domingo, 31 de diciembre de 2017

2018 AÑO ELECTORAL DECISIVO


2018 AÑO ELECTORAL DECISIVO

ANTE LAS NEGOCIACIONES
REFLEXIONES PARA LA MUD
Humberto García Larralde


No es menester insistir en la tragedia por la que estamos pasando para enfatizar la imperiosa necesidad de cambiar el gobierno en 2018. Las evidencias son demasiado contundentes, tanto de nuestras vidas personales como por informaciones recibidas a diario sobre muertes por hambre y/o por no conseguir medicamentos, del deterioro de los servicios públicos, la hiperinflación y el desabastecimiento, sin mencionar los arrebatos despóticos del presidente contra los venezolanos. Lamentablemente, este calvario habrá de agudizarse el año venidero si no conquistamos un significativo cambio político.

 Los que hoy ocupan el poder les importa un bledo la suerte de sus compatriotas, más si esta interfiere con el régimen de expoliación que usufructúan. Y liberar a las fuerzas productivas de los controles que hoy la asfixian, unificar el tipo de cambio y asegurar las garantías de un Estado de Derecho implican, precisamente, desmantelar los mecanismos por medio de los cuales depredan al país. A la oligarquía militar-civil no le interesa, por ende, concertar salidas a la presente situación con fuerzas opositoras. En prosecución de sus intereses reprime y se cae a embustes con la idiotez de una “guerra económica” para echarle la culpa a otros de sus desmanes. Es la naturaleza del fascismo.

 Pero el año que viene es electoral. Si bien la oligarquía ha dado muestras fehacientes de que los mandatos constitucionales no la atan –incumplieron el cronograma para la elección de gobernadores, de los consejos legislativos, alcaldes y concejales, desconocen a la Asamblea Nacional, violan los derechos humanos--, su aislamiento en el plano internacional y la agudización de la crisis interna elevan el costo político de suspender una elección presidencial. Su previsible realización constituye, por tanto, una oportunidad decisiva para el cambio deseado, que no debe ser desaprovechada.

Perspectivas electorales

Claudio Fermín, en un artículo que ha circulado profusamente por las redes, tiene razón matemática al argumentar que el voto oficialista, con todas las trampas y marramuncias que han podido aplicar en comicios recientes, alcanzó un techo que no pasa de 6 millones. Si hay 19 millones inscritos en el registro electoral, quedarían más de 13 millones de venezolanos para derrotar a Maduro o a quien lo reemplace. Pero tal análisis deja por fuera aspectos centrales que no pueden menospreciarse:

 1.       Lograr que buena parte de esos 13 millones voten por el candidato democrático implica reducir sustancialmente la abstención con un candidato (unitario) que entusiasme y acordar condiciones para los comicios que inspiren confianza;

2.       Al fascismo puede ocurrírsele nuevas trampas para reducir aún más el voto democrático o, simplemente, no reconocer un resultado adverso.

 Condicionantes del voto democrático

Hoy se aprecia desconfianza en el liderazgo de la MUD por no haber podido (o sabido) forjar, a partir de las movilizaciones de calle, una participación exitosa en las elecciones a gobernadores y/o por haberse dejado trampear, quizás por excesiva confianza en el triunfo (no se preparó suficientemente la maquinaria de testigos). No veo pertinente en estos momentos entrar a discutir sobre quiénes recaen las mayores responsabilidades de esta frustración. Pero debe señalarse que, de no superarse este distanciamiento con el liderazgo democrático, será difícil una participación electoral exitosa en 2018. Con ello habríamos desperdiciado quizás la mejor oportunidad para derrotar contundentemente a la oligarquía militar civil. Para recuperar esta confianza, inciden varios elementos:

 1)      Destaca, en primer lugar, lograr condiciones para la realización de elecciones pulcras, que reflejen fielmente la voluntad popular. Las elecciones para gobernadores revelaron las descaradas trampas cometidas por el fascismo: voto asistido, voto múltiple, mudanza de centros electorales donde la oposición es mayoría, violencia contra votantes, intimidación o expulsión –por la fuerza-- de testigos opositores, control del voto a través del “carrusel” con carnés de la patria, cuando no la manipulación abierta del resultado, negando las auditorías de rigor.

2)      Las candidaturas con capacidad de galvanizar en torno suyo al electorado opositor en una contienda presidencial han sido inhabilitadas: Leopoldo López, Enrique Capriles, Antonio Ledezma. Ni Ramos Allup ni Borges reúnen las condiciones para una victoria. Si bien siempre hay la posibilidad de un “outsider” que ocupe ese papel, hay poco tiempo para construir una imagen que garantice el triunfo. ¿Lorenzo Mendoza? Posiblemente, pero no creo que esté dispuesto a correr ese riesgo y, ser un empresario exitoso no es, lamentablemente, una credencial reconocida por todos en este país.

3)      El fascismo, a través de su fraudulenta anc está empeñado en ilegalizar a los principales partidos de oposición: Voluntad Popular, Primero Justicia y Acción Democrática, alegando su negativa a participar en las elecciones para alcalde.

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La naturaleza del poder al que nos oponemos

“Conócete a ti mismo y conoce a tu enemigo y en cien batallas nunca serás derrotado" -Sun Tzu, circa 500 ac. El mayor desacierto del liderazgo opositor ha sido no entender a cabalidad lo que significa el fascismo maduro-chavista. Más allá de sus clichés comunistoides, no tiene proyecto societario alguno. Lo que persigue es la acumulación incesante de poder para cogerse el país. Tal empeño no reconoce freno moral, legal, político ni idiosincrático: carece absolutamente de escrúpulos para proseguir sus fines. Muchos pensábamos --me incluyo-- que Maduro no desconocería tan groseramente el ordenamiento constitucional al seguir adelante con su farsa de anc, ya que representaría un suicidio político.

 Pero la oligarquía militar civil necesitaba de un aldabonazo final para reclamar su propiedad definitiva --exclusiva y excluyente-- sobre el país. Tenía que cortar todo vestigio de soberanía popular eliminando de hecho a la Asamblea Nacional. No bastó que el tsj espurio confiscara sus funciones y aprobara las sentencias 155 y 156, por lo que no quedó más remedio que jugárselas completo con la patraña de la anc. Aunque se echó encima la opinión internacional, con todo y sanciones, le quedó un arma --el embeleco “constituyente”— que legitima, a los ojos de su secta de secuaces, la eliminación del último apego a la soberanía popular que interfería con sus designios. Expropiaron al pueblo de todo derecho constitucional y republicano a decidir sobre los destinos de la nación, sin preocuparse por guardar las formas. La oligarquía de enchufados y militares consolidó, así, su “título de propiedad” sobre Venezuela. Y para disfrutarlo y arrostrárnoslo en la cara, obliga a que todo pase por la constituyente fraudulenta: la convocatoria a elecciones, la juramentación de los electos, la aprobación del presupuesto, la libertad de los presos políticos, la inhabilitación de partidos políticos, “leyes” absurdas y pare usted de contar..

 Y uno se pregunta: con este fuero absolutista auto-asignado, ¿Se respetará la voluntad de los venezolanos? ¿Podemos esperar elecciones justas? ¿Podrá arrebátesele el poder a las mafias?

 Implicaciones

Para poder “cobrar” el apoyo mayoritario y abrirles a los venezolanos salidas a la presente tragedia, el equipo negociador de la MUD tiene que exigir, como condición sine qua nonpara participar en la elección presidencial y, por ende, legitimarla, que sea eliminada la anc y se levanten las inhabilitaciones. No es aceptable ninguna fórmula de convivencia con la farsa constituyente.. Reconocer la propiedad de la mafia sobre el país a través de tal patraña invita a que no sean respetadas las condiciones para unos comicios pulcros. ¿Y la correlación de fuerza permite que impongamos tal condición? ¿Es realista este reclamo?

 Las principales fortalezas con que cuentan las fuerzas democráticas son:

1)      El rechazo del régimen por parte de la gran mayoría de los venezolanos;

2)      El apego por el ordenamiento constitucional y su defensa; y

3)      El apoyo de la comunidad internacional democrática.

 Insistir en la condición propuesta capitaliza estas fortalezas. Permitir que nos contrabandeen la anc tramposa las debilita. No hay garantía alguna de poder generar la confianza necesaria para que la gente salga masivamente a votar si permanece la anc. Que se respeten las normas legales que rigen el proceso depende de que sea eliminada. El apoyo internacional, hasta ahora (aceptablemente) militante –piénsese en el Grupo de Lima—seguramente se enfriaría si nos transamos por menos.

 ¿Y qué hacer si el fascismo rechaza entregar su “título de propiedad”? Simple. Gritar a los cuatro vientos que el régimen no quiere comprometerse con unas elecciones pulcras y anunciar que, bajo tales condiciones, no participaremos. Es decir, hay que jugárselas completa, sustrayéndole toda legitimidad a unos comicios diseñados para que Maduro gane. El país y la opinión internacional nos apoyarán si sabemos transmitir con claridad y firmeza esta decisión. Esta negativa a participar puede desatar mayores persecuciones, riesgo que debemos correr para fortalecer las opciones democráticas. Si bien los militares fascistas no tienen escrúpulos para reprimir, intuyo que, en estos momentos, no es para ellos lo más aconsejable, dado el escrutinio a que están sometidos por observadores internacionales. La liberación parcial de presos políticos sería un intento de “suavizar” su mala imagen.

 No se trata de una postura inflexible por “principista”. Obviamente, en toda negociación es menester ceder algo. Pero hay que estar claro en qué y en qué no. Con la anc, el fascismo cruzó el Rubicón. Con ello no se puede convivir, porque es enterrar a la República y a la soberanía popular que la sustenta. Se puede acordar la aprobación del presupuesto y de operaciones de crédito público del gobierno, siempre y cuando sea reconocida y respetada en sus atribuciones la Asamblea Nacional; se puede interceder ante gobiernos amigos para que se levanten las sanciones si el régimen termina por liberar todos los presos políticos y acuerda la inspección, in situ, de organizaciones defensoras de derechos humanos; se puede ofrecer garantías de que, en un eventual gobierno de transición, no habrá persecución de chavo-maduristas por razones políticas e, incluso, acordar la participación de personeros oficialistas para asegurar que ello sea así. Pero no se puede entregar el país a una banda de mafiosos que asegurarán su destrucción y, con ello, la esclavización progresiva de los venezolanos.

Negociar desde una posición de fuerza

Negociemos desde una posición de fuerza. Los resultados electorales recientes han producido una alegría de tísico en Maduro y su combo, pero en nada han aliviado la precariedad de su situación. Ya comienzan a estallar protestas y saqueos por la situación de hambre e hiperinflación, PdVSA colapsa y escasea el combustible, no hay cómo mantener las prácticas populistas, las sanciones asfixian los negocios turbios de las mafias, facciones de ésta se pelean entre sí por un botín que decrece. No son señales de fortaleza. No le demos el respiro de un mecanismo fraudulento que confisca al país para su usufructo y compromete toda posibilidad de superar el presente desastre, para bien de los venezolanos.

 Por supuesto que el liderazgo opositor tampoco se encuentra en sus mejores momentos. Pero debemos confiar en que, con una conducción certera, firme y consecuente, éste puede elevarse por encima de estas dificultades y conquistar de nuevo la confianza y apoyo que antes tuvo. Falta incluir, en esta argumentación, la necesidad de un proyecto alternativo claro y creíble al de la oligarquía militarista, que movilice a la gente, pero ello tendrá que esperar por otra entrega.

No queda más que transmitir mis deseos para que, unidos, labremos en 2018 esa Venezuela mejor que todos nos merecemos. ¡Si se puede! ¡Que sea de verdad un Feliz Año!


Humberto García Larralde
economista, profesor de la UCV

humgarl@gmail.com




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viernes, 29 de diciembre de 2017

CAVILACIONES NAVIDEÑAS



 CAVILACIONES NAVIDEÑAS
Absalón Méndez

Los días de reposo son buenos para que por la mente pasen muchísimas cosas, buenas y malas, unas que atormentan, otra que producen alegría. Los últimos días  del año, para que el tiempo no pase en vano,  hemos venido realizando estudios en materia constitucional y leyendo y releyendo la Constitución de 1999, para ver sí es posible hallar dentro del marco jurídico venezolano algo que permita  superar esta profunda crisis política y  de ingobernalidad que azota al pueblo y lo mantiene al borde de la locura.

El gobierno venezolano luce agotado, aunque hace esfuerzos para aparentar que no pasa nada, que todo marcha bien, pura fantasía. Al gobierno todo le sale mal  hasta una simple repartición de juguetes para los niños. Nadie sabe quien gobierna en Venezuela. Hay, al menos, cuatro Jefes de Estado: Nicolás Maduro, formalmente, el Presidente; pero, que, no preside nada, posiblemente, sea sólo un representante del gobierno cubano, que, sí,  gobierna en Venezuela.

Un segundo Jefe de Estado, que, también, gobierna, es un señor llamado Diosdado Cabello. Inmediatamente que habla Maduro, él lo refuta con el “mazo dando”, negando toda la prédica de Maduro favorable al diálogo, por ejemplo.  Un tercer Presidente de la República es la señora Delcy Rodríguez, Presidenta de la ANC, al parecer, el único Poder formalmente establecido, pues todas las demás figuras están subordinadas, como marionetas manejadas por un hilo oculto. El cuarto Presidente, no,  sabemos,  si,  el primero, es el Ministro de la Defensa, quien se ocupa de todo, desde recoger la basura hasta las relaciones internacionales.

El gobierno o gobiernos por su torpeza, incapacidad, improvisación parece un elefante en una cristalería. Todo lo rompe, todo, le sale mal, ya el cuento de la guerra económica no se la creen ni ellos mismos.

En las elecciones municipales el gobierno vendió  mentiras y engaños, ofreció de todo, sin tener con que responder; ahora, los engañados cobran y no hay como pagarles a todos. El pueblo engañado está saliendo a la calle, no, de la mano de la MUD, sino del coraje que produce la mentira utilitarista y el engaño.

La fulana Mesa de Diálogo, con negociadores que no sabemos a quién representan, quién otorgó tal representación y por qué, se da el lujo de elaborar una agenda secreta y de darse plazos largos como si Venezuela fuera un paraíso de felicidad; obviando, que el segundo Presidente de la República ha dicho que ese diálogo es un juego de niños, los negociadores pueden acordar lo que les da la gana; pero, en Venezuela no habrá cambio alguno, todo seguirá como estamos.

El gobierno nacional llevó a la fulana Mesa de Diálogo una especie de  condición  suspensiva imposible de ser cumplida porque escapa  a la esfera de los dialogantes: que los EEUU y la UE suspendan las medidas económicas y financieras acordadas contra el gobierno y funcionarios venezolanos. En cambio, la tal representación opositora no opuso nada, cuando era el momento oportuno, necesario  y conveniente para   plantear como pre-requisito para negociar la disolución inmediata de la ANC, por ser inconstitucional  e ilegal y la madre de todos los padecimientos políticos de los venezolanos en los últimos días. Ese tenía y tiene que ser el punto central de la negociación.

Con una ANC espúrea y enferma de odio y retaliación política, no hay nada que hacer, pues todos los Poderes Constituidos están bajo su subordinación. Mañana, si el señor Cabello quiere, pude pedirle a la ANC que apruebe eso que ellos llaman leyes constitucionales, una ley que lo designe Presidente de la República y Maduro quedaría fuera de concurso.

Por otro lado, la politiquería nuestra ya ha comenzado a realizar gimnasia con miras a unas elecciones presidenciales que convocará la ANC en el momento y bajo las circunstancias que le de la soberana gana.

Nicolás Maduro, con una osadía digna de mejor causa, ya se ofrece como candidato a ser reelegido, lo que evidencia la pobreza de liderazgo del PSUV, pues, mostrar  como candidato a Maduro revela que esa es su mejor carta de presentación,  que no tiene otra cara decente que presentar,  por qué no acudir a Diosdado Cabello, a Iris Varela, a Aristóbulo Istúriz, a Darío Vivas, a Hermán Escarrá, entre otros. Maduro carece de méritos, ayer y hoy, para ser Presidente de la República. Lo único que puede presentar como obra ejecutada es la destrucción nacional, en un país con inmensos recursos de todo tipo. Suerte de Rey Midas al revés.

En lo que se ha dado en llamar oposición las cosas no marchan mejor. El nido de serpientes que viene desde antes tratando de abrirse un espacio para llegar a Miraflores ha entrado en etapa de desesperación: Ramos Allup, Capriles, Falcón, Borges, Velásquez, López, y, otros,  quienes piensan que han hecho méritos suficientes para presidir la República, están condenados al ostracismo, sus propias ejecutorias de traición a un pueblo esperanzado, los ha condenado a tal situación.

La oportunidad pasa una sola vez y la de ustedes ya pasó. Permitan que un nuevo liderazgo, un frente común, verdaderamente opositor, con un proyecto de país, los sustituya, para bien de la nación. Y, ese frente común está en formación con participación de todos los sectores de la nación, que, incluye, las organizaciones con fines políticos reconocidas; pero, no, en rol estelar. Se trata de un frente extra partido; pero, en ningún caso,   contra los partidos políticos. Esta es la carta de triunfo seguro.

Observemos lo que ya está sucediendo en el país con el sólo anuncio de una posible candidatura presidencial del empresario Lorenzo Mendoza. Ha enloquecido a tirios y troyanos. El Presidente de la Republica ha vomitado agresiones de todo tipo y, eso que se hizo aprobar por la ANC una Ley contra el Odio. En los líderes opositores ha ocurrido algo similar. El miedo es libre, dice el refrán popular.

 Releyendo, como hemos dicho, la Carta Política de la República, aun vigente, encontramos las diversas formas de modificar la Constitución: la Enmienda, la Reforma y la Asamblea Nacional Constituyente (Nueva Constitución). Este orden no significa que hay que agotar una vía para seguir otras o que las formas están subordinadas unas a otras.. No hay prelación. Simplemente se trata de modalidades para producir modificaciones menores al pacto político constitucional o Ley Fundamental la cual no es inmutable e inmodificable.

Así las cosas, tenemos, que la Asamblea Nacional que convive pacíficamente con la ANC, mientras ésta última realiza su trabajo y pare una nueva Constitución, podría, perfectamente, utilizando la iniciativa prevista en el artículo 342 de la Constitución (mayoría de sus integrantes), proceder a reformar la Constitución de 1999, en algunos de sus aspectos,  siempre y cuando “no modifique la estructura y principios fundamentales del texto constitucional”.

Por ejemplo, sería muy útil, en este momento, que se reforme la norma que permite la reelección presidencial, la  que ha establecido el período presidencial de seis años, algunas normas de Poder Electoral para evitar sus abusos y todas aquellas normas ambiguas que son presa de la interpretación constitucional y la jurisprudencia para acomodarlas al gusto de los verdaderos factores de poder. La AN tiene la palabra. No hay nada  constitucional o legal que impida hacer lo propuesto. Manos a la obra, decía el ex presidente Carlos Andrés Pérez.

Absalón Méndez
28 diciembre 2017
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jueves, 28 de diciembre de 2017

2017 MUERE CON UN PUEBLO EN PENURIAS




2017 
MUERE CON UN PUEBLO EN PENURIAS
Carlos Hermoso

Un amigo siciliano nos preguntó si era cierto que nos habían cambiado la vida. Esta es nuestra respuesta.

Ciertamente nos han cambiado la vida. Al menos a un gran porcentaje de la población. A otros no: los sectores extremos. La oligarquía financiera no ha salido perjudicada. No le cambió la vida. Los sectores más pobres de la sociedad son más pobres, pero en esencia siguen igual. Muchos ahora reciben bolsas clap, carné de la patria mediante. En el restante pueblo sí se han producido cambios. Todos los asalariados han sufrido serios cambios pero los sectores medios son los más afectados. Quienes viven del trabajo, y por ende de un salario, han sido afectados como nunca en nuestra historia moderna.

De un siglo acá, esta es la crisis más despiadada. Los trabajadores, los sectores medios y hasta empresarios esperanzados como emprendedores han sido afectados en su cotidianidad y parece que no hay intención alguna del Gobierno de cambiar este estado de cosas sino de darle continuidad. Se confían en la eficacia que ha tenido el socialismo de palabra, su fraseología, y abusan de la eficacia de la trampa.

Los cambios son el resultado de algo mayor: la destrucción del país. De su economía. Así, las esperanzas que depositara el pueblo en su oportunidad en las promesas del mesías de marras terminaron en el mayor desastre. A estas alturas, quien crea en este pillaje realmente necesita tratamiento de otras disciplinas fuera de la política, o forma parte de quienes despojan, o se acostumbró a ser cómplice.

El episodio más dramático de la tragedia nacional es la muerte de niños por hambre. La muerte por falta de alimentos de pequeños ya es algo cotidiano. Por más que el Gobierno lo esconda, siempre se fuga la información. En general, la hambruna es cada vez más virulenta. Drama frente al cual otros aspectos de la crisis nos resultan un tanto frívolos. Son miles de niños los que han muerto por esta circunstancia. El porcentaje crece. El hambre llega a hogares otrora solventes. Mientras, el Gobierno lo ubica a modo de “mentiras que se propagan” como parte de la “guerra en contra” de su naturaleza.

El fenómeno de la migración ya es cotidiano en la familia venezolana. Millones han salido del país. Otros más se alistan para ello. Es de tal tenor el asunto que ya la diáspora venezolana se hace sentir en muchos países. Recreamos nuestra idiosincrasia en otras latitudes. Nos hacemos sentir. No escondemos lo que somos. Pronto estaremos en competencia con emigrantes del mundo árabe que, a raíz de las guerras de rapiña inter-imperialistas, huyen a otros partes. Los destinos son diversos. América Latina alberga una buena cantidad; Estados Unidos, Europa y Australia reciben lo suyo.

Las aventuras llevan a profesionales a trabajar hasta catorce horas al día en países como Perú donde la explotación del trabajo está fuertemente influenciada por las escalas asiáticas. Así, ingenieros, administradores, economistas, profesionales diversos cumplen la iniciación de subsistencia lavando platos, de cocineros, enlatadores, cargadores de pesos, entre otros eventuales oficios de emergencia para adquirir la legalidad que les permita, con suerte, conseguir un empleo en correspondencia con su formación.

Una de las nuevas vivencias en Venezuela es que son muchos quienes no pueden salir de sus casas por esa conjugación de limitaciones entre las averías eventuales del carro de uso familiar y la no consecución de repuestos o su elevado precio, inalcanzables con los sueldos y salarios cada más menguados en su poder adquisitivo; su mantenimiento y los problemas de transporte colectivo. Un litro de aceite multigrado ronda entre los 500 y 700 mil bolívares. Un docente universitario de máximo escalafón percibe menos de dos millones de bolívares al mes.

Cambiar el aceite del carro sale en más de tres millones. Un caucho nuevo cuesta en promedio 5 millones de bolívares. Mientras más grande el rin mayor su precio hasta rondar fácilmente los 9 millones. Por su parte, el transporte colectivo está cada vez más calamitoso. Menos unidades por lo mismo que se señala líneas atrás. Sumemos el maltrato que reciben los usuarios por parte de muchos de los transportistas. Así, más usuarios tratando de hacer uso del transporte colectivo, menos unidades, conducen a la posibilidad del colapso del servicio.

La inseguridad nos lleva a andar temerosos con las cosas que portamos encima. Muchos prefieren dejar el celular en sus casas cuidando que no les sea despojado ante el menor descuido. O bien, el asalto en la camioneta de transporte, por citar algo cotidiano. Pero puede aparecer lo más lamentable, la muerte en la calle al cruzarse alguien en un enfrentamiento entre bandas, o al intento de despojo del vehículo o alguna pertenencia. La inseguridad también, como muchas de las calamidades, alcanza escalas récord.

De la inseguridad unida a la descomposición nace el pranato. No son leyendas urbanas las que se propagan de Tocorón, entre otras cárceles, donde las discotecas de los pranes compiten con las más exclusivas de las grandes ciudades. Dueños de las cárceles también tienen otros negocios. Su vinculación con capitostes del Gobierno lo inicia públicamente el presidente Chávez. Muchos males han venido por los reyes que se ausentan… Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras.

En definitiva, nos han cambiado la vida. EstossodeSoloogrulloloogrullolo para quienes vivimos en Venezuela. Para mucha gente del exterior les resultará increíble. Un país tan rico, con tanto tesoro, cómo pudo ser destruido a tal grado. En eso el chavismo es creativo, sin duda alguna.

Venezuela parece haber vivido una guerra. No la que se inventó el Gobierno. Esa de la «guerra económica». La de verdad, la lanzada con tranquilidad contra la economía y la gente. Una guerra cuya punta de vanguardia fue la importación de bienes y la destrucción del aparato productivo. Liberalismo en su expresión más clásica, hacia afuera. Sin embargo, la corrupción ha buscado competir con la importación. Parece envidiarle la primacía. Hizo méritos, ciertamente. Fue relativamente democrática. No se centra solamente en los grandes corruptos. Va hasta la raíz de la sociedad. Llega al fiscal de tránsito, al policía, al fiscal del Ministerio Público, al juez, entre otros. Creó al bachaquero. Se generalizó, pues. Es justo señalar que esos fenómenos no son nuevos. Solo que ahora alcanzaron su máxima expresión.

Es la experiencia histórica más sui géneris. Sin parangón en el mundo. Ningún país fue destruido de manera tan clara sin conflicto bélico mediante. Venezuela, país semicolonial y dependiente, empobrecido de manera crónica por las políticas en favor del imperialismo, frenado su progreso de modo exprofeso, había logrado escalas de desarrollo como resultado del comercio de las riquezas petroleras.

A pesar del freno al avance de las fuerzas productivas, habíamos alcanzado un desarrollo que permitió la masificación de la salud y la educación. La pobreza siempre estuvo presente. Condenaba a un porcentaje de la población bastante elevado. Si lo contrastamos con las riquezas nacionales, ciertamente siempre fue grosero. Pero el chavismo logró niveles muy superiores a los alcanzados por los Gobiernos bipartidistas. En eso también se distinguen. Hicieron mucho mérito y le quitaron el estandarte a adecos y copeyanos.

Así, ¿cómo terminamos el año? Se resume en lo anterior. ¿Cómo comenzamos el nuevo año?, igual y hacia peor.

En lo político, el Gobierno despide el año más fortalecido en su estructura fraudulenta pero eficaz. Represiva, de chantaje, sectaria, armada, muy armada. Pero muy débil en el apoyo que recibe de la gente. Casi todas las gobernaciones y alcaldías en manos genuflexas, cómplices, de la juerga, pues. El chantaje funcionó. Si no votas por el Gobierno pierdes la bolsa de alimentos. O, bien, al estilo Jalisco si eso no opera.

Otra cosa en favor del chavismo es el apoyo de chinos y rusos, sin el cual seguramente no hubiesen llegado tan lejos. El país cuenta con riquezas que en medio de la disputa por la hegemonía deben ser despojados sin más. De allí los negocios leoninos y las “ayudas”.

Lo poco que queda de chavismo no es despreciable. Fuera de quienes son chantajeados queda un sector que, además de recibir bondades, buenas migajas a momentos, es capaz de buscar en lo absurdo argumentos para defender el gobierno. Ejercicio nada fácil que termina en afirmaciones manidas acerca del imperialismo. Argumentos que nos hacen recordar el bello poema en prosa de Aquiles Nazoa, cuando el tal general se lleva el caballo a una guerra: “… diciéndole: mira caballo, déjate de jardines y maricadas de esas y ponte al servicio de tal y cual, que yo voy a defender los principios y tal, y las instituciones y tal, y el legado de yo no sé quién, y bueno, caballo, todas esas lavativas que tú sabes que uno defiende”.

No es de extrañar, sin embargo, que haya uno que otro chavista relativamente culto, egresado universitario, por ejemplo, que sostenga argumentos absurdos que justifiquen esta catástrofe. Y es que la irracionalidad juega un papel que va de lo sublime a lo grotesco. Entre las cosas aprendidas por el chavismo de los nazis está la sentencia de Goebbels según la cual: “Puede ser bueno tener poder basado en las armas. Pero es mejor y más duradero, sin embargo, ganar y conservar el corazón de un pueblo”.

Así, despedimos el año, Navidad mediante, en medio del sopor que causa la angustia de la escasez, la carestía, la delincuencia… Recibimos el nuevo año en medio del avance del vaho depresivo que parece querer conquistar el alma de todos los venezolanos. No vemos posibilidad de hacernos de un proyecto. Ni personal ni colectivo…

Pero a luchar nos fuerzan las circunstancias. ¿Qué más proyecto en estos tiempos que la lucha por el cambio que demanda Venezuela? Las fechas dan para la reunión familiar. Dan para la unión entre familias. Buenos tiempos para apurar el paso. Para acordarnos en el qué hacer. Soñar y luchar por un mundo mejor. Además, todo indica que el desenlace es inminente. Podemos delinear la manera como se hará. Echar un hombro desde cualquier espacio, incluso de quienes se hallan fuera de nuestras fronteras y preparar el golpe certero. Con organización y disposición alcanzaremos la victoria. Algo lo confirma: esto no es soportable. En fin, ¡si el pueblo no se arrecha, lo matarán de hambre!


 Carlos D. Hermoso Conde
27 diciembre 2017


Secretario General Adjunto Nacional de Bandera Roja
Doctor en Ciencias Económicas y Sociales
Profesor Universitario | Universidad Central de Venezuela



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martes, 12 de diciembre de 2017

ARTÍSTICA TALA.





ARTÍSTICA TALA
Juana Rodríguez


Desolación!...  Es lo que se respira al acercarse uno al campo de fútbol de nuestra Escuela de Enfermería UCV. No es para menos. Hay doce árboles caídos, así como un gran muro de bambú. Doce árboles y un muro de bambú talados, para dar paso a la ejecución del proyecto, orgullo de la Fundación Fondo Andrés Bello  “Centro Deportivo Ciudad de las Artes Sebucán.





Esta barbaridad, bajo la denominación de “reparación y recuperación, de las canchas deportivas”.

 



Si todavía no se entiende, el proyecto de desarrollo sostenible con cultura y educación como lemas de esta Ciudad de las Artes, en su capítulo deportivo, está reparando y recuperando la cancha deportiva talando árboles y bambúes a su alrededor, y  no se trata que de esta manera están haciendo el espacio para la cancha. Definitivamente, NO! 




El espacio de la amplia cancha está hecho desde hace ya muchos años, pero esta obra está reñida con el ambiente. Los pocos árboles que quedaron a uno de sus lados pareciera que interesan de manera ornamental ó para sombra ó sabe Dios porqué no forman también parte de los desechos arbóreos.



De manera que, sobre estos cimientos de destrucción, se desarrolla el “concepto de ciudad educadora”, “el libre ejercicio de la ciudadanía”,  se “llama a la reconciliación social” y se hace “promoción deportiva y ambiental”, mientras se “adecuan y acondicionan las  instalaciones”.

 


Existen proyectos en los que intervienen profesionales que no edifican destruyendo, que respetan el ambiente y hacen uso de él para engrandecer su obra. No es este el caso.








Empezaron con muy mal pié, señores, Fundación Fondo Andrés Bello. No reconocen ni respetan el entorno, la vida vegetal de nuestra Escuela, particularmente forestada





¿Entienden ustedes que no podemos celebrar un Proyecto que podía armnizar el ambiente con la construcción pero que comienza artísticamente talando?





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lunes, 11 de diciembre de 2017

LA GRAN COMPONENDA CRIMINAL



LA GRAN COMPONENDA CRIMINAL:
EL REPARTO DE VENEZUELA ENTRE CÚPULAS MILITARES Y “REVOLUCIONARIAS”
Humberto García Larralde

Si en los ’60 se nos hubiese dicho a quienes militábamos en la izquierda que nuestra prédica serviría décadas más tarde para encumbrar una dictadura militar, habríamos reaccionado indignados. En esos años la izquierda asumía posturas insurreccionales en distintos países de América Latina, enfrentada violentamente a quienes eran percibidos como el “brazo armado de la opresión”. Los militares eran visto como autores de la represión, tortura y muerte de decenas de jóvenes -en su mayoría, universitarios- insuflados de una fe ciega en su misión “histórica” de “liberar” a la patria.

Paradójicamente, esta prédica era a su vez militarista. Fidel, con la autoridad que le envestía haber conducido una revolución victoriosa en las narices del imperialismo, insistía una y otra vez en que “el deber de un revolucionario era hacer la revolución”. ¿Y cómo se hacía eso? Pues, por la violencia militar, agarrando un fusil y alzándose contra el gobierno. Las objeciones de la ortodoxia marxista, que señalaban la inexistencia de condiciones objetivas y subjetivas para el éxito de tal empresa, desaparecían ante la tesis esbozada por Regis Debray: la pequeña rueda del foco guerrillero activaría, cual engranaje revolucionario, a la gran rueda de la insurrección popular. El voluntarismo, con la fuerza de las armas, sustituiría a las luchas sociales.

Además, había un militarismo “bueno” y uno “malo”. Las intentonas de Barcelona (1961) y Puerto Cabello (1962) en contra de la democracia venezolana caían dentro del primer grupo por haber sido instigadas por el PCV, la de Castro León -derechista- (1960), dentro del segundo. A principios de los ’70 el golpe del Gral. Velazco Alvarado en Perú era “progresista”, igual que el de Juan José Torres en Bolivia. Pero el gobierno del Gral. René Barrientos, antecesor de este último, era “reaccionario”, pues bajo su mandato fue apresado y asesinado el “Che” Guevara gracias, en no pequeña medida, a la animadversión que le mostró un campesinado boliviano congraciado con Barrientos por el apoyo que éste les ofrecía. 

Los dueños del país

La llamada Revolución Bolivariana se disfrazó de alianza cívico-militar. Chávez, invocando la gesta emancipadora, le endilgó a la Fuerza Armada que había derrotado a la guerrilla treinta años antes, la condición de heredera del Ejército Libertador. Le fue entregando parcelas de poder para asegurar su lealtad, sobre todo después del efímero golpe que lo destituyó en 2002. Hoy la FAN, a la que se le ha adjudicado el cognomento de “Bolivariana”, es dueña de astilleros, instituciones financieras y de seguros, empresas agrícolas, de construcción, bebidas, ensamblaje de vehículos, transporte, alimentos, armamento y televisoras, entre otras, y de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petroleras y de Gas, C.A. (Camimpeg), constituida recientemente para intermediar en las subastas y demás negocios relacionados con la riqueza petrolera y minera del país, de cuyo manejo, de paso, los militares saben lo mismo que yo de aeronáutica espacial. Adicionalmente, están al frente de la CVG, de los puertos y aeropuertos, de Minerven, Corpolec, Pequiven, Edelca, Enelven y ahora, de la joya de la corona --con gran pérdida de lustre, es cierto-- PdVSA. Según Impacto CNA (Citizen News Agency), los militares controlarían no menos del 70% de la economía venezolana[1].

Una idea de la extensión de este control lo ofrece el portal Armando.info, que publica un reportaje de periodistas de investigación que cruzaron datos referentes a los contratos públicos del actual gobierno con la nómina de la alta oficialidad de la FF.AA., para encontrar que “al menos 785 oficiales activos” están al frente de empresas de construcción, servicios de seguridad, suministros médicos, alimentos, transporte, comerciales, informática y más, que contratan con el estado[2].

Además, militares ocupan numerosas gobernaciones y hoy controlan 12 de 32 ministerios, en particular los relacionados con la economía. En total, entre activos y jubilados, cerca de 2.000 oficiales han pasado por posiciones de alto mando en la administración pública bajo los gobiernos de Chávez y Maduro.

Ahora, con la Gran Misión Abastecimiento Soberano, monopolizan la importación y distribución de alimentos y medicamentos esenciales, para lo cual tienen acceso a dólares a la tasa DIPRO (10 Bs/$). Adicionalmente, custodian las fronteras y las aguas territoriales, más allá de las cuales el precio de la gasolina se multiplica por centenas. Amparados en leyes punitivas como la de “precios justos”, ejercen acciones policíacas contra comerciantes, propensas a prácticas de extorsión y confiscación.

En un ambiente de opacidad total en los asuntos públicos, de no rendición de cuentas, de cercenamiento de la libertad de prensa y de anulación de la función controladora de la Asamblea Nacional, las oportunidades para lucrarse, arbitrando entre los abismales diferenciales de precio que resultan de los controles y del disparatado régimen cambiario, o inventando negocios ficticios para ponerle la mano al dólar barato, son sencillamente monstruosas. ¿Y qué hay con el Arco Minero y, ahora, con los negocios de PdVSA, sin mencionar a los que han sido señalados de estar incursos en narcotráfico?

La “revolución” celestina

¿Qué papel juegan los “revolucionarios” en todo esto? Justificar “Históricamente” tal entrega. La prédica original, neofascista, de Chávez pronto entendió, bajo la tutela de Fidel Castro, la funcionalidad del discurso comunista en el sojuzgamiento del país. Aunque ya no es capaz de legitimar ante las masas un proyecto político en pugna con otras opciones de poder, sirve de credo para invocar lealtades y reclamar obsecuencia de sus partidarios. El chavismo dejó de cautivar a vastas capas de la sociedad para movilizarlas en batalla contra fuerzas “contrarrevolucionarias”, para transformarse en una secta de fanáticos que usan las categorías de la retórica comunista como “verdades reveladas” que la eximen de toda necesidad de entender la realidad tal cual es y encontrar “justificación” de sus ejecutorias.

La ideología se orienta ahora a fomentar un espíritu de cuerpo y a forjar un sentido de pertenencia a una causa trascendental en la que un Chávez endiosado es el alfa y el omega. De ahí el culto a su persona y el afán de mantener viva su memoria con todo tipo de invocaciones, simbolismos maniqueos y clichés. El campo de influencia del chavismo requiere para su sobrevivencia de lo mágico-religioso.

Emerge así una construcción valorativa cerrada sobre sí misma, blindada contra toda increpación externa, que da cobijo y seguridad a quienes militan en las filas oficialistas. La veracidad de los hechos pasa a un segundo plano ante la funcionalidad del discurso para con los intereses del chavismo y así lo entienden los jueces abyectos que usurpan el TSJ para sentenciar siempre a favor del poder. Como ilustrara magistralmente Orwell, el totalitarismo se afianza en la disolución de toda distinción entre la realidad y sus ficciones retóricas. De ahí tanto disparate, sin el más mínimo sentido del ridículo, en los discursos de Maduro y de sus ministros.

La ideología sirve deliberadamente para obnubilar la capacidad de discernimiento de aquellos a quienes va dirigida, cual “falsa conciencia” (Marx dixit). De esta manera, aun no creyendo los simplismos que profesan, los dirigentes chavistas logran blindarse y aislarse de la dura realidad que contraría sus pretensiones de dominio sostenido. El mundo ficticio así construido es un refugio necesario para evadir el mundo circundante y no tener que enfrentar sus propios atropellos. Lo más insólito es que se sienten asistidos de una pretendida “superioridad moral”, pues sus designios están avalados por la providencia (la Historia con mayúscula). 

La importancia de la ideología no reside en que Cabello, Maduro, El Aissami y Padrino López la crean –obviamente no es el caso-, sino porque sirve de referencia o de señuelo para bloquear toda reprensión a sus actuaciones que pueda hacer dudar a partidarios. Los conmina a cerrar filas para compartir el usufructo, sin cortapisas, de una Venezuela que machaconamente proyectan como suya. La lealtad así planteada no es un asunto de mística revolucionaria: es más afín a la que prevalecía en la mafia clásica, con sus códigos y juramentos de obediencia (Omertá) para la depredación excluyente de zonas consideradas su particular coto de caza.

La cúpula militar se ha apoderado de esta representación, con todos sus clichés y giros idiomáticos, para avalar su dominio del país. El responsable en última instancia de la masacre de decenas de jóvenes en las protestas cívicas de 2014 y 2017, de los atropellos perpetrados en edificios residenciales, de la tortura de presos políticos y de la violación extendida de los derechos humanos --el general Padrino López-- se rasga las vestiduras para denunciar que detrás de la ayuda humanitaria extranjera que aliviaría el hambre de muchos, se agazapa una conspiración internacional de la “ultra-derecha” (¡!).

Conspiraciones contra la “revolución” se descubren bajo cada piedra para justificar la persecución de la disidencia y más de un alto representante de la casta militar que usufructúa hoy el poder libra sus culpas proyectando en los demócratas su propia condición fascista. ¡Cosas veredes, Sancho!

¿Y qué obtienen los auto-postulados “revolucionarios” civiles de esta alcahuetería? Desde luego, son cómplices en el reparto del botín. En momentos en que el apoyo de Maduro se reduce a una minoría sectaria, cuentan con la protección de quienes monopolizan las armas, como lo revela la trágica represión a sangre y fuego de las protestas cívicas durante estos últimos años.

Disfrutan, además, de una patente de corso para saborear los placeres del poder: carro -camioneta blindada- con chófer, guardaespaldas, secretaria, viáticos en dólares, viajecitos en avionetas de PdVSA, abastecimiento seguro de alimentos y medicamentos, pasaporte diplomático y de posiciones privilegiadas desde las cuales “meterle la mano” en cuanto negocio pasa por su jurisdicción. Pero, sobre todo, está el irresistible goce de mandar, ¡mientras más abusiva y arbitrariamente, mejor! Un verdadero apartheid.

La verdadera naturaleza de la revolución chavista

La oligarquía militar civil necesita de una narrativa que disuelva sus atropellos y les allane toda resistencia moral o de conciencia a aplicar medidas represivas y/o a cometer las injusticias que demanda su expoliación de la riqueza nacional. Es este el papel de ese menjurje ideológico “fascio-comunista”. Al denostar del capitalismo y de las relaciones mercantiles que regulan el intercambio, “legitima” (¿?) prácticas de apropiación y usufructo de bienes, servicios y dineros basados en las relaciones de poder dentro de, o en relación con, el aparato de Estado.

Y como dijera Mao, el poder emana del cañón de un fusil. Con el amparo de la fuerza de las armas se fue conformando lo que Max Weber denominó un Estado Patrimonialista, es decir, aquel en el que se confunde el patrimonio público con el privado. Bajo la predica socialista, la oligarquía justifica hoy su apropiación (privada) de la cosa pública.

Quienes han estudiado el fascismo clásico reconocen su naturaleza revolucionaria. Se propuso destruir el estado liberal burgués, igual que el comunismo. Pero a diferencia de éste, el foco de su atención en Venezuela no ha sido la expropiación de los capitalistas -que sí lo ha habido en no pequeña medida- sino la expropiación del pueblo, en tanto que soberano de cuya voluntad debe responder el ejercicio del poder público (Art. 5 de la CRBV). En jerga marxiana se ha revolucionado, no la propiedad sobre los medios de producción, sino la propiedad sobre el Estado.

No otra cosa es el desmantelamiento del Estado liberal de Derecho, con sus contrapesos al poder central y sus garantías individuales, civiles y sociales. El último zarpazo usurpador de la voluntad popular fue crear una asamblea “constituyente” fraudulenta. Han sido subvertidas las relaciones de producción capitalista, no por la apropiación de fábricas por parte de una clase obrera consciente --como soñaban los marxistas--, sino por relaciones de depredación de una oligarquía atrincherada en los nodos del poder y, entre ellos, por quienes alardean de su monopolio de la violencia: “esta revolución es armada”.

La contraparte de esta depredación es la terrible situación a que se han visto obligados a vivir contingentes crecientes de venezolanos. Cuentos espantosos sobre niños que fallecen de hambre, de muertes por no disponer de los medicamentos prescriptos, aparecen en las redes con alarmante frecuencia. La Comisión Permanente de Economía y Finanzas de la Asamblea Nacional acaba de revelar que la inflación de noviembre fue del 56,7%, un alza de precios acumulado de 1.351% en el año.

Con ello el poder de compra del salario mínimo integral, luego del último ajuste decretado por Maduro el 1° de noviembre, es apenas un 25% del existente a finales del año pasado. Obviamente, todo aumento administrativo de salarios, mientras se reduce la producción y decae la productividad, es combustible para más inflación. También lo es la carrera desmedida por emitir cantidades crecientes de dinero sin respaldo por parte del BCV. ¡Ha aumentado casi 16 veces en lo que va del año, unos Bs. 30 billones (30 x 1012) solamente en noviembre!

De no haber una rectificación perentoria y a fondo de las políticas del gobierno, el año venidero será literalmente dantesco. De proyectarse un alza mensual de precios del 50% a lo largo del año, la inflación terminará en un 13.000% a finales de diciembre, 2018. Y con la destrucción de PdVSA, el excesivo endeudamiento en que incurrió el régimen chavista --quintuplicó la deuda pública externa entre 2005 y 2016-- y el riesgo-país prohibitivo de Venezuela en los mercados financieros internacionales, no habrá conque pagar las importaciones, que habrán de reducirse aún más. Es sumamente doloroso tener que anunciar que, si no hay cambios, nos espera más hambre y miseria, mayor cantidad de muertes evitables y la proliferación extendida de insuficiencias y padecimientos de todo tipo vinculados a la desnutrición.

Y he aquí una de las manifestaciones más deplorables y perversas de la ideología encubridora fascio-comunista del chavismo: la arrogación de una pretendida superioridad moral que hace desaparecer, por voluntad de la Historia, toda consideración por los sufrimientos de sus víctimas. De ahí la insondable crueldad conque la negativa a rectificar condena a los venezolanos a penurias que no se sufrían desde la Guerra Civil.

Y tanta malignidad no es explicable sólo por el interés de una oligarquía en defender sus privilegios frente a una población depauperada. Denota a mentes enfermas que, cínicamente, consiguen amparo en un imaginario nefasto --en el que dejaron de creer hace mucho-- que condona a conveniencia sus atropellos. Una nueva versión de la controversial “banalidad del mal” conque Hannah Arendt abordó la incomprensible crueldad de Adolf Eichmann y los de su calaña en el exterminio del pueblo judío. A Stalin se le atribuye la afirmación de que, si bien la muerte de un individuo puede parecer una tragedia, la muerte de millares es sólo una estadística. No importan, “La Historia me absolverá”.

Muchos podrán argüir que lo examinado fue práctica común del “socialismo realmente existente”, es decir, de los regímenes comunistas que dominaron distintos países. Y, ciertamente, lo que busca afianzarse en Venezuela es el modelo implantado por Raúl Castro desde el MinFAR, que entregó a los militares cubanos el control de la economía cubana a través de la creación de GAESA (Grupo de Administración de Empresas, S.A.) y les otorgó otros monopolios. No por ello se incurre en un error al calificar al chavismo de neofascista; más bien confirma que entre fascismo y comunismo se ha borrado toda distinción.

Paradójicamente, denunciar a esta oligarquía depredadora de comunista la enaltece, pues le ofrece posibilidades de cobijarse en un ideario redentor que cuenta con la anuencia de cierto pensamiento de “izquierda” y en el que todavía creen algunos, condición absolutoria que hace tiempo perdió el fascismo clásico.

Pero la complicidad criminal entre las cúpulas militares y civiles empieza a hacer aguas. El botín se les achica cada vez más, ya que destruyeron la economía. Y con las sanciones internacionales, no pueden “bicicletear” papeles en busca de financiar sus insaciables apetencias. La defenestración de Rafael Ramírez y de sus protegidos en PdVSA es señal de que la guerra entre las mafias se agudiza. Las fuerzas democráticas tienen que esforzarse en resquebrajar aún más esa complicidad, denunciando atropellos, defendiendo a la Asamblea Nacional y a los derechos civiles ante la opinión pública nacional e internacional, y definiendo claramente una política frente a la Fuerza Armada.

No es que me ilusione con la posibilidad de un militar redentor que nos rescate de este abismo, pero tengo la convicción de que, sin cercenar la anuencia de las mayorías castrenses con este régimen expoliador, difícilmente podremos salir de este despotismo. Las fuerzas democráticas no cuentan con las armas. Maduro y Padrino López por ahora si, y han mostrado no tener escrúpulo alguno para usarlas contra su pueblo.

Humberto García Larralde
economista, profesor de la UCV
humgarl@gmail.com





[1] http://impactocna.com/el-ejercito-de-ocupacion-que-opera-en-venezuela/
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