jueves, 24 de noviembre de 2011
JESÚS URDANETA HERNÁNDEZ - DIVERSIDAD EN UNIDAD
Resulta claro que los líderes pueden ser positivos o negativos y que en ese mismo sentido, sus seguidores serán los multiplicadores de sus enseñanzas, para bien o para mal.
Lamentablemente para los venezolanos, quienes dirigen desde el poder a la Nación, son ejemplo del no deber ser, siendo el peor ejemplo su máximo representante, quien creyéndose en las alturas “como un cóndor”, se olvida que mientras más alto, más grande y estrepitosa es la caída.
Todos los días, los mensajes que recibimos de parte del mandamás y de sus acólitos son los de la descalificación, de los insultos, del irrespeto, de la sorna y peor aún, del odio. No podemos dejar de sorprendernos e indignarnos ante las constantes manifestaciones que en este sentido se producen día a día, y que por lo visto irán incrementándose.
De “escuálidos” a “enemigos”, pasando por “traidores” y “moscas”, ahora somos (aún cuando no por primera vez) “escoria” y “cucarachas” (al menos las cucarachas son unos de las seres vivos más resistentes del Planeta), pero por si fuera poco sus aduladores de oficio repiten metódicamente sus mensajes de odio, que van dirigidos a todos los grupos que consideren una amenaza para ellos y que trasciende a la política per sé. Tienen suficiente odio para todos y para todo.
Ahora bien, aún cuando no podemos negar que estos mensaje de alguna manera han calado en parte de la población, porque nos bombardean constantemente con ellos a través de los medios de comunicación oficialistas, es igualmente cierto que no hay nada más ajeno a la herencia cultural venezolana, que el odio, la discriminación y el resentimiento y que voces del otro lado también se alzan en señal de protesta y advertencia.
Así, en días pasados y sólo a título de ejemplo, veía como en un canal del Estado, se enviaban manifiestos mensajes antisemitas, mientras en paralelo el padre jesuita Luis Ugalde s.j. ex rector de la Universidad Católica Andrés Bello participaba en un evento organizado por la comunidad judía venezolana, con ocasión a la conmemoración de la Noche de los Cristales Rotos (antecedente del Holocausto) y disertaba sobre el concepto de la tolerancia, afirmado que “tolerar al otro no es suficiente” porque lo que se requiere es “reconocerse en el otro”, es decir, entiendo yo, que todos tenemos, como seres humanos, los mismos derechos y que el ejercicio de los mismos no puede depender de una dádiva o gracia otorgada por otro, sino del respeto que nos merecemos ente nosotros, que somos pares e iguales, lo que hizo que volviera a mi memoria lo que en una oportunidad leí sobre lo que el famoso rabino Hillel contestó cuando se le preguntó sobre la esencia de la Torá; la misma, dijo, podría resumirse en un solo imperativo: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
De igual forma, mientras el congestionado Medio Oriente nos ofrece siempre noticias alarmantes, pocos sabemos que el pasado mes de octubre se llevó a cabo en Qatar, una conferencia interreligiosa en la que musulmanes, cristianos y judíos dialogaron e intercambiaron de la mejor manera sus ideas y perspectivas.
“El nuestro es el momento de la unidad en la diversidad”, dijo de manera clara, brillante y contundente el gran muftí de Bosnia, Mustafa Ceric, durante la sesión de apertura. No imagino una mejor expresión de reconocimiento y respeto mutuo. Recordemos estas palabras y hagámoslas nuestras incorporándolas a la cotidianidad.
Tengo plena certeza que una gran parte de la sociedad venezolana así lo ha entendido; debemos lograr que este mensaje llegue a todos, ya que la reconciliación nacional con justicia y equidad harán posible el rescate de nuestra nación, porque en efecto, tal como lo dijo el gran muftí “el nuestro es el momento de la diversidad en la unidad”.
Jesús Urdaneta Hernández
C.I. 4.391.814
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