jueves, 9 de julio de 2020

LA CONFESIÓN DEL PADRINO



LA CONFESIÓN DEL PADRINO
Humberto García Larralde


“Ustedes” (los miembros del gobierno interino de Venezuela), “…no pasarán, por el sentimiento patriótico, revolucionario, antiimperialista, nacionalista, de la FANB. No pasarán. No serán poder político en Venezuela jamás en la vida”.

Quien así se expresa revela la pretensión de ser dueño indiscutido del país. Lo hace en uniforme cargado de preseas, rodeado de chafarotes galardonados, para ratificar que quien decide es aquel que comanda la fuerza armada. Venezuela es su coto de caza y ninguna constitución o ley va a impedir que siga expoliándole, hasta la última gota, sus riquezas. La entrega que hizo Maduro a los militares de PdVSA, de los minerales de Guayana, de numerosos ministerios y/o dependencias con mando sobre la economía, como del custodio de fronteras, puertos, carreteras y aeropuertos, lo han sabido aprovechar.

Leyes punitivas que alientan la extorsión y la confiscación de haberes, multiplican sus oportunidades de lucro fácil. Magistrados cómplices cubren sus fechorías con un manto de impunidad. Y, ante el tráfico de drogas, la vista gorda. Cuando no, la simple fuerza bruta, algunas veces con saldos en vidas inocentes, basta y sobra. De ahí las cifras millonarias estafadas a la nación, reveladas en los numerosos escándalos que estallan periódicamente en medios internacionales. Ahora se espera los que desembuchará Alex Saab, testaferro de Maduro.

El Padrino no está dispuesto a permitir que les sea arrebatado este botín. Han tenido que compartirlo con los civiles que ocupan los más altos cargos públicos –así como con bandas paramilitares--, pero no por ello coincide con éstos en montar la payasada de unas elecciones confiscadas de antemano, con un CNE designado fraudulentamente y descabezando a los principales partidos de oposición, para encubrir esta potestad de expoliación. El Padrino prefiere manifestar directamente su propiedad sobre Venezuela. Para tranquilizar cualquier atisbo de conciencia, basta repetir los consabidos clichés contra el imperialismo y a favor de la “revolución”, aunque ya nadie crea en la sinceridad de tales proclamas.

Al ser ratificado por sexto año consecutivo como ministro de la Defensa, revela que no es la cabeza de una institución militar, con normas de representación y de legitimidad en el ejercicio del mando que se derivan de principios organizativos, sino de una cofradía mafiosa. Es el capo de una corporación militar criminal, junto a Néstor Reverol, Fabio Zavarse, Remigio Ceballos, Iván Hernández Dala y Gustavo González López, entre otros.

Represión, tortura, desapariciones y vejámenes a familiares y allegados garantizan que se mantengan a raya a la inmensa mayoría de venezolanos que claman por un cambio que haga desaparecer este oprobioso régimen de hambre. Las cifras recientes de la Encuesta sobre Condiciones de Vida (ENCOVI), 2019, realizada por la UCAB y otras universidades, revelan las penurias que están dispuestas a imponer mentes criminales como las suyas, para salvaguardar sus “negocios”.

Conocido es el dictamen de Lord Acton sobre el poder: “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Y, al mantenerse, sin más, sólo con la fuerza bruta, y con el terrible costo humanitario que ha acarreado su ejercicio, pone de manifiesto la extensión y profundidad de esta corrupción. Pero, muy orondos, buscan “justificarse” en los embelecos que les montó Chávez acerca de ser “herederos” de las glorias del ejército libertador.

Siempre he estado en contra de endiosar a Bolívar –ello ha sido, más bien, la práctica del fascismo para legitimar su confiscación del poder—, pero creo que es justicia rescatar su figura del estercolero en que lo pretenden sumergir estos autoproclamados “herederos”, buscando amparar sus atropellos. Quien pasó a la historia como Libertador, enfrentado a las tiranías, no merece ser enlodado con tamaña traición a lo que representó. ¡Qué vergüenza, Padrino!

09 julio 2020

Humberto García Larralde
economista, profesor (j) de la Universidad Central de Venezuela
humgarl@gmail.com

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