se auto
disolvieron con algo de pena y nada de gloria.
En
el exterior ha logrado perfil propio Rosa María Payá con su iniciativa “Cuba
decide”, que consiste en la propuesta de un plebiscito para que los cubanos
decidan si quieren seguir con el comunismo o abrirse paso hacia una democracia
representativa.
La
primera objeción en teoría, es que se trata de un indecidible porque aunque el
90% de los electores votaran a favor del comunismo, eso no afecta en nada el
derecho que tienen los demás a aspirar vivir, no en esa realidad arbitraria e
impuesta, sino en otra auténtica, espontánea, en que se reconozca el pluralismo
y la libertad propios de la condición humana.
En
la práctica, el referendo ya lo hizo el régimen el 24 de febrero de 2019, para
aprobar con ese 90% una supuesta constitución comunista que niega expresamente
la posibilidad de cambiar el sistema establecido, so pena de apelar a “la lucha
armada” para impedirlo.
Last
but not least, como también existe en Venezuela, hay un amplio territorio
opositor que suele llamarse “radical”, que no se cala al régimen comunista y
con tanto o más energía rechaza a su oposición oficial.
Sería
extremadamente arduo sino imposible y seguramente injusto mencionar a todas las
personas, periodistas independientes, escritores, poetas, cantantes, artistas
plásticos, etc., a las organizaciones políticas, culturales, de investigación y
divulgación que pueden integrar este universo humano, desde las heroicas Damas
de Blanco hasta la UNPACU; pero no puede dejar de reseñarse siquiera uno
representativo.
Estado
de Sats es de los grupos más interesantes que opera desde adentro de la isla,
liderado por Antonio Rodiles, Claudio Fuentes, Ailer González Mena, el escritor
Ángel Santiesteban, el músico pop Gorki Águila, et al.
Estado
de Sats fue un proyecto con un amplio espectro de manifestaciones culturales
que el régimen ha tratado de asfixiar por todos los medios a su alcance, por lo
que ha tenido que metamorfosearse para sobrevivir. Hoy se limita a una
plataforma de debate de contenidos e interacción pública de diversos puntos de
vista políticos, económicos y sociales.
Propone,
desde el Foro por los Derechos y Libertades, un Compromiso Democrático que se
resume en 5 puntos: Campaña por el cese de la represión y libertad de los
presos políticos; apoyo económico, político y diplomático al interior de la
isla; trabajo oposición-pueblo; fin y desmantelamiento del castrismo; futuro
marco jurídico y legal que garantice derechos y libertades fundamentales.
La
consigna que sintetiza su posición es: “¡Más castrismo, ¿para qué?!”
Luis Marín
20 mayo 2020
Etiquetas:
Cuba 2020,
Las oposiciones cubanas,
Luis Marìn
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