viernes, 31 de julio de 2020

CÁRCELES DE CASTRO





CÁRCELES DE CASTRO
Luis Marín

Barack Hussein Obama II hizo una intensa campaña para cerrar el centro de reclusión de la base naval de Guantánamo, único en la isla en que no hay ni un solo preso cubano; en esto lo acompañó toda la godarria de la izquierda mundial incluso Amnistía Internacional, quien popularizó los uniformes naranja que tuvieron un ominoso destino del que es mejor ni acordarse.

Este enfoque les permite ignorar todas las otras cárceles de alrededor que comprenden el Combinado de Guantánamo, la cárcel provincial de mujeres, de menores de edad y una amplia red de correccionales que suman aproximadamente un centenar de establecimientos, superando ampliamente los que proliferan en todas las demás provincias del país.

El sistema penitenciario castrista, adscrito al Ministerio del Interior, está escalonado en tres categorías: de máxima severidad, régimen severo y mínima severidad. Pese a su opacidad, se distinguen cinco establecimientos de máxima seguridad en un conjunto de alrededor de quinientas penitenciarias, las menos estrictas que están en la periferia son granjas de reeducación y ciertas prácticas de “servicio social”.

No hay solución de continuidad con lo que en un país civilizado sería la sociedad civil, por lo que cualquier súbdito cubano está al borde del sistema, muy cerca de sufrir una sanción por cualquier causa, algo propio de un Estado Policial.

La ideología justificadora es esencialmente pedagógica, su objetivo es adiestrar a los reclusos para su reinserción en la sociedad, pero “en cuanto colectivo que se educa a través del colectivo”, dicho con más claridad: no se les considera como individuos responsables que purgan un delito concreto y pagan en prisión una ofensa perpetrada en forma deliberada o culposa, pero personalísima, contra la sociedad.

Esto es una inconsistencia jurídica: un “colectivo de presos” no puede ser culpable de nada, porque incluso en Cuba la responsabilidad penal tiene que ser individual, no existe culpa colectiva. El Estado asume una función educativa para conformar a sujetos desviados y alinearlos hacia fines superiores, de manera que coadyuven a la edificación del socialismo.

Las imágenes omnipresentes en los penales son las de Fidel Castro, el che Guevara, Camilo Cienfuegos, por supuesto que no se exhiben crucifijos ni otros símbolos religiosos; la literatura que se ofrece a los reclusos es exclusivamente revolucionaria, así como discursos y consignas, el adoctrinamiento político ideológico es parte del plan de reeducación.

El castrismo no reconoce la existencia de presos políticos, delitos de opinión, prisioneros de conciencia, a éstos les fabrican expedientes imputándoles delitos comunes, cuando no una figura comodín que llaman “peligrosidad predelictiva” por la cual se puede encerrar en prisión a una persona no por el delito que haya cometido sino por los que podría cometer en el futuro, si no se interviniera a tiempo.

En este contexto, es comprensible que la mayor contrariedad para el sistema sea la irreverencia, la irreductibilidad, el mantener una actitud firme contra el régimen en su conjunto, con clara conciencia de que se trata de la maquinaria sin fisuras de un Estado totalitario, que comprende policía, tribunales y diversos niveles de centros de reclusión.

En Cuba puede decirse con toda propiedad que “todos estamos en libertad condicional” e incluso esto induce a confusión, porque la distinción entre los llamados “privados de libertad” y los ciudadanos comunes está completamente difuminada, porque éstos tampoco se encuentran en libertad plena.

Con razón se dice que los que salen de la prisión chiquita no quedan libres porque afuera tampoco gozan de libertades elementales y universales como la de pensamiento, expresión, comunicación, organización, imprenta, asociación, participación política, elegir y ser elegidos, dirigir peticiones a las autoridades y recibir oportuna respuesta, cambiar de domicilio o residencia, salir y entrar libremente al país, en fin, se sale a la prisión grande.

Un problema para los cubanos de afuera es cómo sacar de la invisibilidad a los cubanos de adentro, los que están llevando la peor parte, en la cárcel chiquita; éstos que no reciben la menor atención de ningún organismo internacional, de los Estados extranjeros, de ninguna organización de defensa de derechos humanos, de medios de comunicación, ni siquiera de la opinión pública más informada dentro y fuera de la cárcel mayor.

En los mismos días en que estallaba esa intifada universal con epicentro en el asesinato de un delincuente común en los EEUU, a Silverio Portal Contreras, otro hombre de color, perfectamente inocente, le propinaban una brutal golpiza sus carceleros al punto de hacerle perder la visión del ojo derecho, entre otras lesiones, caso flagrante de brutalidad policial, pero, ¿quién lo ha oído nombrar?

Como los casos de Aymara Nieto Muñoz, madre de dos hijas menores, confinada por más de setenta días en celda de castigo, en Las Tunas; Keilylli de la Mora, quien tras varios supuestos intentos de suicidio fue recluida en un psiquiátrico, en Cienfuegos; Ernesto Borges Pérez, con veintidós años en prisión, a punto de quedar ciego; Raynor Vicente Sánchis, hijo de una Dama de Blanco; Yousandor Ochoa Leyva, hipertenso, entre otras dolencias, sin medicación; Yosvany Sánchez, en celda de castigo;  Roberto Jesús Quiñones, Lázaro Pie Pérez, Alberto Valle Pérez, la lista podría extenderse a 140, más los llamados históricos, que merecen capítulo aparte, según denuncias documentadas por Estado de Sats.

El punto es que no existe ninguna manera de que los medios de comunicación globales, que se han afanado tanto en defender reclusos de Guantánamo, les presten la menor atención a los del resto de la isla, en particular los presos políticos que no han cometido delito alguno y languidecen en el más absoluto desamparo.

Del Consejo de DDHH de la ONU no puede esperarse absolutamente nada porque (además de estar dirigido por Michelle Bachelet, socialista, ferviente admiradora de los Castro, que vivió un exilio dorado en la RDA, donde no observó el menor rastro de tiranía) buena parte de sus miembros son tiranías semejantes y aliadas del régimen castrista.

Está a la vista del público que cuando algún cubano ha tratado de dirigirse al Consejo para denunciar violaciones de los DDHH no lo dejan ni hablar mediante groseras interrupciones, insultos y descalificaciones, que violan el principio universal de Derecho Internacional de la cortesía, que la dirección de debates es incapaz de hacer respetar, siquiera para guardar las más mínimas apariencias.

Recientemente el Director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, afirmó que “las técnicas de tortura del régimen de Maduro son similares a las de Pinochet”. El también izquierdista chileno, alabando el llamado Informe Bachelet subrayó: “Uno pudiera creer que estamos hablando de Pinochet”.

Con estas mentiras deliberadas, porque aquí no existe el menor rastro de pinochetismo, pretende ocultar, sin que se le mueva un músculo de la cara, que son el ejército y la policía de Castro los que ocupan este país y las técnicas de tortura que aplican son las de la STASI, el ministerio de seguridad de la RDA, de Erich y Margot Honecker, quienes en Chile gozaron de refugio hasta la muerte después del derribo del muro de Berlín.

En estas tan buenas manos se encuentra la defensa de nuestros derechos humanos.

Luis Marín
30-07-20



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jueves, 9 de julio de 2020

LA CONFESIÓN DEL PADRINO



LA CONFESIÓN DEL PADRINO
Humberto García Larralde


“Ustedes” (los miembros del gobierno interino de Venezuela), “…no pasarán, por el sentimiento patriótico, revolucionario, antiimperialista, nacionalista, de la FANB. No pasarán. No serán poder político en Venezuela jamás en la vida”.

Quien así se expresa revela la pretensión de ser dueño indiscutido del país. Lo hace en uniforme cargado de preseas, rodeado de chafarotes galardonados, para ratificar que quien decide es aquel que comanda la fuerza armada. Venezuela es su coto de caza y ninguna constitución o ley va a impedir que siga expoliándole, hasta la última gota, sus riquezas. La entrega que hizo Maduro a los militares de PdVSA, de los minerales de Guayana, de numerosos ministerios y/o dependencias con mando sobre la economía, como del custodio de fronteras, puertos, carreteras y aeropuertos, lo han sabido aprovechar.

Leyes punitivas que alientan la extorsión y la confiscación de haberes, multiplican sus oportunidades de lucro fácil. Magistrados cómplices cubren sus fechorías con un manto de impunidad. Y, ante el tráfico de drogas, la vista gorda. Cuando no, la simple fuerza bruta, algunas veces con saldos en vidas inocentes, basta y sobra. De ahí las cifras millonarias estafadas a la nación, reveladas en los numerosos escándalos que estallan periódicamente en medios internacionales. Ahora se espera los que desembuchará Alex Saab, testaferro de Maduro.

El Padrino no está dispuesto a permitir que les sea arrebatado este botín. Han tenido que compartirlo con los civiles que ocupan los más altos cargos públicos –así como con bandas paramilitares--, pero no por ello coincide con éstos en montar la payasada de unas elecciones confiscadas de antemano, con un CNE designado fraudulentamente y descabezando a los principales partidos de oposición, para encubrir esta potestad de expoliación. El Padrino prefiere manifestar directamente su propiedad sobre Venezuela. Para tranquilizar cualquier atisbo de conciencia, basta repetir los consabidos clichés contra el imperialismo y a favor de la “revolución”, aunque ya nadie crea en la sinceridad de tales proclamas.

Al ser ratificado por sexto año consecutivo como ministro de la Defensa, revela que no es la cabeza de una institución militar, con normas de representación y de legitimidad en el ejercicio del mando que se derivan de principios organizativos, sino de una cofradía mafiosa. Es el capo de una corporación militar criminal, junto a Néstor Reverol, Fabio Zavarse, Remigio Ceballos, Iván Hernández Dala y Gustavo González López, entre otros.

Represión, tortura, desapariciones y vejámenes a familiares y allegados garantizan que se mantengan a raya a la inmensa mayoría de venezolanos que claman por un cambio que haga desaparecer este oprobioso régimen de hambre. Las cifras recientes de la Encuesta sobre Condiciones de Vida (ENCOVI), 2019, realizada por la UCAB y otras universidades, revelan las penurias que están dispuestas a imponer mentes criminales como las suyas, para salvaguardar sus “negocios”.

Conocido es el dictamen de Lord Acton sobre el poder: “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Y, al mantenerse, sin más, sólo con la fuerza bruta, y con el terrible costo humanitario que ha acarreado su ejercicio, pone de manifiesto la extensión y profundidad de esta corrupción. Pero, muy orondos, buscan “justificarse” en los embelecos que les montó Chávez acerca de ser “herederos” de las glorias del ejército libertador.

Siempre he estado en contra de endiosar a Bolívar –ello ha sido, más bien, la práctica del fascismo para legitimar su confiscación del poder—, pero creo que es justicia rescatar su figura del estercolero en que lo pretenden sumergir estos autoproclamados “herederos”, buscando amparar sus atropellos. Quien pasó a la historia como Libertador, enfrentado a las tiranías, no merece ser enlodado con tamaña traición a lo que representó. ¡Qué vergüenza, Padrino!

09 julio 2020

Humberto García Larralde
economista, profesor (j) de la Universidad Central de Venezuela
humgarl@gmail.com
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domingo, 5 de julio de 2020

NEGAR EL HOLOCAUSTO Y OTRAS NEGACIONES




NEGAR EL HOLOCAUSTO Y OTRAS NEGACIONES
Luis Marín

¿Qué le da sentido a poner en discusión el Holocausto en un país remoto y primitivo como Venezuela, atenazado por tantos otros problemas más apremiantes? Que uno de los directivos del CNE recién nombrado por el TSJ, Luis Fuenmayor Toro, es un negacionista. Otro desafío para la credibilidad de un organismo ya de por sí tan cuestionable.

La embajada de Alemania en el país se pronunció diciendo que: “Rechazamos de manera categórica cualquier relativización sobre el Holocausto perpetrado por el régimen totalitario nacionalsocialista y que costó la vida de seis millones de judíos europeos. Su negación, especialmente por figuras públicas, no puede sino ser repudiada”.

LFT respondió desde el diario La Razón el domingo 28 de junio en un artículo titulado “Calumnias y amenazas sionistas”, donde nos informa que: “En Venezuela, no existe el delito de opinión, como si existe en Alemania”; contra toda la abrumadora evidencia de  criminalización de la opinión que impera en este país.

Pero no puede descalificar a Alemania sin agredir antes a esa “entidad sionista que llaman Israel”, con lo que incurre en otro delito de craso antisemitismo, según los ejemplos que ilustran la definición de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA); así como que “una cosa es el pueblo judío y otra muy distinta son los líderes sionistas nacionales y mundiales”, quienes, a su parecer, no son parte del “pueblo judío”.

“En Venezuela hay libertad de opinión. Mientras esta libertad de opinión exista, la ejerceré ampliamente”, enfrentando, rechazando y condenando a todos los “que se han basado en mentiras, medias verdades y calumnias en relación a mis supuestas opiniones sobre el Holocausto judío”.

La supuesta opinión es: “La inexistencia del holocausto está más que documentada. No hay sino que leer La mentira de Ulises de Rassinier; El mito de los seis millones de Hoggan y el libro (¿cuál?) de Ilan Pappe, para saberlo”. El problema es que en su desmentido LFT no aclara cuál es su auténtica opinión sobre el Holocausto, aquella que no es “supuesta”, por lo que habría que conformarse con aquella, porque no hay otra.

No se puede documentar nada con un par de libros, con opiniones no concurrentes y de personajes que son inconciliables entre sí. Por ejemplo, Paul Rassinier, francés, comunista, socialista, anarquista, publica su libro en 1950, con lo que adquiere el título infame de ser “padre del negacionismo”.

Fue condenado desde el primer día por la Asamblea Nacional Francesa, hasta culminar en la promulgación de la Ley Gayssot, 1990, que condena a 5 años de cárcel y 45 mil euros de multa a “quien ponga en duda uno o varios de los crímenes contra la humanidad” por los que fueron juzgados y condenados los jerarcas nazis en los juicios de Núremberg.

Lo mismo ocurre en Alemania y en Austria, donde bajo ciertas circunstancias agravantes, la pena puede llegar a 20 años. La Unión Europea introdujo este tipo penal en la legislación común, por lo que LFT debe conjugar el verbo “delinquir” en varios idiomas.

David L. Hoggan, norteamericano, nazi sin adornos, germanófilo, deplora que EEUU  interviniera contra Alemania en dos guerras mundiales siendo que ésta fue víctima, en una, de las intrigas de Rusia-Serbia y en la otra, de Gran Bretaña-Polonia. Nunca se atrevió a publicar ese libro que saldría a la luz en 1969 contra su voluntad. Afirma que el mito de los 6 millones fue fabricado después de la guerra para justificar la agresión contra la pacífica Alemania de Hitler.

Ilan Pappé, judío israelita, antisionista, pero no negacionista, al contrario, dice que el Holocausto ha sido instrumentalizado para culpabilizar a Europa y justificar a Israel como una suerte de compensación. Para este “historiador” los judíos no tienen vínculo alguno con La Tierra Prometida, sino que son “colonos”, mientras los árabes son indígenas que luchan contra el colonialismo. Opinión que no suscribirían ni el camarada Stalin y su canciller Gromyko, que consideraron al sionismo como un “movimiento de liberación nacional anticolonialista”.

Adolf Eichmann dijo muchas banalidades en su juicio en Jerusalén, en 1961, pero nunca  afirmó que la aniquilación de los judíos no existiera, que hubiera sido su defensa de oro, en cambio declaró que fue “uno de los mayores crímenes cometidos en la historia de la humanidad”.

Sigamos con LFT: “Como investigador científico sé que sólo existen muy pocas verdades absolutas, todas ellas en el campo de la física”, una afirmación que seguramente no hubiera suscrito Albert Einstein, judío, alemán, sionista, como tampoco que: “No soy creyente”.

Para LFT no existe Dios, ni verdades absolutas: “Y mucho menos existen en las disciplinas históricas, donde generalmente quien domina acomoda los hechos en función de sus intereses, mientras los subyugados no tienen la suficiente fuerza para  oponerse a las distorsiones”. No explica cómo arribó a estas convicciones ni porqué en estos casos no aplica la “relativización”. Como quien dice: “La verdad no existe y esto es verdad”.
Si “nada está exento de ser puesto en duda” entonces hay una puerta franca para el llamado eufemísticamente “revisionismo histórico”; si a esto se une cierto culto a la política de poder, resulta que los hechos se sustituyen por una toma de posición y como tampoco existe la justicia, se la suplanta por crudas decisiones políticas.

“Quizás cuando Netanyahu u otro gobernante sionista israelí domine el mundo (…) se establecerán como verdades absolutas sus creencias y estaremos obligados a inclinarnos ante ellas”. Otra maliciosa proyección de sus propias fantasías, porque son los estalinistas quienes creen que pueden construir el futuro, no menos que el pasado. Netanyahu es acusado casi de cualquier cosa, pero no de que sea un dictador totalitario.
Esta mentalidad no es halagadora para una autoridad electoral, ni para inspirar confianza en el electorado. Así, la supuesta “constitución” de Cuba fue aprobada en un llamado “referéndum” el 24 de febrero de 2019 con más del 90% de votos por el SI, “mientras los subyugados no tienen la suficiente fuerza para oponerse a las distorsiones”.

La pregunta del millón es: ¿Por qué un político encallecido como LFT incursiona en un tremedal tan resbaladizo como el antisemitismo y su variante negacionista, que no tienen absolutamente nada que ver con las preocupaciones del venezolano común, ni siquiera con las de los miembros de la secta que hasta ahora lo sigue en sus aventuras políticas?

La respuesta fácil es que hay quien vive del escándalo, del protagonismo barato, a falta de propuestas consistentes y un discurso sugestivo. Otra, que la cuestión es congraciarse con la tendencia pro-iraní que ha adquirido tanta fuerza en el círculo interior del régimen.

Estos tienen al negacionismo como punta de lanza ideológica partiendo de la premisa falsa de que Israel existe por causa del Holocausto, si éste se elimina, el Estado no tendría razón de ser. La verdad es que el proyecto del Estado Judío es muy anterior y su fundación, como la de cualquier Estado, se basa en la declaración unilateral de voluntad del pueblo, expresada por sus representantes legítimos. Hipotéticamente, pudo no ocurrir el Holocausto y no obstante crearse Israel, porque no hay vínculo causal entre los dos acontecimientos.

Sería demasiado arduo pasar revista aquí y ahora a todos los hitos históricos anteriores al Holocausto que condujeron a la declaración de independencia el 14 de mayo de 1948, baste citar al autor de “El Estado Judío”, 1896, Teodoro Herzl, quien escribió: “Dentro de cinco años tal vez, dentro de cincuenta años sin duda, el Estado Judío será una realidad. El Estado Judío es una necesidad Universal y, por consiguiente, nacerá”.
LFT pretende incursionar en el radar de las sanciones norteamericanas y de los servicios de inteligencia occidentales; por otro lado, en las filas de las fuerzas globalistas y antisistema tan en boga hoy en día, una suerte de refresh otoñal.

Una apuesta arriesgada, tentadora sólo para quien no tiene ya nada que perder.

Luis Marín
05-07-20

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viernes, 3 de julio de 2020

ASDRÚBAL BAPTISTA TROCONIS

Foto de Roberto Mata

ASDRÚBAL BAPTISTA TROCONIS
Pedro Palma



Acaba de fallecer Asdrúbal Baptista Troconis, destacado economista y abogado, académico, profesor universitario, historiador y pensador de alto nivel. Con su partida, Venezuela pierde a uno de sus mentes más claras y brillantes, quien hasta el día de su fallecimiento produjo ideas y análisis preclaros, y quien aún tenía mucho que dar. Su ausencia deja un vacío difícil de llenar, enmudeciéndose una voz que tenía mucho que decir y orientar.

Compartí con él durante cuatro décadas en dos escenarios de particular relevancia: el Instituto de Estudios Superiores de Administración, IESA, y la Academia Nacional de Ciencias Económicas, ANCE, institución de la que fuimos fundadores cuando, en 1984, participamos en su apertura como Individuos de Número. En esa ocasión éramos, quizá, los dos académicos más jóvenes en todas las Academias Nacionales que entonces existían -él con 37 años y yo con 39- y si no lo éramos, definitivamente pertenecíamos al grupo del que alguien bautizó como ‹‹los muchachos académicos››. Durante los 36 años de existencia de la ANCE, nos abocamos de lleno al desarrollo y consolidación de esa ilustre institución, habiendo sido él su presidente en el período 2007-2009, tocándome a mí sucederle en el lapso siguiente.

Durante su presidencia, fomentó y aupó las publicaciones de la Academia, poniéndole especial atención a la publicación emblema de la ANCE, la revista Nueva Economía, así como a la publicación de un importante libro en conmemoración del vigésimo quinto aniversario de la institución, titulado Veinticinco años de pensamiento económico venezolano. En esa obra se recopilaron trabajos de todos los académicos que hasta ese momento se habían desempeñado como Individuos de Número de esa corporación. 

En el IESA fuimos profesores de economía hasta nuestros retiros, cuando ambos fuimos honrados con la designación de «profesor emérito». Allí enseñamos macroeconomía y otros cursos de la ciencia económica, dirigiendo él un curso de cultura general con un enfoque muy peculiar acerca de la historia universal y del desarrollo del pensamiento, desde los clásicos griegos hasta nuestros días, curso que era altamente apreciado y demandado por nuestros estudiantes.

A lo largo de su vida profesional, Asdrúbal se dedicó de lleno a la actividad académica, habiendo enseñado por muchos años en su Alma Mater, la Universidad de los Andes, en Mérida, y desde 1983 en el IESA. También fue catedrático invitado en la Universidad de Harvard y regentó las cátedras Simón Bolívar de la Universidad de Cambridge y Andrés Bello de la Universidad de Oxford. Desarrolló una extensa e importante obra que cubre un amplio espectro de la ciencia económica, incluyendo análisis acerca de la evolución histórica del pensamiento económico, la economía política, la economía petrolera y la realidad económica venezolana. Sin duda, fue él uno de los economistas que más profundamente ha estudiado la realidad económica de Venezuela, su evolución histórica y su desenvolvimiento contemporáneo, siendo el líder indiscutible del análisis de la condición rentística de esa economía. 

Para nadie es hoy un secreto que ésta es una economía que ha vivido y dependido de la renta generada por las exportaciones petroleras, renta que es percibida por el Estado, dándole a éste una alta capacidad de gasto y de financiamiento. Eso ha sido particularmente cierto durante las últimas cuatro décadas, en las que la economía se ha hecho altamente vulnerable, al depender de los volátiles precios internacionales de los hidrocarburos. Durante los períodos de altos precios se han vivido años de bonanza, de apreciaciones reales de la moneda y de crecientes importaciones; pero al bajar esos precios, muchas veces, de forma abrupta, se producen reducciones de aquella renta, limitaciones de gasto público, caída de las reservas internacionales y deterioro de las expectativas cambiarias.

Esos factores generan crisis muy profundas, que se caracterizan por situaciones de recesión económica, mayor desempleo, maxidevaluaciones de la moneda, alta inflación y empobrecimiento de la población. Ese comportamiento fue el que llevó a Asdrúbal a denominar a la estructura económica de la Venezuela contemporánea como «capitalismo rentístico».

De hecho, una de sus obras más importantes se titula Teoría económica del capitalismo rentístico, publicada en 1997 por el IESA y, en segunda edición, en 2010 por el Banco Central de Venezuela. En ese trabajo él describe con lujo de detalles todos los aspectos relacionados con la característica rentística de nuestra economía, llegando a la conclusión de que esa estructura económica era insostenible y que llevaría a un inevitable colapso. Para llegar a esa conclusión, él comparaba la composición y la relación existente entre el capital productivo privado y el público, demostrando que desde fines de los años setenta del siglo XX, y durante las décadas que siguieron, el capital público tuvo un peso cada vez mayor sobre el privado.

Eso se debió a que, al ser el sector público el receptor de la cuantiosa renta petrolera, su capital productivo se expandió con mucho mayor intensidad que el del sector privado, pues la inversión pública creció a mayor ritmo que la privada. Eso hizo que, desde los años setenta y hasta fines de la primera década del siglo XXI, el peso relativo del capital público sobre el total fuese cada vez mayor y muy superior al del capital privado. Dado que la productividad de este último es muy superior a la del capital del sector público, aquella disparidad se tradujo en un lastre a la expansión de la producción de bienes y servicios, la cual creció durante las dos últimas décadas del siglo pasado y primera del siglo XXI a un ritmo menor que la demanda. Esa disparidad hacía que cada vez se dependiera más de las importaciones para satisfacer el consumo. Eso llevaba a Asdrúbal a concluir que esa discrepancia, creada por la dependencia rentística de la economía, era insostenible y que inevitablemente llevaría a un colapso.

Él explicaba que la sociedad moderna descansa sobre una base creada por el balance entre el poder político del Estado y el poder económico de la sociedad civil. Cuando este balance se rompe, como sucede en la sociedad venezolana, donde el Estado no sólo ostenta el poder político, sino también el económico sobre el de la sociedad civil, las distorsiones que se crean hacen inevitable el colapso. Creo que las realidades vividas en Venezuela en los años siguientes a la formulación de estos planteamientos le dieron la razón a Asdrúbal.  

Otra de sus obras de gran importancia fue la elaboración de las series estadísticas macroeconómicas de Venezuela desde 1830 hasta 2017. Esa titánica labor  la desarrolló a lo largo de muchos años, siendo estas series publicadas por la Fundación Empresas Polar en varios tomos, tres de ellos bajo el título Bases cuantitativas de la economía venezolana y una cuarta actualización bajo el título Los números del petróleo. Nueva contabilidad de la economía de Venezuela, que fue publicada en 2018 como parte del tercer tomo de la Suma del pensar venezolano. Tan sólo hace unas semanas salió a la luz una nueva actualización de estas series estadísticas, llevándolas hasta el año 2017. Ésa es una contribución de incalculable valor que nos dejó Asdrúbal, que ha servido y seguirá sirviendo de base para la realización de investigaciones muy diversas de la economía venezolana, no sólo referidas a su comportamiento reciente y posible evolución, sino también a su desenvolvimiento histórico.

Otro excepcional aporte de Asdrúbal fue la producción de un video en el que, de forma sucinta y brillante, explica la evolución histórica del pensamiento económico a través de los siglos. En ese trabajo, que lleva por título Pensamiento económico universal y que fue producido por Producciones Cinesa, él expone de manera amena y sencilla las contribuciones fundamentales de grandes pensadores, como Adam Smith, David Ricardo, John Stuart Mill,  Thomas Malthus, David Hume, Karl Marx, John Maynard Keynes y tantos otros, que trazaron los surcos por donde hoy corren los diversos ríos del pensamiento económico.  Concluye esa obra presentando los aportes que hicieron algunos brillantes economistas venezolanos al desarrollo del pensamiento económico en nuestro país, tales como Alberto Adriani, Arturo Uslar Pietri, Domingo Felipe Maza Zavala y Armando Córdova, entre otros. Ése es un material de incalculable valor, no sólo para los estudiantes  y profesores de economía, sino también para el público en general que quiera obtener información sobre este apasionante tema de cultura general. Si alguien en el futuro se interesara por complementar y actualizar ese trabajo, el nombre y análisis de la obra de Asdrúbal sería de inclusión obligada.

Se fue el amigo y colega, de imagen extremadamente seria, chapado a la antigua, retórico, formal y poseedor de una riquísima prosa, pero quien, detrás de esa fachada austera y mesurada, escondía un fino y extraordinario humor que hacía reír a quienes con él conversaban. Eso hacía deseable su compañía frecuente para gozar de sus historias, vivencias y divertidas anécdotas.  Ya no podremos seguir disfrutando de su compañía física, pero él seguirá viviendo por mucho tiempo entre nosotros y entre las futuras generaciones a través de su fructífera, brillante e imperecedera obra. 

Que en paz descanse.

PEDRO A. PALMA
29 junio 2020

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LA SEÑORA GARCÍA



LA SEÑORA GARCÍA
Por Bernardino Herrera León
@herreraleonber


Dudaba titular estas líneas como “La intervención perfecta”. Para hablar de las premeditadamente destrozadas universidades venezolanas. Tema que me produce mucho dolor.

Finalmente, opté por referirme al personaje que resume, casi por completo, la magistral operación para deshacerse de la institución universitaria, sin recurrir a la desprestigiante intervención directa. Esa de las autoridades nombradas por el régimen, con apoyo de militares y policías de uniformes negros. No fue necesario.

Me refiero a la señora Cecilia García Arocha Márquez. Sí, tres apellidos. Convertida de facto en rectora eterna de la UCV. Elegida por el Claustro ucevista a mediados de 2008, para un período de cuatro años, sin reelección.

La señora García aún ejerce el cargo con período vencido desde junio de 2012. Desde entonces, no ha habido manera de que la UCV recupere su derecho a renovar su liderazgo académico. Ni el chavismo ni el equipo rectoral han querido destrabar esta insostenible situación. Siempre media un puñado de sentencias, excusas y enredos procedimentales. Las universidades se desploman, literalmente. Pero ellos siguen allí, indefinidamente.

El régimen chavista ha temido siempre a las universidades autónomas. Son sus potenciales enemigos anti-ideológicos. El chavismo las detesta por resistirse a la sumisión del poder y por mantener peligrosos focos de rebeldía.

Paradójicamente, las universidades han aportado al régimen extravagantes e inefables profesionales. Casi la mitad de su nomina de ministros, viceministros y directores egresaron de la UCV. Probablemente de allí surgió la magistral idea de la intervención indirecta.

Y en efecto. Después del intento intervencionista con aquella disparatada ley de diciembre de 2010, el chavismo comprendió que la mejor estrategia para destruir las universidades es: ¡Con sus propias autoridades elegidas! Manteniendo, por supuesto, el siniestro plan de matarlas de hambre, con presupuestos y sueldos a extremos miserables.

Las autoridades aceptaron, veladamente. Aprobaron por años presupuestos deficitarios “bajo protesta”. Y continuaron la farsa. La de fingir con orgullo que las universidades funcionaban, a pesar del déficit. Se declaraban “opositoras”. Pero actuaban como el chavismo. Democracia cada vez más ausente, culto a la personalidad y autoritarismo como estilo.

Las revelaciones demoraron. Un director de seguridad resultó ser doble agente del Sebin. Un delfín estudiantil se declaró traidor. La relación idílica y/o diplomática con los victimarios. Ocasionalmente, llegaban algunos recursos para asfaltar, carnetizar, etc.

El dique que quedaba contra la intervención indirecta era la APUCV. Pero desperdició muchas oportunidades para reaccionar. Ignoró las señales, cuando nos arrebataron la democracia. El gremio sucumbió a esa especie de chantaje, el de no enfrentar a la señora García para no debilitarla a ella y a la UCV ante el régimen. Era mala sí, reconocían, pero es nuestra mala.

Además de creer en la señora García, la defendieron. Quienes exigimos rendición de cuentas fuimos ignorados y acusados de acusadores sin pruebas. De obsequio, le entregaron en bandeja el Fondo de Jubilaciones. Unos 22 millones de dólares más otros tantos en bienes inmuebles. Y cuando la señora García anunció su plan para apoderarse del IPP, reaccionaron. Mal y tarde. Nos engañaron, reconocieron. Desde entonces el gremio ha sido, cada vez más, segregado e ignorado. Peleando por bonos y primas que jamás alcanzan. La UCV no es agenda.

Poco a poco, la administración universitaria pasó a modo caja negra. No rinde cuentas. Dicen que hay un contralor del
que nadie se acuerda. Dicen que hay una Controlaría del Estado, que nadie menciona. Pero ocurren cosas como la compra de una clínica con sobreprecio (APUCV, pruebas a mano). Proceden de madrugada, como el chavismo.

La señora García ha sido la mejor artimaña que conozca en la historia de nuestra institución. Hay que reconocerle al chavismo el éxito de su lacónico cinismo. Nos intervinieron con nuestra propia gente, con nuestras propias miserias.

Hoy, la señora García insiste en proyectar una imagen impoluta de sí misma. Hace tiempo se hace llamar “La Magnífica”. Siempre suena como candidata de algo. Nadie puede tocarla. Estas líneas son una afrenta. Aún, muchos la creen la líder ideal. Primera rectora y otros clichés por el estilo. Su retórica panfletaria de consignas, himnos y protocolos contrasta con la extrema pobreza de la institución. Es como una comedia, pero realmente es una tragedia.

Para despertar de esta inmerecida penitencia, los universitarios tenemos que reconocer que nuestro modelo de universidad es ingenuo y vulnerable. Incapaz de detectar e impedir que siniestros personajes se aprovechen de ella para prevaricar y corromperla.

Lo hizo Edmundo Chirinos, astuto psicópata, revelado como violador en serie. Lo hizo Luis Fuenmayor, talentoso manipulador, protector de todos los extremismos de la izquierda del subsidio universitario. Ni hablar de los Merentes, de los Rodríguez y otros representantes de dantesco averno. Falsos académicos. Populistas con títulos ¿Cómo no nos dimos cuenta? ¿Cuándo las universidades explicarán al país tan vergonzosos errores?

Quienes comenzamos a criticar duramente a la señora García y su sistema de complicidad, fuimos acusados de radicales. Nos reprochaban con lecciones de moderación. Muchos se definían como el centro político venezolano. Los llamados Ni-Ni. Al final, sólo demostraron que el prudente centro moderado no es otra cosa que la equidistancia con el Mal, la corrupción y la delincuencia. Hoy cohabitan sin escrúpulos. Abogan por cualquier elección chavista.

La señora García es, cada vez, menos UCV. A medida que la institución despierte. Esa parte de la UCV íntegra que existe. La institución aún no ha muerto. Quedan opciones, pero es preciso reaccionar. Aún bajo el chavismo, es posible recuperar nuestras universidades.

02 julio 2020
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