Caracas 19.06.13
jueves, 20 de junio de 2013
RAFAEL IRIBARREN - UN 8D PLEBISCITARIO, ¿OTRO 14A U OTRO 16D?
Rafael Iribarren
.-*PSUV y MUD, a elecciones locales sin primarias
El
PSUV va a las elecciones municipales del 8 de diciembre, (8D), sin primarias;
anunció que seleccionará sus candidatos mediante “un consenso”; con cuotas a
los aliados del “Gran Polo Patriótico”, (GPP). Por su parte, la MUD, ya declaró
expresamente, que asume que los suyos, de oposición, ya están escogidos; aunque
en muchas entidades, en las más importantes, piden volver a consultar y aunque
las primarias en que se designaron fueron en febrero del 2012; hoy hacen
catorce meses.
Sin
explicación ni transparencia, como es usual, el CNE
fijó las elecciones locales, para alcaldes y concejales, para el 8D, diez meses
después de para cuando inicialmente las anunció, febrero del presente;
evidentemente en función del interés y la ventaja que esos meses adicionales
significan para el chavismo. Capriles, por su parte, en algún momento declaró
que al contrario, debían ser inmediatamente, yá, en julio. Tanto, correr
la fecha, como la idea de que debían ser yá, responden en definitiva a
similares consideraciones. Para el chavismo, estos meses son para tratar de
manejar y darle la salida menos costosa políticamente, a la imposible cuestión
de las candidaturas locales; en la más intensa beligerancia de sus bases,
partidistas y de aliados; que, si ni siquiera Chávez logró manejar
totalmente, ahora, con la burocracia inestructurada que es la cúpula del
chavismo y la implosión que vive, todo apunta a que resulte un verdadero
reguero general de candidaturas incontenible. Igual, la idea, negada
obviamente, de que deberían ser yá, atiende a lo mismo; a que se bloquearan las
ya muchas planteándose, y previsiblemente crecientes aspiraciones
candidaturales de base de nuevos, o viejos, liderazgos o cuadres políticos
locales, partidizados o no, que desconocen la validez y vigencia de unos
listados de candidatos, cuestionados ya entonces, seleccionados hace casi dos
años.
.-* Elecciones locales, un plebiscito doble
Expresamente,
Capriles secundado en general por la oposición, maneja la idea de que las
elecciones locales del 8D serán, o deberán ser, un plebiscito; propiamente un
doble plebiscito, simultáneo: ”si o no” sobre la gestión chavista; y, “si o no”
sobre su liderazgo nacional; notoriamente, en realidad, mas en éste segundo
tema que en el primero. Cuenta o aparenta contar con que el mapa
electoral el 14A se repita, amplíe y densifique. Por su parte, el chavismo
maneja una idea casi igual; volver a poner a la gente, o que el CNE
lo haga aparecer así, optando plebiscitariamente entre supuestos dos modelos de
sociedad; que se vote, real o “smartmáticamente” por “la izquierda” o por “la
derecha”, más exactamente, sería por “la derecha amarilla”. Pero resulta que
las del 8D son unas elecciones locales; por naturaleza despresidencializadas,
despolarizadas.
En
ellas la gente, más allá y a pesar de sus filiaciones políticas y clientelares,
de sus escepticismos, y a diferencia de cómo lo hace para gobernador o
presidente, vota por o contra gente de carne y hueso; por o contra
candidatos que conoce, a los que le sabe la historia y a los que ve o puede ver
y abordar cualquier día en cualquier esquina, plaza o centro comercial; y de
los que sabe perfectamente qué esperar y qué no. De ahí que los resultados
electorales locales, incluso enmarcados en el fraude, son tan predecibles; y,
en mucho por eso, la abstención y las correlaciones resultantes, en general no
corresponden a las de las regionales; ni, menos, a las de las nacionales;
procesos éstos en los que la polarización electoral, básicamente mediática, sí
funciona.
Tales
resultados locales, no son motivados sino muy parcialmente por la visión
“presidencialista” y por el “desinterés político de la gente,” con que
politológicamente se pretende explicar la menor participación que en general
hay a ese nivel. Realmente, a nivel local, la gente, no es que “se abstiene”;
sino que vota o no vota, por o contra alcaldes y concejales, a plena consciencia
de lo que hace; como no lo hace, tanto, cuando vota por el gobernador y,
menos por el presidente; de los que en general tiene visiones menos o casi nada
vivenciales; mas mediáticas. Lo que explica, por cierto, la inconcebible ilegal
e impune posposición por varios años de las elecciones municipales; activa y
concretamente por el CNE;
pero en genera, de hecho, con la anuencia oposicionista.
.-* Polarizar por encima de todo y a costa de lo que sea
No
es el propósito aquí dar lecciones políticas ni trazar líneas de acción a
nadie; ni siquiera establecer interlocución alguna con factores de poder de
cualquiera de los ismos que hoy manejan lo político-institucional del país; y
concreta e inminentemente, lo electoral. Se trata traer a colación, el punto de
que la polarización y su exacerbación inducida mediáticamente a cuatro manos, y
la manipulación mediática de su promoción hacia lo sociopolítico, ha sido
determinante de lo político-institucional, en el país, durante los
últimos quince años. Y ha sido una determinante de la generalización de la
crisis total que hoy vivimos; aunque se origina y viene profundizándose ya
desde hace cuatro décadas. Por lo que nada de lo que suceda, o pueda suceder,
previsible o imprevisible, ahora en las elecciones de diciembre; ni en las que
vienen los próximos años; apuntará hacia una salida de la crisis
nacional, sin desmontar la polarización político-institucional actual y su
inducción mediática hacia lo sociopolítico.
Y
precisamente el soporte sociopolítico básico para la despolarización, en
función del desmontaje en perspectiva y a nivel de las estructuras
político-institucionales de poder actuales; está, precisamente, en esa
consciencia política, despolarizada convivencial a pesar de todo, que hay en la
base ciudadana; que existe y se mantiene entre los vecinos, en las comunidades,
a quienes a niveles locales toca votar por sus alcaldes y concejales el
próximo 8D.
Apostar
o jugar políticamente a la polarización, salvo en coyunturas extremas, de
crisis terminal, en general favorece a quién controla el Poder;
normalmente, y ese ha sido y es nuestro caso, propicia el congelamiento, la
estabilización y su proyección, de las correlaciones político-institucionales
de Poder que haya en la coyuntura. En otros términos, en un momento no
terminal; y teniendo alternativas; jugar a la polarización, consciente y
voluntaria o inconsciente e involuntariamente, es jugar a que quién está en el
Poder siga en él.
.-* El CNE garantizará que el 8D sea un 16D y no otro 14A
A
estas alturas, nadie debería llamarse, ni llamar, a engaño con el CNE;
que ya puso todos los puntos sobre las “íes” acerca de a qué debe atenerse el
país con respecto al 8D. Según, “todo está perfecto y seguirá estándolo”; “la
auditoría del 14A demostró que los resultados son impecables y sin
errores”; y “el sistema electoral venezolano esta blindado contra fraude y
trampas; es el más confiable del Mundo”; han dicho las rectoras; “el RE está
auditado y avalado por la oposición; y los centenares de miles de muertos que
ciertamente se demostró que hay en él, ciertamente están sí allí, pero no
votan”. Tanto todo esto es de verdad así, que el mismo rector Díaz, se permitió
declarar, que lo que sí falta es que el Consejo, “le dé más confianza a la
gente”.
En
conclusión, no digamos de fraude; sino que, según y fehacientemente, ni
siquiera de “irregularidades” puede ni debe hablarse con propiedad. A partir de
lo que, y ya avanzando hacia el 8D, el Comando Simón Bolívar, (CSB),
de Capriles, por lo visto se vio en la necesidad de aclarar que su demanda de
una auditoría, ante el CNE
y el TSJ, de los resultados de abril, se mantiene. Que en un determinado plazo
recurrirá a las “instancias internacionales”.
Quiere
decir, en conclusión, que toca asumir que las elecciones municipales de
diciembre serán, iguales, tan “impecables” y “transparentes” como han sido
todas las anteriores que desde el 2004 ha hecho el CNE;
obviamente incluidas las del 14A. Pero, también obviamente incluidas las
del 7O y del 16D pasados. El punto está, entonces, en si las elecciones
locales, que anunciadamente serán como todas las anteriores, el CNE
hará que reproduzcan, el proceso y los resultados de las presidenciales de
abril pasado; o los de las presidenciales y de gobernadores de octubre y diciembre
del 2012. Nadie seria y honestamente, puede tener dudas de que los
resultados reproduzcan uno u otro modelo, sin tener casi que ver con cómo
realmente vote la gente, igual que siempre, lo determinará el CNE;
que va a contar los votos como siempre; en función del interés y la estrategia
chavista de poder.
Es
pertinente aquí, arriesgar una respuesta a la cuestión de la diferencia entre
dichas votaciones de octubre y diciembre pasados; solo seis y cuatro meses
antes; y las de abril; prácticamente en el mismo contexto político. Pues: el
chavismo, confiado en que estaba sobrado, que hasta pasaría los 10 millones de
votos; considerándolo innecesario, optó por darse el lujo de que el CNE
no montara el fraude que sí montó para las dos anteriores. Y que siempre,
siempre, ha montado desde el 2004. A partir de lo que, lo serio y honesto, es
prever que el CNE
manejará las elecciones del próximo 8D, no como lo hizo con las del 14A;
sino como manejó las del 7O y el 16D. Mas concretamente, que las mismas, se concretará
de acuerdo al modelo del 16D y no al del 14A.
.-* Un plebiscito que legitimará al CNE y al fraude
Se
ha cuestionado, como incoherente, que Capriles y su CSB,
llamen y pretendan jefaturarlas, a las elecciones locales, mientras demandan la
nulidad de los resultados del 14A. Indiscutiblemente que, además de la
ambigüedad en ambos aspectos, se trata de una incoherencia en relación a la
manera y al discurso con que está llevando la impugnación. Ambiguo porque se
habla jurídica y políticamente, de “irregularidades”, y de “robo de votos”,
cuando hay la conciencia y en concreto es de lo que se trata; de que hubo fue
un fraude total. Y es inconsistente e incoherente, porque se insiste en
lo procedimental electoral, incluso en aspectos del sistema; sin denunciar y
acusar abiertamente el fraude ni al CNE;
sin descalificarlo claramente como toca, como árbitro. Ahí está la
incoherencia real de fondo. No en la disposición es sí de llamar a participar.
Además,
ya nadie puede tener dudas, hay que insistir, en que para el 8D el CNE
va a montar el fraude necesario, para que no siendo otro 14A; “dudoso”,
“apretado”; y aunque no llegue tampoco a ser otro 16D; resulte sí en una
correlación cómodamente suficiente para volver a garantizar la
mayoría al chavismo. Ni Capriles ni su CSB
ni la MUD ni nadie en la oposición, ignoran que en diciembre habrá un fraude
total Todos lo saben. Por lo que lo más cuestionable es que repitan la
estrategia triunfalista de agosto y el 7O; ahora peor, que, a sabiendas de cómo
se armarán los resultados, además, se lleve el triunfalismo hasta el extremo de
llamar a participar para convertir las elecciones municipales en un
plebiscito. Adelantándome al trato del tema más abajo; destaco que es obvio que
si se habla de un plebiscito, se asume que su dictamen, de ”si” o “no”, lo
dictarán los resultados; lo que quiere decir que los mismos serán confiables;
luego, se asume que van a ser correctamente contados, por un árbitro confiable.
Esto,
siendo el CNE
el árbitro que contará los votos plebiscitarios; pues de todas todas y, sin
más, se le está legtimando de antemano al convocar un plebiscito que él
arbitrará. Estando ahí la mayor y peor inconsistencia de la posición de
Capriles y la oposición. Pues, llamar a participar en un proceso electoral, que
de antemano se sabe viciado; y a pesar de que se le denuncia como
fraudulento; aparte lo discutible que pueda considerarse; es, o
puede ser, una posición, una actitud política absolutamente válida. De
hecho en este caso lo es. No siendo lo mismo, al contrario, y es el
punto, llamar triunfalistamente a participar en un plebiscito, a conciencia y
cayándolo de que se trata de otro fraude.
.-* El replanteo de la mejicanización con el cierre de “la victoria
perfecta”
En
la estrategia de la “victoria perfecta” decretada por Chávez a principio del
2012, concretada bajo el fuerte impacto político nacional de las
primarias de la oposición; las elecciones municipales estaban definidas como el
nivel de base comunal de hegemonización y control de la vida y la política
nacionales. La secuencia de su implementación de las elecciones presidenciales,
regionales y locales, estas últimas, programadas oficialmente para febrero del
presente 2013, se descontinuó con su muerte. Tal estrategia base de “la nueva
geometría del poder” y soporte del “Estado Comunal”, que con él vivo ya era un
delirio inviable, aunque mantenía su pretensión de imponerla; ahora
desaparecido, ni siquiera como pretensión o intento es mínimamente sustentable.
Sin
embargo, disponiendo el chavismo a discreción de la capacidad del CNE
para garantizar la votación necesaria para “ganar” en la gran mayoría, y hasta
en todos de los 335 municipios; lo previsible es qua active lo suficiente,
aunque quizás no al extremo de que resulte en una correlación local similar a
la regional, de 20 de las 23 gobernaciones; un 70%. Con lo que a pesar de su
ausencia, algunos dirigentes chavistas ya lo han anunciado, la “victoria
perfecta” decretada por Chávez, se completará y perfeccionará; o se
asumirá así. Siendo sin embargo previsible que, para además relegitimar al CNE,
el chavismo dicte esos resultados menos desproporcionados, más creíbles en
general y conformables por la oposición.
Completar
el chavismo la “victoria perfecta” ganando “smartmáticamente” la mayoría de las
municipales; aunque no tantas como de las regiones; le permitiría mantener
mediáticamente por algún tiempo la ficción y la retórica del “proyecto”, del
“chavismo”; aunque cada vez mas desdibujadas y sin tono. Pero en otro plano más
condicionante; y de acuerdo a cual sea la estrategia a partir de los resultados
que la oposición, o Capriles y su oposición, asuman; se replantearía la
mejicanización político-institucional que quedó en suspenso a partir del 14A. La
mejicanización, con un postchavismo, ya boqueando y manoteando en la crisis
nacional, agotado, pero en el Poder, en el gobierno; frente un Capriles el
caprilismo y los amarillos, como “oposición perfecta”, en la estrategia de
mediando plazo de capitalizar pre-electoralmente su agotamiento en el Poder y
la profundización inercial de la crisis en perspectiva; siempre apuntando hacia
las presidencia del 2019.
.-*Ni con chavismo, madurismo; ni con puntofijismo, caprilismo,
saldremos de la crisis
Sean
cuales sean los resultados que finalmente produzca el CNE;
incluso hasta que en la mayoría de los municipios pusiera a perder al
chavismo; si, como es posible, chavismo y puntofijismo, induciéndola a cuatro
manos logran polarizar importantemente la campaña y los resultados; será lo
peor que pudiera sucederle al país. E incluso “perdiendo” espacios, será lo
mejor para el chavismo, para el que hoy en su fase terminal, significaría un
oxígeno de legitimación; a bajo costo por lo demás. Ya teniendo las
gobernaciones y la Presidencia de la República; no tener la mayoría de los
municipios no será un gran problema. Sería lo peor para el país; porque la
mejicanización, propiciando la polarización absoluta a todos los niveles de la
política y la vida nacionales; imponiendo que no hay vida ni espacio ni
oportunidad, sino optando entre chavismo y caprilismo; aparte lo perverso que
sería; regresivamente, frenaría y ralentizaría la intensificación de la
dinámica sociopolítica actual, que, al margen de lo electoral, expansiva y
acumulativa, hoy tiende a su “masa crítica”.
Abstenerse
y votar, mayor e igualmente, son actitudes políticas; resultan ambas de la
percepción y la consciencia política que, masivamente, haya en cada
momento electoral; siendo en general, son solo parcialmente inducidas. Ciertamente,
abstenerse, una actitud, en general, no es una opción política; pero igual
votar tampoco necesariamente lo es. Muchas veces mucha gente vota “por no
dejar de hacerlo”; en contra de su verdadera expectativa y visión de las cosas,
bajo presión o la compulsión de la polarización.
De
ahí, que votar en un marco de alta polarización, como puede y tratan que sea
en nuestro caso el próximo 8D, no servirá para nada en función de la
crisis nacional y de ir hacia una salida a ella. Ni el chavismo, hoy
postchavismo, madurismo en promoción; ni el puntofijismo, en su variante hoy
también en promoción, el caprilismo; ni uno, ni otro, ni mejicanizados, sea
cual sea gobierno y sea cual sea oposición; son opciones reales, ni pueden
contribuir a una salida progresiva a la crisis nacional de la que ellos han
sido sus gestores y beneficiarios políticos; y que se conforma profundiza y
proyecta, determinantemente a partir y sobre la polarización político
institucional inducida mediáticamente desde años por ambos: y de la que han
vivido.
.-* Plebiscitariamente el 8D se votaría por los “quinos” de la MUD
Chávez,
con todo el control que logró del Poder, control real y control
político-institucional mediático-trampeado; ni siquiera con el CNE
a discreción se atrevió, ni logró nunca, a convertir las elecciones en
los plebiscitos que pretendía. Desde que en el 2006 anunció por primera
vez los “10 millones por el buche”, que se quedaron lejos; hay que
repetir, a pesar del fraude; hasta la última vez que en vida él mismo volvió a
anunciarlos para el 7O; ni cuando, a su nombre, creyéndose sobrados al
invocarlo recién muerto, volvieron los chavistas a darlos por seguro, hubo
ningún resultado “por el buche”. A pesar de la polarización electoral y del CNE,
ningún resultado, reciente ni mas anterior, fue plebiscitario. Hasta en los
eventos más concurridos, una y otra vez, tercamente, se mostró una correlación
político-electoral, de tres tercios; dos, por uno y por otro; y un tercio por
ninguno; o, en contra de ambos. Aunque realmente siempre fue claro que
apartando al CNE,
mismo desde las parlamentarias del 2005, electoralmente, el chavismo real,
“duro”, no pasaba, ni pasó nunca, del 20 o 25%. Porque, y a pesar de todo, la
mayoría real de los venezolanos, nunca le dijo plebiscitariamente ni “si” ni
“no” al chavismo; aunque tampoco ello en ningún momento implicó que
plebiscitariamente ninguna mayoría le dijera “si” a la oposición.
Declarar
que el 8D será o deberá ser un evento plebiscitario, es pretender que la gente
que rechaza al chavismo, vote encallejonada; como cuando votó para elegir
constituyentes en 1999; por los candidatos del “quino”, que ahora serían, no de
Chávez sino de la MUD; en cada municipio se votaría con uno de los 335 quinos
de de la oposición, uno para cada alcaldía y concejo municipal. Y promoverlo
como simple continuidad o proyección del 14A, es además, pretender que el voto
diga, “Capriles sí, Maduro no”.
Nada
diferente, en nada, a la oscura y desastrosa pretensión plebiciscitarizante
chavista; aquella de “con Chávez y Equis un solo gobierno para…”. Que ahora
sería, “con Capriles y Zeta un solo gobierno para Ricauter” por ejemplo, o,“con
Capriles y Ve un solo gobierno para Uracoa”, “con Capriles y Doblevé un solo
gobierno para….” etcétera. Realmente delirante; infatuadamente delirante;
regresivo. Además, irreal. Chavismo amarillo.
Pero
no solo es delirante y regresiva la pretensión plebiscitarizante de Capriles. Igual
que la de Chávez, expresa una concepción mesiánica, autoritaria, de la política
y del ejercicio del Poder. Que niega, objetivamente, más allá de cualquier
discurso o juego de palabras, que la política, hoy ya definitivamente, tiene
como sujeto, no a un líder, sino a la gente, a la ciudadanía; a la ciudadanía
en cuyo ejercicio soberano se origina y al que ha de responder la gestión
pública, el ejercicio del Poder. Vale recordar, a tal efecto, que el
plebiscito, en general, ha sido un recurso del autoritarismo y del
totalitarismo.
.-* Primarias municipales despolarizadas, un debate constituyente
ciudadano
Hay
que repetir que la crisis que vivimos los venezolanos, no fue causada por
Chávez; aunque con su régimen la profundizó y metastasió. Que se activó
inercialmente desde los años setenta y que en sus dos fases, puntofijista y
chavista, se generaron acumulaciones sociopolíticas y se desarrollaron
subjetividades opuestas, hoy y en principio, excluyentes entre sí. Que tales
acumulaciones y tales subjetividades, son parte sustancial del problema de
fondo; mas allá de lo malo y perverso de la gestión chavista y de las cinco o
seis últimas puntofijistas. Y, que ese problema de fondo, que no se resuelve
con un simple cambio de gobierno; solo se visualizará y podrá procesarse y
manejarse, nacionalmente, a partir de un verdadero, profundo, de un “sincero
debate”; como el papa Francisco dijo a Maduro. “Sincero” de parte y parte, se
entiende. Viene al caso esto, obviamente, porque la polarización en sí misma es
la negación absoluta del debate; siendo precisamente los plebiscitario, el “si”
o “no”, su expresión extrema.
Ese
debate nacional, profundo abierto “sincero”; inevitablemente se va a dar,
porque es vital. Un debate constituyente ciudadano; en alguna variante de la
que se vienen proponiendo. Y que ya se está planteando a pesar de la
manipulación polarizante y repartidizante que hay hacia el 8D. Porque se
entiende que es la única vía hacia abrirle “sinceramente” una salida a la
crisis profunda, estructural, que vivimos.
Que
la gente, las comunidades, despartidizada y despolarizadamente, debatan su
realidad concreta, local; y la regional y nacional; y designen a quienes
considere más capaces y confiables como alcaldes y concejales a partir de esos
debates; independientemente de su militancia o filiación política o
ideológicas; será, o sería, una primera jornada nacional constituyente
ciudadana; primero local, y luego hacia su secuencial desarrollo regional y
nacional. No promoverlo así, no aceptarlo e insistir en la polarización y
plebistización de las elecciones locales del 8D; constituye además, un serio
doble riesgo: uno, que, realmente o, como seguramente será, por obra y gracia
del CNE,
smartmáticamente resulte, como el 16D o incluso como el 14A, en un “si”, pero
al chavismo; dos: que, al ser desconocida, polarizadamente la voluntad de la
gente de base imponiéndoseles candidatos desde las cúpulas, PSUV-GPP y MUD; los
“si” y “no” al que sea, sumados, resulten minoría; frente a una mayoritaria
abstención.
Rafael
Iribarren
Caracas 19.06.13
Caracas 19.06.13
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Elecciones Municipales 2013,
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