Pablo Brito Altamira
martes, 12 de agosto de 2014
EL CIERRE DE LA CPT O LA ENVIDIA DE LAS IDEAS
O LA ENVIDIA DE LAS IDEAS
Pablo Brito Altamira
Pablo Brito Altamira
Doble miedo,
el de decir la verdad sobre las razones del cierre y el que genera Pío Tamayo y
sus actuales seguidores como amenaza de perturbar el silencio que reina en el
cementerio de libertades en que quieren convertir a la UCV y al ex país
entero.
El miedo es
la base del totalitarismo, su principal arma, un arma que termina por volverse
contra quienes la utilizan para someter y esclavizar y los convierte también en
esclavos.
Toda idea es
peligrosa, pero la más peligrosa de todas es la idea de la libertad, porque es
capaz de abrir la puerta de la prisión donde se encarcelan los derechos. El
primer derecho es el derecho a pensar y sin libertad de pensamiento no hay
libertad que valga, por eso las ideas son siempre el enemigo número uno
de las dictaduras. En una sociedad totalitaria el pensamiento es un crimen y la
libertad es el crimen que contiene todos los crímenes.
Y tanto Pío
Tamayo, el pensador libre, como la cátedra que lleva su nombre, la de los
defensores y promotores del pensamiento libre, son hoy, como en vida de Tamayo,
enemigos públicos, agentes provocadores, revoltosos que buscan ‘desestabilizar’
a un régimen que demuestra así su íntima y profunda inestabilidad, su
inseguridad teórica, programática y organizativa. Un deportista seguro de
su capacidad no esquiva las competencias sino que las busca para demostrar
superioridad y lo mismo hacen los gobiernos que cuentan con apoyo de sus bases.
Porque
llegaron presumiendo de abiertos y creyéndose que su empanada ‘revolucionaria’
de hace dos siglos se vendería como pan caliente y que no hacia falta reprimir
porque la popularidad estaba asegurada y por lo tanto podían presumir de
demócratas y jugar limpio. Pero las adhesiones que los llevaron al poder y que
aún los mantienen no son las de la popularidad sino las del engaño, el
soborno y la extorsión: cariño comprado no es cariño y cuando la caña se acaba
se termina la fiesta.
Las bases
mismas del sistema venecubano han sido afectadas por la disidencia, tanto la
que debate y dialoga en la CPT como la que ha llevado ese debate a las calles
en los últimos meses. Porque la crítica ha permeado en las propias filas del
régimen, en sus partidos únicos y en sus supuestos oponentes ‘unitarios’. La
diversidad ha socavado los cimientos del PSUV y de la MUD al mismo tiempo. Los
dos grandes pilares de la tiranía están ‘sentidos’ como suele decirse, o
más bien ‘resentidos’ de que por mucho que manden y mucho que repriman nadie
obedece y nadie se rinde.
Pero el
mayor resentimiento viene de ver que unos señores que se sientan a conversar
una vez por semana son capaces de hacerlo una y otra vez durante 30 años y
todavía siguen produciendo y creando ideas, propuestas, proyectos, poemas y
sueños, cuando los que mandan y deciden no han sido capaces de parir una sola
puta idea valiosa en lo que va de película.
Es la
envidia la que mueve al subrectorado del que nadie se acordaría si no fuera por
su papel de extra en la lamentable maniobra contra la CPT, de la que ni
siquiera puede jactarse porque no ha sido iniciativa suya sino ciega y estúpida
obediencia a las instrucciones de otros que tampoco se atreven a mostrar la
mano que tiró la piedra.
Envidia,
miedo, cobardía. No hay peor miseria que la de quien tiene poder y no puede
ejercerlo en crear porque solo es capaz de destruir.
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