viernes, 22 de marzo de 2013
HUMBERTO GARCÍA LARRALDE - SICAD Y ALGO MÁS
SICAD Y ALGO MÁS
LO QUE DICEN LAS CIFRAS
Lo objetable del nuevo Sistema Complementario de Administración de
Divisas (SICAD) no reside en cuestionamientos técnicos, sino en el concepto
mismo del mecanismo ofrecido. Desde que se instrumentó el presente régimen de
control de cambio en febrero de 2003, el gobierno nos quiso vender la idea de
que era para resguardar “las divisas de la Patria” de los apetitos voraces de
especuladores y “enemigos del pueblo”. El futuro de los venezolanos peligraba
si se dejaba a la libre las transacciones en moneda extranjera, por lo que el
“Estado revolucionario” se erigía en custodio del bienestar futuro de la
Nación, administrando directamente la asignación de dólares. Veamos, con las
cifras (oficiales) del Banco Central de Venezuela, si este alegato se ha
cumplido.
Desde 2003 han salido por la Cuenta Financiera y la cuenta Errores y omisiones de la Balanza de Pagos, USA $175.880 millones[1].
En los 40 años que van desde 1959 a 1998, gobernado por la “oligarquía traidora
bajo la égida del imperio”, ésta cifra montó en $18.931 millones. Es decir,
bajo el control de cambio que resguardaría los intereses de la patria durante
los últimos 10 años salieron -según los registros del BCV-, 9,3 veces la
cantidad que se fugó durante los 40 años “puntofijistas”. Como a Giordani le
gusta exhibirse como alguien que maneja las matemáticas, esto significa 37,2
veces más cada año.
Pero hagamos una corrección por el
número de habitantes. En fin, la población de hoy es varias veces superior a la
que existía en 1959 y, por ende, debe examinarse el asunto con criterios
proporcionales. Sucede que, por cada residente en Venezuela, salieron (en
promedio) $6.327 entre 2003 y 2012, pero en el lapso 1959-1998, la cantidad fue
de sólo $1.102, ¡casi seis veces menos! Al calcular la tasa anual, bajo el
“revolucionario” y “patriota” control de cambio, las “divisas de la patria” se
fugaron a un ritmo 23 veces superior que en los 40 años de gobiernos
“entregados al imperio” (¡!).
¡Pero es el sector privado el
responsable, siempre buscando la desestabilización del país para conspirar
contra el gobierno “revolucionario”! ¡Con toda razón debe implantarse un
control estricto de la divisa para salirle al paso a este atentado criminal! Si
bien más de las 2/3 partes de lo que salió sólo por la cuenta financiera entre
2003 y 2012 fue por manos privadas, el sector público, por su cuenta, sacó
$46.419 millones, 4,3 veces lo que registra el BCV como salida total de divisas por esta cuenta en los cuarenta años antes
referidos: una razón de 13,2 veces más por año. Pero este éxodo no fue para
financiar inversiones u otros fines “loables”, en solidaridad con nuestros
“hermanos latinoamericanos”, no: más de la mitad de lo fugado en manos públicas
fue a parar a la subcuenta “moneda y depósitos”, es decir, a cuentas bancarias
en el extranjero. Pero además, durante
2012 el gobierno repatrió $10.925 millones de estos dineros para aportar al
financiamiento de la campaña electoral de Chávez, por lo que lo depositado en
cuentas extranjeras del sector público fue aun mayor excluyendo a este último
año: salieron $32.962 millones entre 2003 y 2011 (ambos inclusive).
¿Pero, por qué el sector privado
saca tanto dinero afuera? ¿No es ésta razón para restringirle aun más el acceso
a las divisas y así “darles una lección” a estos “traidores de la patria”? El
sector privado somos usted y yo, amigo lector –así como cualquier otro agente
económico distinto del sector público-, sometidos a procesos inflacionarios que
van carcomiendo el valor de nuestros ahorros que, en los bancos locales,
obtienen un rendimiento inferior a la mitad del alza en los precios. Luego está
el acoso a los empresarios con toda suerte de regulaciones, controles de
precio, medidas restrictivas y amenazas de expropiación, que los disuade de
invertir en el país bajo tales condiciones. Convertir estos recursos y ahorros
a moneda fuerte aparece como la opción racional para salvaguardar su valor aunque,
según el gobierno, ¡ello sería en función a “intereses mezquinos”, que atentan
contra los “intereses supremos de la Patria”!
La charada es difícil llevarla más
allá. Es obvio que si se prosiguieran políticas a favor del desarrollo
productivo, con garantías procesales y de propiedad al inversionista, promoción
de la competencia interna, tipo de cambio competitivo, servicios eficientes, y
reconocimiento y respeto por la contratación colectiva, disminuiría la
inflación, mejoraría la productividad y la oferta interna, y estos dineros no
se fugarían. No hay que tener más de dos dedos de frente para arribar a la
conclusión de que los verdaderos “traidores de la patria”, escondidos bajo la
montaña de alusiones simbólicas “revolucionarias” a favor de los pobres, son
Giordani y su combo, que han hecho todo lo posible por espantar $105.688
millones del sector privado entre 2003 y 2012, que pudieran haberse invertido y
consumido en el país, generando empleo productivo. Pero en vez de promover la
agricultura y la industria local, se ha decidido impulsar los negocios del
extranjero.
En los 10 años del lapso considerado
(2003-2012), se han importado $369.720 millones, ¡1,4 veces más que lo importado en los 40 años que van desde
1959 a 1998! En términos per cápita, esto se traduce en una importación de
$13.151 por cada venezolano desde que se implantó el control de cambio, vs.
$16.195 durante los cuarenta años “puntofijistas”, una tasa anual 3,2 veces
mayor durante el período 2003-2012.
El control de cambio desde su
implantación no ha respondido a ninguna intención de “salvaguardar las divisas
de la Patria”. Ha sido un mecanismo embaucador para reservar porciones
crecientes del ingreso petrolero para usufructo exclusivo y discrecional de
quienes administran el sector público, no obstante producir con ello una
dependencia creciente de las importaciones y una fuga nunca antes vista de capitales. Durante los 10 años de control de cambio
(2003-2012), se han facturado $610.910 millones de exportaciones petroleras,
casi el doble de los $347.193 millones durante los 40 años del período
1959-1998. Cada venezolano debió percibir anualmente por concepto de
exportación petrolera entre 2003 y 2012, 4 veces más de lo recibido cada año
entre 1959 y 1998. Como si esto no fuera suficiente, el endeudamiento público
externo aumentó de $28.853 millones en 2003, a $105.779 en 2012 –sin incluir el
préstamo chino por unos $30 millardos. La deuda interna creció de Bs. 24.059
millones -$14.956 al tipo de cambio vigente para entonces- a Bs. 255.260
millones en 2012 ($59.363 millones). Cada habitante debe ahora, por concepto de
deuda pública, unos $5.557, cuando hace 10 años esta carga era de sólo $1.706.
Pero el estricto control de cambio
restringe cada vez más el acceso a la divisa. Como paliativo luego del cierre
del SITME, el Ministro de Finanzas “abre” un sistema policíaco de supervisión,
seguimiento y control de subastas para asignar divisas a aquellas importaciones
que no consiguen dólares por CADIVI –un 61,6% del total importado el año
pasado. El mecanismo asegura que ni un dólar pase por las “viles manos” de
agentes particulares. ¡Éstos deben ser vigilados con celo para que no atenten
contra los sagrados intereses de la Patria y salvaguardar “los dólares del
Pueblo”!
¡No me jodas, Jorge Giordani!
¿¡¡¡Dónde están los reales!!!?
Humberto García Larralde
Economista, profesor de la UCV
[1] Para los
no economistas es menester aclarar que la balanza de pagos registra todas las
transacciones entre residentes del país y el extranjero. La cuenta financiera
cubre las transacciones de capital y excluye las transacciones corrientes como
el comercio de bienes y servicios y las remesas. Es decir, la cuenta financiera
NO INCLUYE el pago por importaciones. Por otro lado, la cuenta “errores y
omisiones” es una cuenta residual que registra transacciones –muchas ilegales-
sin las cuales no “cuadrarían” las cuentas, pero que no pudieron ser
identificadas.
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