miércoles, 12 de noviembre de 2014
MADURO EN REGRESIÓN
MADURO EN
REGRESIÓN
Rafael
Iribarren
.-* A Rodríguez Torres lo saca el “Alto Mando de la
Revolución”
En mi anterior reflexión ”Maduro y el madurismo sin
Rodríguez Torres no tienen vida”; rafaelsiribarrendice.blogspot. com; digo que su sacada del MIJP, más que
efecto de la coyuntura, es causa de lo que hoy sucede y seguirá sucediendo. De
no haberse producido, a estas alturas la dinámica conflictiva interna,
chavista estuviera normalizada. Su encrespamiento y caotización actuales
se activan cuando el régimen madurista deja de tener su soporte
político-institucional fáctico; el estabilizador que fue su gestión de Estado;
cuyo resultado determinante fue que desde marzo del 2013 todo el
desconcertado proceso interno chavista, orbitara en torno a la gestión de
Maduro.
A Rodríguez Torres no lo sacan los colectivos, ni
ningún cuadro de los conflictos y presiones internas gubernamentales
partidistas, que se desataron a partir de la muerte de Chávez. Lo saca Maduro a
casi quince días de la muerte de Odreman en el Manfredi; ejecutando una
decisión cocinada en La Habana en el “Alto Mando de la Revolución”, con Fidel
y, seguramente, con Ramiro Valdez; y, que sin que nadie se la esperara; anunció
a su regreso.
.-*El ministro más poderoso en los últimos 50 años
Se ha dicho que Maduro y el “Alto Mando ” lo sacan
porque acumuló mucho poder; y tiene proyectos políticos personales.
Ciertamente, fue el ministro del Interior que concentró y manejó más
poder fáctico en los últimos cincuenta años o más. Pero no porque lo haya
ido haciendo progresivamente en su estadía en el MIJP. Sino porque
inmediatamente de ser designado por Maduro armó, el “Plan Patria Segura”; un
aparato de altísima capacidad fáctica, poder de fuego, equipamiento, movilidad,
inteligencia, contrainteligencia; decenas de miles de efectivos militares y
policiales bajo su mando directo; independiente del ministro de la Defensa. Ese
poder sin precedentes que mantuvo a pulso y ejerció ostensible y
disuasivamente; aunque con notable manejo político; fue la base de la
estabilidad y continuidad que logró el régimen de Maduro.
.-* El hombre de la seguridad de Chávez.
Se sabe que Rodríguez Torres, fue uno de los tres o
cuatro que participaron en la última reunión con Chávez, días antes de morir;
en la que se habría definido la estrategia para la transición. En abril del
2013 fue quién en “El Cuartel de La Montaña” pronunció la oración fúnebre
al cierre de la tumba de Chávez. En dicha reunión del “Alto Mando” en La
Habana; el hombre de la seguridad de Chávez durante 14 años, quedó comprometido
a ser el garante de la seguridad, de la estabilización y continuidad del
régimen bajo la presidencia de Maduro; con base a un triángulo de Poder
conformado por éste en Miraflores, él en Platanal, y Plaza Venezuela, (MIJP y
SEBIN); y Carmen Meléndez en Fuerte Tiuna, (MD). Ese triángulo de Poder
evidentemente funcionó. Le permitió al régimen madurista, sobre todo,
conjurar las desestabilizaciones a que ha sido sometido; sobre todo las endógenas
chavistas que han sido las más agresivas. Hasta haber logrado hacia mediados de
año, un control general estable de la situación nacional; a pesar de la crisis
general profunda que se vive. Habiéndose abierto la perspectiva de una cierta
gobernabilidad.
.-* Rodrigo de Triana: “!Rodríguez Torres tiene
proyecto político!”
El ministro político chavista más poderoso desde 1989,
obviamente tiene un proyecto político. Habiendo sido leal a Chávez; en vida
éste, habría sido solo un proyecto personal a futuro; soñado; como su compañero
de promoción y amigo, el general Rivero, ha dicho. Durante 19 meses igual que
antes, fue leal a Maduro como su ministro de seguridad; con un protagonismo
inevitable; más bien sobrio. Hoy, ya, en contra de su voluntad, sacado del
triángulo de Poder del que era el vértice rígido; sin la carga
testamentaria que asumió de ser el factótum del régimen madurista; es un
proyecto que se plantea en términos de ponerlo en marcha. Su rechazo a aceptar
otro cargo gubernamental, mide los términos en que se plantea su futuro
político.
Por cierto, sería cosa de Becket, suponer que no
tuviera proyecto político, candidatural. Uno, es militar; dos, es militar
chavista del 4f; tres, ha tenido y ejercido poder, y mucho; y, cuatro, ha
estado en posiciones políticas prominentes. En “el país de las reputaciones
consagradas”; en el que “hacer política” es tener un proyecto personal, es ser
candidato; es imposible que cualquiera con la actuación de Rodríguez; no
quiera ser Presidente. Sobre todo estando rodeado de precandidatos
presidenciales; tanto chavistas como de oposición; la mayoría de los que no
tienen con qué ser candidatos a casi nada. Comenzando por Maduro que por el
simple hecho de haber sido, sin tener con qué, levantado por los brazos y
montado por Chávez en la presidencia; ahora, demostrado “fehacientemente” su
incapacidad; tiene, igual, el proyecto político personal de reelegirse; y
además, indefinidamente.
Sin dejar de mencionar a Diosdado Cabello y a
otros varios chavistas, que, como dicen, “sin nada en el guiro”; y
algunos, sin ni siquiera “en la bola”; sin embargo tienen “proyecto político;”
“aspiran”, por el solo hecho de considerarse herederos naturales de Chávez. Ni
enumerar las decenas de candidatos, algunos de una vez a la Presidencia; de
líderes por designación, pedigrí o dote; de la MUD y demás oposiciones que,
igual la mayoría sin tener con qué ni saberse por qué; “aspiran” hacen
“política” y tienen también sus proyectos personales.
.-*Todo estaba previsto
Tenía que estar claro, para Chávez y el resto del
“Alto Mando Revolucionario”, ya en el 2013, que al conformar el triángulo
de estabilización de Maduro en Miraflores; con Rodríguez Torres como el
articulador determinante del madurismo, inevitablemente se iba a terminar
proyectando, como ha sido, como el factótum y la garantía de la
continuidad chavista; inevitablemente, eventual candidato presidencial. A menos
que a Maduro mostrara, sacadas, de donde fuera, calidades y dimensiones
políticas de estadista; que hasta ahora no ha demostrado, obviamente porque no
las tiene; y que, en tal supuesto, lo ubicaran como el indiscutible candidato a
la reelección; y, según, a perennizarse en el poder; vía electoral
o cualquiera otra.
Sobre lo que no hay duda, es que lo que fue e hizo,
y cómo, en el MRI; primero, estuvo previsto en el momento en que le
asignaron el rol que asumió; y, segundo, esa asignación, fue, precisamente,
porque se le consideró el indicado para esa actuación; y porque se tuvo la
certeza de que era quién la garantizaba.
Estando claro entonces, que sale, porque acumuló
demasiado poder fáctico, más que nadie en el régimen; junto a tiene proyecto
político; y es un posible candidato presidencial; toca entender es, sobre
cuales criterios se decidió; por qué en este momento y sobre cual ponderación
de la coyuntura; qué implica en las estructuras y dinámicas de Poder; y la
determinación previsible futura que tendrá su salida.
.-*Ya no es “El Proyecto” ni “La Revolución
Bolivariana”.
Sacar a Rodríguez del MIJP aprovechando la coyuntura,
evidente, fue una decisión precipitada; improvisada, aunque, seguro había
sido muy rumeada y estaba previsto tomarla más adelante. Pero, ¡todavía
faltan cinco años para el 2019!; en dos está planteado el riesgo, serio,
de revocatoria del 2016.Y, en uno , aunque más predecibles, son las
parlamentarias Además de que en la crisis general que se vive; y en que está el
chavismo; a pesar de todo; el gobierno logró un cierto manejo, pero no un control
confiable. Dicho en otros términos, Maduro y el madurismo; la continuidad
chavista, etcétera, no están garantizados. Sin embargo, se decide prescindir
del hombre que ha sido clave en lo logrado hasta el momento; y su
garantía probada; y que previsiblemente lo sería en perspectiva.
Casi dos años en cadenado; no hay nada de Maduro que
el país ya no conozca particularmente en cuanto a sus insuficiencias; su
característica determinante. No es imposible, que su idea o aceptación de sacar
a Rodríguez Torres, la asumiera sobre la convicción de que, y según, ya
no le es imprescindible; que él mismo; en tal caso con apoyos y aportes
concretos, etcétera; puede asumir cubrir bastante del vacío que deja. Que, en
tal caso, forzarse a maneja él mismo, las dificultades que se presenten,
vale como costo a cambio de sacar de la pista al más difícil de los posibles
fondistas chavistas para el 2019.
Lo que induce dos consideraciones; una, que si en la
pequeña mente de Maduro cabe tal autosuficiencia incomprensible; en las de los
componentes cubanos del “Alto Mando” no es posible que quepa. De tal forma que
al éstos promover tal decisión a consciencia de lo que implica; lo hacen pero
con una mira diferente; en función de su propio interés y previsiones. Y, dos;
que todo esto significa que la motivación de Maduro y la cúpula madurista, de
mantenerse en el Poder’; ya no es garantizar por encima de todo, sumando todo
lo sumable, “El Proyecto” de Chávez, “La Revolución Bolivariana”, la
continuidad del chavismo; etcétera. Sino la de garantizarse la reelección
y seguir en el Poder con su proyecto personal.
.-* Maduro, solo cabeza de un chavismo más.
En la dinámica del poder concreto, inmediata, la
sacada de RT, tiene un efecto regresivo neto. El de la reposición del cuadro de
febrero y marzo del 2913; del vacío y desconcierto que dejó la muerte de Chávez
y la falta a todos de rutas claras. Pero sobre todo, en el chavismo, volver a
la “tábula rasa” que entonces constituía la burocracia chavista toda,
partidista, gubernamental y militar; igualada, pareja. Por debajo del suyo, no
hubo ni quedó liderazgo ninguno, intermedio; ni, menos, un posible
sucesor que se destacara, por sí mismo, por encima de todos los demás.
Como alguien dijo entonces, todo el liderazgo chavista es “de tercer nivel”;
Chávez nunca permitió “segundos”. Y en esa “tábula rasa”, de terceros,
Maduro no era de los más calificados; varios estaban por encima. Además,
ninguno de los terceros sucesorables, tenía base sociopolítica propia,
importante.
Tal re-emparejamiento de los chavismos; ahora con la
evidencia de que Maduro no tiene liderazgo; de que solo dispone del poder
fáctico institucional; y de que no maneja ni siquiera el gobierno; ha tenido
efectos instantáneos. La lucha interna entre chavismos, no solamente se desató,
sino que, además está potenciada y dimensionada, como nunca antes. Desde todos
los agrupamientos chavistas, Maduro, obviamente, y todas las cúpulas son
retadas y cuestionadas; particularmente, la que más, la “derecha
endógena” 4Febrerista de Cabello y Ameliatch, armada con el control del PSUV; y
la del consorcio partidista-empresarial que es la pretendida, “ala civil” de
Jaua y Jorge Rodríguez; coatcheada por José Vicente Rangel.
Realineamiento interno; fragmentaciones, nuevos agrupamientos, constitución de
nuevos chavismos o recomposición de viejos; conforman un verdadero turbión que
no hace más que acelerarse a medida de la cercanía de las parlamentarias del
2015.
Hoy Maduro queda reducido; bajo el impacto de la
sacada de Rodríguez Torres; a pesar de ser el Presidente de la República; a
solo ser la cabeza de uno más de los chavismos, políticamente más o menos
parejos todos. Ahora, sin el halo que tuvo entonces, de recién haber sido
designado por él mismo Chávez, su sucesor y legatario. Con la descalificación
acumulada durante casi dos años del deterioro creciente y la
profundización de la crisis nacional en todos los planos. La acusación, por
algunos chavismos tanto de derecha como de izquierda, de que en sus manos “se
está perdiendo el legado de Chávez”. Y, la carga del alto costo político
que causa la militarización sin límites que ha caracterizado su gestión.
En cuanto a la gestión gubernamental, propiamente;
regresar al cuadro de correlaciones de Poder de recién muerto Chávez; para Maduro
implica haber perdido la ventaja, limitada pero importante, que como
gobierno habían logrado para mediados de este año cuando, aunque sin tener una
hegemonía, si tenía la preminencia política. El manejo político-gubernamental
de las situaciones, caótico, incoherente, contradictorio; hasta irreal; en la
anomia y la inestructura que es la vida nacional; era la única referencia
nacional de Poder. La única. Determinantemente, porque, siendo muy malo, era el
gobierno; sin que, a pesar de la manipulación mediática polarizante, nadie
seriamente, seriamente, repito, se planteaba “salir de él”, “ya”. Porque,
siendo un caos como gobierno; sin embargo, disponía de una comprobada
superioridad fáctica de Poder; general sobre todo el país; pero particularmente
concreta, con respecto a los restantes factores cívico militares
chavistas de Poder.
.-* Diosdado con la “derecha endógena”, 4Febrerista,
vuelven a la ofensiva
Diosdado Cabello tuvo que bajar el intenso
protagonismo desestabilizador que desarrolló a principios de año, luego de la
derrota de la “derecha endógena,” en abril; lo mantuvo bajo, durante la
convocatoria del IIo Congreso
del PSUV; y lo redujo al mínimo a partir del “sacudon” de Ramírez y Jaua.
Incluso la vocería de los parlamentarios chavistas que monopolizaba
absolutamente; pasaron a ejercerla Vivas y Eeckoud. Sabía que el cuarto
“sacudón”, de Maduro, contra él, venía y que no tenía como sacárselo de encima
A partir de la sacada de Rodríguez Torres, que comandó
su enfrentamiento y derrota en febrero y marzo; considerando libre el campo;
ahora vuelve a la ofensiva; retomando tanto o más beligerante que
antes el protagonismo de actuar como el verdadero máximo jefe del
chavismo. Sin Maduro, presidente del partido, mover un dedo; está armado
con la dirección nacional del PSUV; activando “a diestra y a siniestra” la
confrontación y el acoso internos; e indisumuladamente provocando
divisiones y rupturas. A la vez, con una retórica sobre el 2015; recorre
el país reuniendo asambleas para las designaciones internas en función de las
candidaturas en elecciones parlamentarias; con el obvio propósito de
controlarlas excluyentemente. Como fue a principios de año; la
agresividada de Cabelllo, realmente es hacia lo interno, casi exclusivamente;
contra Maduro y los .chavismos más beligerantes no-atenidos. Solo de paso
contra la oposición. Su objetivo inmediato, es controlar las postulaciones
parlamentarias, hacia controlar la mayoría chavista de la próxima AN.
Inmediatamente, hoy mismo, manipula para controlar en CNE y la Sala Electoral
del TSJ; instancias del Poder Electoral; y garantizar todos
los posible desarrollos del proceso electoral. Obviamente; apuntando
hacia el 2019; a su propia candidatura presidencial. Sin descartar la eventualidad
de tener que jugárselas en un bien posible revocatorio presidencial en el 2016.
Debilitado Maduro; y habiendo él
recuperado nivel; Diosdado, ahora equiparado en la confrontación interna por el
Poder, juega a imponerse definitivamente como el lider 4Febrerista a quién,
según, corresponde la jefatura del chavismo. Todo su manejo, partidista,
parlamentario, etcétera; el control de las postulaciones y del fraude que haya
que hacer; apunta, centralmente, a bloquear las posibilidades de Maduro y de
los chavismos no-4Febreristas. Y solo colateralmente las de la oposición a la
que confía en controlar como hasta ahora ha sido.
-* Chávez y Maduro; dos militarizaciones
opuestas.
La militarización chavista, y, aparte diferencias, la
madurista han provocado siempre intensas contradicciónes conflictos y
cuestionamientos. En el caso de la de Chávez, atemperados, con la retórica de
que “las FAN son el pueblo armado”; de que “todo patriota bolivariano es
un soldado”; y de que, ”la revolución es pacífica pero armada””. Sobre la leyenda,
sin base real alguna;, de que el 4F, un golpe solo militar; fue un movimiento
cívico-militar. Pero sobre todo, porque su liderazgo era militar y
también, determinantemente, civil; lo que significó que nunca estuvo en manos
de los militares; ni políticamente les debía nada. Al contrario. Sin embargo de
lo que, el rechazo a su militarización, aunque ensordinado, fue el factor de
deslinde y contradicción más permanente y activo en el seno del chavismo.
La militarización de Maduro, nada que ver con la de
Chávez; incluso opuesta en cuanto al manejo del poder; mas a granel, a
discreción y sin el fondo retórico de la de aquel; genera más
cuestionamiento y contradicciones en los chavismos civiles; en todos. Con la
particularidad de que el rechazo en estos a la militarización, es
contra Maduro y la suya; pero también contra la “derecha endógena”
militar 4Febrerista. Todo sobre que la diferencia neta entre ambas
militarizaciones, deriva de que Chávez era un líder militar y
civil; mientras Maduro no es ni lo uno ni lo otro.
Y, es en relación a la militarización que se da uno de
los efectos más determinantes de la sacada de Rodríguez del MIJP. A pesar del
11A; el mismo Chávez era, o parecía ser, el eventual contrapeso a
cualquier riesgo de crisis militar. En el régimen de Maduro tal
contrapeso lo ejerció, precisa, y directamente, Rodríguez Torres; con el
poder fáctico que concentró y del que hizo uso, en general, pero particular y
determinantemente en febrero cuando la “derecha endógena” promovió la desestabilización
del país; contra Maduro.
Hoy Maduro, sin bases socio-políticas propias; es
preso de su propia militarización ante la cual, en alguna eventualidad,
no dispone de ningún contrapeso determinante.
.-*Este impulso hacia la transición se frustró. Habrá
otros.
Maduro nunca tuvo base propia en el chavismo. No tenía
con qué; por lo que, quizás, ni lo intentó. Desarrollar el “madurismo” no era
pensable sobre ninguna base. Menos con solo invocarlo; habiendo sido,
literalmente, alzado por los brazos y puesto, por Chávez en Miraflores. Ni con
disponer del Presupuesto Nacional para repartir de todo en cadenas y shows; ni
con recurrir cada vez a alarmar con un magnicidio una
desestabilización o guerra; o el inminente salto sobre nuestro
petróleo de algún imperialismo. El chavismo sin Chávez no era viable; y en el
post-chavismo en el que entramos a su muerte; lo que quedan son chavismos y
chavismos en diáspora sin nada o casi que ver entre ellos. “Madurismo” podía
haber si tenía el sentido y la dimensión histórica de ser la transición
hacia el post-chavismo/post- puntofijismo Y en esa transición, el manejo
cívico-militar de desmilitarizar y desconcentrar, de deschavistizar el
ejercicio del poder; de despolarizar el discurso y la gestión políticas;
tenía, y tiene que ser la clave primera.
Y a eso apuntaba, aparte su proyecto político
personal; el manejo de Rodríguez Torres del poder que acumuló. Un manejo a
pulso, consistente; con contenido y estilo sin nada que ver con el chavista
convencional Al sacarlo, Maduro quedó en el aire y ni él ni el madurismo,
tienen vida. El primer impulso que apuntó hacia la activación de la transición;
se frustró. Habrá otros. Seguro
Caracas
noviembre 2014.
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