viernes, 30 de julio de 2021

LA TRAMPA-JAULA ECONÓMICA QUE SE CONSTRUYÓ EL CHAVISMO


 




LA TRAMPA-JAULA ECONÓMICA QUE SE
CONSTRUYÓ EL CHAVISMO
 Humberto García Larralde

La reciente visita de Delcy Rodríguez a la Asamblea de Fedecámaras, como la de su hermano en enero y la declaración de Maduro de rescatar el Consejo Nacional de Economía --ahora adjetivándola de “Productiva”--, pudieran indicar un cambio de actitud del régimen ante el sector empresarial, otrora ubicado en el campo enemigo. El colapso es tal que sienten la necesidad de ir a hacerle carantoñas, en aras de salir del hueco. Como gusta decir mi esposa, “oyen campanas, pero no saben de dónde vienen”.

Cuando llegó al poder, Chávez no tenía un proyecto económico elaborado, más allá de ciertas alusiones nacionalistas y de justicia social. Tan así, que conservó por año y medio a la ministra de Hacienda del gobierno anterior, Maritza Izaguirre. Es por razones políticas, al toparse con la resistencia de los empleados de PdVSA de ver vulnerada su cultura corporativa y con el hecho de que la agenda del sector privado no tenía por qué coincidir con la suya, que desata su ofensiva contra las instituciones que resguardan la actividad económica. Más pudieron sus ansias por controlarlo todo, impulsadas por ese inmenso ego de creerse heredero genuino de Bolívar, que consideraciones racionales acerca del manejo sano de la economía. Por demás, ahí estaba el petróleo que, creía, daba para todo.

Para ponerle la mano a esta fuente aparentemente inagotable de recursos, tendió la trampa que --confesaría luego—“justificaría” el despido de los gerentes, profesionales y operarios más cualificados de PdVSA, la mitad de su nómina. A pesar de los azarosos sucesos que provocó en abril, 2002, logró finalmente ufanarse ante los suyos de que, “Ahora PdVSA es de todos”. Transmutó la misión corporativa de la empresa por una de naturaleza política: financiar el socialismo de reparto que, a instancias de su mentor, Fidel Castro, debía instaurar. Entre 2003 y 2016 PdVSA desvió más de $ 250 millardos de sus ingresos para financiar misiones y fondos de desarrollo social. Encima, fue atiborrada de empresas de construcción, alimentarias, de servicios y manufactureras.

Pero no sólo le creó una carga que terminó drenando sus recursos, sino que se privilegiaron criterios políticos discrecionales para la distribución de sus proventos, instaurando una dinámica que se fue apoderando, no sólo de PdVSA, sino del sector público en general. Precios del crudo en torno a los $ 100 por barril entre 2008 y 2014 (salvo 2009), parecían permitirlo todo. Chávez pudo comprar alianzas internacionales para evitar la aplicación de la Carta Democrática a Venezuela por la OEA y subsidiar a la economía cubana. Pero, como lo atestiguan los escándalos destapados a cada rato en la prensa internacional, hubo destinos aún más turbios.

Maduro carece de la ascendencia, carisma e ideas de Chávez. Supo que su permanencia en el poder dependería de su capacidad de comprar a los mandos militares más corruptibles, haciéndolos cómplices de sus desmanes, traicionando su mandato constitucional. Además de ponerlos al frente de buena parte de las responsabilidades económicas del Estado, contratar con las empresas que ellos creaban, entregarles el control de puertos, aeropuertos y de la minería de Guayana, y otorgarles el monopolio de la importación de alimentos y medicinas, ¿qué mejor premio que entregarles también PdVSA? En 2017, nombró como su presidente al general Quevedo, sin experiencia alguna en la materia, con un resultado tan desastroso que el mismo Maduro, tres años más tarde, se vio en la necesidad de destituirlo.

El viejo John D. Rockefeller, fundador del imperio petrolero de la Standard Oil que, luego de ser desmembrada por la Ley Sherman (Antimonopolio), dio lugar a la Exxon, Socony, Mobil, Chevron y a otras empresas poderosas, solía decir que el mejor negocio del mundo era una empresa petrolera “bien administrada” y que el segundo mejor, una “mal administrada”. No vivió para apreciar la asombrosa capacidad destructiva de Chávez, Maduro y los suyos. ¡Es que hay que echarle bolas!

Lamentablemente, la acción destructiva no terminó ahí. La abundancia petrolera permitió subyugar aún más a la actividad económica privada. Los controles de precio, las expropiaciones y confiscaciones, y la sobrevaluación del bolívar oficial, junto a la ausencia de garantías de propiedad y procesales, acabó con buena parte del parque industrial y agrícola. En su reemplazo, Chávez cuadruplicó, entre 2004 y 2012, las importaciones, muchas exentas del pago de impuestos. Las empresas agrícolas, manufactureras y de servicio que confiscó fueron, en su mayoría, pasto de la depredación de sus nuevos administradores “socialistas”. La renta cubriría los faltantes. Al destruir a PdVSA y achicar la base impositiva doméstica, menguaron los recursos para sostener el gasto público. Se acudió, entonces, a la emisión monetaria del BCV, desatando una dinámica hiperinflacionaria que ha empobrecido brutalmente a los venezolanos.

Como hemos venido insistiendo, la terrible ruina de la economía venezolana no es (sólo) producto de la ignorancia y la incompetencia, aunque de éstas ha habido a borbotones. Al desmantelar los resguardos institucionales que amparaban las actividades productivas y comerciales, y al supeditar lo económico a criterios políticos discrecionales --a cuenta de “revolución”-- se terminó asentando un Estado Patrimonial. Se fue conformando un régimen de complicidades, sobre todo con los militares corruptos, para expoliar la riqueza nacional, incluyendo también a bandas criminales, tanto nacionales como extranjeras. Independientemente de que Chávez y/o algunos de sus acompañantes hayan podido al comienzo creer en sus motivaciones justicieras, el “Socialismo del Siglo XXI” fue excusa para la parasitación del país por parte de los más poderosos, inescrupulosos y “vivos”. Con el canto de sirena de redimir al pueblo aboliendo las garantías constitucionales, nos construyeron una trampa-jaula que nos ha llevado a la pobreza más extrema. Lo irónico es que los chavistas se dan cuenta, ahora, que también los incluye.

La reactivación económica sólo será posible con base en la iniciativa privada. Requiere restituir al Estado de Derecho, con sus seguridades y previsibilidades, y sustituir el financiamiento monetario del gasto público con recursos externos para abatir la inflación, sujetos, claro está, a una reforma profunda del Estado para elevar la pertinencia, eficacia y eficiencia del gasto. Pero esto significa desmantelar las bases del régimen de expoliación sobre el cual descansan las alianzas mafiosas que sostienen a Maduro. ¿Cómo retornar al ordenamiento constitucional, reafirmando sus garantías civiles, políticas y económicas, y acceder a reformas que acaben con la discrecionalidad, falta de transparencia y la no rendición de cuentas si, con ello, desaparecen los privilegios que son la razón de ser de la dictadura? ¿Qué posibilidades hay de conservar el poder si la obtención de recursos para su sobrevivencia, ya sean aquellos provenientes del levantamiento de algunas sanciones y/o contratando financiamiento internacional, obliga a desmantelar el régimen de control social y de terror que mantiene sometida a la población y ampara sus desmanes? ¿Cómo sostenerse en un ambiente de medios de comunicación libres que exigen responsabilidades, que se enderecen las cuentas y se encaucen culpabilidades?

Y he ahí el conflicto existencial de Maduro y los suyos: luchar para mantenerse con un arreglo poco sostenible en el tiempo y con el riesgo de ser desalojados eventualmente del poder por cualquier medio, o acceder a las reformas requeridas para dotar a la economía de la estabilidad, confianza y viabilidad deseadas, a sabiendas que marcaría el fin de su cruel autocracia. De tanto destruir la institucionalidad para forjar el régimen de expoliación con el que se lucraron a sus anchas durante años, se encuentran ahora sin opciones. Sin percatarse, se incluyeron en la trampa-jaula que forjaron, y no saben cómo salir.

La Academia Nacional de Ciencias Económicas, como las demás academias, valiosos profesionales de la economía y especialistas de variadas disciplinas, tienen años señalándole al régimen las insuficiencias y errores de sus políticas, e instándole a corregirlas. Pero sus personeros prefirieron refugiarse en la excusa de una “guerra económica” para negar estos cambios y continuar depredando al país.

Todo apunta a la necesidad de una salida política que obligue a este régimen criminal a convencerse de que debe acceder a desmantelar sus privilegios e impunidades. ¿A qué precio? 


Humberto García Larralde
economista, profesor (j)
Universidad Central de Venezuela
humgarl@gmail.com

 

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sábado, 24 de julio de 2021

¡PASADO Y PRESENTE MUERTOS!

 


¡PASADO Y PRESENTE MUERTOS!

Agustín Blanco Muñoz


 

El hombre creó, inventó y utiliza el tiempo y sus diferentes formas de medición para saber sobre los días de sus pasos, las horas de sus acciones,  calcular el lapso que supone vivido y el que le falta por recorrer.

¿Pero es verdad aún hoy, aquello del pasado y el presente como instancias temporales que junto al futuro están interconectadas?
 
 A la fecha hay que negar de manera terminante, que presente y futuro sean portadores de innovaciones que contribuyan al mejor vivir de los hombres. Porque el hombre actual es un sin futuro. Simplemente vive (¡o cree vivir!) para repetir su pasado, al que, sin dificultad, pero con carencia de perspectivas, llama y siente como presente.
 
INTENTAMOS VIVIR EN PLENA BANCARROTA E IMPERIO DEL ASESINATO
 
Y si esto es así, cómo explicar que Henry Miller en El tiempo de los Asesinos, Sur, Bs. Aires, 1965, su aguda biografía del innovador y trascendente poeta francés Arthur Rimbaud (1854-1891), señale que ...“La crisis moral del siglo XIX no ha hecho más que ceder su lugar a la bancarrota espiritual del siglo XX. Es sin lugar a dudas, ‘el tiempo de los asesinos’.”…
 
El reparo es obligado. Porque ese tiempo-espacio-situación destructiva y criminal no es sólo siglo XX. Se extiende, al menos, por los milenios de la propiedad, que acompañan la violencia dispuesta para resguardar intereses. Y de allí a las guerras de poderes que apuntan hacia el consagrado dominio. Son 5 mil años de guerras. De dominación de las mayorías de lo que se denomina como sociedad y que en la realidad se presenta como una simple ‘suma de individuos’.
 




ESTAMOS RODEADOS DE GUERRAS Y ASESINOS
 
¿Cómo concebir que hay sociedad, cercanía humano-afectiva-espiritual entre explotados y sus contrarios? ¿Entre asesinos y asesinados? ¿Entre los frentes permanentes de las guerras y las víctimas de las mismas? ¿Entre dictadores con sus cúpulas de terror y vigilados, controlados, sometidos, secuestrados, torturados y acribillados? Hemos estado rodeados y seguimos en la continua órbita de la guerra-muerte-destrucción.
 

¿CUÁL PRIMERA Y SEGUNDA GUERRA MUNDIAL?
 
Nada que ver entonces con aquello de 1ª y 2ª  guerra mundial. Las sucesivas hegemonías se consolidan con las confrontaciones armadas y la cantidad de muertos producidos. Entendiendo que los Estados de mayor poder bélico, con más capacidad-poder de fuego para matar y destruir, son los triunfadores en cada ocasión.
 
HOY EL PASADO NOS SIGUE DEVORANDO CON LA AYUDA DE UNA CIENCIA DE PENSAMIENTO MUERTO
 
De modo que el hombre es guerra y muerte. Y el hoy sólo agrega la ciencia-tecnología para lograr más bajas en menos tiempo. La ciencia al servicio del asesinato. El propio Miller lo reseña: ...“Vivimos enteramente en el pasado, nutridos de pensamientos muertos, de credos muertos, de ciencias muertas. Es el pasado, no el futuro, lo que nos devora.”…
 
Y toda esta muerte tiene en el presente una inmensa fuente de producción. Una maquinaria de alto desarrollo, unida a un supuesto “alto progreso y civilización suprema”. Un tiempo de vida que no existe, más allá de anhelo. La ciencia sirve a la acumulación, pero no para mantener y extender la vida. Permite los viajes espaciales turísticos, pero no contribuye al combate y cura de la actual pandemia o del cáncer. Sí, estamos y sobrevivimos anclados en este tiempo lleno de pasado.
 

EL OTRO RUMBO ESTÁ AL MARGEN DEL CAPITALISMO Y EL SOCIALISMO-COMUNISMO DEVORADORES
 
¿Pero definitivamente no hay ninguna posibilidad de lograr otro rumbo? ¿Habrá que aceptar que estamos atrapados en un círculo de penas y adioses? Por eso sabemos que no basta hoy con decir: Ni capitalismo ni socialismo-comunismo de burócratas, explotadores y devoradores.
 
Y ello nos devuelve a lo planteado por Miller. Una ‘Nueva Historia’ reclama otro pensamiento, otra forma de concebir la realidad y sus posibles cambios. Exige un sujeto de otra conciencia y búsqueda que vaya más allá del individuo, que permita mirar y actuar en dirección a otros horizontes apartados del agotamiento y el dolor.
 
Mirar hacia otra historia indefectiblemente ligada a un futuro ahora secuestrado y que es obligado arrancar a los secuestradores que imponen como perpetua y en términos de vejamen y dolor a lo largo de este mundo en permanente conmoción y tristeza.
 
Sancho, ¡En Latinoamérica y el mundo sigue hoy un tiempo de protestas, hornos, guerras, una cacería Covid-19 y un destrozo creciente, imparable, inagotable! ¿Hasta cuándo la hegemonía del asesinato y el capital disfrazado o no?   
 

@ABlancoMunoz

24 julio 2021
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lunes, 19 de julio de 2021

PARADOJAS CUBANAS


PARADOJAS CUBANAS

Luis Marín

 

La Asamblea General de la Naciones Unidas aprobó el 23 de junio otra Resolución sobre la “necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América a Cuba” que, a partir de 1992, ya lleva 28 repeticiones, lo que justifica alguna reflexión sobre esa ceremonia, dejando a salvo que los actos rituales, que con el paso del tiempo pierden conexión con su origen, relevan de explicación racional.

Lo primero que salta a la vista es la introducción como de soslayo de la palabra “bloqueo” en un instrumento jurídico internacional, siendo que la doctrina exige para la validez del concepto, como requisito de fondo, que se cumpla el principio de efectividad, esto es, que sea mantenido con una fuerza suficiente para impedir realmente el acceso al litoral enemigo; como requisito de forma se exige la notificación, no solo al bloqueado sino también a los terceros Estados; esto en el contexto de un estado de guerra. Ninguna de estas condiciones se cumple en el caso en cuestión.

Pero lo más paradójico es que el argumento del canciller castrista Bruno Rodríguez Parrilla para solicitar el cese del supuesto bloqueo es que “no ha funcionado”, es decir, que no es un bloqueo. Ni lo es en el sentido jurídico de la palabra por no ser ejercido con una escuadra en el lugar mismo. Según él se trata de una “política anacrónica e ineficaz que no ha logrado ni logrará su objetivo y ha terminado por desacreditar y aislar al propio Estados Unidos”. En este punto ya no se sabe si vela por los intereses de Cuba o por los de EEUU.

Lo más cerca que Cuba ha estado de un bloqueo fue durante la crisis de los cohetes en octubre de 1962, en que fue rodeada por una escuadra naval, cerco que se suspendió en noviembre, una vez que la URSS convino en retirar sus misiles nucleares a cambio de que EEUU retirara los suyos de Turquía y se comprometiera a no invadir la isla. Casi 60 años después, el castrismo sigue explotando propagandísticamente aquellos 13 días de gloria.

La respuesta del representante de EEUU no es menos desconcertante, puesto que se refiere a sanciones económicas (no a un bloqueo) que serían herramientas para promover la democracia y la libertad en la isla, destacando que su país es el principal socio comercial de Cuba, a donde exporta miles de millones de dólares en alimentos, medicinas y otros bienes materiales. A los que se podrían agregar los más de 30 años de subsidios de la URSS y los más de 20 de regalías de Venezuela.

Pero esta polémica en torno no es lo único que produce perplejidad en la Resolución sino su contenido que en su parte dispositiva la Asamblea General: “2. Reitera su exhortación a todos los Estados a que se abstengan de promulgar y aplicar leyes y medidas del tipo indicado en el preámbulo de la presente resolución (…) que, entre otras cosas, reafirman la libertad de comercio y navegación”.

Exhortación que no se dirige a ningún país en particular sino a todos los Estados miembros y cuya motivación se basa en la preservación de la “libertad de comercio”, principio que cualquiera podría apoyar desde un punto de vista perfectamente liberal y paradójicamente no se respeta en absoluto en Cuba.

Asimismo, “3. Insta una vez más a todos los Estados en los que existen y continúan aplicándose leyes y medidas de este tipo a que (…) tomen las medidas necesarias para derogarlas o dejarlas sin efecto.” Otra vez en general, sin alusión particular a EEUU.

De más está decir que estas expresiones no tienen ningún carácter vinculante, tanto menos dirigidas así en general a todos los Estados miembros. Lo que si vale la pena destacar es el manejo comunicacional que se hace de esta Resolución.

En todos los medios globales se proclama que la ONU “condena” abrumadoramente el embargo económico contra Cuba; cierto que evitan decorosamente la palabra “bloqueo”, escandalosamente falsa; pero publicitan una condena que no se encuentra en ninguna  parte del texto de la Resolución, donde ni siquiera aparecen las palabras condena ni embargo.

El régimen cubano hace gala del contrasentido: por un lado se presenta triunfalista, se exhiben letreros en la isla que dicen “el imperialismo de rodillas”, EEUU se encuentra aislado de la comunidad internacional “que pugna por el fin del embargo”; pero por otro lado se hace la víctima: “El bloqueo mata, asfixia y debe cesar”.

Una política que no ha funcionado, que es ineficaz, anacrónica, que no ha logrado su objetivo y nunca lo logrará, no obstante, es responsable de todo lo malo que ocurre en la isla, desde las colas y el desabastecimiento hasta la expansión del virus chino. 62 años de independencia y todo lo que pase en Cuba depende de los EEUU.

Si es contraproducente y el que resulta aislado es EEUU, ¿para qué lo quieren eliminar? El “bloqueo” es el eje de la política exterior del régimen y de sus aliados en el exterior, como también de sus quintacolumnistas en los EEUU, que no escapan a las incongruencias y contradicciones del régimen.

Por ejemplo, tienen una campaña para tender “puentes de amor” con la isla, combinada con otra a favor de la unificación de la familia cubana, en particular para liberalizar el envío de remesas; pero, ¿cómo se hacen compatibles esos puentes de amor con la aplicación de la Ley 88 para combatir la propaganda enemiga y la promulgación de un Código de Familias para abolir la familia tradicional cubana?

La ONU se presta como escenario para la representación de esa comedia de equivocaciones absolutamente insustancial, en la que nada es lo que aparenta ser, sólo para complacer a una tiranía decrépita respaldada por regímenes igualmente retrógrados, anclados en un mundo que dejó de existir por lo menos desde 1989, para poner una fecha emblemática.

La incongruencia es el sino que distingue la actitud de occidente frente a la tiranía castrista. A principios de año el representante de la Unión Europea en la isla, Ernesto Navarro, apoyó una carta abierta exigiendo al gobierno de Biden la suspensión del “bloqueo”, dejando claro luego que: “No. Yo no considero que Cuba sea una dictadura. Claro que no”.

Ante la protesta de algunos eurodiputados fue llamado a consultas por el Alto Comisionado para la Política Exterior y Seguridad Común, Josep Borrell, otro comunista español y puntal del régimen castrista. Luego de la “consulta” Navarro volvió a su cargo confirmando lo que todo el mundo sabe, que goza del apoyo del alto comisionado y todo su equipo.

Lo cual no es nuevo, la anterior comisionada, Federica Mogherini, comunista italiana, introdujo en las declaraciones de la Unión Europea la idea de que Cuba es una “democracia de partido único”, un concepto que nadie ha corregido por lo que forma parte de la doctrina europea, como allá no existe ningún modelo de ese tipo, sería aplicable sólo en países incivilizados, con lo que no en balde se la considera inequívocamente racista.

El Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre la UE y Cuba establece como requisito el reconocimiento del sistema jurídico-político que rige en la isla, o sea, la espuria constitución comunista impuesta en 2019, que establece el carácter irrevocable del socialismo, el recurso a la lucha armada contra quien trate de cambiarlo por cualquier medio y como único, fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado, al Partido Comunista. Así no hace falta mencionar la Ley 88, la “peligrosidad predelictiva”, el delito genérico de contrarrevolucionario y toda la demás pseudolegislación que viola a la letra el elenco completo de Derechos Humanos que la UE dice defender.

Lo que abisma en que el Senado Español rechace condenar las violaciones sistemáticas de DDHH en Cuba y el vocero del partido gobernante, senador Pedro Meneses, lo justifique diciendo que ellos “no pueden poner en duda la independencia del Poder Judicial y de la Fiscalía” de ese país, es su ignorancia supina del régimen jurídico-político castrista, donde no existe división ni independencia de poderes, como en las “democracias burguesas”.

Ciertamente que hay más castristas en EEUU y Europa que en Cuba, la obscena longevidad de esa entelequia no puede explicarse sin la larga tradición del comunismo europeo y norteamericano que la preserva como una reliquia que prueba la factibilidad de su utopía.

Y sólo desaparecerá con su definitivo desencanto.

 

Luis Marín

15-07-21

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viernes, 16 de julio de 2021

NUESTRA DIFICIL RELACIÓN CON EL PETRÓLEO


NUESTRA DIFICIL RELACIÓN

CON EL PETRÓLEO 

A la memoria de Asdrúbal Baptista

Humberto García Larralde

 




 

La relación de la economía de Venezuela con el petróleo parece bastante obvia. Pero el sentido profundo de esta asociación lo comprendió, quizás mejor que nadie, Asdrúbal Baptista, insigne economista de origen merideño, profesor del IESA y de la ULA, lamentablemente fallecido hace poco más de un año. La Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE), de la cual era Individuo de Número y llegó a ejercer su presidencia, le rindió un merecido homenaje la semana pasada, In Memoriam. Valga la ocasión para recordarles a los venezolanos algunos de sus valiosísimos aportes sobre el tema.

 

Con su pasión por la filosofía y la historia, y su dominio del derecho –tenía un grado, también, en esta profesión—, Asdrúbal Baptista se propuso desentrañar la verdadera naturaleza de la actividad petrolera y de sus efectos sobre el desarrollo del país. Aclaró, para empezar, que Venezuela no “produce” petróleo. Éste es un producto natural acabado que se extrae de nuestro subsuelo. Por tanto, tiene dos formas en que impacta la economía: 1) los gastos incurridos en extraerlo –exploración, perforación, bombeo, etc.--, que remuneran a los factores, trabajo y capital, y 2), la captación de un excedente, por encima de este monto, que depende del precio a que se vende el crudo en los mercados internacionales. Este excedente no tiene contraparte productiva alguna; constituye una remuneración al propietario del recurso, que es la nación venezolana. Se trata de una renta, en la acepción de la economía política clásica. En virtud de una interpretación particular del Decreto de Minas del Libertador de 1829, en Quito, siempre se entendió que su administración correspondía al Estado. Esta acepción hizo que el usufructo de esa renta se convirtiese en el problema político central de la Venezuela petrolera.

 

 La Venezuela pre-petrolera de 1920, como insistió mucho el profesor Baptista, tenía una economía estancada y con grandes carencias, una de las más pobres de América Latina. La irrupción de la explotación petrolera dotó al país de los recursos para su modernización, haciendo que su economía se asentase en relaciones mercantiles. Pero, a su juicio, la manera en que se abordó el proceso terminaría por revelar, con el tiempo, su inviabilidad e insuficiencias.

 

Como se recordará, Arturo Uslar Pietri, en el célebre editorial del diario Ahora, del 14 de julio de 1936, alertaba sobre el efecto adverso de la exportación petrolera en la agricultura venezolana, al sobrevaluar el bolívar. Asemejando la producción de crudo a una especie de “fiebre del oro” pasajera, al agotarse dejaría al país peor de lo que se encontraba antes. Para que no fuera así, este “capital natural” que se liquidaba – opinión de Uslar—debía ser invertido en actividades productivas duraderas, en primer lugar, la agricultura. De ahí, su famosa frase de “sembrar el petróleo”. Progresivamente, ello abarcaría también a la industria incipiente y los servicios. Rómulo Betancourt, como presidente de la Junta Revolucionaria de gobierno (1945-47), enfatizó que, paralelamente, era menester incorporar a las vastas mayorías de la población, económicamente postergadas, a la modernización. Promovió la organización sindical y de ligas campesinas, y se invirtió en servicios públicos, educación, salud e infraestructura, a la par de ampliar, asimismo, los canales de financiamiento a actividades productivas del sector privado.

 

La “siembra del petróleo” fue, probablemente, la frase más afortunada del siglo XX. Sirvió de inspiración a la estrategia perseguida, sin mayores variantes, por gobiernos sucesivos. Tuvo mucho éxito, durante buen tiempo, catapultando a Venezuela a la cabeza del desarrollo de América Latina, con modernas autopistas, servicios públicos que llegaban a los distintos rincones del país, una educación y una salud públicas de vocación universal, una industria cada vez más diversificada y niveles de vida crecientes para la población. Pero, como lo advirtió Asdrúbal Baptista, no se trataba de liquidar un “capital natural” (no se reproducía por cuenta propia, como todo capital), sino de una renta internacional captada por el Estado. La prosperidad se edificaba sobre “pies de barro”.

 

La pujanza económica exhibida por el país en los 50 años transcurridos entre 1930 y 1980 descansó en la transferencia de montos crecientes de renta, desde el Estado, para su inversión, pública y privada, y para elevar los niveles de consumo de la población. Pero estos montos no derivaban de una actividad productiva autóctona, sostenida, sino de circunstancias externas, determinantes de los precios del crudo en los mercados internacionales. Al multiplicarse en los años ’70, luego del embargo árabe a los países occidentales que habían apoyado a Israel en la guerra de Yom Kippur, el gobierno en ejercicio –el primero de Carlos Andrés Pérez—buscó invertir la enorme renta captada para arribar a una “Gran Venezuela” que entraría, así, al club de las economías avanzadas. Sin embargo, pronto se reveló que el país no tenía capacidad para aprovechar debidamente este enorme caudal de dinero. Los servicios y la infraestructura no se daban abasto, para muchos emprendimientos se carecía del personal especializado, el tejido industrial y de servicios era muy endeble para sustentarlos, y el mercado doméstico resultó demasiado pequeño para absorber la producción planeada. Junto a la sobrevaluación del bolívar, dificultaron, asimismo, la exportación de lo producido. El país se indigestó con enormes inversiones, sobredimensionadas con respecto a la demanda nacional y con rendimientos deficientes.

 

De manera que el modelo del capitalismo rentístico, término que acuñó Asdrúbal Baptista en referencia a sus hallazgos, no entró en crisis –como creen muchos—al disminuir la renta. En sus palabras, ocurrió más bien su colapso en el momento que ésta alcanzó su máximo nivel. Al hacerse el mayor esfuerzo conocido por “sembrar el petróleo”, el país demostró estar incapacitado para hacerlo productivamente. Se sobrecalentó la economía –en 1975, la inflación superó el 10% anual por primera vez-- y cayó la inversión privada, dados los bajos rendimientos resultantes. La política de “enfriar” la economía del gobierno siguiente (Luis Herrera Campins), manteniendo el tipo de cambio libre y fijo (Bs. 4,30/USD), ahuyentó parte significativa de la renta a cuentas privadas afuera. Junto a la crisis de la deuda, que estalló con el default mexicano en 1983, Venezuela se sumió en un largo período de estancamiento. Sus intentos de superación durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, echando las bases de una economía competitiva, fueron enfrentados por quienes querían preservar las oportunidades de usufructuar la renta petrolera disfrutadas en el pasado, instrumentadas para “sembrar el petróleo”.

 

Lo demás es historia conocida y resultó en el triunfo electoral de Chávez y su promesa de “refundar la Patria”. Aspecto central de ello fue cambiar la función del petróleo. Bajo la consigna “Ahora PdVSA es nuestra”, los ingresos petroleros se gastaron para ampliar su apoyo político. Entre 2003 y 2016, la empresa repartió más de USD 250 millardos en misiones y fondos diversos de “interés social”, dejándola exangüe, con una producción, hoy, de apenas la quinta parte de hace 20 años. Con este populismo, tan exacerbado, se buscaba reemplazar la actividad económica privada, precipitando la ruina más absoluta.

 

En resumen, los dos periodos de mayor captación de rentas, 1974 – 81, cuando se la quiso invertir, y 2005 – 2014, cuando se repartió, muestran la inviabilidad de una economía rentística y obligan a repensar el papel del Estado venezolano. Ahora que se comienza a cerrar la ventana para aprovechar los enormes yacimientos de nuestro subsuelo, en virtud de los acuerdos para acabar con el uso de combustibles fósiles, Venezuela enfrenta el enorme reto de superar las insuficiencias del pasado y construir una economía competitiva, no dependiente de la renta petrolera. Paradójicamente, el mayor recurso con que cuenta para ello es el petróleo. Cuando logremos conquistar las condiciones para emprender las reformas profundas que le devuelvan al país sus posibilidades de desarrollo, en el marco de un Estado de Derecho que garantice las libertades ciudadanas y con el apoyo de la comunidad internacional, la perspicacia profunda de pensadores como Asdrúbal Baptista deben servir de luz para no cometer de nuevo los errores del pasado. Enseñanzas que no deben ser olvidadas. 



Humberto García Larralde, economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela,

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domingo, 11 de julio de 2021

¡EL MUNDO HAITÍ!






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