Preocupa también que los pre-candidatos presidenciales en Venezuela no hayan manifestado públicamente tener una agenda mínima común, llámese ‘programa’, ‘hoja-de-ruta’ o como quiera nominarse, aunque tal compromiso exista ‘aguas adentro’. No se ha hecho público. No se ha registrado de manera abierta por cada uno de ellos. Ese ejercicio unitario es vital, no solo en Venezuela sino en cualquier sociedad del Siglo XXI que aspire enfrentarse a una autocracia totalitaria y comunista, porque la manifestación pública de una agenda democrática común mostraría que el concepto de unidad va más allá de lo enunciativo y de la coyuntura electoral, pues se inserta en la ejecución de un plan básico de gobernabilidad democrática de la Nación, gane quien gane esas primarias.
De igual manera preocupa la no existencia de un plan concertado entre los precandidatos para la re-institucionalización de la República, aún cuando cada uno de ellos lo ha abordado de manera particular. Esa falencia es más preocupante aún a medida en que se acerca la elección de la candidatura demócrata dentro de poquísimos días... el 12 de febrero próximo.
Otro aspecto perturbador es que el proceso de selección del candidato de la oposición democrática venezolana sea tutelado por el desprestigiado y nada transparente C.N.E. Ello es de una perversidad infinita pues nadie en Venezuela apuesta por la honestidad y la idoneidad de un CNE inauditable y para mayores males democráticos, abiertamente alineado con el régimen. Mucho me temo que como sucedió en el año 2004 (durante el evento revocatorio) el régimen de Chávez aplicará la trampa-rencia, la tristemente célebre expresión del rector Carrasquero, en aquella ocasión Presidente del CNE, un vocablo que le hizo famoso al aludir la presunta transparencia con la que se habían efectuado aquellos comicios. Hoy, el señor abogado Carrasquero es otro obsecuente y flamante Juez del Tribunal Supremo de Justicia venezolano, otro de aquellos que vitorearon al Presidente en aquel bochornoso acto en Sala Plenaria del Tribunal Supremo de Justicia con la consigna ¡Uh… Ah... Chávez no se va”.
Los demócratas pueden y deben seleccionar al contendor opositor sin el oprobioso tutelaje del C.N.E. pues cuentan con recursos humanos y técnicos como los de SUMATE, una organización civil sin fines de lucro, fundada en el año 2002, propuesta a construir Democracia, que cuenta con 30.000 voluntarios y capacidad técnica para facilitar procesos de participación ciudadana.. También sorprende que el acto de selección del candidato opositor sea de libre y abierta convocatoria. Es un error táctico de consecuencias catastróficas. Con una convocatoria abierta, el régimen del señor Teniente Coronel Chávez puede viciar la selección al ordenar a sus milicianos y brigadistas votar el/la candidato/a que más le convenga a su estrategia persuasiva. Tal desaguisado equivale a la impensable posibilidad de que el enemigo pueda seleccionar al contendiente.
En la mayoría de los dirigentes de la democracia venezolana existe la convicción (errada, a mi entender) que el régimen carece de la organicidad necesaria para ejecutar una afectación de esa naturaleza en las primarias de la oposición. Yo no estoy de acuerdo con ellos. Creo que se subvalora, no el presunto poder de convocatoria de Chávez –aunque cada día tenga menos-, sino que se menosprecia el poder de su chantaje popular. Ese, que le permite, misiones de por medio, aplicarle el alicate al estómago a los beneficiarios de sus dádivas que llama ‘misiones’, como también a los cientos de miles de trabajadores públicos. Con el control de las máquinas ‘capta-huellas’ que el C.N.E. utilizará en las primarias de la oposición, máquinas que estarán interconectadas con las de votación y la posibilidad de movilización de grandes contingentes de electores pre-comprados, sí es posible introducir una distorsión importante en el resultado.
Este escenario, abiertamente contra-natura en cualquier otra sociedad realmente demócrata, me induce a proponer como alternativa que la selección del candidato opositor sea realizada, con el soporte técnico de SUMATE, exclusivamente por ‘los demócratas’ Pero ¿Quiénes son esos ‘demócratas’? ¿Cómo separar el grano de la arena? La respuesta nos la da un General Chino, Zhuge Liang, comandante de las fuerzas imperiales del reino de Shu: Matar con cuchillo prestado que consiste en utilizar los recursos tácticos del enemigo y volverlos en su contra ¿Cuál es el recurso táctico más perverso que el régimen chavista ha utilizado para ejecutar un postmoderno ‘Apartheid político’ en Venezuela? Respuesta: La ‘Lista Tascón’, una data de votantes que el entonces diputado oficialista Luis Tascón obtuvo del C.N.E. y en la que aparecen los que en 2003 solicitamos la activación de un Referendum Revocatorio al mandato de Chávez.
La ‘Lista Tascón’ es permanentemente usada por oficialistas en todas las instituciones gubernamentales y a todo nivel para negar o ‘ralentizar’ la entrega de pasaportes, documentos de identidad y otros documentos legales; para filtrar contratistas y puestos de trabajo; para negar beneficios a quienes consideran ‘pitiyanquis’ por haber ‘votado contra el comandante’, etc.
La obtención de la lista de proponentes del Referendum Revocatorio fue ordenada por el mismo Hugo Chávez en un memorándum fechado en enero 30 del 2004, dirigido al Consejo Nacional Electoral (específicamente a su rector-Presidente, el abogado Francisco Carrasquero) para que la data le fuera entregada al entonces diputado por el PSUV, el ingeniero Luis Tascón, quien la hizo pública en su página web y desde entonces se le conoce como ‘Lista Tascón’ Actualmente la lista esta periódicamente actualizada con otros eventos eleccionarios (como la ‘Lista Maisanta’, organizada por el ahora opositor Ismael García) y ha sido digitalizada y distribuida nacionalmente a todos los organismos nacionales, regionales y municipales afectos al señor Chávez para la búsqueda e identificación rápida de la tendencia política de cualquier venezolano.
En Venezuela, el ejercicio de la democracia está peligrosamente infectado por el régimen de Chávez y el presente escenario para seleccionar al candidato de la oposición es el resultado de su perversa política de exclusión, apartheid social y sostenido desbaratamiento del andamiaje institucional que ha venido ejecutando durante estos 13 años. Ahora, cuando se acerca el momento para seleccionar a un candidato unitario y demócrata que aglutine las mayoritarias fuerzas opositoras en Venezuela, preocupan más los silencios y las permisividades de la Mesa de la Unidad Democrática y de los pre-candidatos, que las constantes y rocambolescas mentiras de Chávez.
Por Andrés Simón Moreno Arreche
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