domingo, 5 de julio de 2020
NEGAR EL HOLOCAUSTO Y OTRAS NEGACIONES
NEGAR EL HOLOCAUSTO Y OTRAS NEGACIONES
Luis Marín
¿Qué le da sentido a poner en discusión el
Holocausto en un país remoto y primitivo como Venezuela, atenazado por tantos
otros problemas más apremiantes? Que uno de los directivos del CNE recién
nombrado por el TSJ, Luis Fuenmayor Toro, es un negacionista. Otro desafío para
la credibilidad de un organismo ya de por sí tan cuestionable.
La embajada de Alemania en el país se
pronunció diciendo que: “Rechazamos de manera categórica cualquier
relativización sobre el Holocausto perpetrado por el régimen totalitario
nacionalsocialista y que costó la vida de seis millones de judíos europeos. Su
negación, especialmente por figuras públicas, no puede sino ser repudiada”.
LFT respondió desde el diario La Razón el
domingo 28 de junio en un artículo titulado “Calumnias y amenazas sionistas”,
donde nos informa que: “En Venezuela, no existe el delito de opinión, como si
existe en Alemania”; contra toda la abrumadora evidencia de
criminalización de la opinión que impera en este país.
Pero no puede descalificar a Alemania sin
agredir antes a esa “entidad sionista que llaman Israel”, con lo que incurre en
otro delito de craso antisemitismo, según los ejemplos que ilustran la
definición de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA);
así como que “una cosa es el pueblo judío y otra muy distinta son los líderes
sionistas nacionales y mundiales”, quienes, a su parecer, no son parte del
“pueblo judío”.
“En Venezuela hay libertad de opinión.
Mientras esta libertad de opinión exista, la ejerceré ampliamente”, enfrentando,
rechazando y condenando a todos los “que se han basado en mentiras, medias
verdades y calumnias en relación a mis supuestas opiniones sobre
el Holocausto judío”.
La supuesta opinión es: “La inexistencia
del holocausto está más que documentada. No hay sino que leer La mentira de
Ulises de Rassinier; El mito de los seis millones de Hoggan y el libro (¿cuál?)
de Ilan Pappe, para saberlo”. El problema es que en su desmentido LFT no aclara
cuál es su auténtica opinión sobre el Holocausto, aquella que no es “supuesta”,
por lo que habría que conformarse con aquella, porque no hay otra.
No se puede documentar nada con un par de
libros, con opiniones no concurrentes y de personajes que son inconciliables
entre sí. Por ejemplo, Paul Rassinier, francés, comunista, socialista,
anarquista, publica su libro en 1950, con lo que adquiere el título infame de
ser “padre del negacionismo”.
Fue condenado desde el primer día por la
Asamblea Nacional Francesa, hasta culminar en la promulgación de la Ley
Gayssot, 1990, que condena a 5 años de cárcel y 45 mil euros de multa a “quien
ponga en duda uno o varios de los crímenes contra la humanidad” por los que
fueron juzgados y condenados los jerarcas nazis en los juicios de Núremberg.
Lo mismo ocurre en Alemania y en Austria,
donde bajo ciertas circunstancias agravantes, la pena puede llegar a 20 años.
La Unión Europea introdujo este tipo penal en la legislación común, por lo que
LFT debe conjugar el verbo “delinquir” en varios idiomas.
David L. Hoggan, norteamericano, nazi sin
adornos, germanófilo, deplora que EEUU interviniera contra Alemania en
dos guerras mundiales siendo que ésta fue víctima, en una, de las intrigas de
Rusia-Serbia y en la otra, de Gran Bretaña-Polonia. Nunca se atrevió a publicar
ese libro que saldría a la luz en 1969 contra su voluntad. Afirma que el mito
de los 6 millones fue fabricado después de la guerra para justificar la
agresión contra la pacífica Alemania de Hitler.
Ilan Pappé, judío israelita, antisionista,
pero no negacionista, al contrario, dice que el Holocausto ha sido
instrumentalizado para culpabilizar a Europa y justificar a Israel como una
suerte de compensación. Para este “historiador” los judíos no tienen vínculo
alguno con La Tierra Prometida, sino que son “colonos”, mientras los árabes son
indígenas que luchan contra el colonialismo. Opinión que no suscribirían ni el
camarada Stalin y su canciller Gromyko, que consideraron al sionismo como un
“movimiento de liberación nacional anticolonialista”.
Adolf Eichmann dijo muchas banalidades en
su juicio en Jerusalén, en 1961, pero nunca afirmó que la aniquilación de
los judíos no existiera, que hubiera sido su defensa de oro, en cambio declaró
que fue “uno de los mayores crímenes cometidos en la historia de la humanidad”.
Sigamos con LFT: “Como investigador
científico sé que sólo existen muy pocas verdades absolutas, todas ellas en el
campo de la física”, una afirmación que seguramente no hubiera suscrito Albert
Einstein, judío, alemán, sionista, como tampoco que: “No soy creyente”.
Para LFT no existe Dios, ni verdades
absolutas: “Y mucho menos existen en las disciplinas históricas, donde
generalmente quien domina acomoda los hechos en función de sus intereses,
mientras los subyugados no tienen la suficiente fuerza para oponerse a
las distorsiones”. No explica cómo arribó a estas convicciones ni porqué en
estos casos no aplica la “relativización”. Como quien dice: “La verdad no
existe y esto es verdad”.
Si “nada está exento de ser puesto en duda”
entonces hay una puerta franca para el llamado eufemísticamente “revisionismo
histórico”; si a esto se une cierto culto a la política de poder, resulta que
los hechos se sustituyen por una toma de posición y como tampoco existe la
justicia, se la suplanta por crudas decisiones políticas.
“Quizás cuando Netanyahu u otro gobernante
sionista israelí domine el mundo (…) se establecerán como verdades absolutas
sus creencias y estaremos obligados a inclinarnos ante ellas”. Otra maliciosa
proyección de sus propias fantasías, porque son los estalinistas quienes creen
que pueden construir el futuro, no menos que el pasado. Netanyahu es acusado
casi de cualquier cosa, pero no de que sea un dictador totalitario.
Esta mentalidad no es halagadora para una
autoridad electoral, ni para inspirar confianza en el electorado. Así, la
supuesta “constitución” de Cuba fue aprobada en un llamado “referéndum” el 24
de febrero de 2019 con más del 90% de votos por el SI, “mientras los subyugados
no tienen la suficiente fuerza para oponerse a las distorsiones”.
La pregunta del millón es: ¿Por qué un
político encallecido como LFT incursiona en un tremedal tan resbaladizo como el
antisemitismo y su variante negacionista, que no tienen absolutamente nada que
ver con las preocupaciones del venezolano común, ni siquiera con las de los miembros
de la secta que hasta ahora lo sigue en sus aventuras políticas?
La respuesta fácil es que hay quien vive
del escándalo, del protagonismo barato, a falta de propuestas consistentes y un
discurso sugestivo. Otra, que la cuestión es congraciarse con la tendencia
pro-iraní que ha adquirido tanta fuerza en el círculo interior del régimen.
Estos tienen al negacionismo como punta de
lanza ideológica partiendo de la premisa falsa de que Israel existe por causa
del Holocausto, si éste se elimina, el Estado no tendría razón de ser. La
verdad es que el proyecto del Estado Judío es muy anterior y su fundación, como
la de cualquier Estado, se basa en la declaración unilateral de voluntad del
pueblo, expresada por sus representantes legítimos. Hipotéticamente, pudo no
ocurrir el Holocausto y no obstante crearse Israel, porque no hay vínculo
causal entre los dos acontecimientos.
Sería demasiado arduo pasar revista aquí y
ahora a todos los hitos históricos anteriores al Holocausto que condujeron a la
declaración de independencia el 14 de mayo de 1948, baste citar al autor de “El
Estado Judío”, 1896, Teodoro Herzl, quien escribió: “Dentro de cinco años tal
vez, dentro de cincuenta años sin duda, el Estado Judío será una realidad. El
Estado Judío es una necesidad Universal y, por consiguiente, nacerá”.
LFT pretende incursionar en el radar de las
sanciones norteamericanas y de los servicios de inteligencia occidentales; por
otro lado, en las filas de las fuerzas globalistas y antisistema tan en boga
hoy en día, una suerte de refresh otoñal.
Una apuesta arriesgada, tentadora sólo para
quien no tiene ya nada que perder.
Luis Marín
05-07-20
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4 comentarios:
Un excelente artículo que rechaza una nueva forma de antisemitismo que es negar el Holocausto. Esto es considerado delito en varios países.
Cuánta ignorancia la de ese señor. Negar el Holocausto es como decir que no hay sol porque se tienen los ojos cerrados.
Señor Marín: me gustó mucho su artículo. Toca muchas aristas de la política del desgobierno con la aberrante, negacionista y disparata opinión de Luis Fuenmayor.
Una vez más mi sincera felicitación Profesor Marín por su Articulo alrededor de uno de sus temas preferidos y siempre desarrollados magistralmente, como en este caso. ¡¡Felicitaciones!!
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