domingo, 23 de agosto de 2015
EL DESAFÍO DEMOCRÁTICO
EL DESAFÍO
DEMOCRÁTICO
Miguel Aponte
El chavismo, guste o no, tiene su proyecto
para Venezuela, allí está: es Venecuba; su versión escrita es el Plan de la
Patria. Es esa momia. Una estafa imposible que ahora los Castro intentan mutar,
siempre bajo su control y con creciente intervención China, hacia el modelo
“mercantil autoritario” o como se quiera llamar; siempre mirando a Venezuela
como su colonia: absurdos de la historia, donde, de paso, (¿algunos?)
capitalistas y comunistas, “al fin”, hallarán la forma de echarse en la misma
cama, para desgracia de la democracia y la perplejidad simultánea de Adam Smith
y Carlos Marx. Lo imposible, pues, hecho posible.
Ahora bien, ¿cuál es el proyecto opositor? No
es, esperemos, el discurso autoritario. Pero, ¿será un ingenuo regreso a la
“ilusión de armonía” del siglo XX? ¿Populismo de derecha? ¿Liberalismo
trasnochado? ¿Qué es lo que quiere hacer con el país? Recordemos que nuestra
miseria actual es el resultado final del largo ciclo caracterizado por un
imaginario bien identificado y que dominó el siglo pasado y hasta hoy:
rentismo, estatismo, populismo, caudillismo y militarismo. Por lo tanto,
repetimos, ¿cuál es el proyecto opositor?
El proyecto forma parte esencial del hacer
político: constituye y encarna la razón y el sentimiento por los cuales los
venezolanos vamos a salir de la estafa comunista/populista para construir otra
cosa. No tiene que ser y no es algo acabado, esto es absurdo y sería otra
momia. Pero tiene que plantearse como norte. La oposición no puede evadir esta
pregunta central por un sinnúmero de razones:
PRIMERO: el ciclo rentista-populista está
agotado, lo que representa la oportunidad histórica de incorporar al país al
siglo XXI con el apoyo nacional. SEGUNDO: carecer de “Proyecto Democrático”
impide formular un discurso coherente, nos hace caer en el reformismo
colaboracionista, confundiendo al país. TERCERO: el “etapismo”, creer que
primero salimos del chavismo y luego “vemos”, es un acto irresponsable y se
sabotea a sí mismo.
Ahora bien, el desafío democrático consiste en
catalizar la fuga masiva de apoyo popular que un régimen devastado por su
propia torpeza y arrogancia, por una miopía inexplicable más allá de su
enfermizo deseo de mantenerse en el poder para siempre, por la corrupción
sideral de todos sus mandos y estratos, por su regresión infantil a figuras
imaginarias que nunca como ahora el país está dispuesto a abandonar y que se
traducen en que la única manera de ser chavista es ser sumiso para siempre;
todo eso, repetimos, se catalice en una avalancha de apoyo al movimiento
democrático. ¿Cómo? Teniendo y mostrando al país, con coherencia y certeza, un
verdadero discurso democrático, no rentista, no populista, no caudillista y no
militarista. ¿Por qué no? Hay trabajo, pero vale la pena, ¿no?
Etiquetas:
Miguel Aponte,
Pedro Leòn Zapata,
Socialismo Siglo XXI,
Venezuela 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario