jueves, 31 de marzo de 2011

JESUS URDANETA HERNÁNDEZ - EL EJEMPLO DE NUESTROS JÓVENES SERÁ EL FUTURO DE VENEZUELA

Los jóvenes cuentan con una condición natural para reconocer lo que es justo. Es por ello, que de manera persistente, pertinaz e incansable, desde el año 2007 son  nuestros jóvenes universitarios quienes han marcado la agenda en la movilización del País contra este régimen autócrata.

No es la primera vez que abogan  por sus derechos como jóvenes y estudiantes, pero en esta oportunidad lo hacen con una contundencia digna de admiración, que por lo demás, refleja lo que nos pasa a todos los venezolanos: están y estamos hartos de tanta incompetencia, de tanto populismo barato, de tanta destrucción, de tanta palabrería y debates inútiles. El País se cae a pedazos y el Gobierno pretende seguir hablando y hablando tonterías, porque en definitiva, es lo único que sabe hacer, y lo peor es que quieren  enredarnos en su juego.  Porque una cosa es el debate (mecanismo necesario para lograr avances y consensos) y otra muy distinta la burla y la diatriba inútil con la insistencia de frases desgastadas e ideologías trasnochadas y fracasadas.

En esta oportunidad se trata de la Institución Universitaria. De las Universidades, de los centros de estudio y formación profesional que constituyen el corazón latente y vivo de nuestra Sociedad, porque es allí donde se forman los ciudadanos, donde se investiga y donde se forja el desarrollo del País.

Esta protesta, que merece todo nuestro apoyo, y que se encuentra encabezada por casi una treintena  de estudiantes y profesores que se mantienen en huelga de hambre, se debe a la necesidad imperiosa que existe de rescatar a las universidades púbicas del País, que de manera sistemática son atacadas por el Gobierno. Sólo para poner un ejemplo, la Universidad de Los Andes (ULA), que obtuvo un premio a la excelencia por parte del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo)  (de allí que la huelga se desarrolle frente a su sede)  tuvo que cerrar sus puertas porque no contaba con los recursos mínimos necesarios para mantener una infraestructura viable. Lo mismo pasa con el resto de las universidades.

Los reclamos de los universitarios no pueden ser más precisos: 1) Reconocimiento y pago de la deuda universitaria que se arrastra desde el año 1998; 2) Aumento de sueldos y salarios para el personal obrero, administrativo y docente; 3) Presupuesto justo para el mantenimiento de la infraestructura universitaria, donde se incluye el sistema de comedor, transporte y hasta los baños; 4) Presupuesto para proyectos de investigación; 5) Aumento de la beca para los estudiantes, de 200  a 800 bolívares fuertes, tal como lo perciben los estudiantes “oficiales”.


En efecto, resulta bochornoso el trato desigual y discriminatorio que reciben los estudiantes universitarios que no forma parte de la UNEFA o de la Bolivariana.  Resulta indignante la extorsión de la cual son víctimas los alumnos, que en muchas casas de estudio, los obligan a ir a marchas oficialistas so pena de perder el cupo o de reprobar una materia. Pero peor aún, resulta inaceptable y esto lo digo con el respeto que me merecen todos nuestros jóvenes estudiantes, sin importar donde lo hagan, que se tenga por profesionales a quienes no cumplen con los requisitos de estudio y formación, para el correcto desempeño de su profesión. Eso es lo que está pasando. “Médicos” que saben muy poco de Medicina, “arquitectos” que no saben nada de Arquitectura o “abogados” que ni siquiera entienden que el Poder Judicial debe ser independiente al Poder Ejecutivo, sólo para mencionar algunos casos.

Y es que el Gobierno cree que porque a algo se le cambie el nombre, se convierte en ese algo. No. Una Universidad no lo es porque así se le llame. Un cascarón vacío no significada nada sino eso.  Una Universidad lo es, porque en ella realmente los docentes enseñan, forman,  se investiga y se desarrolla el intelecto humano.  A esos cascarones les falta todo para llegar a ser una UCV, una Luz, una USB, una ULA, una UNELLEZ o cualquiera de las otras universidades que a fuerza de dedicación y trayectoria enorgullecen nuestro sistema educativo. Si a una mesa la llamo vaso, no por eso podré tomar agua de ella.

La respuesta inmediata que se dio, fue la supuesta creación  de un nuevo Ministerio: el Ministerio para la Juventud  y los Estudiantes. Más burocracia, más ineficiencia. ¿Para qué existe entonces el Ministerio del Poder Popular para la Educación? Pero además, a la propuesta se le ven las costuras.  De nuevo la discriminación impera en el discurso y sin duda se verificará en las obras.  Habla de “estudiantes del pueblo” y sabemos que para él sólo es “pueblo” quien lo obedece. Los demás somos, por decir lo menos, enemigos a los que hay que destruir. “No voy a mandar yo, sino la juventud venezolana” dijo.  Mentira. A ellos, a quienes fue dirigido ese mensaje, ni siquiera los dejan elegir libremente a sus representantes o autoridades. Y es que de eso se trata. De ahogar o acabar con la juventud pensante, rebelde, creadora. Porque esa juventud no se pliega. Esa juventud está clara y rechaza lo que él representa.

Vilca Fernández, Secretario General de la Federación de Centros Universitarios  de la ULA manifestó: “Hemos iniciado un gran lucha, porque los derechos no se negocian. Luchamos por nuestra Universidad porque el Gobierno intenta asfixiarla”.  Es correcto. Ni la dignidad ni los derechos se negocian. Son nuestros, nos pertenecen  y debemos hacer que se respeten. Porque resulta inconcebible que en un país donde se han obtenido más de 1000 millones de dólares en los últimos doce años, no existan los recursos necesarios para atender las necesidades de educación y específicamente la universitaria. Cabe preguntarnos, ¿qué han hecho con esos ingresos? ¿Dónde están los reales?.

Tcnel. (Ej) (r) Jesús E. Urdaneta H.
                                    Email: jesusurdanetah@gmail.com
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